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En Ucrania,
Occidente apoyó un golpe inconstitucional contra un gobierno elegido perpetrado,
entre otros, por guardias de asalto fascistas / neonazis (Svoboda, Sector
Derecho) instrumentalizado por la inteligencia estadounidense. Después de un
contragolpe ruso, el presidente Barack Obama proclamó que cualquier referendo
en Crimea “violaría la constitución ucraniana y violaría el derecho
internacional”.
Es solo el último
ejemplo en la violación serial del “derecho internacional”. El registro diario
es enorme, e incluye: Los bombardeos de Serbia por la OTAN durante 78 días en
1999 para permitir la secesión de Kosovo; la invasión de EE.UU. en 2003 y la
subsiguiente billonaria ocupación y creación de una guerra civil en Iraq; los
bombardeos de Libia de la OTAN/AFRICOM en 2011 invocando R2P (“la
responsabilidad de proteger”) como cobertura para provocar un cambio de
régimen; la inversión de EE.UU. en la secesión del Sur de Sudán, rico en
petróleo, para que China tenga otro dolor de cabeza geopolítico; y la inversión
estadounidense en una perenne guerra civil en Siria.
No obstante Moscú
sigue creyendo (¿desatinadamente?) que hay que respetar el derecho
internacional presentando al Consejo de Seguridad de la ONU información
clasificada sobre todas las acciones occidentales de inteligencia/operaciones
psicológicas conducentes al golpe en Kiev, incluyendo “entrenamiento” asegurado
por Polonia y Lituania, para no mencionar la participación de la inteligencia
turca para la realización de un segundo golpe en Crimea. Diplomáticos rusos
pidieron una investigación internacional imparcial. Esta nunca tendrá lugar; la
narrativa de Washington sería totalmente desenmascarada. Por ello habrá un veto
de EE.UU. en la ONU.
El ministro de
Exteriores ruso Sergei Lavrov también pidió que la Organización por la
Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) investigue objetivamente a los
francotiradores que dispararon a todos los que tenían a la vista en Kiev, como
lo reveló el Ministro de Exteriores de Estonia a la jefa de política exterior
de la UE, Catherine "I love Yats" Ashton.
Según el embajador
de Rusia en la ONU, Vitaly Churkin, “aparecería un cuadro totalmente diferente
en comparación con el que presentan los medios estadounidenses y, por
desgracia, algunos políticos estadounidenses y europeos”. Sobra decir que no
habrá ninguna investigación.
Hola, soy su buen
neonazi
Todos recuerdan al
“buen talibán”, con el cual EE.UU. podía negociar en Afganistán. Luego
aparecieron los “buenos” yihadistas de al Qaida, que EE.UU. podía apoyar en
Siria. Ahora son los “buenos neonazis” con los cuales Occidente puede cooperar
en Kiev. Pronto habrá los “buenos yihadistas que apoyan a los buenos neonazis”,
que pueden ser desplegados para apoyar las intenciones de EE.UU./OTAN y
contrarias a los rusos en Crimea y más allá. Después de todo, el mentor de
Obama, Dr. Zbigniew “el Gran Tablero de Ajedrez” Brzezinski es el padrino de
los buenos yihadistas, totalmente armados para combatir contra la ex Unión
Soviética en Afganistán.
Tal como van las
cosas en el terreno, los neonazis vuelven definitivamente como los buenos
muchachos.
Por primera vez
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, fascistas y neonazis están al mando
en una nación europea (aunque Ucrania podría ser caracterizada sobre todo como
la nación fluctuante crucial en Eurasia). Parece que pocos en Europa se han
dado cuenta.
El desfile de
personajes incluye al ministro interino de defensa ucraniano y ex estudiante en
el Pentágono Ihor Tenyukh; al primer ministro adjunto para asuntos económicos e
ideólogo de Svoboda, Oleksandr Sych; el agro-oligarca ministro de agricultura
Ihor Svaika (Monsanto, después de todo, necesita un agente en jefe); el jefe
del Consejo Nacional de Seguridad y comandante en Maidán de neonazis del Sector
Derecho, Andry Parubiy; y el jefe adjunto del Consejo Nacional de Seguridad,
Dmytro Yarosh, fundador de Sector Derecho. Para no mencionar al líder de
Svoboda, Oleh Tyanhybok, amigo cercano de John McCain y de Victoria Nuland, y
proponente activo de una Ucrania libre de la “mafia moscovita-judía”.
Mientras el Kremlin
se niega a tratar con esta pandilla y el referendo del 16 de marzo en Crimea es
prácticamente dado por hecho, el equipo de “Yats” está plenamente legitimado,
con honores, por el equipo de Obama, con su líder incluido, en Washington.
Para citar a Lenin,
¿qué hacer? Una lectura cuidadosa de las acciones del presidente Putin
sugeriría una respuesta: nada. Como ser solo esperar, mientras se subcontrata a
la UE el futuro inmediato de la espectacular bancarrota de Ucrania. La UE es
impotente incluso ante la tarea de rescatar a los países del Club Med.
Inevitablemente, más temprano que tarde, con o sin amenazas de sanciones,
volverá arrastrándose a Moscú a la busca de “concesiones”, de modo que Rusia
también podría pagar la cuenta.
Mientras tanto, en
Ductistán
Mientras tanto, el
Nuevo Gran Juego (de amenazas) en Eurasia progresa sin tregua. Moscú llegaría
gustosamente a un compromiso respecto a una Ucrania neutral, incluso con
neonazis en el poder en Kiev. Pero una Ucrania ligada a la OTAN es una línea
roja absoluta. A propósito, la OTAN está “monitoreando” Ucrania con aviones
AWACS desplegados en el espacio aéreo polaco y rumano.
Por lo tanto el tan
alabado “reajuste” entre el Kremlin y el gobierno de Obama ha sido enterrado
para todos los efectos prácticos (sin que se pueda esperar un renacimiento al
estilo de Hollywood), lo que queda es el peligroso juego de amenazas.
Desplegado no solo por el Imperio, sino también por sus acólitos.
Esa colección
monstruosa de burócratas sin cara al estilo de Magritte en la Comisión Europea
(UE), agregada a la interminable amenaza de sanciones de la UE, ha decidido
retardar una decisión sobre si Gazprom podrá vender más gas a través del
gasoducto OPAL en Alemania, y también retardar las negociaciones sobre South
Stream, el gasoducto bajo el Mar Negro que debería entrar en operación en 2015.
Como si la UE
tuviera algún Plan B factible para escapar a su dependencia del gas ruso (para
no hablar de evadir el muy lucrativo juego financiero entre capitales europeas
clave y Moscú). ¿Qué van a hacer? ¿Importar gas en vuelos de Qatar Airways?
¿Comprar GNL de EE.UU. algo que no será factible en el futuro previsible? El
hecho es que desde el minuto en que comience una guerra del gas, si llegara a
ocurrir, la UE estará bajo intensa presión de una serie de naciones miembros
para mantener (e incluso ampliar) su solución con el gas ruso –con o sin
“nuestros bastardos” (neonazis) en el poder en Kiev-. Bruselas lo sabe. Y sobre
todo, Vlad ‘el Martillo’ [Putin] lo sabe.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized
World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone
Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan
(Nimble Books, 2009). Contacto
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