Por: Miguel
Antonio Bernal
“La relación entre estupidez y
vanidad se ha descrito como el efecto Dunning-Kruger, según el cual las personas con escaso nivel intelectual y cultural
tienden sistemáticamente a pensar que saben más de lo que saben y a
considerarse más inteligentes de lo que son. El fenómeno fue rigurosamente
estudiado por Justin Krugger y David Dunning, psicólogos de la Universidad de
Cornell en Nueva York, y publicado en 1999 en “The Journal of Personality and
Social Psychology”. [El
estudio puede ser adquirido en este link http://psycnet.apa.org/?&fa=main.doiLanding&doi=10.1037/0022-3514.77.6.1121]
“Se basa en los siguientes
principios:
1º. Los individuos incompetentes tienden a
sobreestimar sus propias habilidades.
2º. Los individuos incompetentes son incapaces de
reconocer las verdaderas habilidades en los demás.
Antes de que estos estudiosos lo evidenciasen
científicamente, Charles Darwin ya había sentenciado que “La ignorancia engendra más confianza que
el conocimiento”…
Como ciudadanos, bien haríamos en
diagnosticar cuánto antes, los demagogos
que padecen este síndrome, ya que como
sentencia el autor: “ellos solos, por si mismos,
son incapaces de reconocer que lo padecen. Y el resto mejor no dárnoslas de
sabios en nada, no sea que terminemos afectados.”
Este artículo lo publiqué aquí en
El Siglo, el lunes 15 de agosto de 2016, No ha perdido actualidad y creo que su
vigencia es oportuna ante la pandemia de incompetentes que han secuestrado a
los órganos del Estado.