www.publico.es / 130918
¡Oh vergüenza!
¿Dónde está tu rubor? (Hamlet, Shakespeare)
“Unas familias se dedican a fabricar
bombas y metralletas para unos asesinos en serie a cambio de una importante
mensualidad, a sabiendas que sus patrones las utilizan para matar cada día a
decenas de familias pobres”.
Sí, lo más grave, no es que un régimen
como el saudí utilice las armas que le venden en la matanza indiscriminada de
los civiles (sólo en el mes de agosto, mataron a 62 niños yemeníes, dejando
mutilados a un centenar), ni si quiera lo es que unos gobiernos “democráticos”
participen, directa o indirectamente, en estos crímenes.
Lo
incomprensible es:
1) que parte de la clase trabajadora, a
cara descubierta, defienda este trabajo, convirtiéndose además en un peligroso
“grupo de presión” al estilo de la banca o las compañías de armas, y
2) que los partidos políticos y sindicatos
progresistas le hagan a este sector el seguidismo, y haciéndose víctimas
condenadas a un destino divino inalterable, se justifiquen con argumentos
torpes como: “lo sentimos, pero tenemos que elegir el “pan” en vez de “paz” o
“si no lo hacemos nosotros, lo harán otros”.
¿Dónde está esta “vanguardia” que guíe a
los trabajadores, proponiendo alternativas a un capitalismo salvaje que se
mantiene explotando y armando a los pobres de unos países para que exploten y
maten a los desheredados de otros? ¿Dónde está la “solidaridad internacional de
los trabajadores” para desmantelar las alianzas formadas entre las élites
mundiales? ¿Se han sucumbido al lema individualista del capitalismo más salvaje
de “sálvese quien pueda”? Postura además de mezquina, inquietante.
Han olvidado que el problema de empleo en
el capitalismo es estructural, y surge por la sustitución de mano de obra por
maquinaria y la estrategia de los empresarios en mantener un ejército de
parados para bajar los salarios, provocar luchas en el seno de la clase obrera
para hacerse con los pocos empleos que ofrecen, y así dividirlos, debilitarlos.
Admirable en este tenebroso panorama, el
movimiento feminista vasco, que ha tomado varias veces el puerto de Bilbao para
denunciar que todos los meses parte un barco cargado con armas hacia el reino
de Arabia para matar a unos seres humanos atrapados, indefensos. Riad utiliza
incluso las prohibidas bombas de racimo que explotan en más de 2.000
fragmentos, y que matan y mutilan incluso después de años de ser disparadas.
En Alemania y Suecia, hasta parte de la
derecha se ha opuesto la venta de armas de sus gobiernos a los jeques,
consiguiendo que se paralizaran. En Canadá, una encuesta del 2017 sugería que
la mayoría de la población se oponía a la venta de armas a este país, a pesar
de que su valor era 15.000 millones de dólares y afectaba a 3.000 puestos de
trabajo.
No es ningún secreto que el reino de
Arabia está dirigido por una familia, en el sentido más doncorleónico de la
palabra, que aplica el apartheid y un totalitarismo teocrático, el más severo
del mundo que, como castigo a delitos como apostasía, adulterio, la
homosexualidad y la hechicería no sólo amputa manos y pies, sino ejecuta con
lapidación y decapitación, para luego crucificar sus cadáveres en público.
Condenó al bloguero Raif Badawi a 10 años de prisión y 1.000 latigazos. ¿Qué
tal si creamos puestos de trabajo fabricando látigos de alta calidad, ya que
después de unos fuertes golpes estos látigos se rompen, junto con los huesos
del reo?
Es el régimen que patrocina a los grupos
terroristas que atentan por los cuatro costados del planeta, incluidos en los
países occidentales que le protegen, a pesar de que los tratados
internacionales prohíben la venta de armas a los países que infringen
gravemente los derechos humanos o apoya el terrorismo.
Sólo
en 2016, la ONU documentó 119 incursiones de la Coalición EEUU-Arabia en Yemen
violando el derecho internacional humanitario: ataques a campos de refugiados,
bodas, funerales, escuelas, hospitales, mercados y mezquitas. Arabia ha
intentado “militarizar” la enfermedad en Yemen, provocando con sus bloqueos, la
cólera, la malnutrición y por ende la muerte de miles de niños. Hay tantos
cadáveres de civiles que la Cruz Roja está donando morgues a Yemen que sufre
la mayor crisis humanitaria del mundo.
El heredero de la corona de Arabia,
Mohammed Bin Salman, busca un triunfo militar en Yemen antes de convertirse en
rey, ahora que ha fracasado en su salvaje aventura por Siria.
¿Por
qué Occidente arma a Arabia?
