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La geopolítica en torno al Coronavirus


Wim Dierckxsens / Walter Formento
www.cronicon.net / 02-03-2020

En el nuevo milenio del 2000, se observa el ascenso constante de la participación de EEUU, y también de la Unión Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón. Microsoft entró en el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes, particularmente, aunque no exclusivamente, las corporaciones tecnológicas de la información y comunicación como Facebook, Amazon, Apple, Alphabet, Netflix, Google (los FANG), Intel, Oracle, IBM, Cualcomm, PayPal, Cisco, entre otros. En el periodo 1990 y 2017 las empresas globales, de origen estadounidense, invirtieron más que 250 mil millones de dólares en China sobre todo en tecnologías de la información y comunicación.

A la par de las transnacionales globales, se desarrollan también los gigantes conglomerados nacionales chinos (que denominamos Pekín). Hace años que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con las empresas globales procedentes particularmente de Norteamérica. A principios de este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces más que China en productos tecnológicos a los mercados mundiales. Con el tiempo, Estados Unidos se convirtió en un importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que antes producía en tierra propia, generando una balanza comercial cada vez más negativa.

En la actual década, los estadounidenses solo mantienen un amplio liderazgo en los sectores compuestos por la industria automotriz y la aeronáutica. Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba de igualar las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar las ventas de plantas de generación de energía. Hoy Pekín es uno de los fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia con los gigantes chinos.

Inexorablemente, año tras año desde el comienzo del milenio, la participación de los Estados Unidos en la economía mundial se reduce mientras que China aumenta. China ya es el centro clave de la economía global y el principal socio comercial de casi 130 naciones. El único competidor económico de los Estados Unidos está ocupado volviendo a integrar la mayor parte del mundo a una versión totalmente interconectada del siglo XXI de un sistema comercial que estuvo en su apogeo durante más de un milenio: las rutas de la seda euroasiática. China supera en gran medida a los EEUU en las solicitudes de patentes y produce al menos 8 veces más graduados de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM por sus siglas en inglés) al año que los Estados Unidos ganando el estatus de principal contribuyente a la ciencia global.

Después de la crisis global de 2007-08, hay una aceleración de los volúmenes de las Inversiones Extranjeras Directas (IDE) de China hacia el mundo que revela la decisión de la internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la economía de otros países y la decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda (NRS). Esta iniciativa NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia, África y América Latina, principalmente en energía, alimentos, minerales y transporte comercial. La NRS incluye acuerdos con organizaciones ya establecidas entre China y otros países hacia un mundo multipolar. En primer lugar, estaría el impulso a la mayor internacionalización del yuan como moneda para transacciones de capital.

En el cuadro geopolítico de hoy, tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un Estado global con su propia moneda global y concretamente una cripto-moneda. El Estado global se plantea por encima de las naciones y de la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, incluso por encima de EEUU. Con una fuerza militar propia basada en la OTAN, pero nutrida de fuerzas (a menudo mercenarias) provenientes de todas las naciones y pueblos como ya es realidad y sucede en general. Los globalistas quieren otro sistema monetario internacional (economic reset), sin embargo, también lo quiere el multipolarismo China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica. China es el principal acreedor de EEUU debido a su enorme superávit en la balanza comercial que tiene con esta nación. Desde 2013, China ha parado de acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso disminuyó su tenencia y los vende en dólares para comprar oro.

Cuanto más tiempo Trump permanezca en la presidencia, más opciones tiene la China multipolar para avanzar con su proyecto multipolar. Trump apuesta a otro período presidencial más y, de lograrlo, podrá ayudar a parar nuevamente a las fuerzas globalistas en su delirio oligárquico-belicista y el mundo podría estar a salvo nuevamente de una conflagración mundial. El fracaso de los demócratas-globalistas en el impeachment (iniciativa de destitución) contra Trump les ha dejado en un estado de desesperación y, más aún, la cada vez más probable candidatura a la presidencia de Sanders por los demócratas los deja sin candidato propio del Partido Demócrata, y el muy probable triunfo de Trump que se avizora en noviembre de 2020, quien no solo ha superado toda trampa y todo golpe de estado desde que asumió en 2017, también ha logrado posponer en el tiempo la inevitable crisis económica que hubiera afectado negativamente su campaña electoral.

