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Regenerar, recrear y revalorizar…


Por: Manning Maxie Suárez
Sacerdote

Tres palabras que tienen mucho valor hoy día son Las palabras “Regenerar”(1) que significa, según la Real Academia de la Lengua Española, “Dar nuevo ser a algo que degeneró, restablecerlo o mejorarlo.”; Otra definición que va con lo que creo y deseo comunicar es: “Hacer que alguien abandone una conducta o unos hábitos reprobables para llevar una vida ética, moral y físicamente ordenada.”  La Palabra “Recrear”(2) del latín “recreāre,” debemos entenderla como “Crear o producir de nuevo algo.”  Y Revalorizar(3) es: “Devolver a algo, el valor o estimación que había perdido.” Por supuesto dándole un nuevo valor cualitativo a lo revalorizado.

La regeneración es un concepto poco conocido en el argot del lenguaje popular, sin embargo, es apreciado por el mismo cuando inicia este proceso en la vida de alguien o de alguna institución sea cual sea su naturaleza.  Muchas veces entendemos el término, claramente expresado cuando las personas señalan a alguien y dicen “Se está regenerando el pobrecito.”  La regeneración es el inicio de un cambio de vida significativa, es un proceso de transformación que va de menor a mejor, por ello las personas o instituciones que inician este proceso “de pobrecitos” no tienen nada.  Este proceso, normalmente se dá, cuando el individuo hace una “Catarsis”, que es la transformación interior suscitada por una experiencia vital profunda e impactante en su vida y su entorno.  Esto le invita a reflexionar interior y profundamente y reconoce en su conciencia interior que lo actuado hasta el momento no es lo que, a él o ella, le hubiese gustado que le pasara en esta vida.  De ahí, que muy afectado por este proceso, toma decisiones y normalmente es para cambiar su vida y su entorno.  Tengo que señalar que no todas las Catarsis tiene el mismo final otras son más lamentables.

Al entrar en esta etapa de mejoramiento personal y comenzar a liberarnos interiormente, de situaciones no constructiva, podemos tener la oportunidad iniciar la recreación, a recrear todo aquello que podamos en beneficio propio y de los que amamos y protegemos incluyendo el planeta donde vivimos.  Se puede recrear nuestras relaciones con las personas y con el mundo que nos rodea.  Se crea “una conciencia ética del entorno”, se comienza a pensar distinto, optimista, se fomenta la creatividad, se es proactivo y se va poco a poco tomando compromiso con la regeneración personal y con la regeneración de todo lo que nos rodea.  Es un proceso doloroso, no es fácil, muchas veces necesita ayuda de otros que hayan pasado por lo mismo, pero no es imposible de iniciar y de llevarlo a cabo.

Aceptar la regeneración e iniciar el proceso nos permite tener una mente abierta a la Revalorización de la Vida… ¿Qué necesidad intrínseca tenemos de darle el valor original a las cosas que hemos perdido?  A nivel humano, darle el valor que perdió la familia en este país; darle el valor que se ha ido perdiendo del compromiso matrimonial y del respeto a los compromisos con el mismo, que siempre ha sido la base donde se sustenta nuestra sociedad; darle el valor al trato justo a los hijos de manera que se promueva el respeto a los padres y madres de este país.  Darle el valor único y necesario a nuestra tierra hermosa que nos vió nacer y que hoy, de una manera desmedida hemos abusado de ella y hemos sido pésimos administradores de los mayores bienes que tenemos como es: el agua, los bosques, la calidad del aire que respiramos, la calidad de la tierra que labramos y que pisamos, nuestra gran biodiversidad existente en nuestro ecosistema y que hemos puesto en peligro causando la extinción de muchas especies.

Regenerar, recrear, revalorizar creo que es un tema de Estado y no de Religión alguna, es un tema que debe estar en los manuales de las Escuelas y las Universidades, no se trata de catequizar y mucho menos de ser parte de una secta religiosa.  Creo que esto pasó a la historia ya.  Se trata de promover entre todos los seres la Ética Universal, con todo lo que tenemos de responsabilidad social como seres de un mismo planeta. Se trata del bien común entre todos los Seres humanos en armonía con el planeta.

