Oculta a plena vista: la historia de la guerra
contra las drogas
Paul Bermanzohnwww.rebelion.org/060915
La historia reciente
de Estados Unidos, desde la década de 1960 hasta hoy, muestra la guerra contra
las drogas como una cruzada de represión hacia las personas afroamericanas, en
la que se encarcela a millones para evitar una renovación de la lucha por la
libertad.
Tenemos que mirar el
cuadro completo de esta guerra contra las drogas, no sólo un fragmento. La
mayoría de los escritores sobre este tema, o bien se pierden en los detalles o
no pueden ver más allá de la mentira de que EE UU es una "democracia".
En cualquiera de los casos, a menudo no ven la realidad de esta historia, a
pesar de que los hechos son claros. La presentación de los eventos conocidos en
orden cronológico aclara la conexión interna entre éstos y nos muestra su
importancia.
De hecho, al colocar los sucesos históricos en secuencia queda claro que la Gran Migración [N. del editor: desplazamiento de 1,75 millones de afroamericanos desde los Estados meridionales de EE.UU. hacia el medio oeste, noroeste y oeste del país, entre 1910 y 1939] trajo consigo una Gran Rebelión. Se orquestó una Gran Represión para aplastar esta Gran Rebelión y evitar su continuación. Disfrazada bajo el apelativo de "guerra contra las drogas", que ha barrido a millones hacia las prisiones y cárceles en los EE UU, la Gran Represión, en efecto, ha castigado a varias generaciones por los "pecados" de sus antepasados, aquellos que se atrevieron a rebelarse. Se orquestó una Gran Represión para aplastar esta Gran Rebelión y evitar su continuación.
Esta represión está todavía en curso. Sus efectos son claramente raciales. Pero, camuflada como una "guerra contra las drogas", ha permitido a los gobernantes del país que la muestren como "daltónica" o racialmente neutral, como si ellos no hicieran nada más que cumplir la ley.
La gran migración
En el siglo XX, huyendo de la descomposición del sistema Jim Crow de mano de obra agrícola en los campos y granjas del Sur, millones de afroamericanos se trasladaron buscando trabajo en los centros de industria militar del norte, medio oeste y oeste. Desde la I Guerra Mundial hasta la década de 1960, millones migraron de la esclavitud virtual del sur hacia la esclavitud en el norte. Encontraron poca mejoría.
Hacinados en viejos guetos o en otros que se crearon rápidamente, se encontraron con la discriminación, viviendas apenas habitables en las que sufrieron una constante amenaza de desplazamiento por proyectos de renovación urbana o "eliminación del negro". Gigantes proyectos de vivienda que eran poco más que un montón de chozas, se pusieron en marcha para albergar a los numerosos migrantes. Escuelas superpobladas y descuidadas proporcionaron una educación deficiente o inexistente para sus hijos.
La miseria se vio agravada por los despiadados abusos policiales. Cuando Malcolm X hablaba de "la gran bronca del llamado negro", estaba hablando sobre (y a) este grupo. Malcolm vivió esta experiencia y se convirtió en el portavoz de los habitantes de los guetos urbanos. La desesperación y la indignación experimentada por estos migrantes hicieron inevitable una explosión.
La Gran Rebelión
La represión violenta de los manifestantes por los derechos civiles que buscaban el respeto básico combinado con el sufrimiento de los migrantes encendió una serie de revueltas urbanas de masas a través de los EE UU. Estas insurrecciones son vistas generalmente como explosiones individuales, ciudad por ciudad, pero para captar su significado acumulativo tenemos que verlas como un proceso único: la lucha de los afroamericanos por la libertad en la América racista. La rebelión estaba en el corazón de los años 60 y condujo la política estadounidense hasta hoy, incluso hoy con el primer presidente negro de la nación.
Estas rebeliones son generalmente descartados como "disturbios" y sus significados borrados.
Kenneth Stahl tituló su sitio web y libro sobre la rebelión de Detroit de 1967 como La Gran Rebelión, pero yo amplío el uso de este término para incluir todos estos levantamientos. Prácticamente todos se precipitaron por los ataques policiales violentos o por los rumores de la existencia de este tipo de ataques. Dado que los funcionarios a menudo mienten, es imposible saber qué es exactamente lo que sucedió en todos los casos, pero en todo caso, se llevó a cabo un gran número de levantamientos en todo el país: más de 300 ciudades se levantaron en los años 60, de acuerdo con las estimaciones más generosas.
La primera insurrección, en la ciudad de Nueva York, se desencadenó por un asesinato policial. El enfoque inicial de la manifestación, convocada por el Congreso de la Igualdad Racial (CORE, en inglés), fue la desaparición de tres trabajadores de derechos civiles en Mississippi. Sin embargo, cuando en la madrugada del 16 de julio, el teniente Thomas Gilligan mató, fuera de servicio policial, al estudiante afroamericano de 15 años de edad James Powell, CORE decidió cambiar el enfoque de su protesta a la brutalidad policial en Harlem.