El nuevo Coronavirus como vehículo geopolítico

El nuevo Coronavirus, que oficialmente se denomina “Covid-19”, ya ha tenido un gran impacto mundial, en buena medida gracias a los grandes medios de comunicación del capital financiero globalista (CNN, BBC, Deutsche Welle, Washington Post, New York Times, AFP, AP, etc.).

Apple fue el causante del primer pánico cuando anunció que esperaba una baja en sus ganancias debido al cierre de la producción en China relacionado con el coronavirus. China representa un 30% de la producción mundial y se esperaba la quiebra de muchas empresas en China a menos que sean rescatadas por el gobierno (que sin lugar a dudas lo hará) que tendría efectos graves en la propia economía china y más allá.  En una época globalizada, los efectos se dan en cadena de valor más allá de las fronteras chinas, por lo que se estimaba una baja en el comercio mundial de 600 mil millones de dólares.

El objetivo claramente es causar angustia entre inversores en torno a las bolsas de valores en el mundo con el objetivo de generar una gran crisis mundial, dejando colapsar las burbujas privadas (de vivienda, autos, etc.), públicas y empresariales. Esta mega-crisis ya estaba en el aire desde que Trump fue electo en 2017 y los globalistas no lograron provocar su estallido hasta ahora ni sacar a Trump de la casa Blanca por motivos ampliamente abordados en trabajos anteriores nuestros. El coronavirus vendría a brindar una nueva oportunidad para causar la “crisis” en plena campaña electoral, que pueda ser “instrumentada” para evitar la reelección de Trump.

Aparecieron y aparecerán muchas noticias y artículos sobre el impacto mortal que tendría la pandemia a escala mundial, aparentemente para generar una situación de pánico mundial. Todo el complejo de medios de comunicación globalista (CNN, BBC, Deutsche Welle, etc.) repetía hasta el cansancio que Beijing -Pekín- estaba «mintiendo» y perdiendo el control sobre la epidemia y su economía. Con “racismo” incluso acusaban al propio BRI (La Nueva Ruta de Seda) de ser una pandemia y que era «imposible de poner a China en cuarentena». Cuando China parecía lograr tener el control sobre la pandemia aparecen, como “salidos del infierno”, casos en cada vez más países fuera de China, en primer lugar, en el Lejano Oriente: Japón y Corea del Sur y luego siguiendo la Ruta de la Seda vía Irán a Italia. La OMS informó el 25 de febrero que unas 77 mil personas habían sido afectadas por el virus con 2.600 muertos, pero que Pekín aparentemente ya lo tenía bajo control.

Para hacerlo más impactante aún y crear así pánico a nivel mundial comienzan a inventariar los casos esporádicos en el mundo entero, como si ya tuviéramos una pandemia a escala mundial. Brasil, Grecia, Pakistán confirman su primer caso, Kuwait, Irak, Bahréin y Líbano confirman posibles casos, Finlandia el segundo caso y Francia incluso un segundo muerto. Se difunde que Reino Unido planea hacer pruebas al azar en la población con síntomas parecidas al coronavirus. En el mismísimo EEUU, donde aparente y curiosamente, a estas alturas aún no se han reportado casos más allá de las personas que estuvieron en un crucero, los demócratas están politizando el virus pidiendo que Trump destine 8.5 mil millones de dólares para evitar la pandemia en su país. El presidente en cambio es de la opinión que basta 2.5 mil millones de dólares.

Es impresionante toda la publicidad que recibe la ‘pandemia’ y, más aún, cuando sabemos que según cifras de la OMS mueren hasta 650.000 personas al año (54.000 al mes) por enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional. Aparentemente nada pasa en el mundo para las plataformas globales de comunicación cuando esto sí sucede año tras año. Lo anterior no deja duda que se trata no tanto de una epidemia, sino de toda una campaña comunicacional y política, y en nuestra opinión, con el objetivo de acelerar el estallido de una crisis financiera y general en el mundo, que ya venía desarrollándose desde fines de 2018.

