Nazanín Armanian
www.publico.es/300614
Esta vez tampoco podrá
ser. A pesar de la euforia desatada entre los kurdos iraquíes por la conquista
de varias ciudades del norte del país, entre ellos Mosul y la petrolífera
Kirkuk, que permite duplicar su dominio geográfico y su población, John Kerry
rechazó la petición del presidente del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK),
Massoud Barezani, de reconocer un Estado kurdo independiente. Los hechos
suceden en el 68 aniversario del derrocamiento de la efímera República de
Kurdistán de Irán dirigido por el socialista Gazi Mohammad, por el ejército del
Sha bendecido por EEUU.
Esta es la triste
historia de millones de integrantes de una milenaria cultura atrapados entre
varios Estados poderosos, quienes no han parado de aplicar el kurdicidio en
todas sus dimensiones: étnica, lingüística, religiosa, histórica, humana. Y aún
a pesar de tanto sufrimiento, de batallas sin ganar, mantienen, no la
esperanza, sino el espejismo de que en las circunstancias actuales de un mundo
dirigido por bancos y empresas de armas y de petróleo, en un Oriente Próximo, a la deriva, con
dirigentes serviles a los intereses ajenos, un EEUU, al que llaman la
cuna de la democracia (que niega un Estado para los palestinos), respetará la
voluntad de los kurdos y les asignará un escaño en la ONU. ¡Cuánta ingenuidad
en un mundo de realpolitik!
El dilema de Obama
Barak Obama sigue
resistiendo, sin mucho éxito, a la presión (y trampas) de los
republicanos, israelíes y saudíes que pretenden que EEUU mantenga una gran
presencia militar en Oriente Próximo apuntando a Irán y Rusia; no oculta que su
objetivo principal ha sido contener
a China y no implicarse en minúsculas peleas vecinales en esta zona.
Aún no había podido
organizar la permanencia de las tropas en Afganistán, atender la crisis Siria y
Ucrania, y firmar el acuerdo nuclear con Irán, cuando “de repente” se le
presenta un nuevo desafío: recoger los destrozos producidos por unos cuantos
hombres despiadados al apuntalado Gobierno iraquí. Como guinda, le informan de
que unas personas llamadas “kurdos” le pidan permiso para declarar un Estado
independiente sobre los restos del país que invadieron las tropas de su
Ejército. Su repuesta ha sido un rotundo NO, por las siguientes razones:
1 – Para defender un
Estado Kurdo de sus enemigos regionales, debe estacionar tropas en la región. Y
hoy ni se lo plantea.
Los árabes no olvidan
que los caudillos kurdos, desde un nacionalismo clasista, miope e
insolidario fueron cómplices necesarios de la agresión de EEUU a Irak en 2003
que dejó decenas de miles de muertos (ver: iraqbodycount.org), luego
cerraron sus ojos ante la muerte de millón y medio de niños y adultos árabes
durante 12 años de bloqueo económico genocida y miraron hacia otro lado cuando
salió el escándalo de Abu Ghraib o los vuelos de la CIA que transportaban
personas secuestradas a los agujeros negros de la democracias
capitalista.
2- Un Kurdistán
separado no solo significaría la tutela total de Irán sobre la región petrolera
del sur chií, sino regalarle un acceso terrestre directo a la zona chií de
Arabia Saudí. Por lo que Riad tampoco defiende un Irak desintegrado.
3 – Un Irak fragmentado
enfrentará directamente a Irán y Arabia Saudí, hundirá la producción de petróleo
de los tres países, y con ello a los mercados de petróleo, obligando a Obama a
enviar tropas al Golfo Pérsico.
4 – Empujaría a Irán a
una carrera armamentística, y fortalecería sus lazos con Rusia y China.
5 – El cambio de mapa
de Irak y de Siria, o simplemente el cambio de sus mandatarios de chiíes
a suníes ─que es lo que piden Israel y Arabia─, pondría fin a las negociaciones
nucleares que se están desarrollando con Irán, consolidando los sectores
belicistas en los gobiernos de ambos países.