Cuando leo las noticias que se generan todos los días en nuestro hermoso país, veo que el futuro no puede ser construido sobre el “juega vivo” de unos pocos que buscan enriquecerse de todo y de todos a cualquier costo.  El nombre de Panamá, ha sido mancillado de manera descarada por políticos, empresarios, religiosos, y demás por el “dinero mal habido”.  Ojalá que no sea tarde para que todos los que vivimos en este país, podamos Regenerarnos, recrearnos, revalorizarnos y enrumbar esta nación por los caminos del verdadero progreso que es levantarnos como verdaderos seres humanos con altos valores éticos y morales.

Rev. Manning Maxie Suárez
Cédula 8-219-1975



Data Science, the Good, the Bad, and the… Future

Kirit Thadaka
July 29, 2019

What is data science?

How often do you think you’re touched by data science in some form or another? Finding your way to this article likely involved a whole bunch of data science (whooaa). To simplify things a bit, I’ll explain what data science means to me.

“Data Science is the art of applying scientific methods of analysis to any kind of data so that we can unlock important information.”

That’s a mouthful. If we unpack that, all data science really means is to answer questions by using math and science to go through data that’s too much for our brains to process.

Data Science covers…

·         Machine learning
·         Data visualization
·         Predictive analysis
·         Voice assistants


… and all the buzzwords we hear today, like artificial intelligence, deep learning, etc.

To finish my thought on data science being used to find this article, I’ll ask you to think of the steps you used to get here. For the sake of this explanation, let’s assume that most of you were online looking at pictures of kittens and puppies when you suddenly came across a fancy word related to data science and wanted to know what it was all about. You turned to Google hoping to find the meaning of it all, and you typed “What is *fill in your data science related buzzword*.”

You would have noticed that Google was kind enough to offer suggestions to refine your search terms – that’s predictive text generation. Once the search results came up, you would have noticed a box on the right that summarizes your search results – that’s Google’s knowledge graph. Using insights from SEO (Search Engine Optimization) I’m able to make sure my article reaches you easily, which is a good data science use case in and of itself. All of these are tiny ways that data science is involved in the things we do every day.

To be clear, going forward I’m going to use data science as an umbrella term that covers artificial intelligence, deep learning and anything else you might hear that’s relevant to data and science.

Positives: astrophysics, biology, and sports

Data science made a huge positive impact on the way technology influences our lives. Some of these impacts have been nice and some have been otherwise. *looks at Facebook* But, technology can’t inherently be good or bad, technology is… technology. It’s the way we use it that has good or bad outcomes.

We recently had a breakthrough in astrophysics with the first ever picture of a black hole. This helps physicists confirm more than a century of purely theoretical work around black holes and the theory of relativity.

To capture this image, scientists used a telescope as big as the earth (Event Horizon Telescope or EHT) by combining data from an array of eight ground-based radio telescopes and making sense of it all to construct an image. Analyzing data and then visualizing that data – sounds like some data science right here.

A cool side note on this point: a standard Python library of functions for EHT Imaging was developed by Andrew Chael from Harvard to simulate and manipulate VLBI (Very-long-baseline interferometry) data helping the process of creating the black hole image.

Olivier Elemento at Cornell uses Big Data Analytics to help identify mutations in genomes that result in tumor cells spreading so that they can be killed earlier – this is a huge positive impact data science has on human life. You can read more about his incredible research here.

Python is used by researchers in his lab while testing statistical and machine learning models. Keras, NumPy, Scipy, and Scikit-learn are some top notch Python libraries for this.

If you’re a fan of the English Premier League, you’ll appreciate the example of Leicester City winning the title in the 2015-2016 season.

At the start of the season, bookmakers had the likelihood Leicester City winning the EPL at 10 times less than the odds of finding the Loch Ness monster. For a more detailed attempt at describing the significance of this story, read this.

Everyone wanted to know how Leicester was able to do this, and it turns out that data science played a big part! Thanks to their investment into analytics and technology, the club was able to measure players’ fitness levels and body condition while they were training to help prevent injuries, all while assessing best tactics to use in a game based on the players’ energy levels.

All training sessions had plans backed by real data about the players, and as a result Leicester City suffered the least amount of player injuries of all clubs that season.

Many top teams use data analytics to help with player performance, scouting talent, and understanding how to plan for certain opponents.

Here’s an example of Python being used to help with some football analysis. I certainly wish Chelsea F.C. would use some of these techniques to improve their woeful form and make my life as a fan better. You don’t need analytics to see that Kante is in the wrong position, and Jorginho shouldn’t be in that team and… Okay I’m digressing – back to the topic now!

Now that we’ve covered some of the amazing things data science has uncovered, I’m going to touch on some of the negatives as well – it’s important to critically think about technology and how it impacts us.

