Umoya
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El 4 de agosto, Ruanda celebra unas
“elecciones” presidenciales sin sorpresas. El actual presidente, Paul Kagame,
“ganará” con cerca del 100% de “apoyo”. A esta victoria ayudarán factores como
el haber modificado la Constitución para poder ser presidente de por vida o el
haber asesinado, encarcelado o forzado al exilio a todos sus oponentes. Para
ser justos hay que decir que a la última que ha intentado ser su oponente,
Diane Rwigara, solo le ha prohibido registrarse como candidata, no le ha
cortado la cabeza como a otros ni encarcelado, todavía.
Paul Kagame es el hombre que lleva gobernando el país desde que asaltó el poder por las armas, en 1994. Él y una camarilla de allegados cada vez más escasos, gobiernan este pequeño y poblado país del centro de África mediante el terror y la opresión. Él y su camarilla saquean el rico país vecino, República Democrática del Congo, para beneficio personal y de sus padrinos occidentales.
Su régimen se gasta un auténtico dineral en la “asesoría” de las empresas de relaciones públicas más caras del mundo, como la del ex primer ministro británico Tony Blair y su esposa, para lavar su imagen personal y la de su despótico y sanguinario gobierno.
Estos asesores de Kagame y su régimen, entre los que también están los más caros de Estados Unidos e Israel, han elaborado una estrategia que al principio muchos consideraron de “engañabobos”, como monseñor Munzihirwa, cuando preguntaba ante la comunidad internacional si acaso creían los medios internacionales que engañaban a alguien “¿Acaso pueden negar que [los dirigentes de Ruanda] están apoyados por potencias occidentales que aprovecharán esto para asegurarse el control sobre el futuro político, económico y estratégico del Zaire?” Él pensaba que era tan obvio que no podría ocultarse, pero 15 días después de decir esto, los militares de Kagame lo asesinaron de un tiro en la nuca.
Asesinatos aparte, la estrategia de inventarse una historia oficial parece ser más eficaz de lo que creían Munzihirwa o el padre Joaquim Vallmajo i Sola que dijo de los medios “Están haciendo parecer a la víctima el verdugo y al verdugo lo presentan como la víctima”. Confiaba en desmontar las mentiras, pero a los pocos días, el FPR de Kagame lo asesinó. Rindámonos a los hechos de una vez, esta doctrina oficial es considerada como “una obra maestra de la desinformación, una intoxicación perfecta” por el periodista e investigador camerunés Charles Onana.
Otro aspecto de la estrategia, multimillonariamente financiada, es la organización de una realidad paralela, una especie de matrix para periodistas y donantes occidentales: un tour convincente por la flamante capital y un circuito meticulosamente orquestado en varias zonas cercanas, escenificadas como la Ruanda rural, pero que es eso, un escenario, un tour herméticamente cerrado. La Ruanda rural de verdad (donde se tardan 6 horas en recorrer 30 kilómetros) no tiene comida, ni servicios, ni infraestructuras, ni educación real (todos los niños aprueban siempre, aunque no asistan a la escuela, aunque no sepan nada, por ley) ni sanidad, ni nada, más que hambre y miedo.
Paul Kagame, según escribían Joan Carrero y Bernat Vicens el 14 de junio de 2010, en un carta abierta al entonces presidente Rodríguez Zapatero, es: «(…) aquel que a partir de octubre de 1990, para provocar el terror en la gran masa hutu y el despoblamiento de una gran parte de Ruanda a fin de alcanzar más fácilmente el poder, hizo que cientos de campesinos hutus fueran abiertos en canal y atados con sus mismas tripas. Es aquel que dio la orden de asesinar a nueve ciudadanos españoles, testigos molestos de sus fechorías. Es aquel que dio la orden de asesinar a tres obispos y decenas de personas que los acompañaban, diciendo a sus subalternos desconcertados, que dudaban de haber entendido bien sus órdenes: “Ya os he dicho que limpiéis esa basura”. Es aquel que ametralló personalmente entre risotadas a decenas de civiles en un mercado. Es aquel que en un exaltado discurso se lamentaba recientemente de haber asesinado sólo a unos cientos de miles de refugiados hutus en el Congo y no a todos ellos.»
Así es Paul Kagame, el hombre que “ganará” las elecciones mañana, según Filip Reynjens, “el mayor criminal en activo de nuestro mundo”.
Su ex amigo y colaborador Kayumba Nyamwasa asegura en susurros que “Paul Kagame adora matar, es un asesino en serie, disfruta matando”.
Paul Kagame es el hombre del que el juez de la Audiencia Nacional Española Fernando Andreu Merelles dice que si no fuera por la inmunidad presidencial debiera ser procesado como principal responsable por todos los crímenes descritos en las pruebas practicadas en las 182 páginas del auto del que se desprenden 40, ahora solo 29, órdenes de arresto internacional contra colaboradores de Kagame por los peores crímenes imaginables.
Pero no queríamos cerrar esta nota sin pedir más opiniones: ¿quién es Paul Kagame, el hombre que ganará las elecciones con el 99% de los votos en Ruanda mañana? Hemos preguntado y estas han sido algunas de las respuestas:
El señor David Himbara dice que “Kagame tiene una doble personalidad, parece que es un hombre de estado que desarrolla Ruanda, pero en realidad dirige un estado totalitario y policial que ha encarcelado, exiliado y asesinado a miles dentro y fuera de Ruanda”.
Nuestra querida Ann Garrison se aventura a dar unas cuantas definiciones “Kagame es un aspirante a deidad que ha engalanado por completo toda la nación de Ruanda con la imagen de sí mismo”. “Kagame afirma luchar una cruzada contra la corrupción, pero él mismo es la corrupción encarnada”. “Kagame es un negro oportunista que juega la carta de la raza cuando le conviene, mientras que él mismo sirve a sus amos y benefactores occidentales”.
Desde España nos llegan definiciones como “energúmeno”, “ha vendido su alma al diablo”, “el mal encarnado”, “psicópata asesino”, muy querido por aquí… y bien conocido, esto decía alguien de Inshuti: “Kagame es un príncipe destronado por la democracia y vuelto a coronar por el imperialismo. Un dictador que utiliza las cartas de la democracia para mantenerse en el poder y atemorizar al pueblo de Ruanda”.
Desde la Fundación Kizito Mihiro por la Paz (KMP) nos llega esta otra: es “un presidente dictador que se esconde tras un éxito económico falseado para pisotear los derechos humanos más importantes, como el derecho a la vida, y las libertades fundamentales como la libertad de expresión, la de prensa, etc”.
La activista congoleña BK Kumbi no se extiende más de lo necesario: “Es el mayor embustero y asesino del siglo XXI”.
Musavuli Boniface, él mismo un investigador de primer nivel, se adscribe a la definición de Kagame que da el profesor de la universidad de Amberes, Filip Reynjens, “el mayor criminal en activo de nuestro mundo actual”, “no podría definirlo mejor yo mismo” aclara.
Y no dejemos de incluir unas palabras que el investigador Charles Onana ha querido añadir “Yo diría que es un hombre sin fe ni ley, un hambriento de poder, un destructor de la humanidad. Él ha edificado su poder sobre un montón de sangre y no sabe gobernar fuera de ese perímetro”.
Para quien quiera hacer una crónica el día después de las elecciones, aquí dejamos este material contrastado y verificado, de testigos directos, investigadores, implicados, ex amigos, víctimas, familiares de víctimas, jueces… Sírvanse. Así es Paul Kagame.