+ Crear una “mini-OTAN sunnita” para que
lance una guerra contra Irán, sin implicarse directamente, y aunque con ello
ponga en peligro la propia paz mundial. La misión de Arabia y Emiratos Árabes, los
dos principales destinos de las armas de EEUU y la Unión Europea, es hacer de
martillo para machacar los movimientos populares y desestabilizar los países de
la zona: desde ahogar
en su propia sangre a la “Primavera” de Bahréin, hasta enviar a
decenas de miles de terroristas a Afganistán, Siria, Libia e Irak.
+ Seguir beneficiando tanto a las
compañías de armas -esta facción más criminal de la burguesía mundial, junto
con los
empresarios de la prostitución-, como a los intermediarios y
comisionistas (reyes y presidentes), dejando que caiga alguna migaja para los
trabajadores sin conciencia de clase, convirtiéndoles en los cómplices de sus
crímenes. Los comerciantes de armas británicos, por ejemplo, han multiplicarse
por cinco sus ventas desde que comenzó el bombardeo de Yemen en 2015.
+ Salvar a la familia Salud de sus
adversarios: El Reino Unido entrena a la Guardia Nacional saudí. Pues, los
países de la OTAN comparten intereses estratégicos con esta monarquía
totalitaria.
+ Forzar una carrera armamentística en la
zona: cuando Arabia entrega un cheque de 110.000 millones de dólares de compra
de armas a Trump, Qatar
se vio obligado a comprar un paquete de armas por el precio de 12.000.
millones de dólares a EEUU. Decía el senador Chris Murphy que: “Todas las vidas
civiles perdidas en Yemen tienen una huella estadounidense“, y de otros
vendedores. Cada envío de armas transferidas a Arabia y otros países del golfo
Pérsico hace que Israel obtenga el compromiso de un equipo superior, debido a
un acuerdo entre Occidente y Tel Aviv: en 2016 Netanyahu recibió un contrato de
seguridad de 38.000 millones de dólares para la próxima década.
+ Convertir a Arabia en el contrapeso de
Irán, después de que desmantelara al régimen de Saddam Husein que cumplía esta
función: lección de la que los Saud deberían tomar nota. Estas armas no le
darán estabilidad al régimen de los jeques, todo lo contrario: fue justamente
la compra exacerbada de artefactos militares por el Sha de Irán, -apodado el
Gendarme del Golfo Pérsico-, en la década de los 70, uno de los principales
motivos del descontento popular que terminó no sólo con él, sino con la propia
monarquía.
+ En caso de Yemen, Arabia, EEUU e Israel,
entre otros motivos, cuentan con intereses vitales en
hacerse con el control del estrecho de Bab- al- Mandeb.
Los gobiernos que negocian con las guerras
suelen maquillarlo para manipular a los ciudadanos: cambian el nombre del “ministerio
de guerra” por el “ministerio de defensa”, sin transformar sus funciones,
o hacen que un centro como el “Instituto de Estados Unidos por la Paz, esté
vinculado con las empresas de armas como Lockheed Martin, y cuyo director
Stephen Hadley sea un exasesor de Seguridad Nacional de EEUU.
Atención: La conformidad de Israel con
estas transacciones es primordial. De hecho, se opuso al acuerdo nuclear con
Irán y consiguió que EEUU. se retirase de él, e incluso suspendiera la venta de
80 aviones de pasajeros de Boeing, firmada el 2016, por un valor de 20.000
millones de dólares y que iba a crear 18.000 empleos.
Son estos mismos
políticos y medios a su servicio que silencian lo que sucede con este régimen, mientras
convierten la farsa del “Programa de reformas internas” de Arabia en titulares
para promocionar al príncipe heredero.
Industrias
alternativas
Según un estudio del Instituto de Asuntos
Internacionales y Públicos Watson de la Universidad de Brown de EEUU, “el gasto
en energías limpias y cuidado de la salud crea un 50% más de empleos que la
cantidad equivalente de gasto militar”, y la inversión en educación genera más
del doble de puestos de trabajo en un EEUU donde la industria militar emplea a
unas 3.5 millones de personas.
A corto plazo, los gobiernos democráticos
podrían: empezar una reconversión industrial, mientras indemnizan a los
trabajadores de estas empresas, y les emplean en la fabricación de maquinaria
para otras industrias; desarrollar fuentes de energía renovables para cortar
esta dependencia al petróleo y sus dueños; invertir en investigación e
innovación no militares, e incluso, para la misma Arabia podrían fabricar
desaladoras de agua para que en vez del hidrocolonialismo
y el saqueo de agua y tierras fértiles de África, Riad siembre en su
propio desierto.
Los
objetivos honestos, y crear empleo lo es, deben ser conseguidos sólo con medios
honestos.