Qué ingerimos con la soja
Gabriel
Arisnabarretawww.ecoportal.net/210915
Vamos a hablar de lo
que ingerimos cada vez que consumimos algún alimento que contenga soja o sus derivados. Es
necesario aclarar que casi todo lo que comemos hoy en día tiene soja, desde los
embutidos, los fiambres, el cacao, las golosinas, los helados, los postrecitos,
flancitos y yogures, las harinas enriquecidas con soja, los aceites, casi todo.
La soja es una de los
cultivos más antiguos de la humanidad, originario del sudeste asiático, llega a
nuestro país en la década de los 70 con el objeto de incorporar nitrógeno a los
suelos, por ser una leguminosa, y para que participe en la rotación
agrícola-ganadera muy común en esos tiempos en que se hacía 4-5 años de
pasturas o praderas naturales y 2-3 años alternando maíz, trigo y soja.
A partir de 1996, año
en que se aprueba liberar al ambiente la soja transgénica, pasa a
ser inmediatamente el cultivo principal del país, y se transforma en un
monocultivo, y en lugar de aportar nitrógeno a los suelos, como lo hace
cualquier leguminosa, se ha constituido en la principal causa de pérdida de
nutrientes y de fertilidad de nuestras tierras.
Quienes apostaron a la
soja la presentan como una fuente de proteínas tan importante
que es capaz de reemplazar las proteínas de la carne, de la leche, de los huevos, de
cualquier otra proteína. Aseguran que además es barata (50 centavos el kilo).
Por esta razón los grandes productores la distribuyeron en los comedores
infantiles cuando estalló la crisis del 2001, cuando los alimentos se volvieron
inalcanzables para los niveles de ingresos de la mayoría de la población, y
sobre todo para los desocupados.
¿Pero esto es
exactamente así?
Veamos: en un documento
de trabajo publicado en el año 2002 por "Presidencia de la Nación" y
el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales de Argentina se
comenta que la inclusión de la soja en la alimentación,
como complemento fue útil en países con baja producción de alimentos y cuya dieta era
basada en maíz y arroz. En cambio, en Argentina, un país donde se producen
muchísimos alimentos, y que además tiene la mayor tasa de ingesta de proteínas de origen animal
de toda Latinoamérica (64 grs./hab. por día), la soja no ofrece ninguna ventaja
como sustituto, afirma tal documento.
Pero además, en cuanto
a la proteína de la soja, tan alabada por los intereses sojeros, ese mismo trabajo,
elaborado también por el Ministerio de Salud de la Nación,
sostiene que es cierto que el poroto en cuestión tiene buen contenido proteico,
comparado con otras leguminosas, pero que siempre su aprovechamiento o
asimilación, por parte del organismo humano, es mucho menor al de la proteína
animal, que consumimos con la carne, con la leche o con los huevos.
La FAO, organización
mundial de alimentos, dice que si a la proteína del huevo le damos un valor de
100, a la de la soja hay que darle un valor de 49, o sea menos de la mitad. Las
proteínas de la leche de vaca, también es siempre mejor asimilada que la de
soja. Es cierto que la proteína de soja contiene todos los aminoácidos
esenciales para el ser humano adulto, se destaca por la alta cantidad de
lisina, pero es deficiente en aminoácidos esenciales azufrados como la
metionina y la cisteína.
Su aprovechamiento en
el organismo es inferior, siempre, al de las proteínas de origen
animal, especialmente en las etapas de crecimiento, es decir en la etapa
preescolar y escolar.
Nunca podrá reemplazar a la carne, porque el hierro contenido en la soja posee muy baja disponibilidad, a diferencia del hierro que contienen nuestras carnes, en especial, las producidas a pasto. Tampoco se puede reemplazar la leche de vaca y sus derivados, con el jugo de soja, dado el bajo contenido de éste, de calcio, fósforo y vitamina A, la relación de calcio y fósforo es desbalanceada, y de muy pobre aprovechamiento.
En resumen, nunca la
proteína de soja puede reemplazar a otras proteínas, de la carne, de la leche, de los huevos, del
pescado; a las proteínas que nuestro país puede producir en cantidad suficiente
como para alimentar dignamente a toda su población, y además exportar, por ser
un territorio privilegiado en cuanto a climas, extensión y suelos. Tampoco
podemos producir soja para darle de comer a nuestros niños mal alimentados, por
lo ya dicho de la dificultad de asimilación, y que puede provocar daños
irreparables.
