Por: Miguel
Antonio Bernal
La tenacidad, el desprendimiento y la
paciente resistencia, hicieron que a los largo de casi seis décadas la
presencia de Marco estuviese presente y dedicada en los análisis de nuestra
realidad. En su permanente aventura de pensar, para conquistar el necesario
conocimiento como instrumento para el cambio, no tuvo descanso.
El periodismo, la sociología, la academia
las publicaciones constantes de artículos, folletss, libros, conferencias lo envolvieron sin sosiego. Tempranamente nos
compartió, nuestro Augusto Comte panameño, la importancia de la ciencia para el
estudio de nuestra sociedad y nos abrió caminos para que sus alumnos, colegas y
lectores, hiciesemos ell esfuerzo por aplicar los métodos científicos al
estudio de los diversos sectores integrantes de nuestra sociedad.
La continua acción sociel de Gandasegui
está plasmada desde sus primeras publicaciones, como “La Concentraciíón del
Poder Económico en Panamá”, en la que nos brinda la aplicación de los
vastos conocimientos que le brindó la Universidad Chilena en los albores de los
sesenta.
La inclinación al “inminente
malentendido” que promueven desde siempre, en nuestro medio, los adversarios
del conocimiento, no lo detuvieron en su confianza en sus capacidades, las
cuales supo documentar pare todos nosotros.
Marco contribuyó a construir opinión
pública aquí y allende a nuestras fronteras. Su titánica labor al frente de la
Revista Tareas y del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo
Arosemena (CELA), con la invalorable compañía de Valeria, quedan
también como testigos materiales de un valor intelectual protagonista de
nuestra historia social.
Quienes lo conocimos y
compartimos, le agradeceremos siempre, su permanante afán de poner en
circulación las ideas, a las cuales supo ser en todo momento fiel. Un sentido y
respetuoso ¡hasta luego!