6 – No quiere dar la
impresión de que Irak se ha desintegrado como consecuencia de la invasión.
7 – Prefiere retocar y
mejorar la actual fórmula para Irak: un presidente suní kurdo, un primer
ministro chií árabe, y un presidente del parlamento suní (algo parecido al
Líbano). Lo que no se comprende es cómo pide la cooperación de Irán para un
gobierno iraquí inclusivo, sabiendo que en la República Islámica los suníes,
judíos, cristianos, ateos, kurdos, baluches, mujeres, entre otros sectores,
están excluidos del poder. ¿O quizás pretende involucrar a Irán en una
larga guerra de desgaste?
8 – No ve un movimiento
nacional kurdo unido. El tribalismo de sus dirigentes, sobre todo el iraquí y
el de Turquía lo han obstaculizado. El Partido Democrático de Kurdistán de Irak
(PDK) es un partido de derechas, conservador, pro-occidental, casi
propiedad de la familia Barezani. Mientras el PKK, de izquierda marxista,
representa a las clases medias y al campesinado pobre. Difícilmente podrán
alcanzar acuerdos aunque sean tácticos.
9 – La desunión no solo
reina entre los partidos kurdos de Irak, Siria, Turquía e Irán, sino también
entre las formaciones de un mismo país: siguen abiertas las heridas de la última
guerra civil en 1994, entre el PDK, del clan de Massoud Barezani (presidente
del GRK) y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) el de Jalal Talebani
(presidente de Irak). Por lo que EEUU desconfía de su capacidad
de administrar un Estado en una zona tan compleja: ni siquiera han podido
formar un nuevo Gobierno tras las elecciones parlamentarias del pasado
septiembre por las peleas entre dos codiciados ministerios, el de los recursos
naturales y el de Interior.
10 – No hay que ir a
Kurdistán para saber que allí no hay democracia sino un corrupto clientelismo
tribal adornado con libertades políticas. En el mismo Washington, Barezani ha
impedido que la Oficina de Kurdistán sea dirigida por alguien que no sea de su
familia. Por lo que lleva meses sin representante.
11 – Massoud Barezani
ni siquiera respeta las formas de la democracia formal. A pesar de agotar los
dos mandatos constitucionales, se niega a apartarse del poder porque, según sus
seguidores, “es insustituible y el pueblo le quiere”. ¿Qué continuidad
tendría un Estado kurdo vinculado a una persona que es mortal como todos? Sólo
un sistema estéril y opresor es incapaz de producir talentos y renovarse.
De modo que de los tres principales requisitos para fundar un Estado, los kurdos cumplen sólo dos, a saber:
Viabilidad económica:
la conquista de Kirkuk posibilita la atención a las necesidades primarias de la
población y en un nivel digno.
Capacidad de mantener
su propia seguridad: los peshmargas,
entrenados por Israel y EEUU, ya son un ejército de profesionales con moral
y motivación, que lucharían para proteger a lo que sería el embrión de un
gran Estado.
Por otro lado, les
falla “un proyecto de estado, sostenible y duradero en el tiempo”, por razones
antes explicadas.
No es un secreto que
Washington carece de una política propia respecto a los kurdos, y sus posiciones
varían según la posición de los Estados de la región donde habitan. En caso de
Turquía, un socio de la OTAN, Washington ha incluido a la izquierdista PKK en
su lista de organizaciones terroristas; tampoco apoyó a los kurdos de Irak
cuando fueron gaseados por Saddam Husein, todavía amigo en 1988.
Así que, la soberanía kurda no está en la agenda de
la Casa Blanca.
¿Qué
dicen los países vecinos?
Turquía: de negar la
existencia de los 20 millones de kurdos de su país, sus autoridades han pasado
a asimilar la presencia kurda en los órganos del poder en Turquía (ver:
Baile de Turquía con el PKK:
¿Estrategia o táctica?), y a defender con la boca pequeña la
independencia del GRK. Turquía ha invertido grandes cantidades de dinero y, a
espaldas de Bagdad y a pesar del enfado de EEUU, sigue firmando contratos
comerciales con el GRK directamente. La integración de Kirkuk en el dominio
kurdo abre la posibilidad a Ankara de diversificar sus fuentes de energía, hoy
muy dependiente de Rusia e Irán, y de paso consolidar lazos con la población
turcomana y aumentar su influencia en el futurible país kurdo.