La protesta fue pacífica, pero la rabia por el asesinato se convirtió en un enfrentamiento masivo con la policía. Bandas de saqueadores operaron en las calles de Harlem esa noche. La agitación pronto se extendió a Bedford Stuyvesant. Después de que disminuyera la insurrección en Nueva York, tuvieron lugar levantamientos más pequeños en toda la zona, en los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Pennsylvania.
Un año más tarde, el 11 de agosto, los disturbios estallaron en Watts, Los Ángeles. Entre los primeros objetivos de los saqueadores estuvieron las tiendas de armas –e hicieron pleno uso de las armas–. Durante casi una semana, la gente se enfrentó a la policía y al ejército. Saqueadores blancos y negros que trabajan juntos llevaron a King a afirmar que "esto no era un disturbio racial. Era un disturbio de clases". La Internacional Situacionista incluso trató la rebelión como un "acontecimiento revolucionario ", viendo los saqueos visto como una muestra de rechazo al sistema monetario, "el primer paso de una vasta lucha global".
En 1966 se contaron 43 disturbios civiles de diversa intensidad en todo el país, incluyendo un notable levantamiento en Chicago, donde la comunidad puertorriqueña explotó en una rebelión de una semana después de un tiroteo de la policía. El 4 de abril de 1967, King pronunció el que es probablemente su más discurso más importante: Más allá de Vietnam: Un tiempo para romper el silencio. A menudo se resta importancia a este discurso y, si se menciona, es retratado como el discurso con el que King se opuso a la guerra de Estados Unidos en Vietnam. Pero fue mucho más que eso.
En el discurso, King abrazó la revolución mundial diciendo "si vamos a seguir adelante en el lado correcto de la revolución mundial, nosotros, como nación, debemos pasar por una revolución radical de valores. Debemos comenzar rápidamente el cambio de una sociedad orientada hacia las cosas a una sociedad orientada a las personas". Llamó al gobierno de Estados Unidos "el mayor proveedor de violencia en el mundo actual " y llamó a poner fin a "los gigantescos trillizos del racismo, materialismo y explotación económica".
El discurso galvanizó el movimiento contra la guerra. Sólo once días después, el 15 de abril de 1967, más de 400.000 personas marcharon a la sede de la ONU para exigir el fin de la guerra. Fue la primera manifestación a la que he asistido. Recuerdo vivamente la emoción en el lugar de reunión, Sheep Meadow del Central Park, todavía lleno de manifestantes, cuando llegó la noticia de que el frente de la marcha, que llenó las calles en todo el trayecto, había llegado a la ONU a más de una milla de distancia. El poder del movimiento continuó creciendo a medida que el espíritu de la revolución se extendió.
En pocos años, el ejército estadounidense comenzó a desintegrarse. El 80% de los soldados estaba tomando drogas. Las negaciones de ir a combate, los motines navales y los incidentes 'fragging' –soldados que disparan a sus oficiales– se generalizaron.
En 1967, se registraron más de cien casos de agitación violenta. Los más notable fueron los levantamientos en Newark, donde la violencia fue provocada por los rumores de que un taxista negro había sido asesinado por la policía y donde llevaban sufriendo durante décadas la de discriminación en la vivienda y los índices de desempleo negro eran masivos, y en la ciudad del motor, Detroit, donde 43 personas murieron después de que 12.000 soldados llegaran a la ciudad para intentar sofocar las protestas.
La Gran Represión
El año 1968 demostró ser el punto de inflexión. La rebelión llegó a su apogeo y los iniciadores fueron capturados por las fuerzas del orden, que posteriormente organizaron la Gran Represión. El 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado, probablemente asesinado por el gobierno. Su asesinato, un año después de su discurso revolucionario, fue para muchos una señal enviada por el gobierno para disuadir a las personas de tomar el camino revolucionario. Si esto es así, no funcionó. Tras el asesinato de King tuvo lugar la mayor insurrección. Más de 100 ciudades explotaron.
El levantamiento de Semana Santa fue el levantamiento social más grave en los Estados Unidos desde la Guerra Civil. Las mayores insurrecciones tuvieron lugar en Washington DC, Baltimore, Louisville, Kansas City y Chicago. En Baltimore se experimentaron los acontecimientos políticos más importantes. El gobernador liberal republicano de Maryland, Spiro T. Agnew, reunió a líderes de la comunidad afroamericana y los sometió a una reprimenda por no apoyar al gobierno de Estados Unidos con suficiente fuerza. Tratando de dividir y conquistar, afirmó: "Les hago una llamada para que repudien públicamente, condenen y rechacen a todos los racistas negros. Hasta ahora, no han estado dispuestos a hacerlo".
El discurso de Agnew recibió titulares de medios nacionales y tuvo un papel en las elecciones presidenciales de ese mismo año, que se centró en los levantamientos urbanos de la década anterior y creó el legado miserable que ha llegado hasta hoy. Políticos estadounidenses refinaron un lenguaje cifrado para ocultar sus motivos raciales. El candidato republicano Richard Nixon se enfrentó al liberal demócrata Hubert Humphrey. El movimiento de derechos civiles llevó no sólo al Ku Klux Klan; también condujo un lenguaje abiertamente racista. No terminó bien.
La elección se centró en la llamado a la "ley y orden" de Nixon, un eslogan que significó una dura respuesta a los insurgentes (llamados "alborotadores") y la aún popular idea de que los políticos deben ser "duros con el crimen". La delincuencia, el desorden y la violencia se convirtieron en sinónimos de ser negro.
Nixon declaró con entusiasmo que trabajaría en una guerra contra las drogas antes de su toma de posesión. Al principio de su presidencia, delineó su estrategia básica a su jefe de personal: subrayó que “hay que enfrentarse al hecho de que todo el problema realmente son los negros. La clave es diseñar un sistema que reconozca esto pero no parezca".
Los esfuerzos diabólicos de Nixon para desarrollar una guerra contra las drogas involucraron a los más altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, incluyendo a William Rehnquist, más tarde nombrado presidente de la Corte Suprema por Reagan. Nixon inició una guerra contra el crimen, así como una guerra contra las drogas, estableciendo el patrón para los futuros presidentes.
Siguiendo los pasos de sus predecesores, Reagan superó a Nixon en su política de mano dura contra el crimen y vio la subida más pronunciada en la tasa de encarcelamiento. Bill Clinton firmó una ley contra el crimen en 1994 con la que se aumentaban el número de delitos capitales y el plan federal de "los tres golpes", con el que se ordenaban sentencias de cadena perpetua a los delincuentes condenados por un delito grave violento después de dos o más sentencias anteriores, incluyendo delitos de drogas. Se invirtieron más de 30 millones de dólares en militarizar la policía de la nación. Su grupo, el Consejo de Liderazgo Demócrata, llevó a gran parte del Partido Demócrata a abrazar la política de código racial con el fin de ganar votos blancos.
Por un nuevo comienzo
Mientras el movimiento contra la represión policial violenta crece en todo el país, algunos de nuestros actuales gobernantes parecen entender que tienen cogido al tigre por la cola. El equipo de Clinton ha comenzado a sugerir que la encarcelación en masa podría terminar. Clinton misma, como parte de su campaña presidencial, ha llamado "a una nueva evaluación de las penas de prisión y la confianza entre la policía y las comunidades."
El movimiento Black Lives Matter reconoce que el descontento alimentado por la encarcelación en masa contribuye al movimiento para detener los asesinatos policiales. Menos reconocida es que la concesión de la inmunidad de la policía es en sí misma parte de la represión generalizada contra los afroamericanos. El sistema de encarcelación en masa se basa en un alto grado de discrecionalidad policial a la hora de elegir de quién sospechar, a quién interrogar y arrestar, y en cómo hacerlo. La restricción de la policía difícilmente puede permitirse si la policía va a continuar con esta represión racial.
Parte del desarrollo de un nuevo movimiento revolucionario consiste en recuperar nuestra historia. Los maestros nos mantienen esclavizados cegando nuestra fuerza colectiva. La historia de los levantamientos de los años 60 es rica en energía y acción; ésta es la razón por la que los gobernantes quieren borrar completamente este período de la memoria colectiva.
Al mismo tiempo, también hay que reconocer que los levantamientos de los años 60 fracasaron. A pesar de la gran fortaleza del manifiesto en la Gran Rebelión, nuestros enemigos fueron capaces de utilizar las imágenes de violencia y saqueos para fomentar las divisiones en la sociedad estadounidense e instituir su represión vengativa con el consentimiento pasivo de, al menos, la mayoría "blanca". Una y otra vez, los principales medios de comunicación demostraron ser una herramienta poderosa para promocionar la imagen de los negros y morenos como violentos, criminales y peligrosos.
Hay que reconocer que los saqueos y la violencia asustan a la mayoría "blanca", por lo que facilitan que los gobernantes la tarea de dividir al pueblo e instituir la Gran Represión. La no violencia revolucionaria de King tuvo un efecto muy diferente en el pueblo estadounidense. Esto debe ser ponderado por los revolucionarios serios.
Las condiciones para un nuevo movimiento revolucionario están madurando poco a poco. Están creciendo rebeliones que buscan una nueva forma de vida en todo el mundo. En EE.UU., un movimiento cada vez más extendido se reafirma en el valor de la vida de los negros y un número creciente de jóvenes europeos y americanos han tomado como propia la lucha de los afroamericanos. Tal movimiento puede, con el tiempo, poner fin a la noción socialmente construido de 'lo blanco', eliminando un pilar clave de la dominación de los gobernantes.
En la colonia de Virginia en el siglo XVII, los maestros se horrorizaron al ver a jornaleros africanos y europeos juntarse para tratar de destruir el sistema de esclavitud. Su respuesta fue la creación de una división nítida en las condiciones entre sus esclavos africanos y los europeos. Ellos "inventaron" la raza blanca para dividir a los trabajadores y preservar su poder, un enfoque muy eficaz y duradero.
La raza es una construcción social ideada y manipulada por nuestros patrones para mantener su dominio. Sólo mediante la eliminación de la sociedad de clases, que sigue dependiendo del racismo, el racismo puede, como tal, ser barrido.