www.publico.es / 220219
Año 2009: Suecia entrega el premio Nobel
de la Paz al recién presidente de EEUU, Barak Obama, de forma “preventivo” con
el fin de disuadirle de una guerra contra Irán, el siguiente país en la lista
del “Eje del Mal” de Bush para ser agredido, después de que sepultara a Irak
bajo toneladas de
mentiras y bombas. Y Donald Trump no iba a ser menos: a pesar de
lanzar la bomba no
nuclear más poderosa del mundo sobre Afganistán, disparar misiles a
Siria, romper el acuerdo nuclear con Irán y advertirle de haber puesto “todas las
opciones sobre la mesa”, preparar una invasión contra Venezuela,
salir del acuerdo nuclear de INF con Rusia,
e incluso amenazar al rey de
Arabia Saudí con deponerle, es uno de los candidatos del galardón
que lleva el nombre de Alfred Nobel el inventor de dinamita.
Trump que en su línea de “matar-acuerdos”,
planea desmantelar el acuerdo de Oslo, soñando con ser el primer presidente de
EEUU que consiga poner fin al conflicto palestino- israelí. Que los elaboradores
del “Acuerdo del Siglo” (ADS) hayan sido su yerno de extrema derecha judía,
Jared Kushner y el “Jack el
destripador” saudí, Mohamed Bin salman, y a espaldas de los
palestinos, dan una pista sobre la naturaleza del invento. El ADS, que viola
todas las resoluciones de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad
relacionadas con este conflicto, es tan inviable por injusto que el propio Kushner
ha confesado que “no puede haber solución” en este conflicto con dichas
recetas.
Si la Autoridad Palestina lo acepta, Trump
podría ser el premio Nobel y si no, Israel y EEUU justificarán los ataques
militares y las presiones económicas sobre los palestinos, diciendo al mundo
“¿Veis? Son los palestinos los que no están interesados en la paz”.
¿En
qué consiste el Acuerdo del siglo?
Aunque a petición de Netanyahu, el
gobierno de Trump ha pospuesto el lanzamiento de su contenido para después de
las elecciones generales israelíes del 9 de abril (por temor a que sus
electores le acusen de “ceder ante el terrorismo palestino”), ya se conocen los
detalles:
+ No habrá ningún cambio en la ocupación
israelí de las tierras palestinas.
+ La fórmula de “Tierra por paz” será
sustituida por el “Dinero por paz”. Palestina perderá más territorios y se
convertirá en un conjunto de guetos, tendrá una soberanía limitada sobre casi
la mitad de Cisjordania y Gaza, mientras el resto estaría bajo el control de
Israel. Así no sólo responsabiliza a los palestinos del estado de guerra
existente, que no a los ocupantes, sino que también busca acabar con el sueño
palestino de recuperar al menos parte de sus tierras, a cambio de una limosna
sacada del bolsillo de los jeques árabes.
+ Israel trasladará el control militar
sobre las áreas terrestres palestinas a las fronteras y seguirá dominando el
cielo palestino: no tendrá aeropuerto.
+ Gaza se desarmará, como lo hizo
Cisjordania, mientras miles de soldados armados israelíes seguirán
hostigándoles hasta dentro de sus hogares.
+ EEUU retrocede en
entregar la totalidad de Jerusalén a Israel: Abu Deis, situado en el
suburbio de la ciudad santa, será la capital del mini estado palestino.
+ Acaba con el “derecho de retorno” de los
refugiados a su patria, reconocido por la resolución 194 del Consejo de
Seguridad. Es posible que muchos de los exiliados no quieran volver, pero deben
tener el derecho de recibir una compensación por ser expulsados de sus hogares.
+ Reconoce a Jerusalén como la capital de
Israel.
Los
objetivos de Trump
1) Desmantelar la Autoridad Palestina y
convertir “La Liga de las Aldeas”, un concejo tribal, como representante de los
palestinos.
2) Liquidar la causa palestina.
3) Preservar el voto de los sionistas
cristianos de EEUU para las elecciones presidenciales del 2020.
Para
llevar adelante el ADS, así se prepararon el terreno:
*EEUU e Israel destruyeron los estados
árabes que defendían la causa palestina: Irak, Libia, Siria. A Arabia saudí no
se le conoce precisamente por su defensa a los desheredados palestinos. A
petición de Netanyahu, Trump no sancionó al príncipe saudí señalado por el
aberrante asesinato del periodista. Le necesita para estrangular a
los palestinos y debilitar a Irán.
*Israel realiza una minuciosa división del
pueblo palestino, asignándoles diferentes estatus: los de Israel, los de los
Territorios Ocupados, los de Cisjordania (divididos en áreas) y los de Gaza.
En 2006, el presidente Jimmy Carter utilizó el término “Apartheid”
para describir la situación de los palestinos en “la única democracia de
Oriente Próximo”: el diario israelí de
Haaretz va más allá en poner adjetivos al gobierno de Likud.
*La aprobación por el parlamento israelí
de la
colonialista “Ley de Nacionalidad“, proclamando la República Judía
de Israel.
*Cerrar la misión palestina en Washington,
para poner fin a
cualquier diplomacia y diálogo sobre la paz.
