EU, el Estado terrorista número uno
Noam Chomsky
www.jornada.unam.mx/010214
Oficial: EU es el mayor Estado terrorista del mundo y se enorgullece de
serlo. Esa debería ser la cabeza de la nota principal del New York Times
del 15 de octubre pasado, cuyo título, más cortés, dice así: Estudio de la CIA sobre ayuda encubierta
provoca escepticismo sobre el apoyo a rebeldes sirios.
La nota informa sobre una revisión hecha por la CIA a las operaciones
encubiertas recientes para determinar su efectividad. La Casa Blanca concluyó
que, por desgracia, los éxitos son tan escasos que es necesario reconsiderar
esa política.
Se incluye una declaración del presidente Barack Obama en la que pidió a
la CIA llevar a cabo esa revisión para encontrar casos en los que financiar y
proveer de armas a una insurgencia en algún país haya funcionado bien. Y no
pudieron hallar mucho. Por eso Obama tiene cierta renuencia a continuar con
esos esfuerzos.
El primer párrafo cita tres ejemplos importantes de ayuda encubierta:
Angola, Nicaragua y Cuba. En realidad, cada uno fue una importante operación
terrorista lanzada por Estados Unidos.
Angola fue invadida por Sudáfrica, que, según Washington, se defendía de
uno de los más notorios grupos terroristas del mundo: el Congreso Nacional Africano
de Nelson Mandela. Eso fue en 1988.
Para entonces el gobierno de Ronald Reagan estaba prácticamente solo en
su apoyo al régimen del apartheid, incluso violando las sanciones que su
propio Congreso había impuesto al incremento del comercio con su aliado
sudafricano.
Washington se unió a Sudáfrica en dar apoyo crucial al ejército
terrorista Unita de Jonas Savimbi en
Angola. Continuó haciéndolo incluso después de que Savimbi sufrió una rotunda
derrota en una elección libre y cuidadosamente vigilada, y de que Sudáfrica le
había retirado el respaldo.
Savimbi era un monstruo cuya ambición de poder había llevado abrumadora
miseria a su pueblo, en palabras de Marrack Goulding, embajador británico en
Angola.
Las consecuencias fueron horrendas. Una investigación de la ONU en 1989
estimó que las depredaciones sudafricanas provocaron 1.5 millones de muertes en
países vecinos, sin mencionar lo que ocurría en Sudáfrica misma. Fuerzas
cubanas finalmente vencieron a los agresores sudafricanos y los obligaron a retirarse
de Namibia, la cual habían ocupado ilegalmente. Sólo Estados Unidos siguió
apoyando al monstruo Savimbi.
En Cuba, después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, el
entonces presidente estadunidense John F. Kennedy lanzó una campaña asesina y
destructiva para llevar los terrores de la Tierra a Cuba, según palabras del
historiador Arthur Schlesinger, aliado cercano del mandatario, en su biografía
semioficial de Robert Kennedy, a quien se asignó la responsabilidad de esa
guerra terrorista.
Las atrocidades contra Cuba fueron graves. Los planes consideraban que
el terrorismo culminara en un levantamiento en octubre de 1962, que daría pie a
una invasión estadunidense. Hoy día la academia reconoce que esa fue una de las
razones por las que el entonces primer ministro soviético Nikita Jrushchov
emplazó misiles en Cuba, con lo que se produjo una crisis que se acercó
peligrosamente a una guerra nuclear. El entonces secretario de la Defensa
Robert McNamara concedió más tarde que si él hubiera sido un gobernante cubano,
habría esperado una invasión estadunidense.
Los ataques terroristas contra Cuba continuaron durante más de 30 años.
Desde luego, el costo para los cubanos fue severo. Los recuentos de víctimas,
de los que apenas si se oye en Estados Unidos, fueron dados a conocer en
detalle por primera vez en un estudio del experto canadiense Keith
Bolender, Voices From the Other
Side: an Oral History of Terrorism Against Cuba (Voces desde el otro lado: historia oral del terrorismo
contra Cuba), en 2010.
El saldo de la prolongada guerra terrorista fue amplificado por un
sofocante embargo, que continúa a la fecha en desafío al mundo. El 28 de
octubre pasado, la Asamblea General de la ONU avaló, por vigésimo tercera vez,
la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto
por Estados Unidos a Cuba. La votación fue de 188 a dos (Estados Unidos e
Israel) y tres abstenciones de subordinados isleños de Estados Unidos en el
Pacífico.
Hoy día existe cierta oposición al embargo en altos estratos
estadunidenses, informa ABC News, porque ya no es útil (citando el libro
reciente de Hillary Clinton, Hard
Choices). El experto francés Salim Lamrani pasa revista a los aciagos
costos para los cubanos en su libro de 2013 La guerra económica contra Cuba.
Apenas si hace falta mencionar a Nicaragua. La guerra terrorista de
Ronald Reagan fue condenada por el Tribunal Internacional de La Haya, que
ordenó a Estados Unidos poner fin a su uso ilegal de la fuerza y pagar
sustanciales reparaciones de daños.
Washington respondió intensificando la guerra y vetando una resolución
del Consejo de Seguridad que llamaba a todos los estados –con dedicatoria a
Estados Unidos– a observar el derecho internacional.
Otro ejemplo de terrorismo se conmemorará el 16 de noviembre, en el 25
aniversario del asesinato de seis sacerdotes jesuitas en San Salvador por una
unidad terrorista del ejército salvadoreño, armada y entrenada por Estados
Unidos. Bajo las órdenes del alto mando militar, los soldados irrumpieron en la
universidad jesuita para dar muerte a los sacerdotes y a todo testigo,
incluidas su ama de llaves y la hija de ésta.
Este suceso culminó las guerras terroristas de Estados Unidos en
Centroamérica en la década de 1980, aunque sus efectos aún ocupan las primeras
planas, en los informes acerca de los inmigrantes ilegales, que en buena medida
huyen de las consecuencias de aquella carnicería y son deportados de Estados
Unidos para sobrevivir, si pueden, en las ruinas de sus países de origen.
Washington también ha surgido como el campeón mundial en generar terror.
El ex analista de la CIA Paul Pillar advierte sobre el impacto generador de
resentimiento de los ataques de Estados Unidos en Siria, que podrían inducir
aún más a las organizaciones yihadistas Jabhat al-Nusra y Estado Islámico a
reparar su ruptura del año pasado y hacer campaña conjunta contra la
intervención estadunidense, presentándola como una guerra contra el Islam.
Esa es ahora una consecuencia familiar de las operaciones
estadunidenses, que han ayudado a propagar el yihadismo de un rincón de
Afganistán a gran parte del planeta. La manifestación más temible del yihadismo
hoy día es el Estado Islámico, o Isil, que ha establecido su califato asesino
en vastas zonas de Irak y Siria.
Creo que Estados Unidos es uno de los creadores claves de esta
organización, asevera el ex analista de la CIA Graham Fuller, prominente
comentarista sobre aquella región. Estados Unidos no planeó la formación del
Isil, pero sus intervenciones destructivas en Medio Oriente y la guerra en Irak
fueron las causas básicas del nacimiento del Isil, añade.
A esto podríamos agregar la mayor campaña terrorista del orbe: el
proyecto global de asesinato de terroristas lanzado por Obama. El impacto
generador de resentimiento de esos ataques con drones y con fuerzas especiales debe de ser bastante
conocido para requerir mayor comentario.
Todo esto constituye un registro que hay que contemplar con cierto
horror.
*
El libro más reciente de Noam Chomsky es Masters of Mankind: Essays and Lectures,
1969-2013. Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge.