Las organizaciones y ciudadanos
firmantes le solicitamos respetuosamente al Presidente Juan Carlos Varela que,
con obediencia al principio de No Intervención en los asuntos internos de los
Estados, Panamá rechace la acción de la OEA, tendiente a contrarrestar lo que
se ha calificado como una ruptura democrática y constitucional en la República
Bolivariana de Venezuela.
El Tribunal Superior de Justicia
(TSJ) de ese país suspendió a la Asamblea Nacional por desacato y asumió sus
funciones en vista de que la misma no cumplió su mandato constitucional de
separar a tres diputados cuyas elecciones estuvieron plagadas de
irregularidades.
El problema suscitado constituye un
asunto de competencia exclusivamente interna de Venezuela conforme a la Carta
de la OEA y a la Constitución de ese país, que otorga facultades a la Sala
Constitucional del TSJ para resolver diferencias o conflictos que se susciten
entre los órganos del Estado.
Por lo tanto, sin inmiscuirnos en
un debate que sólo incumbe al pueblo y el gobierno de Venezuela, advertimos al
señor Presidente la importancia de que Panamá, en cumplimiento de su deber
constitucional de acatar las normas de Derecho Internacional Público, acate el
Artículo 19 de la Carta de la OEA, que es del tenor siguiente:
“Artículo 19 Ningún Estado o grupo
de Estados tiene derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual
fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El
principio anterior excluye no solamente la fuerza armada, sino también
cualquier otra forma de injerencia o de tendencia atentatoria de la
personalidad del Estado, de los elementos políticos, económicos y culturales
que lo constituyen.”
En consecuencia, la OEA no puede
condenar a Venezuela por ninguna acción que tome bajo su soberanía y, por ende,
no puede enviar misiones internacionales a ese país como no sea para propiciar
una solución pacífica entre sus ciudadanos sin injerencias externas.
Los panameños no olvidamos que fue
precisamente la intervención de la OEA en un asunto interno de Panamá lo que
abrió el camino de la desestabilización, la intervención y la invasión de
EE.UU. a nuestro país el 20 de diciembre de 1989.
En mayo de 1989, cuando se cumplían
cuatro años de intervenciones de EE.UU. para derrocar el gobierno nacional y
eliminar al general Manuel Antonio Noriega, sin que nunca la OEA hubiese
protestado por ello, el organismo regional decidió, en violación del citado
Artículo 19, que la oposición (Endara-Arias Calderón-Ford) había ganado las
elecciones, a pesar de que habían sido anuladas por el Tribunal Electoral tras
demostrarse que EE.UU. las había intervenido a través de financiamiento a la
oposición y de agentes de inteligencia que fueron capturados con las manos en
la masa.
Los firmantes de esta Carta Abierta
le solicitamos al señor Presidente que Panamá respete y pida que se respete la
soberanía de Venezuela para que sean exclusivamente sus ciudadanos, pero no los
violadores de la ley, quienes emprendan, sin injerencias externas, un diálogo
amplio, positivo e incluyente que garantice la independencia, la paz, el
respeto a la Constitución y el progreso del pueblo.
Resulta paradójico que Venezuela,
el país que obtiene los más altos niveles de Desarrollo Humano según las
Naciones Unidas, y cuyos gobiernos han sido los más democráticos en el
Continente Americano, sea objeto de expulsión mediante una Carta Democrática
que, sin duda alguna, es más aplicable a la mayoría de los gobiernos que hoy
intervienen en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela.
La No Intervención es un principio
universal de origen bolivariano que es nuestra primera línea de defensa de
nuestro patrimonio continental.
2 de abril de 2017.