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La naturaleza nos ofrece infinidad de
plantas para nuestra alimentación y cuidado de la salud. Una de esas plantas
nos ofrece un fruto con grandes beneficios: la pitahaya.
También conocida como fruta del dragón,
tiene un sabor entre kiwi y melón. Su aspecto es muy exótico y pertenece a la
familia de las cactáceas. Existen tres variedades comerciales, una amarilla, la
roja y la blanca.
Propiedades nutritivas
La pitahaya tiene muy bajo valor calórico,
ya que apenas contiene hidratos de carbono. Su valor nutritivo es bajo, pero
tiene alto contenido de vitamina C en la variedad roja, no así en la amarilla.
La vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes,
glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos por lo que
se la aconseja en caso de anemia ferropénica, la resistencia a las infecciones
y tiene acción antioxidante. Esta acción antioxidante, contribuye a reducir el
riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, las
degenerativas e incluso el cáncer.
También está compuesta por Omega 3,
Magnesio y Calcio. Es rica en fibra y genera saciedad por lo que se la
recomienda para dietas para bajar de peso.
La pitahaya también actúa contra el
insomnio y la ansiedad.
Receta
contra
el insomnio y la ansiedad
Hierve 2 cucharadas de flores de pitahaya
en 1 taza de agua durante 5 minutos. Ahora, apagarás el fuego, dejarás enfriar
y la consumirás justo antes de dormir.
Remedio que tonifica el
corazón
Echa 3 cucharadas de flores de pitahaya en
medio litro de agua y ponla a hervir por 10 minutos. Agotado este tiempo,
apagarás el fuego, filtrarás el té y lo beberás a lo largo del día.
Características
botánicas de la Pitahaya
La pitahaya es una planta cactácea, y como tal,
muy resistente a las sequías. La planta es un cactus suculento, rústico, de
tallos largos triangulares, cuyos tentáculos buscan las rocas incesantemente
por las que sienten una especial predilección, haya tierra cercana o no; suele
enredarse en los árboles próximos alimentándose de la humedad de sus cortezas y
trepa a sus anchas por las ramas a ocho o diez metros del suelo sin penetrar un
solo centímetro en tierra.
La flor de pitaya, que es tubular,
hermafrodita como la mayoría de las cactáceas, es tan bella como breve, pues
sus finos y largos pétalos blancos o rosados se abren desde el cáliz, con una
textura y fragancia especial de efectos sedantes, pero sorprendentemente
efímera, pues parece deslumbrante por la mañana y a medida que empieza a sentir
el calor del sol se deshidrata súbitamente. Se abre una sola vez en las horas
nocturnas y su penetrante aroma atrae a numerosos insectos. Se autofecunda pero
también puede cruzarse, siendo los murciélagos los mejores
polinizadores en su medio natural. La formación del fruto desde la polinización
hasta la recolección dura de cuatro a ocho meses dependiendo de las
temperaturas existentes.
El fruto es de forma ovoide con 10 cm de
largo por 6 cm de ancho y suele presentar desde su nacimiento un color verde
que se torna amarillo o rojo según el cultivar, a medida que se desarrolla,
ofreciendo una piel escamosa cuya especial característica surgió su nombre
“pitahaya” que en haitiano quiere decir fruta escamosa. Dicha corteza presenta
grupos de espinas duras y agudas que se desprenden con facilidad, debiendo ser
quitadas cuidadosamente antes de cosechar el fruto y evitar con ello sus
pinchazos.