The amount that technology impacts our lives will undeniably increase with time, and we shouldn’t limit our understanding without being aware of the positive and negative implications it can have.

Some of the concerns I have around this ecosystem are data privacy (I’m sure we all have many examples that come to mind), biases in predictions and classifications, and the impact of personalization and advertising on society.

Negatives: gender bias and more

This paper published in NIPS talks about how to counter gender biases in word embeddings used frequently in data science.

For those who aren’t familiar with the term, word embeddings are a clever way of representing words so that neural networks and other computer algorithms can process them.

The data used to create Word2Vec (a model for word embeddings created by Google) has resulted in gender biases that show close relations between “men” and words like “computer scientist”, “architect”, “captain”, etc. while showing “women” to be closely related to “homemaker”, “nanny”, “nurse”, etc.




Here’s the Python code used by the researchers who published this paper. Python’s ease of use makes it a good choice for quickly going from idea to implementation.

It isn’t always easy to preempt biases like these from influencing our models. We may not even be aware that such biases exist in the data we collect.

It is imperative that an equal focus is placed on curating, verifying, cleaning, and to some extent de-biasing data.

I will concede that it isn’t always feasible to make all our datasets fair and unbiased. Lucky for us, there is some good research published that can help us understand our neural networks and other algorithms to the extent that we can uncover these latent biases.

When it comes to data science, always remember –

Garbage in, garbage out.”

The data we train our algorithms with influences the results they produce. The results they produce are often seen by us and can have a lasting influence.

We must be aware of the impact social media and content suggestions have on us. Today, we’re entering a loop where we consume content that reinforces our ideas and puts people in information silos.

Research projects that fight disinformation and help people break out of the cycle of reinforcement are critical to our future. If you were trying to come up with a solution to this fake news problem, what would we need to do?

We would first need to come up with an accurate estimate of what constitutes “fake” news. This means comparing an article with reputable news sources, tracing the origins of a story, and verifying that the article’s publisher is a credible source.

You’d need to build models that tag information that hasn’t been corroborated by other sources. To do this accurately, one would need a ton of not “fake” news to train the model on. Once the model knows how to identify if something is true (to a tolerable degree of confidence), then the model can begin to flag news that’s “fake.”

Crowd sourced truth is also a great way to tackle this problem, letting the wisdom of the crowd determine what the “truth” is.

Blockchain technology fits in well here by allowing data to flow from people all over the world and arrive at consensus on some shared truth.

Python is the fabric that allows all these technologies and concepts to come together and build creative solutions.

Python, a data science toolset

I’ve talked about data science, what it means, how it helps us, and how it may have negative impacts on us.

You’ve seen through a few examples how Python is a versatile tool that can be used across different domains, in industry and academia, and even by people without a degree in Computer Science.

Python is a tool that makes solving difficult problems a little bit easier. Whether you’re a social scientist, a financial analyst, a medical researcher, a teacher or anyone that needs to make sense of data, Python is one thing you need in your tool box.

Since Python is open source, anyone can contribute to the community by adding cool functionalities to the language in the form of Python libraries.

Data visualization libraries like Matplotlib and Seaborn are great for representing data in simple to understand ways. NumPy and Pandas are the best libraries around to manipulate data. Scipy is full on scientific methods for data analysis.

Whether you want to help fight climate change, analyze your favorite sports team or just learn more about data science, artificial intelligence, or your next favorite buzzword – you’ll find the task at hand much easier if you know some basic Python.

Here are some great Python libraries to equip yourself with:
  • NumPy
  • Pandas
  • Scikit-Learn
  •  Keras
  • Matplotlib

I’ll illustrate an example of how easy it is to get started with data science using Python. Here’s a simple example of how you can use Scikit-Learn for some meaningful data analysis.

Python example with Scikit-learn

This code is available at the Kite Blog github repository.

I’ve used one of Scikit-Learn’s datasets called Iris, which is a dataset that consists of 3 different types of irises’ (Setosa, Versicolour, and Virginica) petal and sepal length, stored in a 150×4 numpy.ndarray. The rows are the samples and the columns are: Sepal Length, Sepal Width, Petal Length, and Petal Width.

I’m going to run a simple linear regression to display the correlation between petal width length. The only libraries used here are scikit-learn (for the regression and data set) and matplotlib for the plotting.

from sklearn import datasets, linear_model
import matplotlib.pyplot as plt

iris = datasets.load_iris()

# Data and features are both numpy arrays
data = iris.data
features = iris.feature_names

Now, we’ll plot a linear regression between the length and width of the petals to see how they correlate.

