Por: Guillermo Castro H.
Panamá transita entre
dos etapas muy distintas de su historia. En la primera, el país conoció
restricciones muy severas al ejercicio de su soberanía. Hoy, cuando esas
restricciones han desaparecido, Panamá enfrenta múltiples opciones de futuro
que emergen de su propio desarrollo.
La Ciudad asume esta circunstancia en su visión de un futuro que sea a la vez
próspero, equitativo, democrático y sostenible. Y lo hace en momentos en que un
crecimiento económico sostenido se combina con una inequidad social
persistente, una degradación ambiental constante, y una demanda creciente de
renovación institucional. Esto plantea un complejo desafío.
Por ejemplo, los acontecimientos que han tenido lugar esta semana en
Colón han dejado en evidencia el contraste entre una comunidad consciente de
sus necesidades y muy bien organizada, y grupos marginales que han intentado
aprovechar una protesta legítima de esa comunidad para llevar a cabo actos de
vandalismo y saqueo. Tras ese contraste operan problemas de fondo que conviene
conocer.
La ciudad de Colón fue creada en 1850, como terminal atlántica del
primer ferrocarril interoceánico de las Américas. A partir de 1903, sin
embargo, pasó a ser un enclave panameño dentro del enclave norteamericano
conocido como Zona del Canal, que vino a desaparecer entre 1979 y 1999, con la
ejecución de los Tratados Torrijos – Carter.
Así, durante la mayor parte del siglo XX Colón se vio aislado de su
entorno regional. Esto impidió a Panamá establecer un polo nacional de
desarrollo en la vertiente Atlántica del Istmo, cuya necesidad es cada vez
mayor.
Hoy, la
población de Colón necesita ante todo establecer un clima de diálogo y
entendimiento acerca de los problemas que la aquejan. A mediano y largo plazo,
sin embargo, esos problemas sólo se verán resueltos si Colón se vincula mucho
mejor a su provincia, y a su país.
De allí la
importancia del nuevo puente sobre el Canal en
el Atlántico, que vinculará a Colón con la región occidental del Atlántico, y
mejorará sus comunicaciones con el Pacífico a través de la provincia de Coclé.
Igual importancia tendrá recuperar la carretera a Nombre de Dios - y ojalá
hasta Cartí, en Guna Yala.
Por otra parte, Colón ya es una importante ciudad portuaria. Su Zona de
Libre Comercio, establecida en 1948, evoluciona hacia formas más complejas de
oferta de servicios logísticos, financieros y comerciales. Ese giro podrá
convertirla en un polo de vinculación de los mercados del Caribe y del
Atlántico mesoamericano entre sí, y con el resto del mundo.
Esto era inimaginable hace veinte años, pero puede verse cumplido antes
de lo que imaginamos. La estrategia de desarrollo que Colón demanda requerirá
crear comunidades innovadoras que impulsen el cambio social a través de la
ciencia, el humanismo y los negocios, para resolver problemas locales con una
perspectiva global. En esta etapa de nuestra historia, la Ciudad del Saber
encontrará sin duda un lugar para sí en el futuro de ciudades como Colón.
Ciudad del Saber, Panamá, 16 de marzo de 2018.