Y vale aclarar que si
bien la soja tiene proteínas, éstas no son fácilmente asimilables, sobre todo
por los niños. El tan meneado poroto contiene factores tóxicos o antinutrientes
que limitan la absorción de una serie de nutrientes reduciendo en más de un 50%
su valor nutritivo, y provocando entre otras cosas, efectos digestivos
desagradables. Esto está descrito en aquel comentado documento de trabajo,
dentro de los factores tóxicos que están siempre en la soja o en los alimentos que contienen
soja, se pueden mencionar a:
-los inhibidores de la
tripsina: son sustancias que interfieren en la digestión de las proteínas en el
intestino, disminuyendo, no sólo de las proteínas de la soja, sino de las
proteínas de cualquier otro alimento que se ingiera junto con la ella.
-otros factores tóxicos
son los fitatos, sustancia que se encuentra en el revestimiento externo del
grano, y que se une fuertemente a las proteínas dificultando su absorción, y
también interfiriendo en la absorción de minerales claves como el hierro, el
zinc, el calcio, el magnesio el cobre, limitando su utilidad biológica.
-otro factor tóxico es
un grupo de azúcares llamados oligo sacáridos (estaquiosa y rafinosa),
presentes en la soja pero que no pueden ser digeridos por el organismo, y
entonces son consumidos por bacterias del intestino humano, produciendo gran
cantidad de gases, o como dice un informe sobre el tema, realizado por la
Comisión de Alimentos del Reino Unido:
flatulencias intestinales.
-finalmente existe otro
grupo de factores tóxicos muy estudiados, que son las isoflavonas, estas
sustancias son fitoestrógenos que se encuentran en forma natural en el grano de
soja. Actúan como hormonas sexuales que inciden en los ciclos y en el
desarrollo reproductivo, provocando en las niñas menarcas precoces y adelantos
de los eventos puberales; aumento de tamaño en los órganos de la reproducción,
y tantas otras cosas que ya registran a menudo los médicos del Hospital
Nacional de Pediatría Dr. Garraham.
Javiera Rulli,
ecologista especializada en los perjuicios que causa la soja en niñas y
embarazadas, afirma que cuando se alimenta a chicos desnutridos con soja como
única fuente de proteína, ingieren un equivalente a dos pastillas
anticonceptivas diarias. También se sabe que las isoflavonas actúan sobre la
glándula tiroides, provocando enormes trastornos.
Además, la soja tiene mucha fibra, que si bien puede ser beneficiosa para la salud, existen situaciones donde hay que tener cuidado, como con las enfermedades inflamatorias intestinales y cuadros de malnutrición. Por todas estas causas, la Sociedad Argentina de Pediatría, en el año 2001 desaconseja la utilización de soja en la alimentación de niños menores de cinco años, y está contraindicada para menores de dos años. Finalmente, para adultos, se aconseja usarla solo como complemento de una alimentación completa y variada, nunca como sustituto de ninguna proteína, y en una cantidad que no supere los 25 gramos por porción y hasta dos veces por semana.
Además, la soja tiene mucha fibra, que si bien puede ser beneficiosa para la salud, existen situaciones donde hay que tener cuidado, como con las enfermedades inflamatorias intestinales y cuadros de malnutrición. Por todas estas causas, la Sociedad Argentina de Pediatría, en el año 2001 desaconseja la utilización de soja en la alimentación de niños menores de cinco años, y está contraindicada para menores de dos años. Finalmente, para adultos, se aconseja usarla solo como complemento de una alimentación completa y variada, nunca como sustituto de ninguna proteína, y en una cantidad que no supere los 25 gramos por porción y hasta dos veces por semana.
Y a todo esto que se
comenta aquí hay que agregarle toda la carga de agrotóxicos que son aplicados
en la producción de la planta de soja, y que acompañarán al grano en toda su
trayectoria. Y hay todavía algo más, toda o casi toda la soja que se consume en
este país, es transgénica, por lo tanto, hay que sumarle todas las dudas y los
riesgos de comer un organismo artificial como es la soja transgénica.
Quedan otras dudas, los
problemas de alergias que se han reportado, problemas de cáncer de mamas.
Recomendamos que cuando lean que un alimento tiene como ingrediente lecitina de
soja, que es la proteína de soja, recuerden lo aquí expresado y busquen otras
fuentes de proteínas. Todavía se pueden consumir leguminosas que nos aportan
nutrientes naturales y proteínas sin riesgos, tales como las arvejas o las
lentejas, carne de animales alimentados a pasto, huevos, leche y sus derivados.
Fuentes
de información:
*Documento de Trabajo elaborado en el año 2002 por Presidencia de la Nación, Concejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales y Ministerio de Salud y Ambiente.
*Documento
elaborado por la Comisión de Alimentos del Reino Unido (l999)
*Sociedad
Argentina de Pediatría (informe 2001)