Sahel,
una guerra por la gracia de Dios
www.rebelion.org / 16/05/2020
Diferentes informes están alertando de que
desde hace varias semanas en el marco de la guerra que fuerzas militares
occidentales, fundamentalmente Francia, Estados Unidos y Reino Unido, junto a
ejércitos de la región del Sahel, mantienen contra diferente khatibas que responden tanto al Daesh
como al-Qaeda, estas dos organizaciones están teniendo enfrentamientos armados
entre ellas.
En una de las últimas ediciones del boletín
informativo semanal al-Naba, órgano semioficial del Daesh, denuncia que
al-Qaeda, no pierde oportunidad de golpear arteramente a los “hombres del
califato”. Definiendo esas acciones directamente como de “guerra” lo que la
organización fundada en 1988 por Osama bin Laden, ha declarado en contra de sus
muyahidines, mientras estos luchan contra los “cruzados occidentales”.
En el extenso territorio que las potencias
occidente libran la guerra contra el terrorismo en África Occidental que ocupa
amplias regiones de Mali, Burkina Faso, Chad, Níger y que con diferentes
características también ocupan el oeste de Mauritania, norte de Nigeria, norte
de Camerún y sur de Argelia, la guerra intra takfirista ha comenzado a producir
bajas a ambas organizaciones.
Tanto la banda signataria de
al-Qaeda,
conformada en 2017 por media docena de organizaciones independientes conocida
como Jamāʿat nuṣrat al-islām wal-muslimīn, (Frente de Apoyo para el Islam y los
Musulmanes) o JNIM, como
la organización Estado
Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) repiten ahora en el corazón del Sahel, el mismo cuadro
que ya se jugó en Siria, y actualmente también se desarrolla en Afganistán.
En 2012, en plena guerra contra el gobierno del
presidente sirio Bashar al-Assad, cuando una multitud de organizaciones terroristas y mercenarios
alentados y financiados por las monarquías del golfo, con la anuencia de los
Estados Unidos, Francia y Reino Unido, llegaban a Siria, entre las que
se encontraba una organización conocida como Estado Islámico de Irak y el
Levante, o EIIL, la sucursal de al-Qaeda en Irak, lo que produjo la inmediata
reacción del Frente al-Nusra, el capítulo sirio de al-Qaeda global. No fueron
pocas las batallas entre las khatibas “hermanas”, en las que se estaban
produciendo mutuamente decenas de bajas, con un derroche inútil de recursos,
que no eran utilizados contra las fuerzas del presidente al-Assad, por lo que
la orden del sucesor de bin Laden, el emir de la organización, el médico
egipcio, Aymán al-Zawahirí, fue taxativa: los iraquíes deberían retornar a su
país. Dicho edicto provocó la insubordinación de un emir conocido como Abu Bakr
al-Bagdadí, quien después de auto proclamarse como el Califa Ibrahim, fundaría
en Mosul en junio de 2014, el Daesh. La organización que escribiría las páginas
más sangrientas de terrorismo wahabita.
De
alguna manera este espectro se ha reproducido en Afganistán, donde desde el
2015-2016, han desembarcado numerosos milicianos del Califato, para conformar
lo que se conoce como el Daesh Khorasan, provocado la reacción de los
talibanes, que junto a sus viejos aliados de al-Qaeda, están disputando algunas
áreas en distintas provincias afganas. Si bien el talibán nunca ha tolerado la
presencia de ninguna organización terrorista extranjera en Afganistán, más allá
de al-Qaeda, ya que son prácticamente lo mismo, desde los acuerdos de Doha,
firmados el 29 de febrero último con los Estados Unidos, los talibanes están
obligados a impedir y combatir a cualquier organización terrorista que pretenda
operar en sus territorios.
También en Yemen, ambas organizaciones han
tenido sus enfrentamientos, el Daesh de la Willat (provincia) de Yemen, en un
video publicado a fines del pasado abril, acusa a al-Qaeda en la península
Arábiga (AQAP) junto a al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) de trabajar con
los apóstatas.
Es claro entonces que este fenómeno hoy se está
reproduciendo en el Sahel, por lo que en diferentes editoriales de al-Naba
acusa al JNIM de trabajar con diferentes bloques armados de todo tipo, en el
norte de Malí, incluidos los que se oponen al gobierno “apóstata” (por el
gobierno con sede en Bamako) y los que son leales a él, para alcanzar una
alianza suficientemente poderosa como para armar una base política que le
permita su extensión territorial. Incluso se acusa a al-Qaeda de estar
trabajado con los movimientos tribales, a los que el Daesh, cataloga de
“idólatras”, ya que mixturan el islam con creencias animistas.
El odio
sin fronteras
En uno de sus últimos editoriales apunta la
mayor responsabilidad a los dos emires principales y fundadores del JNIM Iyad
Ag Ghaly y Amadou Kouffa, a quienes cataloga de apostatas y de pergeñar esta
guerra hace mucho tiempo.
