Emilio Godoy
www.cpalsocial.org /161117
Tales planes
contradicen las metas climáticas adoptadas voluntariamente por las naciones de
la región y el compromiso de incrementar las fuentes limpias y renovables, que
forman parte del Acuerdo de París sobre el clima, aprobado en diciembre de
2015.
“América Latina no
tiene un gran peso global en el sector, pero este sí tiene influencia regional.
Además, Colombia exporta mucho carbón. El problema es que hay varios proyectos
en planeación para explotar el mineral y eso amenaza con mantener esa
dependencia por años”, dijo a IPS en esta ciudad alemana de Bonn, Heffa
Schuecking, directora de la no gubernamental Urgewald.
La Lista Global
para el Abandono del Carbón (GCEL, en inglés), elaborada por la organización
alemana, exhibe la situación regional del mineral, en el marco del contexto
global.
Urgewald presentó
el reporte durante la 23 Conferencia de las Partes (COP 23) de la Convención
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que se desarrolla
desde el 6 y hasta el 17 en Bonn, parte de la que fue la franja industrial
alemana, movilizada precisamente por la piedra negra.
El listado abarca
unas 770 corporaciones extractivas, comercializadoras, prestadoras de servicios
y generadoras termoeléctricas dentro de la cadena de valor del sector y señala
que en América Latina y el Caribe, la capacidad termoeléctrica instalada con
fuente carbonifera asciende a 17.909 megavatios (MW), de los cuales la mayoría
opera en México (5.351 MW), Chile, (5.101 MW) y Brasil (4.355 MW).
Empero, los
proyectos en marcha que contemplan el uso de carbón suman 8.427 MW, de los
cuales Chile aportaría 2.647, Brasil 1.540, República Dominicana 1.070,
Venezuela 1.000, Jamaica 1.000, Colombia 850 y Panamá 320. Esos emprendimientos
anclarían aún más el contaminante mineral en la región y dificultarían su
retiro para combatir el cambio climático.
La GCEL identifica
14 empresas originarias de la región, de las cuales cinco son brasileñas, otras
cinco colombianas y una por país de Chile, Perú, República Dominicana y
Venezuela.
Además, empresas
transnacionales como las estadounidenses AES y Drummond; la italiana Enel, la
francesa Engie, la anglosuiza Glencore, la angloaustraliana BHP Billiton y la
británica Anglo American también que operan en el sector del carbón en la
región.
En la COP 23, cuya
electricidad proviene parcialmente de la mina de lignito de Hambach, en las
cercanías de Bonn, el reclamo en contra del carbón ha resonado, debido a la
responsabilidad del mineral en la generación de gases contaminantes que
recalientan el planeta.
Durante la marcha
climática de los pueblos, el sábado 11, por las principales calles de la ciudad
alemana de Bonn, los manifestantes pidieron el alejamiento del carbón de la
generación eléctrica, especialmente de las empresas alemanas, como la compañía
RWE. Crédito: Emilio Godoy/IPS
Colombia extrae el
mayor volumen de carbón en la zona -90 millones de toneladas en 2016-, en un
sector dominado por las empresas transnacionales Drummond, Glencore, BHP
Billiton y Anglo American.
Desde 2013, la
extracción carbonífera colombiana ha oscilado entre los 85 millones y los 90
millones de toneladas, obtenidas principalmente en excavaciones a cielos abierto
y destinadas principalmente a la exportación.
Mientras, la
generación termoeléctrica de carbón ascendió a 1.369,5 MW en 2016.
Brasil produce unos ocho millones de toneladas de carbón al año y opera 21 turbinas termoeléctricas con el mineral que generan 3,71 millones de kilovatios, equivalentes a 2,27 por ciento de la capacidad instalada nacional.
Brasil produce unos ocho millones de toneladas de carbón al año y opera 21 turbinas termoeléctricas con el mineral que generan 3,71 millones de kilovatios, equivalentes a 2,27 por ciento de la capacidad instalada nacional.
En 2015, México
produjo unos 7,25 millones de toneladas anuales, el nivel más bajo de los
últimos años debido a que la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha
contraído la compra del mineral.
