Thierry Meyssan
www.voltairenet.org / 031017
Usted ha
notado probablemente que la información que posee sobre lo que se trama
alrededor de Myanmar es muy incompleta y es posible que ni siquiera haya oído
hablar de la coalición militar que se prepara para atacar ese país. Lo cierto
es que, como Thierry Meyssan revela en este trabajo, los acontecimientos
actuales venían siendo organizados por Riad y Washington desde 2013. No tome
posición sin haber leído antes este artículo y haber analizado la información
que aquí se expone.
Según el estado mayor estadounidense, Birmania
está en la zona del mundo cuyos Estados deben ser destruidos, como puede verse
en este mapa, publicado por Thomas P. M. Barnett en 2003.
En la continuación de su Gran Estrategia de
Extensión del Ámbito de la Guerra [1], el Pentágono venía preparando simultáneamente
la utilización de los kurdos en el Medio Oriente ampliado, una guerra civil en Venezuela
y una guerra de desgaste en Filipinas. Pero esos conflictos van a tener que
esperar porque se ha dado la prioridad a un cuarto teatro de operaciones:
Birmania, a las puertas de China.
En la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU
realizada el 28 de septiembre, la embajadora de Estados Unidos y varios de sus
aliados acusaron de «genocidio» al gobierno de coalición de
Myanmar [2].
La sola mención del término «genocidio»,
que en derecho europeo designa una masacre masiva pero que el derecho
estadounidense aplica a un método de asesinato –aunque el criminal tenga en su
haber una sola víctima–, es suficiente para que Washington considere que se justifica
una guerra, con respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU o sin él, como ya
pudo verse en el caso de Yugoslavia [3]. La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU
se convocó a pedido de la Organización para la Cooperación Islámica (OIC, la
antigua Organización de la Conferencia Islámica).
Para hacer que los hechos concuerden con su narración
particular, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, que durante la «revolución
azafrán», en 2007, tanto celebraron la resistencia no violenta de Aung San
Suu Kyi y los monjes budistas frente a la dictadura del SLORC (State Law an
Order Restoration Council) [4], simplemente metieron en un mismo paquete al
ejército birmano, a la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi [5] y a todos los budistas del país [6] y los clasificaron, a todos juntos, como “los malos”.
Desde los tiempos de la dominación extranjera
–primeramente británica y más tarde japonesa [7]– nunca hubo en Birmania un periodo de paz
civil y desestabilizar ese país se hizo mucho más fácil desde que la junta
militar del SLORC aceptó compartir el poder con la Liga Nacional por la Democracia
(LND) y que ambas comenzaron a tratar de resolver juntas los numerosos
conflictos internos del país.
Indispensable para la economía china, el oleoducto
de Yunnan desemboca en la ribera del Pacífico, en el Estado birmano de Rakhine
(antiguamente llamado Arakan).
Por un azar de la geografía, el oleoducto que
vincula la región china de Yunnan con el Golfo de Bengala pasa por Birmania,
país que además alberga varias estaciones chinas de vigilancia electrónica de
las rutas navales que pasan frente a sus costas. Llevar la guerra a Birmania
resulta por tanto más importante para el Pentágono que bloquear las dos «rutas
de la seda» en el Medio Oriente y Ucrania.
Herencia de la colonización británica, entre las
poblaciones discriminadas en Birmania se cuentan los 1,1 millones de
descendientes de los obreros bengalíes que Londres desplazó para utilizarlos en
Birmania [8]. Pero resulta que esta minoría nacional –que
no es una minoría étnica– es de confesión musulmana mientras que la gran
mayoría de los birmanos son budistas. Y resulta también que, durante la Segunda
Guerra Mundial, los rohingyas colaboraron con el Imperio británico en contra de
los nacionalistas birmanos.
Perfectamente equipado, el Movimiento por la Fe
o Ejército de Salvación Rohingya de Arakan fue entrenado por los británicos en
Arabia Saudita y Bangladesh. Antes del inicio de los recientes acontecimientos,
contaba al menos 5,000 soldados.
En 2013, en momentos en que el Pentágono y la CIA
habían desplegado hordas de yihadistas en Siria, donde libraban una guerra de
posiciones, Arabia Saudita creó en La Meca una enésima organización terrorista:
el Movimiento por la Fe (Harakah al-Yaqin). Ese grupo, que dice reunir a
combatientes rohingyas, está en realidad bajo las órdenes del pakistaní Ata Ullah,
quien luchó contra los soviéticos en Afganistán [9]. El reino saudita albergaba la más importante
comunidad masculina de rohingyas, después de Birmania y antes de Bangladesh,
con 300,000 trabajadores, todos hombres sin sus familias.
