Nazanín Armanian
www.publico.es
/ 27-03-18
Washington, 11 de enero de 2018,
expediente “Pasos para dividir Siria”. Están presentes en la primera reunión
del “Pequeño Grupo sobre Siria”, el estadounidense David Satterfield (ex asesor
principal de Condoleezza Rice durante la guerra contra Irak), el británico Hugh
Cleary, el francés Jerome Bonnafont, el jordano Nawaf Tell y el saudí Jamal
al-Aqeel, todos altos cargos del área de Oriente Próximo en los gobiernos de
sus países.
La noticia revelada por el diario libanés Al Akhbar en
su número del 22 de febrero, está basada en un Telegrama Diplomático
confidencial (TD), fechado el 12 de enero de 2018 y enviado por Benjamin
Norman, otro participante en la reunión y el responsable de la sección de
Oriente Próximo de la embajada británica en EEUU. Los cinco estados se
volvieron a reunir el 23 de enero en París, y se centraron en cómo usar el tema
de las “Armas químicas de Asad” y manipular a Staffan de Mistura, el enviado
especial de la ONU para Siria, para llevar adelante su plan.
Los siguientes pasos para desmantelar
Siria
Decidieron:
1) Evitar una solución política para
Siria, mediante dos fórmulas: Prolongar la guerra, asegurando una ocupación
militar de EEUU en las orillas orientales del Éufrates (gracias a sus aliados
“yihadistas”), para lo que destinarán 4.000.000 de dólares anuales, señaló
David Satterfield en la reunión, y utilizar la ONU, manipulando a su enviado
para Siria Staffan de Mistura. Le enviarán un documento no oficial titulado
“Reactivando el desarrollo político de Siria en las conversaciones de Ginebra”
con el fin de impedir la retirada de Damasco de la conferencia, y así
neutralizar las iniciativas de Sochi, patrocinada por Rusia, Turquía, e Irán.
Por su parte, uno de los motivos del repliegue de los militares rusos de Afrin
fue que Ankara garantizase la asistencia de los rebeldes a las reuniones de
Sochi, y devolviese Idlib, la estratégica ciudad del este de Éufrates, a
Damasco.
2) Romper Siria en línea
oriental-occidental, con el río Éufrates como una de las fronteras entre las
zonas de influencia de Moscú y Washington. “No hay lugar para Asad en una siria
unida”, afirmó el Secretario de Defensa de EEUU, Jim Mates, en esta línea: si
no hay un cambio de régimen, dividirán a Siria. De hecho, el ataque del 7 de
febrero de EEUU a la compañía militar privada rusa Wagner, en Deir Ezzor, al
este de Siria, tenía en objetivo de “marcar el territorio”.
3) Persuadir a Staffan de Mistura para que
acepte una nueva estructura política en Siria, compuesta por: 1) las Fuerzas
Democráticas Sirias (FDS), creada por el Pentágono que además de kurdos ha
integrado a hombres turcos y árabes para tranquilizar a Ankara, como confesó el
general Raymond Thomasel, y que serían invitadas a la conferencia de Ginebra;
2) el gobierno de Asad y 3) una miniautonomía para YPG que incluya las áreas
ricas en petróleo en Deir Ezzur en el noreste de Siria. Se trata del mismo
“plan B” del gobierno de Obama de dividir el país en una zona kurda-sunnita,
una árabe sunita y otra árabe-alauí. EEUU apoyaría una representación FDS ante
la ONU. El Pentágono ha solicitado un presupuesto de 550 millones de dólares
para 2019 destinado a “entrenar y equipar actividades” de sus aliados en Siria.
4) Con el fin de atraer a Rusia al plan,
rechazarán un gobierno de transición, que es la exigencia de los “rebeldes” y
es lo prevé la Resolución 2254 de la ONU; permitirán la participación de Asad
en las elecciones, pero crearán condiciones e instituciones necesarias para
evitar que las gane.
5) Desalojar Irán de Siria, del que se
encargará Mike Pompeo, el nuevo halcón del gobierno de Trump. El sucesor
de Tillerson considera a Turquía e Irán dictaduras islamistas.
6) Incitar a Turquía a una guerra contra
Siria. De hecho, con la ocupación de Afrin, la OTAN rodea Alepo, presionado a
Asad, Rusia e Irán. Además, planea realizar “una ingeniería demográfica” en
Afrin asentando a los refugiados árabes sirios, y así crear regiones
“monoéticas”, como se ha hecho en Yugoslavia e Irak. El segundo ejército más
grande de la OTAN y sus “proxys” tras aplastar la resistencia de las Unidades
de Protección del Pueblo (YPG) en Afrin, lo han sembrado de terror, masacre y
saqueo. Miles de niños, ancianos y jóvenes heridos, exhaustos siguen huyendo de
sus hogares. Que la caída de este enclave “coincida” con la recuperación de
Guta Oriental por el ejército sirio, la evacuación de los “yihadistas” y sus
familias en autocares, y su traslado a la zona controlada por Turquía, plantea
una pregunta: ¿Se canjearon las ciudades a espaldas de sus vecinos, siguiendo
la decisión del “Grupo de Siria”? Moscú, que había propuesto a los kurdos
entregar Afrin a Damasco a cambio de defenderles, sabía que una Rojava
“protegidas” y vigilada por 10 bases militares y miles de efectivos de EEUU, no
podía hacerlo. Con dicho intercambio, Rusia evitó que el ejército exhausto
sirio entrase en un combate mortal por Idlib, y que los habitantes de dichas
ciudades sufrieran una mayor crisis humanitaria. Fue así como el ejército sirio
recuperó el aeropuerto de Abu Duhur en Idlib. Sorprende que Noam Chomsky haya
pedido a EEUU, Rusia e Irán que impidieran a Ankara convertir Afrin en un nuevo
Kobane. ¿Otra “intervención humanitaria” al estilo de Yugoslavia o Libia? ¡No,
gracias!
Continua la guerra por el dominio de
Eurasia. Esta no es una teoría conspirativa. Estos señores han vuelto a
conspirar para desmantelar otro estado soberano.