José María
Castillo S.
www.religiondigital.com / 131117
Es un hecho que el
papa Francisco está dando mucho que hablar. Unos, a favor. Y otros, en contra,
como es bien sabido. Pero el hecho es indiscutible. Basta meterse en las redes
sociales. Y enseguida, antes o después, aparece el papa. Este papa, no los anteriores.
¿En qué está la explicación de esta inagotable actualidad del papa Bergoglio?
Cada cual tendrá,
sin duda alguna, su propia explicación. Y no faltarán, por supuesto, los que
digan que todo este asunto les importa un rábano. Pero, diga cada cual lo que
diga, el hecho está ahí. ¿Por qué?
No sé con
seguridad si estoy en lo cierto. En todo caso, a mí se me antoja que quizá
pueda ofrecer alguna luz, en este asunto, la propuesta que, hace algunos años,
viene haciendo el conocido filósofo italiano Gianni Vattimo. Me refiero al tema
del "pensamiento débil", del que se ha dicho con razón que esa forma
de pensamiento es lógicamente el "pensamiento de los débiles".
No pretendo ahora
(ni de eso se trata aquí) ponerme a explicar en qué consiste le aportación de Vattimo
cuando ha explicado en qué consiste el llamado "pensamiento débil".
Tendríamos que hablar de la crisis de la metafísica, de la aportación que a
este respecto hicieron Nietzsche, Heidegger o Derrida, por ejemplo. No. No se
trata de nada de eso.
Lo que quiero
destacar es que el papa Francisco llama tanto la atención por la sencilla razón
de que le habla a la gente sencilla y débil de forma que a todo el mundo le
interesa y todo el mundo lo entiende. Un hecho éste, que se acentúa y se nota
sobre todo cuando este papa deja los papeles, que sus teólogos seguramente le
redactan, y se pone él mismo, espontáneamente, a decirles a sus oyentes lo que
se le ocurre y tal como se le ocurre.
Por otra parte, insisto
en que Bergoglio tiene tanto más éxito, cuanto más simple y sencilla es la
gente que le escucha. Entonces es cuando queda patente que, afectivamente, el
"pensamiento débil" es justamente el "pensamiento de los
débiles". Y es con ellos, con quienes más y mejor coincide este papa.
¿Dónde está el
secreto de esta coincidencia? El profesor Julio Moreno-Dávila ha explicado
atinadamente la conexión que obviamente existe entre el "pensamiento
débil" y la "debilidad" del Dios "kenótico" (vaciado),
tal como el apóstol Pablo presenta al Dios del cristianismo, que "se
despojó de su rango" y se presentó en nuestra tierra "como uno de
tantos". O más exactamente "en forma de esclavo"" (Fil 2,
6-8). Es el Dios sin grandeza, humanizado en la debilidad de un modesto
galileo, tal como fue, vivió y habló Jesús de Nazaret.
El éxito del papa
Francisco - y su fracaso también - se explican y se entienden desde el momento
en que, con el Evangelio en las manos, caemos en la cuenta de que estamos
asistiendo a una reproducción (todo lo tímida y pálida que se quiera) del éxito
y el fracaso de Jesús. Y si es que efectivamente el papa Francisco está
reproduciendo lo que acabo de apuntar, ¿no es para eso para lo que está el papa
en la Iglesia y en el mundo?