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-¿También bebés?
-También bebés.
Estas
cuatro palabras, emitidas por la cadena de noticias CBS en 1969, tuvieron un
profundo impacto en la opinión pública estadounidense, en la presidencia de
Nixon y en el curso de la Guerra de Vietnam. Esta semana, la pregunta sobre los
bebés volvió a escucharse en la Casa Blanca, esta vez en torno a los miles de
niños inmigrantes, algunos de apenas unos meses, arrancados de los brazos de
sus madres y padres y encarcelados en jaulas por orden del presidente Donald
Trump.
La
pregunta “¿También bebés?” fue planteada hace medio siglo por el experimentado
periodista de investigación Mike Wallace a un joven veterano de guerra de
Vietnam llamado Paul Meadlo. “También bebés”, respondió Meadlo, un soldado raso
del ejército que, junto con muchos otros soldados estadounidenses, había
llevado a cabo una incursión contra un poblado vietnamita llamado My Lai el 16
de marzo de 1968.
Lo
que siguió llegó a conocerse como la masacre de My Lai. Los soldados
estadounidenses masacraron a más de 500 civiles en el transcurso del día.
“Suplicaban y decían: ‘No, no’. Y las madres abrazaban a sus hijos y… bueno,
seguimos disparando. Ellos agitaban los brazos y suplicaban”, le declaró Meadlo
a Wallace.
Meadlo
llegó a la entrevista con CBS gracias a un joven periodista independiente
llamado Seymour Hersh, que estaba investigando la masacre. Hersh localizó a
Meadlo, obtuvo su testimonio y lo convenció de hacer la entrevista para CBS. Lo
que el periodista descubrió sobre la masacre de My Lai lo atormenta hasta el
día de hoy. En una entrevista para Democracy Now sobre su nuevo libro,
Reporter: A Memoir (Periodista: una autobiografía, en español), Hersh expresó:
“En lugar de encontrarse con el enemigo, en el poblado solo había familias,
mujeres, niños y ancianos. Y entonces comenzaron a asesinarlos. Los arrojaron a
una zanja, violaron a las mujeres, los mataron. Arrojaban a los bebés y les
disparaban con bayonetas. Esto fue difícil de procesar para mí, fue muy difícil
en el primer año. Algunas de las cosas que mantuve fuera del artículo inicial
eran simplemente horrendas”.
En
cuanto a la aparición de Meadlo en CBS, Hersh recordó: “Mike Wallace, que era
fuerte como un toro, le preguntó cinco veces en esa entrevista, ‘¿También
bebés?’ y siguió repitiendo ‘¿También bebés?’”.
Más
adelante, Hersh publicó el informe sobre la masacre en la pequeña agencia de
noticias antibélicas Dispatch News Service, después de que varios de los
principales medios estadounidenses la rechazaran. En 1970 recibió el Premio
Pulitzer por esta investigación. Hersh considera que existen paralelismos entre
aquella situación y la cobertura que finalmente está haciendo la prensa sobre
la actual crisis de separación de familias inmigrantes. “Esto podría ser un
punto de inflexión”, opinó Hersh.
Hoy
vemos fotos de niños y niñas llorando junto a sus padres y madres esposados, y
hemos podido escuchar una grabación publicada por el medio ProPublica donde se
escucha a los niños gritar “¡Mamá! ¡Papi!” mientras un guardia se burla de ellos,
diciéndoles “Bueno, aquí tenemos una orquesta. Solo falta el director”.
Autoridades electas y medios de comunicación se han congregado en la región
fronteriza de Estados Unidos y México para exigir el acceso a los centros de
detención.
La
secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, fue interrogada en una
conferencia de prensa en la Casa Blanca acerca de por qué su departamento solo
había publicado fotos de niños de más de 10 años de edad encarcelados en jaulas
y ninguna foto de niñas o niños pequeños. “¿Dónde están las niñas? ¿Dónde están
los bebés?”, le preguntaron varias veces. La confusión de la secretaria Nielsen
sobre el paradero de bebés y niñas desató reacciones aún más fuertes.
La
política de Trump de “tolerancia cero” hacia inmigrantes indocumentados y
solicitantes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos, anunciada por el
fiscal general Jeff Sessions el pasado 6 de abril, permitió que el Departamento
de Seguridad Nacional, con su Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y su
Patrulla Fronteriza, arrestara a los adultos sospechosos de cruzar la frontera
sin la documentación adecuada, y los separara de sus hijos. La cantidad de
niños y niñas secuestrados por estos organismos es mayor a 2.300. La revista
electrónica The Intercept estima que han sido más de 3.700 desde octubre.
Decenas
de activistas defensores de los derechos de los inmigrantes han organizado
protestas en todo el país contra la orden de Trump desde el mismo día de su
emisión. El movimiento se fue multiplicando. Muchos congresistas exigieron ver
a los niños encarcelados. Gobernadores demócratas y republicanos comenzaron a
emitir órdenes ejecutivas para retirar o impedir que las tropas de la Guardia
Nacional dependientes de sus estados acudan a la frontera para ayudar al
Departamento de Seguridad Nacional. Varias aerolíneas se unieron en su rechazo
de transportar a los niños separados de sus padres. El miércoles, finalmente,
Trump emitió una orden ejecutiva que revierte su propia decisión. Desde ahora,
las familias ya no serán separadas al atravesar la frontera.
Sin
embargo, eso no soluciona la crisis de los miles de niños y niñas que ya han
sido arrancados de los brazos de sus padres. No se generó un mecanismo para
reunir a los padres, de los cuales algunos ya han sido deportados, con sus
hijos, que todavía están en jaulas, cárceles y campamentos de emergencia
establecidos a lo largo de todo el país en 17 estados.
Hace
cincuenta años, cuatro palabras escuchadas en todo el país cambiaron el curso
de la Guerra de Vietnam: la pregunta “¿También bebés?” y la respuesta “También
bebés”. Cuatro palabras que se escucharon esta semana, “Mamá, mamá. Papi,
papi”, expusieron la crueldad del gobierno de Trump y cambiaron poderosamente
el curso del debate sobre la inmigración.