José Arregi
www.religiondigital.com, 180219
“¿En qué no se puede creer hoy?”, fue el
tema de una reciente charla en Aizarna, este sorprendente rincón guipuzcoano de
300 habitantes, rural y urbano, culto y plural, antigua encrucijada de
peregrinos, testimonio patente de las profundas transformaciones de nuestra
sociedad en los últimos 60 años.
No entendí bien qué es lo que me pedía exactamente Joxin, el organizador de la
charla. Pero preferí no preguntárselo y tomar la pregunta tal cual, equívoca y
abierta como es. Y como a estas alturas cada uno es muy libre de creer o dejar
de creer lo que estime oportuno, opté por responder en primera persona. La
lista sería interminable, pero he aquí diez cosas (mejor dicho, veinte, pues en
cada tema se me presentan dos extremos) que no puedo creer hoy. Mañana, no sé.
1° No puedo creer nada que esté en
contradicción con la ciencia, es decir, con aquello que está matemáticamente
medido y empíricamente comprobado. Pero tampoco puedo creer que la ciencia sea
el único ni el supremo conocimiento, ni que solo sea real o verdadero lo que la
ciencia puede medir y verificar. Conoce más.
2° No puedo creer en un Dios Ente Supremo
y preexistente que habría creado el mundo desde la nada y desde fuera, se
habría encarnado plenamente como hombre en el pasado, un “dios” que sería causa
y explicación exterior de cuanto es. Pero tampoco puedo creer que solo exista
este mundo visible, ni que todos los seres –visibles o invisibles a nuestros
ojos y aparatos tecnológicos– que forman el mundo no estén envueltos y
habitados, impulsados y atraídos por una energía originaria, una creatividad,
potencial, espíritu, conciencia, belleza o amor o misterio más grande que todo,
transcendente e inmanente a todo. Y tú también eres Él/Ella/Ello.
3° No puedo creer que el espíritu o la
conciencia exista separada de lo que llamamos materia en alguna de sus
dimensiones o manifestaciones. Pero tampoco puedo creer que la realidad en su
conjunto, ni siquiera eso que llamamos materia, se reduzca a física y química,
que de “menos” no esté emergiendo constantemente “más”: vida, inteligencia,
conciencia, “espíritu”… en formas inagotables. Santa materia, matriz.
4° No puedo creer que el ser humano actual,
Homo Sapiens, de este maravilloso planeta azul y verde sea la finalidad, el
centro o la cumbre de la Tierra, cuánto menos del universo. Pero tampoco puedo
creer que ello nos exima del sumo deber de cuidar la comunidad de los vivientes
como si fuéramos los únicos responsables. Cuidemos.
5° No puedo creer que los seres humanos
estemos dotados de libre albedrío entendido como capacidad de elegir sin estar
determinados. Pero tampoco puedo creer que carezcamos de libertad, entendida
como capacidad de ser sujetos de nuestro ser, de asumir nuestras condiciones y
de ser más felices y mejores. Eres libre de ser.
6° No puedo creer que después de esta vida
haya cielo o infierno o reencarnación, entendidos como suelen entenderse. Pero
tampoco puedo creer que la muerte sea el fin de nada, ni que la Vida haya
nacido ni vaya a morir. Vive, y basta.
7° No puedo creer que las religiones hayan
venido del “cielo” ni posean la verdad revelada ni tengan respuestas a las
preguntas humanas. Pero tampoco puedo creer que en sus textos fundantes y en su
tradición no puedan hallarse inspiración y sabiduría para hoy, si se liberan de
dogmas, formas y paradigmas del pasado. Busca.
8° No puedo creer que necesitemos
religiones para vivir más humanamente. Pero tampoco puedo creer que podamos
vivir humanamente sin una espiritualidad, sea esta religiosa o laica. Una
espiritualidad transreligiosa con o sin religión.
9° No puedo creer que las religiones
tradicionales sobrevivan mucho tiempo en nuestra sociedad del conocimiento y
del cambio. Pero tampoco puedo creer que podamos sobrevivir mucho tiempo sin el
espíritu o el aliento de la vida. Respira.
10° No puedo creer que ninguna creencia
sea esencial a la espiritualidad ni que nadie deba creer nada que no le parezca
creíble. Pero tampoco puedo creer que podamos dispensarnos de confiar en el
corazón de la Realidad, para ser lo que somos y crear un mundo mejor. Credere viene de cor dare: entregar el corazón.
Las de San José siguen bordeando los caminos de Aizarna, como siempre en
febrero. Nuestras creencias han cambiado, pero seguimos siendo peregrinos y
preguntándonos. ¿Por qué tanta belleza y dolor? ¿Por qué es todo? ¿Por qué
vivimos? No busques la respuesta en
ningún dogma. Calla, siente, escucha y camina.