Las grandes plataformas de comunicación nos informan segundo a segundo sobre el mal humor, los nervios y los subes y bajas en las bolsas de valores en el mundo y los inversionistas presionan a los medios de comunicación para impulsar el pánico. Sin embargo, los movimientos en la bolsa nunca son lineales y si comparamos la actual caída en la bolsa, ésta nada tiene de diferente a los movimientos que se observaron en el año 2019.

¿No han podido salirse con la suya? Las cuatro grandes empresas tecnológicas globalistas (Facebook, Apple, Amazon y Microsoft) comprenden el 11% del Mercado bursátil y las acciones de las corporaciones FANG bajaron en total por un monto de 350 mil millones de dólares en 6 días y no han logrado que bajasen críticamente sus acciones al venderlas. Se habla de porcentajes históricos cuando en realidad no pasan del 10%. Según el Wall Street Journal Almanac de 1999 hubo bajas de 22% en un día el 19 de octubre de 1987. Esta situación demanda una explicación.

Graham Summers analiza y observa que hay 5 MAGA (Make America Great Again) inversionistas que compran dichas acciones a toda costa al saber que harán fortuna durante el segundo período de Trump. Así han logrado hasta ahora evitar que los cuatro globalistas (Microsoft, Apple, Amazon y Facebook) logren manipular la bolsa a su antojo. Por lo demás, Trump hará lo imposible para que la Reserva Federal (FED) intervenga masivamente para que la bolsa no colapse mientras esté en campaña electoral. Una nueva baja en la tasa de interés está a la vista.

El mundo frente a los globalistas: una batalla por otra civilización

El capital financiero globalista (a menudo llamado “Los Mercados”) tiene un solo objetivo: provocar el máximo de sufrimiento con la crisis económica para llegar luego con la gran solución, crear un nuevo sistema monetario sobre el de las naciones –supranacional- e incluso por encima de EEUU. Es más, solo entregarán la vacuna para resolver el coronavirus cuando se esté en el peor momento del pánico, para de nuevo aparecer como salvadores de una guerra biológica de la que son parte y no dejan de tener responsabilidad.

Nos preguntamos qué es lo que podrían hacer los bancos centrales en el mundo si la crisis se acentúa. Sabemos que los bancos centrales ya se encuentran con una situación de tasas de interés al cero por ciento e incluso negativa, por lo tanto, ya no tendrían mayores márgenes en una gran crisis económica. En China (Hong Kong) ya comenzaron con el llamado ‘helicopter money’ (dinero-por-helicóptero), entregando a la población dinero para que ésta pueda seguir haciendo sus compras ante el ‘cierre temporal’ de sus lugares de trabajo. Los bancos en China continental han sido instruidos de prestar dinero a las pequeñas empresas y apoyarlas para prevenir su quiebra.

Y lo que puede hacer China con su planificación centralizada inspirará a los gobiernos de occidente a hacerlo también. En Italia, el gobierno ya planteó el recorte de los impuestos ante la caída de los ingresos. En EEUU de seguro se planteará como una de las primeras medidas, la condonación de la deuda estudiantil. Podríamos llegar al ‘momento Draghi’ incluso: que los bancos centrales compren, a falta de otros instrumentos, hasta las acciones de las grandes empresas con problemas de pago para evitar un colapso completo y dar confianza a la economía. Ya hemos visto en trabajos anteriores que la economía capitalista occidental ya no es capaz de reconectar la inversión con la economía real o productiva, a menos que “renuncie” a la ganancia. Lo que comienza como trabajo de ‘bomberos en helicóptero’ se torna luego política. ¿No estamos llegando con ello al inicio de una economía planificada, que ya no se deja regular más por las leyes del mercado?

El hecho es que el liderazgo de Beijing –Pekín- ha tenido que lidiar ya con guerras biológicas graves: una epidemia de gripe porcina, luego una de gripe aviar y ahora el coronavirus, que prácticamente apagó la mitad de China.