*Determinar Jerusalén como la capital de
Israel, privando así a los palestinos de lo que iba a ser la capital de su
estado.
*Cortar la ayuda financiera de los EEUU a
la AP, con el objetivo de forzarle a negociar, ignorando que en Oriente Próximo
cuanto más presionas a sus dirigentes, es menos probable que se sometan. El
emisario de Qatar, Mohammad Al-Emadi, viajó a Gaza el 24 de enero para
entregarle a Hamas un gran fajo de dólares para conseguir su consentimiento con
el ADS de Trump. Los islamistas, obviamente, lo rechazaron, para salvar su
imagen y su futuro político.
*Recortar el trabajo del Organismo de
Obras Públicas y Socorro de la ONU para los Refugiados de Palestina.
*Reducir los 300 millones de dólares a 60
la ayuda de EEUU a La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de
Palestina en Oriente Próximo, destinados a paliar la inadmisible situación de
los 5,3 millones de personas condenadas a vivir en la absoluta miseria: Israel les
corta el agua, la luz, recibir medicinas, etc.
*Amenazar a la Corte Penal Internacional
(CPI) por perseguir los crímenes de guerra de Israel: “Si la Corte va a por
nosotros, a por Israel u otros aliados, no nos quedaremos callados”, advirtió
John Bolton (el mismo que pretende enviar al
presidente de Venezuela Nicolas Maduro a Guantánamo). “La
extensa destrucción de bienes no militares y las transferencias de población a
un territorio ocupado constituyen crímenes de guerra“, relata la CPI.
Hoy, cerca de 500.000 colonos ilegales viven en Jerusalén y Cisjordania.
*La expulsión de los observadores
internacionales de Israel el 29 de enero. Compuesto por monitores de Suecia,
Noruega, Suiza, Italia y Turquía el equipo estaba desplegado en Hebrón,
Cisjordania, desde el 1997. Los motivos: 1) represalia por su informe sobre
alrededor de 40.000 casos de abusos de la policía israelí a los palestinos y
considerar que algunos constituyen crímenes de guerra, y 2) Ocultar al mundo el
agresivo expansionismo del estado judío. “El ejército israelí tiene suficientes
balas para todos los palestinos” presume el presidente de la Comisión de
Defensa del Parlamento israelí de su capacidad de limpieza étnica.
Esta es la última fase del plan de acabar
con la lucha anticolonial palestina.
Otra
propuesta como globo sonda
Ante la negativa de todas las facciones
palestinas a este despropósito, la
inviabilidad de dos estados y de uno democrático que acoja a los judíos
y árabes, está sugiriendo por la prensa otra posible “solución” de
EEUU-Israel-Arabia Saudí: que Egipto acepte la tutela de Gaza y acoja a
millones de refugiados palestinos asentándoles en el Sinaí, y que paralelamente
Jordania crease una confederación con los palestinos de Cisjordania con dos
capitales: uno en Abu Dis para los palestinos y otro en Amman para los
jordanos; el rey jordano sería responsable de salvaguardar la seguridad de
Israel, impidiendo las operaciones de resistencia palestina. Claro que todo a
cambio de dinero: Arabia saudí donaría anualmente 10.000 millones de dólares a
ambos proyectos. El rey Abdalá II ha rechazado la propuesta, por temor a una
desestabilización del país y perder la “identidad” (¡como si en estas
circunstancias hubiese más identidad que la de “ser humano”!) de un pequeño
país que ya con 2,2 millones de refugiados palestinos.
Rusia
entra en la escena
Después de intentar que las facciones
sirias en conflicto se sentaran en la mesa de negociaciones en Sochi, Moscú invitó
el 14 de febrero a los partidos palestinos para que resolviesen sus diferencias
y así enfrentarse unidos a ADS. De paso, Rusia acababa con el monopolio de EEUU
sobre la cuestión palestina, negándose además a participar en la Conferencia de
Varsovia para Oriente Próximo por tener una agenda “anti-iraní” y por no
incluir la causa palestina en el orden del día. Kremlin defiende los esfuerzos
pasados de la ONU en resolver este conflicto, oponiéndose a las acciones
unilaterales de EEUU.
Un
“Acuerdo” nacido muerto
Dos de los protagonistas de este
escenario, Trump y Netanyahu, pueden acabar en el banquillo de los acusados, y
el tercero, Mahmud Abbas, puede dejar el poder por enfermo. Por lo que, el
destino de este “acuerdo” es la papelera de la historia.
El Frente Democrático para la Liberación
de Palestina exige la cancelación de los Acuerdos de Oslo (que forzaba a la OLP
reconocer al estado israelí, y a éste reconocer a la OLP como representante del
pueblo palestino, en vez de a un estado palestino), retirar el reconocimiento
de Israel, apoyar la resistencia popular, promover conferencias internacionales
y exigir la protección internacional como la fuerza de paz de la ONU, y obligar
a Israel a levantar el bloqueo contra Gaza.
Sin duda, el pueblo palestino tiene
derecho a resistir y defenderse con todos los medios, incluidas las armas,
contra la ocupación colonial como reconoce el artículo 51 de la Carta de la
ONU.