Por su parte, los integrantes del JNIM, tratan
de kharijitas (extremistas) a los hombres del Estado Islámico en el Gran
Sahara. El malí Iyad Ag Ghal antiguo líder Ansar Dine, organización que se
incorporaría a JNIM, al asumir como líder de este último grupo no solo hizo su bayat, (juramento de lealtad) al emir de
AQMI (al-Qaeda para Magreb Islámico) al argelino Abdelmalek Droukel y a Aymán
al-Zawahiri, sino también al Príncipe de los Creyentes o Amīr al-muʾminīn,
título honorifico que lleva el líder de los talibanes desde 2016, el mullah,
Hibatullah Akhundzada, lo que perfila perfectamente las diferencias ideológicas
que dividen las dos organizaciones sahelianas.
Se conoció que a principio de año hubo
deserciones de algunas brigadas del JNIN, que habrían jurado lealtad al sucesor
de al-Baghdadi, tras su muerte, el emir Abu al-Qurashi. También se informó que,
en el centro del país, poco después de esa deserción, un importante grupo perteneciente
a la tribu Fulani, históricamente leales a Khatiba Macina de al-Qaeda, también
desertó.
Una de las principales críticas del Daesh a el
JNIM, es que esta organización se ha mostrado dispuesta a negociar con Bamako,
con la condición de que las fuerzas francesas de la operación Barkhane, unos 5 mil
efectivos, que están operando en el norte del país desde 2014, que es la
principal barrera de contención de la actividad takfirista, abandonen Malí,
coincidiendo con las políticas del Talibán a la hora de negociaciones con los
Estados Unidos, con vista a la pacificación del país centroasiático, que exigía
la retirada de todas las tropas norteamericanas. De abandonar Mali, las fuerzas
francesas, sería una jugada de alto riesgo para la subsistencia de Bamako.
En las últimas semanas ambas organizaciones se
han arrogado diferentes acciones, Daesh, asevera que, en el norte y centro de
Mali, abarcado también el norte de Burkina Faso ha realizado diferentes
operaciones contra blancos de al-Qaeda al tiempo que informa haber rechazado
dos incursiones de al-Qaeda cerca de Nampala, un área próxima a la frontera con
Mauritania, y al este de Macina en la región de Segou.
En esta primavera se están repitiendo las
acciones militares que se produjeron en el último otoño, pero de mayor
envergadura. Según lo han reportado medios locales a principio de abril, se
produjeron fuertes enfrentamientos entre ambas organizaciones en las
localidades de Dialloube, Koubi, Djantakai y Nigua en la región de Mopti. Y en
marzo, hubo combates cerca de la ciudad mauritana de Fassala, en la frontera
con Malí.
Después de los presuntos ataques rechazados en
Nampala, se produjeron choques al sur de Boulikessi, que le habrían provocado
35 muertos y más de una docena de heridos a los hombres al-Qaeda.
El 20 de abril, se registraron enfrentamientos
en Pobe y Keraboule localidades de la provincia Soum, en Burkina Faso y en
batallas de más intensidad en las localidades burkinesas de Arbinda y
Nassoumbou, donde se produjeron más de sesenta muertes de ambos bandos.
El 18 de abril, se libró el área de Ndaki
(Mali) una dura batalla cuando un contingente del JNIM (al-Qaeda) atacó cuatro
grandes pueblos de la zona fronteriza de entre Mali y Burkina Faso, que estaban
bajo el control del Daesh. En dichos enfrentamientos participaron columnas de
vehículos blindados de hasta más de cuarenta unidades, y docenas de
motocicletas, lo que da una dimensión de la disponibilidad de recursos con que
cuentas los fundamentalistas en esas regiones. Según el Daesh, esas acciones se
habrían producido una semana antes y señala que sus hombres pudieron sostener
los embates de los al-qadianos después que utilizaron un coche suicida que
produjo importantes bajas y destrucción en las filas enemigas.
Según el Daesh, en esa batalla habría capturado
40 motocicletas y tres vehículos, una afirmación que no ha podido ser
verificada por ningún medio, una maniobra usual en estos casos, donde la
información es brindada por los bandos en disputa, aunque según medios locales,
dada la diferencia de fechas, no se sabe si la información se refiere al mismo
hecho, o en realidad hubo dos batallas de magnitud con una semana de
diferencia. Al-Naba, también consigna, en su última entrega, un tiroteo en la
región de Gao, norte de Malí, en cercanías de las aldeas nigerinas de In-Tillit
y Aghay, en la región de Tillaberi el pasado 16 de abril, en que el Daesh,
habría matado a cuatro miembros de JNIM y capturado otros tres.
Esta
guerra entre Daesh y al-Qaeda, como todo lo que se produce en África, está
condenada a profundizarse y seguirá matando gente, en este caso, por la gracia
de Dios.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino.
Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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