Por: Guillermo Castro
Herrera
Para José de Jesús Martínez, Chuchú,
que camina con nosotros.
Panamá es una sociedad transitista. El transitismo es una
formación económico-social que opera en el marco del moderno sistema mundial.
Ella ha sido objeto de distintas interpretaciones. Para autores como Hernán
Porras, Alredo Castillero y Omar Jaén se trata de una vocación natural,
que ha dado lugar a una singular organización social y territorial del Istmo.
Para otros - como Ricaurte Soler, Marco Gandásegui, Olmedo Beluche y Richard
Morales -, esa formación se constituye a partir de una modalidad
histórica de inserción de Panamá en el sistema mundial a partir del
siglo XVI. Como tal, se ve animada en su desarrollo por sus propias
contradicciones internas y las del mercado mundial al que sirve.
El futuro de
Panamá – y las opciones para un Panamá futuro – están directamente asociados a
la comprensión del transitisimo como estructura ha cumplido y cumple funciones
de servicio a la circulación de capitales, mercancías y personas en el mercado
mundial. Desde su organización por la monarquía española, además, el
transitismo concentra en una sola ruta interoceánica esa funciones, y garantiza
el control de sus beneficios por quienes controlan esa ruta.
Esa forma de organización
del tránsito ha generado un desarrollo desigual y combinado en el Istmo. Desigual,
porque concentra en la región interoceánica los beneficios del tránsito: allí,
en menos del 10% del territorio del país, se genera más del 80% de la riqueza
que cada año producen los trabajadores de lo que ha venida a ser en el siglo
XXI la Plataforma de Servicios Globales de Panamá. Combinado,
porque esa Plataforma utiliza los recursos del resto del país como subsidio para
sus actividades, y subordina a sus propios intereses y necesidades el potencial
de desarrollo de las otras regiones del Istmo.
La contradicción entre la
resistencia a la transformación de quienes controlan el transitismo y la
demanda de una transformación por parte de quienes llevan la carga de su
carácter desigual y combinado se expresa en la crisis de gobernabilidad que se
ha venido forjando en el país de 1999 a nuestros días. Esa crisis se expresa en
un crecimiento económico incierto, una inequidad social persistente, una
degradación ambiental constante, y una creciente desintegración institucional,
que se expresa en el colapso de los servicios públicos y la impunidad como
forma de relación de los administradores de los bienes públicos con el Estado y
la sociedad. Y esos factores internos, a su vez, determinan las modalidades del
impacto de la crisis global en la vida interna del país.
Hoy, el mayor reto
intelectual y cultural que encara Panamá consiste en repensar el tránsito y su
organización, una tarea imposible de concebir en el marco de la cultura
dominante. Ese reto no opera en el vacío, sino en la necesidad de dar
forma y voz a las transformaciones que luchan por abrirse paso en la conciencia
nacional.
Así, desde hace 30 años se
viene incrementando en el país el número de vías interoceánicas alternativas,
cuyo desarrollo podría beneficiar a regiones hasta ahora marginadas. Ese
desarrollo es temido y obstaculizado por los sectores de la vida nacional que
históricamente se han beneficiado del transitismo, en particular aquellos
vinculados a la banca, el comercio y la renta inmobiliaria, que constituyen el
núcleo tradicional de lo que Hernán Porras llamó en su momento “el grupo
capitalino blanco”.
En esta perspectiva, cabe
decir que a partir de la integración del Canal a nuestra economía interna
gracias al Tratado Torrijos Carter de 1979-1999, y de esa economía al mercado
global en el siglo XXI, el desarrollo de estas contradicciones internas se
acerca a un punto en el que el transitismo conspira contra el tránsito.
Con esto, a su vez, el país se acerca a una circunstancia en la cual, de no ser
resueltas, esas contradicciones terminarán por generar conflictos regionales
que podrían afectar la estabilidad política del país en el mediano plazo, y aun
la viabilidad económica del tránsito.
No fue en balde
que el Presidente Ernesto Pérez Balladares (1994-1999) advirtiera a fines de su
gestión que el Panamá tendría que escoger “entre desarrollar el país o
subdesarrollar el Canal.” El hecho mismo de que la hegemonía cultural del
transitismo no permitiera – ni entonces ni ahora – comprender el sentido
profundo de esa advertencia, confirma que esa hegemonía ha entrado en crisis.
En el moderno sistema
mundial solo cabe concebir un conflicto entre el Pro Mundi y el Pro
Domo beneficio en la cultura forjada al calor del protectorado
impuesto a Panamá por los Estados Unidos tras apoyar nuestra separación de
Colombia en 1903, y renovado en los hechos – así fuera con disimulo mayor –
tras el golpe de Estado con que sus fuerzas armadas resolvieran para su ventaja
y beneficio la grave crisis política provocada por el militarismo panameño en
la década de 1980. Hoy, un Pro Domo et Mundi Beneficio es
perfectamente imaginable si se tiene la capacidad de pensar fuera del cepo mental
transitista.
Ese cepo venía siendo
resquebrajado por el ascenso de las luchas populares y de sus reivindicaciones
a lo largo de los últimos quice años, que hoy encuentran voces – aun sin
proyecto – en el relevo generacional que ya está en curso en nuestra vida
cultural y política. Gratas nuevas para la generación de quienes éramos niños
cuando ocurrió el alzamiento anticolonial de enero de 1964; llegamos demasiado
jóvenes a la lucha de liberación nacional de 1972 – 1977, y desde 1990 sufrimos
todo el peso de la política cultural del pensamiento único neoliberal que hoy
se diluye entre plegarias a ideólogos cuyas trompetas pudieron parecer de oro
ayer, y se revelan hoy de indudable latón, cuando todo lo que habían proclamado
como sólido se disuelve en el aire.
Hoy podemos decir que
nuestra generación
El viento del mundo, como lo
llamara Aníbal Ponce, sopla aquí también cargado de futuro. De nosotros
depende, dependerá cada vez más, lo que ese futuro nos depare.
Panamá, 7 de junio de
2020
[1] Marx,
Carlos: La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/index.htm
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