# Create the regression model
regression = linear_model.LinearRegression()

# Reshape the Numpy arrays so that they are columnar
x_data = data[:, 2].reshape(-1, 1)
y_data = data[:, 3].reshape(-1, 1)

# Train the regression model to fit the data from iris (comparing the petal width)
regression.fit(x_data, y_data)


# Display chart
plt.plot(x_data, regression.predict(x_data), color='black', linewidth=3)
plt.scatter(x_data, y_data)
plt.show()


Here’s a tutorial I created to learn NumPy, and here’s a notebook that shows how Keras can be used to easily create a neural network. Just this much will allow you to build some pretty cool models.

Concluding thoughts

Before I end, I’d like to share some of my own ideas of what I think the future of data science looks like.

I’m excited to see how concerns over personal data privacy shapes the evolution of data science. As a society, it’s imperative that we take these concerns seriously and have policies in place that prevent our data accumulating in the hands of commercial actors.

When I go for walks around San Francisco, I’m amazed at the number of cars I see with 500 cameras and sensors on them, all trying to capture as much information as they possibly can so that they can become self driving cars. All of this data is being collected, it’s being stored, and it’s being used. We are a part of that data.

As we come closer to a future where self driving cars become a bigger part of our life, do we want all of that data to be up in the cloud? Do we want data about the things we do inside our car available to Tesla, Cruise or Alphabet (Waymo)?

It’s definitely a good thing that these algorithms are being trained with as much data as possible. Why would we trust a car that hasn’t been trained enough? But that shouldn’t come at the cost of our privacy.

Instead of hoarding people’s personal data in “secure” cloud servers, data analysis will be done at the edge itself. This means that instead of personal data leaving the user’s device, it will remain on the device and the algorithm will run on each device.

Lots of development is happening in the field of Zero Knowledge Analytics which allows data to be analyzed without needing to see what that data is. Federated Learning allows people to contribute to the training of Neural Networks without their data to leaving their device.

The convergence of blockchain technology and data science will lead to some other exciting developments. By networking people and devices across the globe, the blockchain can provide an excellent platform for distributed computation, data sharing, and data verification. Instead of operating on information in silos, it can be shared and opened up to everyone. Golem is one example of this.

Hypernet is a project born out of Stanford to solve a big problem for scientists – how to get enough compute power to run computationally and data intensive simulations.

Instead of waiting for the only computer in the university with the bandwidth to solve the task and going through the process of getting permission to use it, Hypernet allows the user to leverage the blockchain and the large community of people with spare compute resources by pooling them together to provide the platform needed for intensive tasks.

Neural networks for a long time have felt like magic. They do a good job, but we’re not really sure why. They give us the right answer, but we can’t really tell how. We need to understand the algorithms that our future will be built on.

According to DARPA, the “third-wave” of AI will be dependent on artificial intelligence models being able to explain their decisions to us. I agree, we should not be at the mercy of the decisions made by AI.

I’m excited with what the future holds for us. Privacy, truth, fairness, and cooperation will be the pillars that the future of data science forms on.




J.S. Bach: The Violin Concertos



Composer: Johann Sebastian Bach
Artists: Emmy Verhey (violin), Camerata Antonio Luco, Rainer Kussmaul (violin), Henk Rubingh (violin), Thomas Hengelbrock (violin), Amsterdam Bach (Soloists)

Available as a separate release: all concertos for 1 violin by Bach. They are BWV 1041 and 1042: the well-known concertos. BWV1052, 1056 and 1064 are reconstructions. The latter one being for three violins. Soloists are among others Emmy Verhey and Rainer Kussmaul.

Tracklist:

Violin Concerto in A Minor, BWV 1041:
00:00:00 I. Allegro
00:03:52 II. Adagio
00:10:23 III. Allegro

Violin Concerto in E Major, BWV 1042:
00:14:22 I. Allegro
00:22:05 II. Adagio
00:28:47 III. Allegro assai

Violin Concerto in D Minor, BWV 1052:
00:31:42 I. Allegro
00:39:20 II. Largo
00:46:22 III. Presto

Violin Concerto in G Minor, BWV 1056:
00:54:14 I. Allegro
00:57:37 II. Andante
01:00:52 III. Allegro assai

Concerto for 3 violins, strings & b.c. in D Major, BWV 1064:
01:04:30 I. Allegro
01:10:23 II. Adagio
01:15:35 III. Allegro

"Una cosa es 'practicar' la religión. Y otra cosa es 'utilizar' la religión


www.religiondigital.org / 09.07.2019

Mucha gente está convencida de que lo importante en este momento es la política, mientras que la religión cada día pinta menos. De ahí que, a la ciudadanía, lo que le interesa es lo que hacen los políticos. Lo que hagan o digan los curas (y sus devotos) importa menos o incluso nada, a no ser que se trate de escándalos o abusos de curas sin escrúpulos.

