Miguel Antonio Bernal V.
En efecto, en su discurso en la
Colina, el reelecto designó con nombre, apellido y cargo, ante los escasos
presentes, al escogido - por él- como candidato a la Rectoría para el período
2026-2031. O sea, ¡con cuatro años de adelanto!
Para quienes creímos que con García
de Paredes, ya habíamos visto todo el daño que se le podía hacer a la
Academia, es necesario reconocer que nos equivocamos de lleno.
Cuál
monarca autoritario y emulando a sus jefes políticos del PRD, el reelecto
rector dio a conocer su delfín y ungido para sucederle, como si la Universidad
fuese su feudo y los profesores, estudiantes y administrativos, sus siervos o
espoliques.
¿Qué propósitos animan al reelecto para
dar un paso de esa naturaleza que afecta, aún más de lo que ya está, la
vida académica y administrativa de la que, una vez fue, nuestra primera casa de
estudios?
¿Qué
persigue el reelecto, al querer convertir, desde ya, a la Casa de Méndez
Pereira, en un tinglado del clientelismo y del electorelismo y sus más abyectas
prácticas?
¿Qué sentido tiene recurrir, en la Universidad, a una
"movida" de esa naturaleza como si fuese un Luis Napoleón
Bonaparte? Se que lo respaldarán las huestes
oportunistas - gustavitas de ayer y floristas de hoy-. Además del silencio de
los muchos que hoy ocupan cargos docentes o administrativos, gracias al dedo
nominador. Es
indignante y vergonzoso todo esto, pero no podemos callar ante lo ignominioso
de la actuación de los fariseos del otrora templo del saber.
El delfín, heredero del trono y
ungido por el reelecto, José E. Moreno, quien ocupa el cargo, ni más ni menos,
de vicerrector académico, solo cabe desearle "buen
salto". Por lo pronto, le espera el calvario al que le
someterán las huestes de su propio entorno.