La Desobediencia Inteligente
le dio esta orden:
«Puedes comer del fruto de todos los árboles del
jardín,
menos del
árbol del bien y del mal.
No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes,
ciertamente morirás.»
Génesis 2:16-17.
Toda
la información que poseemos para vivir la vida, la hemos obtenido por
diferentes vías, o diferentes caminos y por diferentes canales de comunicación,
caminos que yo especialmente llamo: “Caminos Sacralizados” para nuestras vidas. Cuando señalo “Caminos Sacralizados” me
refiero específicamente a aquellas vías de la vida, que siendo muy ligadas a
nosotros, por la historia de vida que tenemos, son casi como “dogmas de fe
incuestionables” y por otro lado, viniendo de donde vinieren, es decir entre
más autoridad sacrosanta tenga la persona o la institución, son materia
incuestionable.
Esas
vías o caminos de aprendizajes fueron en sus primeros pasos, los sentidos
moralmente aceptables, las experiencias censurables, la religiosidad y la
espiritualidad impuesta, la racionalidad limitada, la socialización conveniente
y la tradicionalidad que patenta una manera de vivir, o un status quo. En esas vías de la vida, jugaron un papel
predominante las familias, las figuras parentales, los amigos, las
instituciones cívicas y religiosas, las escuelas, el estado, las comunidades
donde residimos, las sociedades, las organizaciones, los medios de
comunicación, etc, etc… A diferencia de
los años de postguerra el mensaje contemporáneo que recibimos desde nuestro
nacimiento, eran diversos; sin embargo, había ciertos mensajes que se
convertían en “mandatos divinos” de acuerdo a su procedencia, y que los mismos
marcaron en nuestras vidas hasta el día hoy.
Así,
podemos señalar que, cada persona en la sociedad de hoy, es el fruto o en otros
casos, el producto final de una sociedad compleja que se contradice en sus
mandatos de vidas y que mantiene al ser humano de hoy en un estado de vaciedad
existencial y de contradicciones constante, que nos confunde diariamente,
haciendo de nuestra percepción de la vida y sus valores, sean los mismos
sincretistas. Tienen todo lo necesario para ser felices sin embargo no lo son;
cuentan con lo mejor de la tecnología humana en toda la historia de la
humanidad, sin embargo viven aburridos en sus vidas cotidianas; son creados por
amor y viven la vida odiando e inseguros de sí mismos; quieren ser felices pero
la mayoría de las cosas que hacen, no
les funcionan y se amargan; llamados a ser como dioses viven como errantes. ¿Qué es lo que no está funcionando con
nosotros?.
Para
contestar esta pregunta, te soy sincero?, bastaría toda la existencia para
responderla; pero creo que al igual que usted, existen algunos pasos
importantes que podríamos asegurar, para ahorrarnos algunos años, décadas en
alcanzar la respuesta en nuestras vidas.
Así que, no es necesario pensar que tendrás que viajar al Himalaya o al
Tibet para encontrar una respuesta que está más cerca de lo que las personas
creen.
La
respuesta a esta pregunta solo la tienes tú, dentro de ti. Ajá! Te sorprendes; pues yo también me
sorprendí cuando descubrí que a la pregunta: ¿Qué es lo que no está funcionando
realmente en nosotros?, yo era el único que podía tomar decisiones al respecto,
solo necesitaba ser guiado por alguien que tuviese suficiente experiencia en
esta área de la vida humana y la encontré, aunque con muchas experiencias
negativas que trataron de socovar ese fin que perseguía, que era encontrarme
conmigo mismo y con la más bella experiencia que jamás, hombre o mujer alguna
pudiera tener con Dios mismo. Así que,
yo soy un fiel creyente que, así como yo pude y puedo hoy día encontrar mi
camino en la vida, tú también puedes hacerlo sin mayores problemas.
¿Qué
queremos decir entonces con “Desobediencia Inteligente?. La desobediencia en sí no lleva a nada bueno,
siempre y cuando esta, obedezca a un sacrificio mayor y con una trascendencia
mayor a lo cotidiano. Es un proceso
inteligente y racional que realiza una o varias personas, de todos los mandatos
de vida que hayan recibido en toda su vida.
Voluntariamente y ejerciendo el don de la libertad, pueden someter todo
a un discernimiento y evaluación continuo e identificar aquellas cosas que son
positivas y negativas para poder afirmar sus vidas en el presente. Podríamos llamar también a la desobediencia
inteligente una reafirmación de valores o como se podría decir también una
revalorización total como ser humano e hijo de Dios.
No
todo lo que recibisteis de la vida es de color rosa, y por otro lado, pudieron
marcar tu vida hasta el día de hoy, aunque debemos señalar que también
recibisteis mucho amor y los buenos sentimientos que pudieron darte. Este pasado es la explicación del por qué
eres como eres… Así recibimos de los
sentidos moralmente aceptables, de las experiencias censurables, de la
religiosidad y espiritualidad impuesta, de la racionalidad limitada, de la
socialización conveniente y de la tradicionalidad que patenta una manera de
vivir de un status quo; los mejores o los peores mandatos de vida que puedan
haber existido.