Esta manera de ver la realidad parece indiscutible. Y efectivamente todo esto resulta indiscutible para quienes se limitan a ver la realidad de la manera más superficial que se puede ver. Porque el hecho es que las relaciones entre política y religión son bastante más complicadas de lo que bastante gente se imagina.

Me explico. Una cosa es “practicar” la religión. Y otra cosa es “utilizar” la religión. Un político (ya que de política estamos hablando) puede ir a misa todos los domingos, puede ser amigo de curas y obispos, puede rezar a los santos y hacer otras prácticas por el estilo, que, sin duda alguna, son cosas loables y ejemplares. Pero también puede ocurrir que el político de misas, rezos y santos, sea un embustero y un corrupto, que insulta a todo el que no piensa como él y que, por supuesto, se afana por ocupar una poltrona desde la que manda y se impone a los demás. Es evidente que este individuo “practica” la religión, pero también la “utiliza”. Más aún, “practica” lo que le conviene, para obtener lo que le rinde mayor “utilidad”.

Y conste que esto se suele hacer –de forma más o menos consciente – lo mismo en los despachos de los políticos que en las sacristías y celdas de parroquias y conventos.

Por eso, si es que de verdad queremos ser ciudadanos de una pieza, en lugar de hacernos tanto daño fomentando el odio, la mentira y el insulto, tendríamos que repetir, sin cansarnos, lo que tantas veces repite el Evangelio: que “los últimos serán los primeros” (Mc 10, 31; Mt 19, 30). Si este criterio se pusiera en práctica, no por “vagancia” de unos o por “pietismo” de otros, sino por la convicción de quienes fueran de verdad educados, para buscar el mayor bien de todos, sin duda alguna llegaríamos a vivir en una sociedad en la que, sin duda alguna, habría menos sufrimiento y una felicidad más y mejor compartida.

Por esto, sin duda alguna, una de las cosas que más me llaman la atención, cuando me pongo a leer el Evangelio, es la cantidad de relatos en los que Jesús reprende machaconamente a sus discípulos más íntimos, por la cantidad de veces que aquellos hombres discutían cuál de ellos era “el más importante” (Mc 9, 33-37; Mt 18, 1-5; Lc 9, 46-48) o quiénes tenían que “ocupar los primeros puestos” (Mc 10, 35-41; Mt 20, 20-28; Lc 22, 25-26). Lo mismo que cuando denuncia la ambición de escribas y fariseos por la ambición de estar y aparecer como los más famosos (Mc 12, 38-40; Mt 23, 1-36; Lc 20, 45-47).

Insisto en que todo esto no representa ni creencias celestiales, ni piedades de gente beata. Es algo mucho más serio. Y más profundo. Porque toca el fondo mismo de la vida. Ese fondo oscuro que todos llevamos en nuestra intimidad más honda. El fondo que, más que gente religiosa, nos hace personas honestas y cabales, que toda persona honrada vería con gusto ocupando los cargos con más responsabilidad.


Bauman: "En el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda"


Gonzalo Suárez entrevista a Zygmunt Bauman

Visitamos al último gran pensador europeo en su guarida de Leeds. Allí habla de su última obsesión: cómo los políticos usan a los refugiados en beneficio propio.

Cuando escucha la primera pregunta, Zygmunt Bauman se endereza levemente sobre el estampado floral de su butaca. Luego arquea sus cejas, con pelos largos como meñiques. Y, tras una interminable calada a su pipa, masculla una respuesta: «Por favor, come un poco... Necesito tiempo para pensar».

El sociólogo señala el bufé que ha preparado en la mesita de su salón: fresas con nata, bizcocho casero, frutos secos y zumo de pera. No es el único detalle inusual: frente a tantos intelectuales de renombre, Bauman renuncia al piloto automático en las entrevistas. A cambio, lo que llega a continuación de su pausa no es una simple respuesta, sino un discurso de más de 15 minutos repleto de meandros argumentales y citas rebuscadas, más parecido a una de sus lecciones en la Universidad de Leeds que a un simple encuentro con un periodista extranjero.