Los grandes medios divulgan que la economía está paralizada pero no entienden por qué entonces la contaminación del aire por emisiones de carbón continúa dándose. Aparentemente hay una contradicción en la información que no divulgan. Desde el punto de vista de la inteligencia china, el cóctel tóxico actual simplemente no puede atribuirse a solo una serie aleatoria de coincidencias. Beijing tiene motivos en serie para conectar esta extraordinaria cadena de eventos como parte de un ataque coordinado de una guerra biológica de amplio espectro contra China. El Dr. Francis Boyle, profesor de derecho internacional de la Universidad de Illinois y autor, entre otros, de Biowarfare and Terrorism, es el hombre que redactó la Ley Antiterrorista de Armas Biológicas de Estados Unidos de 1989. El mismo Dr. Boyle afirma: “todos estos laboratorios BSL-4 de Estados Unidos, Europa, Rusia, China e Israel están allí para investigar, desarrollar y probar agentes de guerra biológica”.

La Universidad de Harvard es uno de los principales actores en este escándalo. En su trabajo conjunto con ONG´s y laboratorios chinos han juntado muestras de DNA de centenares de miles de chinos y los han llevado a EEUU para seguir experimentando sobre ellos. De ahí salieron varios virus corona, patentados al menos uno de ellos por Bill Gates de Microsoft. El actual coronavirus afecta especialmente a personas con las particularidades del DNA de la población china. Es difícil de creer que el virus sea un producto propiamente chino. Este poder destructivo está en manos de pocos y la revelación para el público de que estamos ante una guerra biológica planificada, nos lleva a preguntarnos sobre la reacción probable, que será de una indignación generalizada y una acción colectiva para parar este asalto a la humanidad.

Serán las corporaciones globalistas más grandes como Microsoft, Apple, Facebook y Amazon, con sus grandes plataformas de comunicación global, las que entren en evaluación universal como el gran peligro para la humanidad, donde incluso cada vez menos personas confían en la opinión de estos medios. Podría incluso haber llegado la hora, si bien no aun de nacionalizarlos, pero sí de subordinarlos a instancias públicas que velen por el bien de la humanidad. Estamos en otras palabras ante un punto crucial en la historia: O los globalistas se salen con la suya, imponen sus intereses y negocios, y, por lo tanto, toda la humanidad sucumbe; o se abre un nuevo camino hacia una humanidad que tome en sus manos su destino, resultante de un diálogo de civilizaciones.

Bibliografía consultada
Wim Dierckxsens, Walter Formento, Andrés Piqueras, Crisis mundial 2020 y transición al postcapitalismo, 17/02/2020
Pepe Escobar. No Weapon Left Behind, The American Hybrid War on China, www.silverdoctors.com, 23 de febrero de 2020
Graham Summers, No Sign Of A Stock Market Crash, Stocks Close To Buy Zone, GainsPains&Capital, 25 de febrero de 2020
Arkadiusz Sieron, Gold Is Taking On $1,700, But Coronavirus Is Slowing In China And Fears May Be Overblown, www.silverdoctors.com. February 24, 2020
Gary Barnett, The US Is World Leader In Bio-Weapons Research, Production, & Use Against Mankind, Zero Hedge, 22 de febrero de 2020
Zhao YandongZhang Wenxia, and Prof Michel Chossudovsky, Harvard Genetic Research Team Collected and Transferred China Blood and DNA Samples Back to the US, Global research, Canada.
Gary Barnett, The US Is World Leader In Bio-Weapons Research, Production, & Use Against Mankind, Zero Hedge, 22 de febrero de 2020
Chris Martenson, FIRELINE HAS BEEN BREACHED…ARMED POLICE AND THE MILITARY TO ENFORCE A STRICT QUARANTINE. Zero Hedge, 23 de febrero de 2020
Bill Blain, Is This The Global ‘Draghi’ Moment?, Zero Hedge 24 de febreor de 2020
Zero Hedge, Trump ‘Furious’ At Rogue Bureaucrats Who Let Coronavirus Patients Fly Home Without Telling Him, 23 de febrero de 2020.