Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
El próximo 4 de octubre, el mundo cristiano celebra con gratitud los 797 años de la vida y obra de un gran hombre, “Giovanni Francesco Bernardone”, oriundo de Asís y quien vivió entre los años 1182 al 1226 d.C., fue un gran santo, mejor conocido hoy como San Francisco de Asís. Muchos estudiosos de su vida, hablan de él como un gran místico y un gran predicador. No era conocido como un hombre intelectual a pesar de que venía de una familia rica de esa localidad, al contrario de ello fue mundano en su juventud y despreocupado de las cosas importante de la sociedad de su tiempo. Pero en la guerra de Asís, su pueblo natal contra Perugia, ciudad de Italia central, capital de la provincia de Perugia y de la región de Umbría, Italia donde estuvo encarcelado por más de un año y enfermando de gravedad su situación le permitió reflexionar sobre su vida dando un cambio radical a la misma.
Entregado al Señor Jesús, y estando en el monte Alverno, Francisco sintió un dolor mezclado con placer; y en su cuerpo aparecieron las marcas de la crucifixión de Cristo, mejor llamadas los estigmas, signos profundos de esa relación de amor que tenía con nuestro Señor Jesucristo. Resultado de la misma, a Francisco se le atribuye muchas poesías y cánticos como el Cántico de las criaturas en 1225, y aquella hermosa oración sobre la paz que dice: “Señor, haznos instrumentos de tu paz. Donde haya odio, sembremos amor; donde haya ofensa, perdón; donde haya discordia, unión; donde haya duda, fe; donde haya desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, gozo. Concede que no busquemos ser consolados, sino consolar; ser comprendidos, sino comprender; ser amados, sino amar. Porque dando, es como recibimos; perdonando, es como somos perdonados; y muriendo, es como nacemos a la vida eterna. Amén. San Francisco de Asís, llegó a ser canonizado en el año 1228. Y en 1980, el papa Juan Pablo II, le proclama patrón de los ecologistas.
De esta oración sale el clamor de un hombre santo pidiéndole a Dios que nos dé el don de ser “Instrumento de su paz”. Esa misma paz, que Jesús prometió a sus apóstoles y discípulos a través de estos dos últimos siglos. La palabra paz, tan antigua como el mundo, en el idioma original de la biblia antigua (Shalom) significa lo opuesto de la turbación, la cesación de la guerra, pero puede referirse también a esas relaciones profundas entre Dios y el hombre como señala san Pablo en su carta a los romanos “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,” [5,1].
Hoy más que nunca necesitamos escuchar la súplica de san Francisco en nuestra tierra bendita, vivimos hoy día en un mundo inseguro y nuestro pueblo en las calles de nuestro país se sienten sin paz. Pero la Paz no vendrá a nuestras vidas a través de la aplicación de una política pública o a través de un decreto ejecutivo o de una orden directa del ministerio de Seguridad Pública de nuestra nación. La verdadera paz solo viene de Dios, es una dádiva, un carisma, un don y se da al hombre cuando este reconoce su necesidad de la presencia de Dios en su vida. Solo cuando el Espíritu de Dios nos inunde podremos ver en nuestras vidas y en las vidas de los que tocamos con nuestras acciones el fruto de esa paz, sembrando en los mismos: amor; perdón; unión; fe; esperanza; luz; y gozo. Podremos entonces consolar; comprender a los demás y amar a todos.
Cuando el Espíritu de Dios nos inunde con su presencia, por medio de su gracia Dios perdona nuestros pecados, ilumina nuestras mentes, aviva nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, convirtiéndonos en signos externos y visibles de una gracia interna y espiritual, dados por Cristo mismo como medios seguros y eficaces por medio de los cuales recibimos esa gracia día tras día, como nos enseña el catecismo convirtiéndonos en verdaderos “Instrumentos de su Paz”.
El Papa Francisco y líderes cristianos de otras Iglesias y denominaciones recientemente en el vaticano, se reunieron para orar juntos y se comprometieron a colaborar para llevar el mensaje de paz al mundo y en especial al Líbano. También en otras ocasiones ha citado a los mismos el día en que se celebra la festividad de San Francisco de Asís para orar por la paz del mundo, Ojalá que este año 2023, sus plegarias sean escuchadas y el mundo logré vivir en la paz de Dios. Envíanos, Señor al mundo como “Instrumentos de tu paz”.
Sacerdote