La excusa de la visita a su hogar esta mañana de otoño es Extraños llamando a la puerta (Paidós). En su nuevo ensayo, el polaco, de 91 años, engarza la crisis de refugiados con la idea capital de su obra: la modernidad líquida. Es decir, cómo los pilares sólidos que apuntalaban la identidad del individuo -un estado fuerte, una familia estable, un empleo indefinido...- se han ido licuando hasta escupir una ciudadanía acongojada por la zozobra permanente y el miedo a quedarse atrás.

«Los europeos -truena la voz del precariado con su inglés de fuerte acento polaco- nos encontramos con la llegada repentina de millones de personas que, hasta hace unos años, tenían vidas muy parecidas a las nuestras: trabajos de calidad, casas propias, ambiciones profesionales... Y, de golpe, son refugiados que lo han perdido todo por culpa de la guerra. Su aparición en masa nos hace conscientes de cuán frágil, inestable y temporal es la presunta seguridad de nuestras vidas. La inmigración nos provoca tanta ansiedad porque ese miedo a perderlo todo ya estaba ahí, latente, por la creciente precariedad de la vida occidental. Y cuando ves a miles de refugiados que acampan en una estación de tren europea, te das cuenta de que ya no son simples pesadillas, sino realidades que puedes ver y tocar».

Desde su primera respuesta, Bauman deja claro que a él no se le entrevista: se le escucha. Sus intervenciones son tan frondosas como su bibliografía. Unas veces responde las preguntas que se le formulan; otras, las ignora con descaro. Y es difícil adivinar si no las ha escuchado -es duro de oído- o si, simplemente, disimula cuando la charla toca temas que no le interesan. Así ocurre, por ejemplo, con el Brexit y la deriva xenófoba del Reino Unido, que tan generosamente le acogió a principios de los 70 tras la purga antisemita de su Polonia natal. Tres preguntas, cero respuestas.

Tras su arenga inicial, Bauman está exhausto. Sufre reúma, tose sin parar y tiene el corazón delicado. Así que pide parar un rato: «Por favor, come un poco más hasta que vuelva». Y, con paso inestable, se escapa al baño.

En su ausencia, aprovechamos para husmear en su salón. El sociólogo y ensayista lleva casi medio siglo atrincherado en esta casa de las afueras de Leeds. Pese a las ofertas de las mejores universidades del mundo -Yale, Oxford, LSE- nunca quiso abandonar este anónimo chalé, con su jardín descuidado y su puerta herrumbrosa junto a una carretera repleta de vehículos. Sí: el archienemigo del consumismo contemporáneo predica con el ejemplo.

En el piso de abajo hay un despacho, una cocina, un baño y un salón repleto de butacas. Bauman siempre se sienta en la misma poltrona, de sobrio estampado y ubicada junto a la ventana. Allí guarda su pila de libros, que corona la versión inglesa de El tango de la guardia vieja, novela de Arturo Pérez-Reverte.

Al cabo de unos diez minutos, Bauman regresa al ruedo. Pese a la fatiga, mantiene su melena de genio loco, su mirada curiosa y su sequísimo sentido del humor. «Es usted insultantemente joven, así que no recordará cuando no existían chismes como esos», dirá luego, señalando una tableta con cierto gesto de desdén.

Eso sí, pese a su aparente fragilidad, el polaco mantiene una producción estajanovista. Dos días después de la entrevista, realizará una visita a un festival literario en Florencia. Mientras tanto, sigue cebando su obra, a razón de dos títulos al año. Ya prepara su próximo libro, bajo el título en inglés de Retrotopia, sobre el poder decreciente de los estados-nación. Aunque hoy prefiere hablar de la tesis central de Extraños llamando a la puerta.

Si los refugiados son tan parecidos a nosotros, ¿por qué reaccionamos con pánico en vez de empatía?

Sí, supongo que podríamos. Pero también hay motivos para sentirnos temerosos, inseguros, llenos de ansiedad. Por algo los llamo extraños. Tú sabes, más o menos, lo que tus amigos van a hacer. También sabes, más o menos, lo que tus enemigos van a hacer. Pero los extraños no son amigos ni enemigos: simplemente son otros. Y no traen una etiqueta que diga «ámame», ni «ódiame», ni «devuélveme a casa» o «méteme en un campo de concentración». Sólo generan incertidumbre total. Y a nadie le gusta la incertidumbre.