Es
por eso, que para iniciar esta primera parte de nuestra exploración espiritual,
debemos mantener una actitud de “exploradores internos”; explorando cada parte
de nuestro pasado, los actos del presente y nuestras relaciones interpersonales
para poder discernir qué cosas son las que nos hacen daño hoy día y cuáles
debemos deshacernos de ella y cuáles debemos darle su justo valor.
Debemos
entender que en el proceso de revalorar y de evaluar, podemos tener
experiencias muy gratas que recuerden momentos sin par en nuestra historia
personal, pero también tenemos que estar consientes, que podemos tener
recuerdos amargos y desagradables que desearíamos haber echado de nuestras
vidas pero solamente lo hemos puesto en los archivos de nuestras vidas y aún
pesan sobre nosotros. Cuando llegue ese
momento, debemos tener fuerzas para ser lo más objetivos y justos para con
nosotros y todo aquellos que tuvieron que ver con esa experiencia en nuestras
vidas.
¿Qué
es un mandato de vida? lo defino como una comunicación de valores e ideas de
una persona a otra pero en condiciones desigual. Me explico, el mandato como tal, siempre
viene de una o varias personas u organizaciones emisoras, que nosotros le hemos
dado un grado de autoridad, a veces sacrosanta sobre nosotros. Esas personas u organizaciones, normalmente
representa una institución idealista para nosotros; puede ser desde nuestros
padres naturales, nuestras figuras parentales a quienes más respetamos, podría
ser también personas que representan instituciones gubernamentales, los líderes
de asociaciones cívicas, personajes de la vida común de importancia civil a la
que le damos importancia por su testimonio y por la alta valorización que la
sociedad depósita sobre ellos.
Todo
ello, trae consigo una alta presión sobre la vida de cada ser humano,
transmitiendo sobre las personas desde su nacimiento, sus estímulos positivos y
negativos, sus escalas de valores fundamentales, sus prejuicios personales y
sociales, su cultura, su filosofía sobre la vida, sus definiciones sobre cómo
relacionarse con Dios, el hombre y el mundo.
Ellos influyen enormemente sobre cada uno de nosotros; sobre nuestro
comportamiento diario, y hasta sobre nuestros sueños diarios. Pareciera mentira pero un mandato tiene un
poder sobre una persona tan profunda, que marca para siempre hasta su
personalidad.
¿Se
da Usted cuenta lo tremendo y profundo de este tema? De ahí emana otra gran realidad
existencial. Si cada uno de nosotros
hemos sido programados de acuerdo a esos mandatos de vida que hemos recibido
durante toda nuestra vida… ¿Somos
realmente libres?, ¿Gozamos de libertad interna y real como verdaderos hijos de
Dios que es lo que somos por naturaleza?, o, ¿Somos solo el producto de una
programación deliberada y estratégica de las personas e instituciones que han
tenido en su poder nuestra educación y formación en particular?.
Estas
preguntas me ponen en estado de Alerta! Y no debería ser diferente en usted,
pues si es verdad que mi vida entera es el producto de decisiones de cientos de
personas a mi alrededor durante todo el proceso de vida que llevo, entonces el
porcentaje de autodeterminación en mi vida creo que va a ser muy reducido. En otros términos, hemos o somos el producto
de una sociedad que nos ha socializado de acuerdo a sus intereses, sin tomar en
cuenta lo que mi corazón y mi mente determina.
¿Tal vez por eso, no somos felices en lo profundo de nuestro ser?.
Me
gustaría contarles la anécdota de Doña Esperanza, la mujer que cuidaba con
mucho amor los pajaritos del barrio y los de su casa. Ella tenía una gran colección de aves de todo
tipo en su sala y pasillos de su casa donde habitaba, Doña Esperanza invitaba
de vez en cuando y de cuando en vez, a sus vecinas a su casa a admirar a estas
creaturas hermosas de Dios acompañando la visita con una suculenta taza de
té. Todos los que la visitaban la
felicitaban por el cuidado que ella daba a las aves y el amor que sentía la
misma hacía cada una de ellas. Pero la
realidad era otra para las aves, ellas miraban al cielo y su hermoso trinar era
una oración al Dios Altísimo por su liberación de aquellas jaulas que las
privaban de su libertad. Ellas deseaban
ser libres como cuando vinieron al mundo.
Esta anécdota me recuerda que nosotros somos como las aves y la sociedad
que nos rodea como Doña Esperanza.
Dios
nos dotó de muchos dones y talentos que no hemos sabido valorar a lo largo de
los años, en ese sentido el mundo te absorbe con su propia escala de valores;
pero he ahí que tenemos que retomar nuestra escala de valores primero, y luego
establecer las prioridades para nuestra vida.
La vida, la libertad, la razón, el discernimiento, la fe, la esperanza,
y el amor como don de Dios son y deben ser nuestras mejores armas para reconocer
la verdad y el parámetro de la valorización de la vida entre nosotros.