Martín Tonalmeyotl
www.ojarasca.jornada.com.mx / 140718
En la cultura náhuatl el término “ganar”
es violento y negativo. Tetlane (ganar) sólo se usa en una pelea de perros,
gatos, gallos y otros animales. El que domine y lastime más es el ganador. Con
las personas se ha llegado a usar en un encuentro de golpes donde uno vence al
otro.
En nuestra cultura, la palabra más cercana
a “ganar” es el timoyolkokoltis (“hacer doler el corazón a uno mismo” o “hacer
doler el corazón para llegar a algo”) traducido al español como esfuerzo. Para
nosotros, una persona triunfadora es aquella que tiene memoria y por ello, es
poco probable que se le olvide cómo llegó a un lugar o a algún puesto, porque
ésta habrá pasado por una dolencia del corazón. Sin embargo, en otras culturas
la palabra “ganar” es un término positivo que da por hecho el triunfo de uno
sobre el otro.
Ganar en México y en otros países no
necesariamente obedece a triunfar con esfuerzo como se debería pensar. Aquí
el esfuerzo casi siempre pierde, las que ganan son las instituciones que
obedecen a un poder central, aunque por esta ocasión, el esfuerzo de millones
de personas, pertenecientes o no a pueblos originarios, entregamos el gobierno
del país a Andrés Manuel López Obrador, un líder de la “izquierda” quien por
años ha criticado el sistema del gobierno mexicano y que, en dos ocasiones,
2006 y 2012, no alcanzó la presidencia. En esta contienda electoral convenció a
la gente y rebasó a sus contrincantes de derecha por más del 50 por ciento en
las preferencias electorales el 1 de julio.
El pueblo enojado, inconforme, violentado
y más, decidió y apostó por un gobierno distinto que el 1 de diciembre tomará
posesión. Esperemos que el triunfo de esta “izquierda” no caiga en las mañas de
siempre porque es verdad, cambió el partido en el poder, pero más de la mitad
de los triunfadores (senadores, diputados, gobernadores, presidentes municipales)
son exactamente los mismos que antes pertenecieron al PRI, PRD, PAN y ahora son
de Morena. Pocos rostros nuevos salieron a relucir en esta contienda electoral.
La moneda sigue en el aire.
¿Qué ganamos nosotros con el triunfo del
partido de la “izquierda”? ¿En verdad hemos ganado? ¿Qué papel vamos a jugar
dentro de este triunfo? ¿Acaso ya está planeado cómo resarcir la deuda
histórica de la cual se ha hablado muchas veces? ¿Hemos ganado nosotros u otro
poder con otras tácticas de represión? ¿Cuál es la postura actual de nuestro
presidente ante los pueblos originarios? ¿Adelfo Regino nos mandará a los
perros viejos del PRI para dialogar con los pueblos para resolver nuestros
problemas de territorio, ambientales, de salud, de educación, lingüístico? ¿Nos
va a mandar diputados que se hacen llamar indígenas pero que nunca han vivido
en el pueblo, no hablan ninguna lengua originaria, no conocen nuestra cultura?
El nuevo presidente ¿será capaz de
sentarse a dialogar con personajes que no tienen antecedentes de corrupción ni
tampoco han ocupado un puesto de gobierno, como la ensayista y lingüista ayuujk
Yásnaya Elena Aguilar Gil, la poeta zoque Mikeas Sánchez, el escritor,
conductor de radio y televisión y poeta nahua Mardonio Carballo, el poeta y
filósofo mephaa Hubert Matiuwaa, el abogado mixteco Francisco López Bárcenas,
las poetas zapotecas Irma Pineda y Natalia Toledo, el narrador y lingüista
Víctor Cata, el lingüista e investigador nahua Victoriano de la Cruz, así como
dirigentes campesinos y de organizaciones sociales que no han buscado un puesto
político de poder sino sólo abogar por el bienestar de nuestros pueblos?
¿O bien el destino de nuestros pueblos
otra vez quedará en las manos de autoridades que aún deben el dinero usado en
las campañas electorales y ahora tienen que pagar la deuda, y los pueblos están
otra vez en la última importancia? ¿López Obrador y su equipo de “indígenas”
tendrá oído para escuchar y revitalizar las 68 lenguas originarias? ¿Podrá implementar una ley dentro de la
educación en donde las lenguas no sólo sean una opción para las escuelas
bilingües o interculturales sino eje central dentro del nivel básico, medio
superior y superior?
Si sucediera lo anterior, seríamos el
primer país multilingüe en el mundo, porque todos los mexicanos hablaríamos una
lengua originaria sin que eso restrinja a aprender inglés, francés, italiano o
alemán, y por tanto acabaríamos con la discriminación lingüística y el
lingüicidio.
Ganar significa poco ante todo lo que hay
que hacer en el futuro. ¿Habrán pensado en nosotros o primero están otras cosas
como ha sucedido siempre, y después los pueblos originarios? Lo pregunto
porque, según las estadísticas, los altos grados de analfabetismo, pobreza
económica, muertes infantiles, migración, falta de apoyo al campo, a la salud,
a la educación y más, se ubican en nuestros pueblos.
El reto para el triunfador es demasiado
largo y demasiado alto. Sin embargo, lo que aquí pregunto no es imposible,
siempre y cuando se tenga la voluntad. Por el momento, la gran mayoría de la
gente que pertenecemos a estos pueblos cantamos victoria, que se traduce como
esperanza, ésa que no hemos tenido durante décadas con ningún otro gobierno,
porque los que han llegado al poder sólo nos han saqueado y asesinado, vendido
nuestras tierras y violentado a nuestros pueblos.
Recordarle al presidente electo que
seguimos existiendo y aportando a nuestras culturas, que no somos algo del
pasado sino culturas vivas que resistieron siempre la embestida de los
gobiernos de derecha.