Angela Merkel trató de reaccionar con empatía...

...Y le duró una semana o dos. Los políticos tienen un claro interés en exacerbar la ansiedad popular hacia los refugiados. Hace un tiempo, los poderes políticos justificaban su razón de ser por su capacidad para protegernos colectivamente frente a las catástrofes individuales: caer enfermo, perder tu casa... Ahora, sin embargo, el poder político de los estados-nación se ve impotente ante las decisiones de los poderes económicos globales. Si el ministro más poderoso no puede garantizarte seguridad frente a los caprichos del destino, ¿cómo justifica su existencia?

Dígame.

Fácil: generando ansiedad, miedo al terrorismo, miedo al extraño, miedo a la gente que viene aquí a comerse nuestro pan y a quitarnos nuestros trabajos. ¡Es un sucedáneo maravilloso! Eso es lo que hacen Marine Le Pen y otros movimientos similares: sacar capital político de exacerbar el miedo al extraño.

Quizá no sea sólo culpa de los políticos. Merkel lo intentó y se hundió en las encuestas. ¿No tienen responsabilidad los ciudadanos?

Tú dices «unos u otros». Yo respondo «unos y otros». Es una posibilidad que surge y los políticos se abalanzan sobre ella.

Usted suele mencionar al Papa como excepción. Pero, claro, él no tiene que responder ante un electorado hostil....

De todas formas, es un hombre valiente... Yo suelo usar el concepto de interregno, del filósofo italiano Antonio Gramsci. La antigua forma de hacer las cosas ya no funciona, pero aún no hemos encontrado la nueva forma de funcionar. Así que hay un vacío entre las reglas que ya no sirven y las que aún tenemos que imaginar. Lo que tú haces es señalar las contradicciones de unos líderes frente a otros, preguntar quién es mejor... Eso está bien, pero el verdadero debate es cómo llenar este vacío.

Según usted, los políticos han tratado de camuflar este vacío convirtiendo un asunto moral, como acoger a los refugiados, en un problema de seguridad ciudadana...

Cuando el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dice que «todos los terroristas son inmigrantes», lo que insinúa es que «todos los inmigrantes son terroristas». Es una mentira, claro. Tan ridícula como decir que «todos los polacos son sociólogos». Y olvida algo muy importante: los terroristas de París o Londres eran personas que crecieron en el país contra el que atentaron.

Pero también es un discurso cómodo para los ciudadanos: si sus líderes tachan de terroristas a los refugiados, ya no sienten la responsabilidad moral de preocuparse por ellos.

Sí, pero, de forma imperceptible, esa incertidumbre que nos atemorizaba y que provenía de la constatación de que la red social es cada vez más endeble, queda subsumida bajo la obsesión por la seguridad de las fronteras. Los políticos atizan el miedo al extranjero para ocultar su ineficacia ante los poderes globales. Esto es muy cómodo, porque la lucha contra el terrorismo es algo visible, algo tangible, que pueden vender en televisión. Vimos tanques en las calles de París, policías asaltando pisos de presuntos yihadistas... Eso da la sensación de que los gobiernos nacionales mantienen su poder: «¡No estamos sentados! ¡Estamos actuando!».

Junto a los atentados del Estado Islámico, este año se recordará por el Brexit, el auge de Donald Trump... ¿Es 2016 el año más 'líquido' que recuerda?
Hace décadas que acuñé el concepto de modernidad líquida para definir la sociedad actual. Y es un concepto cada vez más real. Como trabajas en un periódico, te darás cuenta de que los titulares deben cambiar día tras día. Para retener a tus lectores, debes administrarle nuevas sensaciones y nuevos temores de forma regular...

Un nuevo ataque de tos interrumpe al sociólogo. Aleksandra, la asistente que le cuida desde el fallecimiento de su esposa, le ofrece una pastilla. Él se la toma y solicita otro descanso: «Apenas llevamos una hora de charla, pero ya estoy exhausto... Por favor, come más. O, si no, te puedes llevar el bizcocho en un tupper».

