Por: Rev. Manning Maxie Suárez +
"En esta Semana Mayor, será bueno reflexionar sobre ¿cómo nos podemos mantener cerca de nuestro Señor Jesús".
En esta
Semana Mayor 2023, que inicia en la semana del 3 al 9 de abril, será bueno
reflexionar sobre ¿cómo mantenernos cerca de nuestro Señor Jesucristo, en un
mundo tan secularizado y apartado de Dios? Esta pregunta no es nueva para la
fe, lo importante tal vez, es cómo nos mantenernos en la fe con fuerza,
positivismo y alegría.
La
Iglesia cristiana en general, nos enseña que, entre más nos descuidamos en
nuestros “compromisos” hechos a Dios en el día que fuimos bautizados, estamos más
vulnerable a las situaciones de pecado. Es decir, al no asumir con amor y
libertad ese “pacto bautismal”, nos colocamos automáticamente en una posición
de fragilidad y nuestra salvación personal se puede encontrar comprometida.
El
cumplimiento del pacto bautismal es la clave para mantenernos cerca de Jesús;
recordemos sus palabras cuando nos dice “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre
es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da
uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las
palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una
rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera,
ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid, y
ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho
fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada”. (Juan 15:1-5).
Permanecer
en Jesús es la clave de las respuestas a nuestras oraciones personales
dirigidas a Dios Padre: ‘Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen
fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará'. (Juan 15:7). Pidamos más fe.
Así
podemos señalar que existen varias herramientas para lograr estar unidos a
Jesús, señalemos cuatro herramientas. Estas herramientas yo las identifico como
los cuatro puntos cardinales del mantenerse en la presencia permanente de Jesús,
son: la Oración personal, el cumplimiento del Pacto Bautismal, la Vida
Sacramental y la Conversión diaria.
No cabe
duda, que para los cristianos, la oración es la llave por excelencia de
comunicación del hombre con Dios; es a través de esta acción sencilla del
hombre con la ayuda del espíritu de Dios, que el mismo permite un canal directo
para unir ambas naturalezas en una sola y misteriosa realidad. Cuando un hombre
en lo profundo de su ser se dispone a orar con sinceridad y verdadera humildad,
las puertas del cielo se abren de par en par, para ser escuchado por lo
sagrado.
“Orar
es comunicarse”, hay un emisor y existe un receptor, normalmente en
nuestras oraciones personales tomamos el papel de emisor, pero tenemos también que
asumir ese papel de receptor, en quietud y callados en esa oración para que nos
convirtamos en recipientes de lo que la otra voluntad desea decirnos. En
nuestro caso específico, oramos a Dios para gozar de su presencia en constante
adoración espiritual. Nuestra mente y espíritu se abren a la acción directa de
Dios sobre nosotros; queremos “ser de Dios”, queremos que “Dios nos posea”;
queremos “ser todo suyo”, queremos ser poseídos por su espíritu bendito. Pero
también queremos que ese Espíritu de Dios nos guíe, nos ilumine, se derrame
sobre nosotros para que lo imposible sea una verdad en nuestras vidas y esto es
la santidad.
La
oración reflejada en la vida de los hombres y mujeres de la Biblia, por
ejemplo, se puede describir de muchas maneras, desde la adoración hasta la
misma agonía son descriptibles en ella, pero una cosa si es cierta, tienen un
común denominador: contemplan a Dios, en esa comunicación, con suma confianza,
respeto y lo consideran como un amigo respetable, donde su palabra se escucha y
no se cuestiona, ni se pone en tela de juicio; para ellos Dios no es solamente
lo santo, sino que es el único Dios amigo y verdadero a donde se puede acudir
en todo momento de súplica. Súmase a esto el regocijo de saberse salvados y acrecentada
la esperanza de una redención total y final gracias a esta amistad.
Nuestra
oración y vida en esta semana santa deberá contener estos elementos
fundamentales: fe, confianza, compromiso evangélico, bendición, esperanza y sentido
de salvación. La oración será siempre la clave en nuestra vida de fe, ella
finalmente nos fortalecerá enormemente: “No dejen ustedes de orar: rueguen y
pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin
desanimarse, y oren por todo el pueblo santo” (Efesios 6.18ss.).
Que en
esta Semana Santa 2023 podamos, contemplar la vida, pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo, a través de una oración profunda y contemplativa y la praxis
de la fe basada sobre todo en el amor de Dios.
SACERDOTE
Fundador de Quorum Teológico