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Las diez claves del triunfo de Evo


1) Crecimiento económico sostenido. Bolivia ha crecido en estos años al 5% anual promedio, lo que le ha permitido la posibilidad de realizar una política social extendida y una creciente redistribución. El dato de la reducción de la pobreza tiene que ver con dicho crecimiento: la baja de 20% en la pobreza extrema -de 38% a 18%- es un importante fenómeno que ha fortalecido al proyecto de Morales bajo cifras concretas. Una política macroeconómica firme y sostenida ha sido el puntal de la redistribución que vivió el país durante estos años, sin sobresaltos y con previsibilidad.

2) Extensión territorial del triunfo. El MAS ganó 8 de 9 departamentos en esta elección. En la otrora “medialuna” opositora, sólo perdió Beni, conquistando triunfos en Santa Cruz de la Sierra, Tarija y Pando. En 2008, desde esos territorios se planificó su salida del Palacio Quemado. ¿Qué cambió? La confrontación entre Morales y los empresarios de esa parte del país se volvió más difusa: al crecer la hegemonía al proyecto del MAS, estos últimos optaron por “hacer negocios”, intentando comprender la notoria popularidad del presidente, y evitando un perfil político que pueda confrontar con el MAS. Así, perdieron peso político en su propio bastión, lo que llevó al MAS a conseguir resultados inéditos, como el 50% de los votos en Santa Cruz.

3) Estabilidad política. El liderazgo de Evo Morales es el más firme y consolidado del país. Llamó a la oposición luego de su implacable triunfo, para trabajar en conjunto, en una actitud de madurez que no se condice con los ataques que ha recibido de parte de Medina y Quiroga durante la campaña. “No hagamos confrontación, trabajemos juntos por Bolivia”, dijo el presidente desde el balcón del Palacio Quemado. Ocurre que Morales sabe el peso político que ocupa en Bolivia, y su lugar ya ganado como principal referente político y social del país, lo que le permite buscar nuevos apoyos: por ello la Central Obrera Bolivia (COB) respaldó su candidatura luego de años de enfrentar a su gobierno.

4) Dispersión opositora. Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga, exponentes de la oposición conservadora al gobierno de Morales, no pudieron unificar una candidatura, lo que llevó a que la diferencia entre el primer y segundo lugar en la elección sea de casi 40 puntos. ¿De haberse unido, hubieran presentado mejores números? Es imposible saberlo, pero sin duda podría haber mostrado más “músculo” en una oposición con poca creatividad para enfrentar a Morales. Quedará ver si ambos actores pueden actuar ahora conjuntamente en el parlamento.

5) Política de nacionalizaciones. Si bien se dio principalmente en 2006, luego de su llegada al Palacio Quemado, la política de nacionalización de hidrocarburos ocupó un papel importante desde lo simbólico y práctico, y contribuyó indudablemente al primer punto del que hacíamos referencia: el crecimiento económico. Evo lo mencionó en el discurso, tras conocerse su triunfo: “Acá había dos programas: la nacionalización, contra la privatización. Y nuevamente ganó la nacionalización”.

6) Políticas sociales extendidas -y no focalizadas-. Mediante el bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad, y el Bono Juana Azurduy, inyectó dinero en los sectores más postergados y garantizó una mejor educación en los niños, bajando sensiblemente los niveles de deserción escolar. Como en todos los procesos de cambio abiertos en América Latina, la oposición no ha podido confrontar con estas importantes políticas sociales, que no sólo han beneficiado a los más jóvenes, sino también a los ancianos.

7) Relaciones internacionales. Evo Morales lo dijo y repitió numerosas veces a lo largo de la campaña presidencial: “Sin Embajada de Estados Unidos estamos mejor”. Sin embargo, más allá del discurso antiimperialista que sin duda es marca de su liderazgo, buscó relaciones con otros importantes polos de poder a nivel internacional, como Rusia y China. Así, bajo su presidencia, Bolivia logró conducir el G77 + China, poderoso bloque de países emergentes en el marco de la Organización de Naciones Unidas. La cumbre del G77 + China, realizada en Santa Cruz a mediados de este año, lo mostró como anfitrión de un mega-evento internacional impensado para Bolivia décadas atrás, elevando su popularidad interna.

8) Papel de Bolivia en América Latina. Morales repitió reiteradamente su búsqueda de que Bolivia sea el “centro energético de Sudamérica”. Más allá de esa pretensión específica, que se condice con las cuantiosas reservas de gas y litio que tiene el país, Evo se ha ganado un lugar entre sus pares, que lo reconocen como una importante voz en las herramientas de integración autónomas que se ha dado la región, como ALBA, Unasur, CELAC, y Mercosur -donde Bolivia ingresará como miembro pleno en diciembre próximo-. No por nada, quienes primero lo felicitaron fueron precisamente Cristina Fernández, José Mujica, Nicolás Maduro, Raúl Castro, Daniel Ortega y Salvador Sánchez Cerén.

9) Nueva generación militante. Bajo el nombre de “Generación Evo”, una nueva generación de militantes del MAS ha participado por primera vez en esta campaña electoral, disputado lugares en el parlamento, y mostrando una renovación política dentro del oficialismo. Durante una entrevista con la CNN en la ONU, el propio Morales se refirió a estos jóvenes, marcando la importancia que tendrán en el futuro del proceso de cambio abierto en Bolivia desde la elección de fines de 2005, que consagró el primer gobierno del MAS.

10) Hegemonía cultural. El MAS también ganó el “debate cultural” sobre lo que fueron los primeros dos gobiernos, que modificaron trascendentalmente la historia reciente de Bolivia, signada por largos procesos neoliberales previos. Allí jugó un papel preponderante el actual vicepresidente, Álvaro García Linera, quien ha sabido interpretar como pocos el significado de la creación del “Estado Plurinacional de Bolivia”, como representación de una pluralidad de naciones, con objetivos e intereses compartidos. También Linera aportó la posibilidad de pensar las “tensiones creativas” dentro de un proceso de cambio que cada vez involucró a nuevos actores, y que ha demostrado que estamos ingresando a una nueva fase de expansión de la “revolución democrática” boliviana.


Juan Manuel Karg [@jmkarg]. Periodista y analista internacional