A la vuelta de su paseo, se apoltrona de nuevo en su butaca predilecta y pide acortar la entrevista. «Sólo dos o tres preguntas más», ruega. Pero, de inmediato, se enzarza en una airada disección de la saturación informativa en la era de internet, como si se hubiera olvidado de su propio cansancio: «Es una paradoja de nuestro tiempo. Ahora tenemos acceso a más información que nunca. Una simple edición dominical del New York Times contiene más información que la gente más educada de la Ilustración consumía en toda su vida. Al mismo tiempo, los jóvenes actuales, los llamados millenials, que se hicieron adultos con el cambio de milenio, nunca se habían sentido más ignorantes sobre qué hacer, sobre cómo manejarse en la vida... ¡Todo es tan tembloroso ahora!».

¿De dónde surge esta paradoja?

Yo recuerdo los años en los que no había ni televisión. Así que imagina el optimismo que sintió la gente cuando salió de sus pueblos y abrió los ojos ante la world wide web. Internet aportaba los cimientos para crear una humanidad en la que todas las piezas estuvieran en contacto y se entendieran mutuamente. Sin embargo, los estudios sociales indican lo contrario: esta maravilla tecnológica no sólo no te abre la mente, sino que es un instrumento fabuloso para cerrarte los ojos.

¿Por qué?

Para protegerte a ti mismo de las posibilidades multiformes que te ofrece la vida. Hay algo que no puedes hacer offline, pero sí online: blindarte del enfrentamiento con los conflictos. En internet puedes barrerlos bajo la alfombra y pasar todo tu tiempo con gente que piensa igual que tú. Eso no pasa en la vida real: en cuanto sales a la calle y llevas a tus hijos al colegio, te encuentras con una multiplicidad de seres distintos, con sus fricciones y sus conflictos. No puedes crear escondites artificiales.

Usted sostiene que hemos olvidado cómo ser felices.

Lo primero, he de admitir que hay muchas formas de ser feliz. Y hay algunas que ni siquiera probaré. Pero sí que sé que, sea cual sea tu rol en la sociedad actual, todas las ideas de felicidad siempre acaban en una tienda. El reverso de la moneda es que, al ir a las tiendas para comprar felicidad, nos olvidamos de otras formas de ser felices como trabajar juntos, meditar o estudiar.

Usted ha vivido en sociedades muy distintas, del comunismo al capitalismo, durante nueve décadas. ¿Cuál es la más parecida a una sociedad feliz que ha visto?

¡Ja! Me niego a contestar esa pregunta. Mi papel como pensador no es señalar qué es una sociedad feliz y qué leyes hay que aprobar para llegar a ese lugar, sino interpretar la sociedad, averiguar qué se esconde tras las reglas que cumplen sus ciudadanos, descubrir los acuerdos tácitos y los mecanismos automáticos que convierten las palabras en acciones concretas. En definitiva, ayudar a los ciudadanos a entender lo que ocurre para que tomen sus propias decisiones. Sí, entiendo que es difícil encontrar sentido a la vida, pero es menos difícil si sabes cómo funciona la realidad que si eres un ignorante.

Es una tarea difícil en un mundo tan líquido como el actual.

Sí. El Papa Francisco dice tres cosas muy importantes sobre cómo construir una sociedad sana. La primera, recuperar el arte del diálogo con gente que piensa distinto, aunque eso te exponga a la posibilidad de salir derrotado. La segunda, que la desigualdad está fuera de control no sólo en el ámbito económico, sino también en el sentido de ofrecer a la gente un lugar digno en la sociedad. Y la tercera, la importancia de la educación para unir ambas cosas: recuperar el diálogo y luchar contra la desigualdad.

Entonces...

Escucha... Yo añadiría una enseñanza de la sabiduría china. Si piensas en el próximo año, planta maíz. Si piensas en la próxima década, planta un árbol. Pero si piensas en el próximo siglo, educa a la gente.

Usted estudió de cerca el fenómeno del 15-M. ¿Qué opina de su posterior evolución y del auge de Podemos?

Que hemos perdido la confianza en los viejos métodos de ejercer el poder y no sabemos cómo recuperarlo. Aquí, en el Reino Unido, ocurre lo mismo: aparecen y desaparecen nuevos partidos. Lo único que tienen en común es que su esperanza de vida es muy breve. Y eso ocurre porque piensan a corto plazo. Se limitan a reaccionar al último desafío, en vez de crear un modelo completo de sociedad.

Y ese 'interregno' del que hablaba, ¿cuánto durará?
Menos tiempo del que tardaron nuestros antecesores en crear un objeto punzante con el que penetrar otras sustancias. Y, aun así, tardaron otras decenas de miles de años en inventar un agujero en el que meter un palo y construir un hacha... Creo que nosotros tardaremos menos. Pero aun así será más tiempo del que la gente querría.