Por: Rev.
Pbro. Manning Maxie Suárez +
12/04/2019
Ya
iniciamos la temporada Cristiana del Adviento (adventus).
El Adviento es la época donde todos los que profesan la fe cristiana
deben disponer su espíritu a una preparación para la celebración de la venida
del salvador Jesús de Nazareth. Es por
ello, que muchas veces se conoce a esta época también como el “adventus
Redemptoris”.
La
época está llena de simbolismos que pretenden crear ese ambiente de
recogimiento y de reflexión constante durante cuatro domingos consecutivos, que
nos invitan a un constante acercamiento a esa realidad que llamamos Dios a
través de la aceptación consciente de su enviado, Jesús de Nazareth.
La
bendición de la corona de adviento, es uno de esos simbolismos que vamos
encontrar en el desarrollo de la liturgia cristiana. El color morado será otra característica,
otro será la música que se cantan en los templos y que estarán seleccionados y
caracterizados por un fuerte sentimiento de arrepentimiento y esperanza. Que decir de las celebraciones eucarísticas
que se celebrarán durante esta época acuerpadas con las lecturas bíblicas
sabiamente escogidas para lograr este fin.
Súmase
a esto, todas las demás actividades que las comunidades cristianas desarrollan
como retiros espirituales, cursos bíblicos de adviento, estudios bíblicos
basados en la celebración de la Corona de Adviento, procesiones y la más
importante de todas, la participación en alma, vida y corazón en la Santa
Eucaristía celebración central del culto cristiano por excelencia, y si puede
ser diaria mejor aún. Todas estas
actividades son herramientas que la Iglesia ofrece y que nos permitirán abrir
nuestros corazones a la acción del espíritu de Jesús que es el mismo espíritu
de Dios, fortaleciendo con ello nuestro carácter cristiano y nuestras
voluntades según el designio de Dios.
Y
todo esto debe verse reflejado en nuestro diario vivir, la participación
conciente en todos estos actos, nos permite aceptar voluntariamente la gracia
de Dios como don gratuito que perdona todas nuestras faltas humanas, concientes
o inconcientemente, permitiéndonos aprender de nuestros errores y haciendo el
milagro de la iluminación de nuestras mentes para ser justos e inteligentes en
nuestro actuar diario. Avivando nuestros corazones por el bienestar de todos en
nuestro amado planeta, nuestra casa común como señalaba el Papa Francisco en su
encíclica “Laudato Sí”, fortaleciendo nuestras voluntades para unirnos con
hechos a la voluntad del “Padre bueno y justo”.
Esto
es lo que el mensaje de la Iglesia (ἐκκλησία»), cuerpo místico de Cristo, ha estado
repitiendo a todos los seres humanos por más de dos mil años, mensaje predicado
primero por los apóstoles y después por los padres de la Iglesia y después por
los Obispos y que pareciera ser que los humanos no hemos valorado como se
merece… se convierte en una especie de “Sacramento” para sacralizar la vida de todos
los hombres y mujeres de esta casa común.
Sacralizados,
todos estamos en el camino correcto para la celebración de la natividad de
nuestros Señor y Salvador del Universo “Jesús de Nazareth”. ¡La Navidad no debe ser una fiesta
mercantilista y de grandes comidas de Jamón, Pavos y Perniles con tamales… todo
ello muy rico por cierto! sino que la
fiesta de la Natividad de Jesús de Nazareth debemos vivirla como la
manifestación del Verbo de Dios a toda carne en este mundo. ¡Es la gran Epifanía de Dios al mundo! Más
que fiesta mundana, es expectación, es contemplación de esta profunda verdad
que hace dos mil años en un mísero pueblo Belén de Judá en Israel, se
cumplieron las profesías antiguas del antiguo testamento.
¿Cómo
vas a vivir estas fiestas cristianas este año 2019?, ¿Será lo mismo de siempre,
gastar y gastar todos tus ahorros en cosas superfluas?, ¿Será que aprovecharás
el momento para ser mejor y que tu voluntad este sujeta a la voluntad de Dios?,
¿Será que aprovecharás para hacerte un mensajero comprometido de la palabra de
Dios?, ¿Será que te comprometerás a ser un instrumento de paz para esta casa
común? No sé, tú tendrás la última
palabra ante el misterio revelado.
Sacerdote