Erdogan juega a dos
bandas: apoya a los yihadistas ─de hecho les ha cobijado en la frontera común
con Siria (ver: Carta kurda
en la partida siria)─, y también al GRK. Dentro de dos meses
necesitará el voto de los kurdos para convertirse en el primer presidente
elegido por sufragio directo del país. Para ello, debe amnistiar a los presos
del PKK. Pero, ¿será capaz de hacerlo? Un pequeño estado kurdo en el norte de
Irak, necesitaría el reconocimiento de Turquía, ese socio de la OTAN.
Israel: “EEUU
debe lanzar un gran ataque para mantener la unidad de Irak o permitir su
división en líneas religioso-étnicas”. Así han enfocado los israelíes el tema
del Estado Kurdo con Washington, poniéndole entre la espada y la pared.
En la aplicación de la
estrategia de “alianzas periféricas” de Ben-Gurión ─que propone desarrollar
uniones con países y pueblos no árabes y/o no musulmanes de Oriente Próximo y
África─, el Gobierno israelí ha establecido fuertes vínculos con los kurdos:
durante sus levantamientos contra los gobiernos iraquíes de los años
1965-1975, enviándoles instructores y armas, por ejemplo. Luego las
actividades culturales de unos 200.000 kurdos judíos iraquíes y decenas de
asociaciones kurdo-israelís, han consolidado estas relaciones, no siempre inocentes.
La
autonomía kurda iraquí es hoy una base de espionaje israelí en las fronteras de
Irán, de Siria y de Bagdad. Una vez independiente, Israel podrá usarlo como
plataforma de ataque a Irán, en sustitución de Azerbaiyán ─otro vecino de Irán,
de gobierno y mayoría de población chií, aunque socio de la OTAN e Israel─.
Busca la complicidad de Turquía y repartir la zona de influencia entre
ambos. Desde el 1991, el Mossad cuenta con una oficina en Erbil, capital de
Kurdistán, entrena a los peshmargas e
instruye a los servicios de inteligencia kurda. En julio de 2007, Human Rights
Watch detallaba las torturas y los malos tratos en las prisiones administradas
por los kurdos.
Los líderes kurdos son
conscientes de que una relación abierta con Israel les cierra las puertas de
los países musulmanes y de su gran mercado. No se privan de los mismos que
reciben de los judíos, donde por arte de magia, encontraron en la leyenda del
Rey Salomón raíces comunes entre ambos pueblos, desmontando la tesis del origen
medo de los kurdos que les ubicaba en el grupo ario de los pueblos junto a los
persas.
Rusia: a Moscú no le
interesa un Kurdistán bajo el dominio total de Israel, ni más tensión en Irak.
Cuando fue URSS, éste país fue el primero que en 1923 otorgó pleno derecho a
los kurdos para desarrollar su cultura y realizar importantes
investigaciones sobre sus orígenes, lenguas y religiones, y una autonomía
administrativa que se llamó el “Kurdistán rojo”. Moscú también apoyó la
Republica kurda de Irán de 1946 y, un año después, otorgó asilo al Mulla
Mustafá Barezani, el padre de Massoud.
A Bagdad no le gustaron
los acuerdos petrolíferos de Lukoil y Gazprom con el GRK, ni a éste
la venta de armas y aviones rusos a Bagdad.
Con este panorama, en
el mejor de los casos los kurdos mantendrán su estatus actual: un Estado semi
independiente conseguido sin enfrentamientos con otros centros del poder como
Bagdad o Teherán. Sin embargo, los kurdos pagarán un precio muy alto por
apoderarse de Kirkuk: la seguridad y la paz de las que tanto gozaban hasta
entonces.