Leonardo Boff
www.amerindiaenlared.org / 020219
Muchos en nuestro país vivimos una
situación de luto. Se impone el luto cuando sufrimos pérdidas: muchos muertos y
cientos de desaparecidos por la rotura de la presa de la Vale que destruyó
criminalmente la ciudad de Brumadinho.
La pérdida de la persona amada, del empleo
que garantiza la familia, la emigración forzada a causa de amenazas de muerte.
El luto es mayor cuando alcanza bienes fundamentales de un país: la pérdida de
la democracia, de los derechos laborales garantizados hace muchos años, la disminución
de las pensiones de los ancianos, los recortes de las políticas públicas para
pobres y miserables, la privatización de los commons, bienes fundamentales para la soberanía del país.
Pero el gran luto es tener que aceptar a
un presidente que ha reforzado la cultura del odio, que desconoce las
cuestiones nacionales, que nos ha avergonzado en Davos, donde los dueños del
dinero del mundo se reúnen para garantizar sus intereses. Su discurso, que
podría haber sido de 45 minutos, duró escasos seis, pues eso era todo lo poco
que tenía que decir. Canceló las entrevistas para ocultar su ignorancia y las
acusaciones graves que pesan sobre un miembro de su familia.
Es un gran desafío para todos elaborar las
pérdidas y alimentar la resiliencia, que significa saber dar la vuelta por
encima y aprender de la situación de luto.
Son varios los pasos a dar en este camino.
El primer paso es la indignación que se
expresa mediante la sorpresa: es criminal la ruptura de la presa de la Vale.
¿El país merecía tal gobierno? Descubrimos que la vida comporta tragedias que
hacen sufrir especialmente a los pobres. Y no raramente nos culpamos por no
haber tenido cuidado y haberlas percibido antes.
El segundo paso es el rechazo sufrido: ¿cómo
fue posible llegar a este punto con la Vale? ¿Elegir a un presidente con muy
pocas luces y con algunas características propias del fascismo? ¿Dónde nos
equivocamos? Inicialmente tendemos a rechazar el hecho. Pero él está ahí,
grosero y tosco.
El tercer paso es la depresión psicológica
asociada a la recesión económica. Hemos llegado al fondo del pozo. La economía
es para el mercado que se beneficia de la crisis mientras lanza a millones de
personas a la pobreza. Estamos poseídos por un vacío existencial y desinterés
por las cosas de la vida. ¿Quién consolará a los familiares de las víctimas de
Brumadinho? ¿Quién les reforzará la esperanza de que las promesas de
reconstrucción van a ser cumplidas?
El cuarto paso es el autofortalecimiento.
Hacemos una especie de negociación con la frustración y la depresión. Estas
cosas siniestras pertenecen a la vida con sus contradicciones. No nos podemos
hundir ni perder nuestros proyectos y sueños. Necesitamos volver a levantar las
casas de Brumadinho. Vale, empresa privada que piensa más en las ganancias que
en las personas, tiene que sacar duras lecciones para evitar nuevos crímenes
ambientales. El luto debe generar presiones por parte del pueblo y nuevas
iniciativas. Podemos salir más fuertes del luto.
El quinto paso es la aceptación dolorosa del
hecho ineludible. El luto debe pasar de delante de los ojos a detrás de la
cabeza, a pesar de las imágenes imborrables del crimen. Nadie sale del luto
como entró. Madura a duras penas y experimenta que, en el caso del nuevo
gobierno brasileño de derechas, no toda la pérdida es total: trae siempre una
ganancia social y política.
Todo luto requiere una travesía paciente.
Parece que nuestras estrellas guía se han apagado, pero el cielo continúa
iluminando nuestras noches oscuras. Las nubes pueden tapar al Cristo Redentor
del Corcovado, pero él sigue allí. Incluso sin verlo, creemos en su presencia. Bolsonaro también pasará. Cristo, no.
Enjugará las lágrimas de los familiares que sufren.
Con respecto a nuestra situación política,
hay que reconocer que nuestro árbol fue mutilado: cortaron la copa, arrancaron
las hojas, destruyeron las flores y los frutos, abatieron su tronco y
arrancaron las raíces. ¿Qué quedó después de no quedar nada? Quedó lo esencial
que el luto inducido no puede destruir: quedó la semilla. En ella están en
potencia las raíces, el tronco, las hojas, las flores, los frutos y la copa
frondosa.
Todo puede volver a comenzar.
Recomenzaremos más seguros por más experimentados, más experimentados por más
sufridos, más sufridos por más dispuestos para un nuevo sueño. El luto pasará.
Será tiempo de rehacer un Brasil más cordial, solidario, justo y hospitalario.
Leonardo Boff es teólogo, filósofo y ha
escrito Brasil:¿concluir a refundación o prolongar la dependencia? Vozes 2018.