Piñera arrasa, el
oficialismo se derrumba, la izquierda afirma sus posiciones
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Todo lo que se predijo y anticipó para
estas elecciones presidenciales de Chile resultó pulverizado por la realidad. En
primera vuelta nadie esperaba que Piñera recibiera tan pocos votos, todos le
daba al menos el 45% y sacó el 36.6%. Tampoco nadie creyó que el Frente Amplio
con Beatriz Sánchez lograra tan buen resultado (20.2%) y quedara a solo 2
puntos de pasar al balotaje.
Y ahora, para esta segunda vuelta ocurrió
lo mismo: lo que más se escuchaba era que la contienda entre Guillier y Piñera
iba a ser estrechísima, voto a voto. La misma derecha decía que la diferencia
iba a ser de uno o dos votos por mesa. No fue así. Piñera le sacó 9 puntos al
candidato oficialista (54.5% v/s 45.4%). También se decía que lo más probable
era que menos chilenos y chilenas fueran a votar. Tampoco eso ocurrió; votaron
7 millones 28 mil, 329 mil más que en noviembre.
¿Qué ocurrió? Las interpretaciones recién
comienzan. Pero si vemos los números está claro que la derecha logró movilizar
a su electorado a tal grado que en segunda vuelta hubo más participación que en
primera (cosa muy rara). Tal vez la campaña del miedo de la derecha surtió
efecto. Se habló de “Chilezuela”, y de que se comenzaría a perder el empleo con
un gobierno de izquierda. El grito de la multitud que en la noche fue a
vitorear a Piñera era “¡Chile se salvó! ¡Chile se salvó”.
Guillier por su parte tuvo un bajo
rendimiento electoral. Admitió en su discurso una “dura y dolorosa derrota” y
habló de una noche triste. Lo es para el oficialismo. Si sumamos todos los
votos de los sectores de centro y de izquierda en primera vuelta se obtienen 3
millones 621 mil votos. Y ayer domingo Guillier sólo logró 3 millones 154 mil
votos
Lo más sorprendente es el alza de Piñera.
En primera vuelta él y el candidato del pinochetismo, José Antonio Kast
lograron juntos 2 millones 939 mil votos. Este domingo Piñera a solas alcanzó
los 3 millones 793 mil sufragios…854 mil más que la suma de ambos en noviembre;
el mejor resultado de la derecha post-dictadura.
Esto significa que, aunque todos los votos
del Frente Amplio se hubiesen ido a Guillier, cosa que evidentemente no
ocurrió, no alcanzaba para ganarle a la derecha. Pero aquí comienzan las
diferentes hipótesis para lograr entender qué ocurrió. Por ejemplo, si asumimos
que todos los nuevos votantes (329 mil) dieron su apoyo a Piñera, podría haber
ocurrido un traspaso adicional de 527 mil votos de candidaturas no de derecha a
Piñera. Tampoco se puede descartar que hubo un significativo reemplazo de voto,
con sesgo generacional: jóvenes que votaron en primera vuelta no acudieron a
las urnas, y mayores que no lo hicieron sí fueron este domingo. Asimismo, es
evidente que la derecha sintió que su candidatura se vio realmente amenazada, y
eso movilizó todas las reservas de ese sector.
Esta elección es una tremenda derrota para
el gobierno que se la jugó por Guillier en el último mes y que salió con fuerza
a reivindicar las (tibias) reformas de la Presidenta Bachelet, quien por
segunda vez deberá traspasar el mando a Piñera; ya lo había hecho el 2011.
Sin embargo, la derecha no tiene mayoría
en el Congreso, aunque le falta poco. En la Cámara de Diputados tiene el 47% de
los asientos, 72 de 150, es decir, está a sólo 3 para la mayoría simple. Eso
implica que no le será fácil revertir las reformas aprobadas como la tributaria
o las de género, pero por contrapartida, se aleja la posibilidad de reformar la
Constitución chilena que es de 1980, es decir, la de Pinochet. Piñera deberá
buscar acuerdos en el Parlamento con otros sectores. Los ojos están puestos en
la Democracia Cristiana, un partido muy tensionado hoy, y está por verse cuál
será su comportamiento. Sin duda un sector de la DC votó por Piñera. Por su parte, la coalición oficialista, la
Nueva Mayoría está prácticamente en el suelo. Concurrió dividida a la primera
vuelta, tuvo pésimos resultados electorales y por izquierda le salió el Frente
Amplio.
Es la hora del Frente Amplio. Serán la
oposición más enérgica que tendrá Piñera. Además, han dado muestras de unidad,
madurez y audacia política en estos breves, pero intensos días en que asoma
nuevamente el fascismo pinochetista por Chile. Son ellos los que tienen la
energía de su lado para en esta etapa enfrentar el ciclo de intensificación
neoliberal que se viene para Chile y de restauración conservadora.
Finaliza un ciclo político que se inició
en 1990 con la recuperación de la democracia. Lamentablemente se cierra por
derecha. La mayor responsabilidad de ello lo tiene la Concertación (hoy llamada
Nueva Mayoría) que a medida que ganaba derechizaba y neoliberalizaba cada vez
más el país, olvidando los principio que inspiraron la lucha de miles de
chilenos y chilenas asesinados y detenidos desaparecidos durante la dictadura,
la misma que hoy fue conmemorada con aplausos por los seguidores de Piñera.
- Pedro Santander es
investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)