En paralelo, la
generación carboeléctrica totalizó 30.124 millones de MW/h en 2015, 34.208
millones en 2016 y 24.274 millones en 2017 proveniente de tres plantas de CFE.
Chile pertenece al
lote de los mayores generadores termoeléctricos de la región, con un parque a
carbón constituido por 29 unidades eléctricas que aportan 14.291 MW,
equivalentes a 61,5 por ciento de la capacidad instalada nacional.
Carlos Rittl,
secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, una red de organizaciones
ambientales brasileñas, criticó aquí que su país carezca de una política clara
hacia el carbón.
“Hay metas de
energía renovable para 2030, pero se sigue subastando capacidad eléctrica para
combustibles fósiles y se construyen plantas termoeléctricas. No hay un vínculo
entre la agenda energética” y las metas voluntarias de reducción de gases
contaminantes de Brasil, subrayó Rittl.
El ecólogo
brasileño es uno de los 20.000 asistentes, entre delegados gubernamentales,
académicos, de la sociedad civil, organismos internacionales y empresarios, a
la COP 23.
La GCEL incorpora
88 por ciento de la producción mundial de carbón y 86 por ciento de la
capacidad termoeléctrica instalada con base en el mineral.
En la cumbre
climática de Bonn, el carbón es especial objeto de críticas por ambientalistas
y académicos. En la imagen, una pancarta sentencia “el carbón al museo”,
durante las audiencias del Tribunal Internacional por los Derechos de la
Naturaleza, que sesionó los días 7 y 8 en la ciudad alemana. Crédito: Emilio
Godoy/IPS
Además, la base de
datos identifica 225 compañías que planean la expansión de la minería del
carbón y 282 que proyectan más plantas eléctricas.
De las 328
empresas mineras enlistadas, 30 cargan con más de la mitad de la producción
mundial de carbón y de las 324 operadoras termoeléctricas, las mayores 31
poseen más de la mitad de la capacidad instalada global.
La campaña busca
que los inversionistas retiren los fondos del sector carbonífero, a modo de
cancelar nuevos proyectos y clausurar progresivamente los vigentes.
Colombia posee
reservas carboníferas por 16.540 millones de toneladas. Mariana Rojas,
directora de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente del país, reconoció
ante IPS la dificultad de abandonar ese fósil.
“Se trabajan
diferentes estrategias para los diferentes sectores. Queremos incentivar el
incremento de las renovables en la matriz energética, ha habido más
competitividad por los bajos precios de las renovables. Pero no podemos llegar
y sacudir a todos los sectores”, declaró la funcionaria.
El carbón quedó
fuera del impuesto al carbono creado por la reforma tributaria de diciembre de
2016, prueba del poder de esa industria.
El informe “El
carbón de Colombia: ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Minería, comercio global y
cambio climático”, elaborado en 2015 por el no gubernamental Centro de Estudios
para la Justicia Social Tierra Digna, ya alertaba de que en el país andino se
proyecta mantener la explotación minera de carbón hasta al menos 2079.
Brasil ya autorizó
al menos otra planta en construcción por 340 MW, pero hay avales para al menos
seis instalaciones más para generar 804 MW.
México afronta una
situación similar, pues los permisos mineros vigentes expirarían a 2062 sobre
reservas que superan los 700 millones de toneladas.
La estatal CFE de
ese país ha recurrido desde 2015 a subastas electrónicas de carbón, para
controlar el abastecimiento de más de dos millones de toneladas anuales y
regular la actividad.
Schuecking, de
Urgewald, instó a cerrar el grifo financiero a esos proyectos. “Un alejamiento
veloz de las inversiones para el carbón por el sector financiero no es solo una
cuestión de evitar activos devaluados, sino también de mantener un mundo
habitable”, pidió.
Alemania ya le
puso fecha de caducidad a ese material -2018-, mientras Canadá ya anunció que
en 2030 dejará de quemarlo e Italia se comprometió a hacerlo en 2025.
“El primer paso es
eliminar los subsidios al carbón” y redirigirlos a energía solar y eólica,
propuso Rittl.