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Promover una Iglesia donde quepamos todos con dignidad


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7.10.2019 | Manuel Cubías



Eleazar López Hernández, sacerdote diocesano, perteneciente al pueblo zapoteca de México, colabora con el Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas. La organización trabaja con la Conferencia del Episcopado Mexicano y colabora con el equipo asesor del CELAM. Aunque no es de la región amazónica, conoce y es portavoz de la llamada teología india: “Por esta razón fui invitado al sínodo”.

(Vatican News)- El sínodo es un momento “kairótico” de la Iglesia, es un momento de gracia, un momento en que se expresa la voz del Espíritu, ahora, desde la periferia de América Latina, desde los más pequeños. Esta es la constatación del padre Eleazar López, de cara a la finalización del Sínodo Especial para la Amazonía y de frente al post sínodo.

Momento de convergencia

En este momento confluyen dos cosas, afirma el padre López: por un lado, hay una situación de emergencia. Esta zona está siendo agredida para sacar los recursos que están allí porque el primer mundo y el resto de la sociedad quiere aprovechar de la manera más rápida estos recursos y no les importa destruir este hábitat lleno de vida y tampoco les importa destruir la vida de los pueblos que allí están. En este contexto de emergencia, la iglesia escucha esa voz, la trae dentro de sí y se hace responsable de ella.

La otra cosa es que se da la coyuntura de que tenemos un Papa venido de la periferia de América Latina, un Papa que se ha hecho muy sensible a la voz mayoritaria de los pueblos, la voz de los pobres y ahora, de manera especial, de los más pobres entre los pobres. Esta es una coyuntura favorable.

Al convocar el sínodo, prosigue el P. Eleazar, se ha abierto la posibilidad de escuchar esta voz. El Papa ha insistido mucho en escuchar esta voz, no tanto en querer enseñar, en querer dirigir. Escuchemos y asumamos responsablemente como Iglesia esta voz. Por lo mismo, han sido invitados hermanos de base. Hermanos que salen por primera vez de esa zona y llegan a este primer mundo para poder expresar su palabra. Hay unanimidad en cuanto a valorar este momento. Es el momento de Dios y reconocen en el Papa Francisco al hermano que está con los pueblos, que está con los pobres. Y le toman la palabra. “Aquí estamos, unamos nuestras voces”, dicen los indígenas.

Dificultades para comprender el actual momento

Para el P. Eleazar, la identificación de la Iglesia Católica con el modelo cultural eurocéntrico y con un modo de llevar las cosas desde el primer mundo, le genera muchas dificultades para entender esta voz que viene de la periferia. “Le suenan estas palabras como demasiado diferentes”.

Por eso el clérigo pone en evidencia dos movimientos simultáneos: “por un lado, el Papa, venido de la periferia del mundo junto a este sector de la iglesia que ha caminado con los pueblos amazónicos, con los pueblos indígenas y que plantean cambios que requieren otro tipo de relación. Y, por otro lado, reconocer las limitaciones que tenemos como iglesia para dar cabida a estas voces, a estas palabras y a estos planteamientos”.

El momento actual

El P. López insiste en que lo que queda del sínodo es la votación del documento final que será entregado al Papa. Luego el pontífice decidirá la forma en que será dado a conocer. Por esta razón, invita a ver más allá del momento presente: “Hay que reconocer que los cambios en la iglesia no se generan por documentos. Sino que los documentos son expresión de la búsqueda. Lo fundamental es el camino anterior, el que se ha hecho y que hizo posible llegar al sínodo. No la preparación inmediata, sino el caminar de la iglesia a lo largo de cincuenta años con una actitud nueva”.

Romper con el modelo eurocéntrico

Eleazar López refiriéndose al pasado de la iglesia en América Latina, afirma que la iglesia llegó “en los mismos barcos de los conquistadores y como parte del mismo proyecto (...) Lo que se generó fue una iglesia colonial que repetía lo que venía de Europa”. E insistió: “En este momento estamos en un momento de quiebre”, refiriéndose al hecho de que la iglesia está en un momento de novedad. “La actitud de fondo es tener identidad que nos haga ser nosotros y no otros. Los pueblos indígenas hemos impulsado esta moción dentro de la iglesia. No necesitamos del blanco, revestirnos de europeos para ser cristianos, necesitamos seguir siendo nosotros mismos para ser iglesia, lo cual lleva al planteamiento de iglesias pluriculturales”.

“Se trata de una iglesia que pueda hermanarse en la diversidad, como ocurría en la Iglesia primitiva”, afirmó el P. López y luego insistió: “En la primera Iglesia, había muchas formas de organizarse para leer de maneras diferentes la experiencia fundamental de la fe cristiana que es la experiencia del Hijo de Dios encarnado. Por eso hay cuatro evangelios, doce apóstoles, una expresión de esta diversidad”. El ideal, dijo, es incorporar legítimamente diversidad teológica en la iglesia, ministerios diferenciados, ritos propios. “Se trata de una iglesia donde quepamos todos con dignidad. No unos bajo otros, no unos imponiendo sus decisiones sobre otros, sino todos hermanados en una diversidad que no rompe la unidad fundamental”.

Formación que impulse la pluralidad en la iglesia

El padre Eleazar, visiblemente esperanzado afirmó: “Este espíritu va a continuar después, va a continuar con los mismos que han sido los impulsores de estas ideas, de los mismos indígenas, de los mismos misioneros que están en las zonas amazónicas y de la iglesia latinoamericana: el CELAM y las instancias que congregan a las distintas iglesias. Va a implicar cambios teológicos, ministeriales, litúrgicos, pero también en la formación. Se requiere otro tipo de formación que nos haga capaces de impulsar esta pluralidad en la iglesia. Una formación que nos lleve al diálogo intercultural y al diálogo interreligioso. Por ese camino va impulsando el Espíritu en el Sínodo”.