Jorge L. Prosperi
www.elblogdejorgeprosperi.com / 23-07-2018
El ministerio de Salud de Ecuador presentó
recientemente la “Política intersectorial de prevención del embarazo en niñas y
adolescentes 2018-2025”. La política es el producto del trabajo
interinstitucional de los ministerios de Salud Pública, Educación, Inclusión
Económica y Social; Justicia, Derechos Humanos y Cultos; con el apoyo técnico
de los organismos de cooperación internacional, la sociedad civil y la
academia.
Busca contribuir a la prevención y
reducción del embarazo en niñas y adolescentes, respetando el derecho a la
integridad personal y a una vida libre de violencia, reconociendo la obligación
del Estado de proteger a este grupo contra toda forma de violencia basada en
género, incluida la violencia sexual. En ese sentido, al felicitar el
compromiso y el trabajo de los ecuatorianos, comparto con ustedes la
información que nos presenta la página web del ministerio de Salud Pública del hermano país y les invito a
reflexionar sobre nuestra necesidad de aprehender esta experiencia para el
beneficio de nuestras niñas y adolescentes.
La política, que es una muestra clara de
la coordinación intersectorial y la participación social para la prevención del
embarazo en niñas y adolescentes (que nos hace mucha falta aquí); reconoce que
el embarazo en niñas y adolescentes es un grave problema de desigualdad social,
salud pública y de vulneración de derechos humanos; especialmente el embarazo
en niñas menores de 14 años está directamente vinculado con violencia sexual.
Promueve que los adolescentes desarrollen su pleno potencial, accedan de manera
universal a servicios integrales y amigables de salud que incluyan salud sexual
y salud reproductiva, asesoría e información basada en evidencia científica,
así como a educación integral para la sexualidad y protección especial. Esta política
fortalecerá la coordinación intersectorial, la participación social y la
gestión del conocimiento para la prevención del embarazo en niñas y
adolescentes, así como la asignación de recursos económicos para salud,
educación y protección en la niñez y adolescencia.
Al presentar la política, la ministra ecuatoriana
de Salud destacó que sus objetivos son contribuir a que los adolescentes
accedan a información sobre todo en relación con sus derechos sexuales y
reproductivos para que puedan tomar decisiones libres. Destacó que: “Es
obligación de un gobierno responsable eliminar las barreras en el acceso a
servicios de salud integrales y amigables que incluyan salud sexual y
reproductiva. Es obligación del estado brindar las oportunidades para cumplir
los sueños y darles herramientas para que los alcancen”.
¿Qué
hacemos en el país para prevenir el embarazo en niñas y adolescentes?
Mientras tanto en Panamá seguimos sin hacer lo suficiente para prevenir el embarazo en
niñas y adolescentes, que pone en riesgo a miles de jovencitas cada año. No ha
sido suficiente con invocar valores como la familia, el amor, la educación, la
fidelidad y la paternidad responsable, en los cuales, dicho sea de paso, todos
creemos. Preguntémonos: ¿por qué nuestros adolescentes no se cuidan?, ¿acaso no
saben que el sexo sin protección tiene consecuencias negativas?, ¿serán las
presiones grupales?, ¿estarán confundidos por tantos mensajes?, ¿cómo estará su
autoestima?, ¿estamos fallando los padres?, ¿Qué tenemos que hacer?, Esto no puede continuar pues cada día que
pasa aumentan las posibilidades de embarazo y sufrimiento para nuestras
adolescentes.
Aunque la página del Minsa de Panamá, no ofrece información
actualizada sobre este grave problema de salud pública, lo cual es lamentable y
preocupante, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, los nacimientos
vivos de madres menores de 19 años, llegaron a más de 116,000 embarazos en los
últimos ocho años. De estos 5,000 correspondieron a niñas menores de 15 años.
No menos importante es destacar que
durante 2016 (informe más reciente del INEC) el 45% de los hombres que
embarazaron a las niñas y adolescentes eran mayores de edad, lo que supone una
violación que debe ser penalizada. Por otro lado, en el 40% de los casos no se
especifica la edad, lo que puede estar ocultando una mayoría de edad. En todo
caso, solo el 15% fueron hombres adolescentes, lo cual tampoco debió ocurrir.
Además, también sabemos que, en Panamá,
como consecuencia del inicio sexual sin protección ni conocimientos suficientes,
los casos de VIH y SIDA en la población
adolescente se incrementan cada año, acercándose al 8% de la totalidad. Y
algunas, aunque muy pocas, es posible que fallezcan por causas del embarazo y
el parto, pues como informa el Estado Mundial de la Población: “las probabilidades de que las
adolescentes de entre 15 y 19 años mueran debido al embarazo o el parto son dos
veces superiores que aquellas mayores de 20 años”. De hecho, en nuestro país, alrededor
del 20% de las muertes maternas, ocurren en madres menores de 19 años. Como si
esto fuera poco, también sabemos que el embarazo adolescente es una causa recurrente en la reproducción y
feminización del círculo de la pobreza.
Conclusión
Como he señalado en varias publicaciones, nuestra sociedad no supera el debate sobre la “educación
sexual” versus “la educación en sexualidad” que necesitamos. Unos afirman que
“no se necesita una ley” para abordar el tema, apoyándose muchos en la
religión. Otros señalan la urgencia de la educación sexual apoyada en un marco
legal renovado. Ambos grupos se mantienen “atrincherados en sus posiciones”,
sin lograr el consenso necesario. Olvidamos que de lo que se trata es de
ofrecer a nuestras adolescentes la información y el apoyo necesario para que sepan
cuidarse, defenderse y tomar las mejores decisiones…
Para que esto sea posible, hay que estar
dispuestos a abrirnos al debate respetuoso, superando las murallas ideológicas,
religiosas, políticas y “ponernos en los zapatos” de los adolescentes.
No debemos optar por suprimir libertades,
esgrimiendo cada uno sus argumentos personales. “Nuestra sociedad debe ofrecer
herramientas a la población adolescente y juvenil para que sepa manejarse con
éxito en este mundo de libertades”.