El saber de la Ciudad, 18-25
El lenguaje de la Ciudad
Guillermo Castro H.
El lenguaje es la forma material de
la conciencia. La conciencia sintetiza lo que conocemos de la realidad y
orienta nuestra conducta en ella, sea para adaptarnos a ella, o para
transformarla. En uno y otro caso, el lenguaje nos permite caracterizar la
realidad, y coordinar con otros nuestros propósitos y las actividades
necesarias para alcanzarlos.
La
misión de la Ciudad, por ejemplo, es promover la innovación para el cambio
social. Al decirlo así, planteamos un juicio sobre la realidad en que actuamos.
En esa realidad – la nuestra, gestada a lo largo de tiempos muy prolongados –
es necesario promover la innovación porque lo espontáneo es más bien la
imitación. Y agregamos a eso que la innovación que promovemos debe estar
vinculada al cambio social, porque lo usual, cuando ocurre, se vincula más bien
al mero beneficio individual.
De este
modo, el lenguaje que utilizamos implica – y promueve - una perspectiva de
valor. Esto hace evidente la importancia del lenguaje como un medio de
relacionamiento con otros. La Ciudad, por ejemplo, no hace por sí misma el
cambio social, pero lo propicia y lo facilita a través de sus relaciones con
aquellos que aprovechan los servicios de apoyo a la innovación que la Ciudad
ofrece.
En esto,
la Ciudad cuenta con la ventaja de haber sido parte, desde su origen a fines
del siglo pasado, del más formidable proceso de cambios que ha conocido nuestro
país desde que se constituyó en República en las difíciles circunstancias de
1903. El juicio de valor de la Ciudad sobre ese proceso está definido en
nuestra misión y en nuestra visión. Ellas vinculan entre sí palabras que antes
eran utilizadas por separado, o que simplemente no estaban presentes en nuestro
lenguaje, como innovación, cambio, prosperidad, equidad y sostenibilidad.
Esas
palabras, además – y sobre todo - designan formas de actividad, de conducta y
de propósito que se requieren mutuamente. El modo en que lo hacen en nuestra
vida cotidiana expresa la conciencia de la Ciudad, y define la cultura que esa
cultura sustenta y promueve. Es una cultura abierta al cambio, que se nutre del
encuentro constante con su comunidad nacional y con los procesos de cambio que ocurren
a escala del planeta entero.
La
Ciudad, como vemos, constituye una realidad compleja que debe ser expresada en
términos sencillos. Formamos parte de un vasto proceso de transformación que
hoy involucra a la Humanidad entera. En ese proceso no estamos solos. El
lenguaje de la Ciudad nos ayuda a entender que cambiamos con el mundo, para
ayudarlo a cambiar. Ese es el núcleo fundamental de la conciencia a la que ese
lenguaje le da forma capaz de expresarse en propósitos, labores, y logros. Y lo
mejor está por venir.
Ciudad
del Saber, Panamá, 22 de junio de 2018