Según un informe de los servicios de
inteligencia bengalíes, redactado antes de la actual crisis, el Movimiento por
la Fe actúa desde hace un año con una escisión de la organización bengalí
Jamat-ul-Mujahideen bajo el eslogan «La Yihad de Bengala a Bagdad». Ese grupúsculo
juró fidelidad al Califa del Emirato Islámico (Daesh), Abu Bakr al-Baghdadi, y
ha reunido en el seno de una coalición a grupos como los Mudjahiden indios,
Al-Jihad, Al-Ouma, el Movimiento de Estudiantes Islámicos de la India (SIMI),
el Lashkar-e-Toiba (LeT) y el Harkat-ul Jihad-al Islami (HuJI) pakistaní. Todo
ese conjunto de grupos recibe financiamiento de la fundación Revival of Islamic
Heritage Society (RIHS) con sede en Kuwait.
Hace menos de año y medio, en marzo de 2016,
cuando el SLORC aceptó compartir el poder con el partido de Aung San Suu Kyi,
Estados Unidos trató de utilizar a la Premio Nobel de la Paz en contra de los
intereses chinos. Al mismo tiempo, sabiendo que no iba a ser fácil manipular a
la hija del padre de la independencia birmana –el comunista Aung San–, y fiel a
su eterna estrategia de apostar simultáneamente a dos caballos, Estados Unidos
también estimuló el Movimiento por la Fe.
En septiembre de 2016, Aung San Suu Kyi explica
ante la Asamblea General de la ONU sus esfuerzos a favor de los rohingyas. Al igual
que su padre Aung San –quien creyó en su momento en la ayuda de los
japoneses para liberar Birmania de la colonización británica–, la Premio Nobel
de la Paz creyó ingenuamente en la simpatía de los anglosajones para resolver
los problemas internos de Myanmar.
En septiembre de 2016, Aung San Suu Kyi
representó a su país en la Asamblea General de la ONU [10]. Muy ingenuamente, explicó los problemas de su
pueblo y a través de qué medios ella estaba tratando de resolverlos
paulatinamente, comenzando por la cuestión de los rohingyas. Ya de regreso en
su país, se dio cuenta de que sus antiguos respaldos estadounidenses eran en realidad
enemigos de su patria. El Movimiento por la Fe emprendió una serie de ataques
terroristas, como el perpetrado contra el puesto de la policía fronteriza de
Maungdaw, donde 400 terroristas robaron el arsenal y mataron 13 aduaneros y
soldados.
Aung San Suu Kyi prosiguió tenazmente la instalación
de una comisión de consulta encargada de analizar la cuestión de los rohingyas
y de proponer un plan concreto para poner fin a los actos de discriminación
contra ellos. Esa comisión se componía de 6 birmanos y 3 extranjeros –la
embajadora de los Países Bajos Laetitia van den Assum; el ex ministro libanés
de Exteriores Ghassan Salamé, que en realidad representa a Francia; y el ex secretario
general de la ONU Kofi Annan, como presidente de la comisión.
Los nueve miembros de esa comisión iniciaron un
trabajo de singular calidad, a pesar de todos los obstáculos birmanos. Varios
partidos políticos fracasaron en su empeño por lograr que la Asamblea Nacional
disolviera la comisión, pero lograron que se adoptara contra ella una moción de
desconfianza en la Asamblea local del antiguo Arakan (el Estado donde viven los
rohingyas). En definitiva, la comisión entregó su informe el 25 de agosto de 2017
con una serie de posibles recomendaciones que podrían aplicarse –sin ningún tipo
de trampas– para mejorar las condiciones de vida de todos [11].
Ese mismo día, los servicios de inteligencia de
Arabia Saudita y Estados Unidos emitieron la señal para desatar la respuesta:
el Movimiento por la Fe, rebautizado por los británicos como Ejército de
Salvación Rohingya de Arakan, dividido en 24 comandos, atacó varios cuarteles
del ejército y puestos de la policía, dejando un saldo de 71 muertos. Durante
una semana, las tropas birmanas realizaron una operación antiterrorista contra
los yihadistas. Unos 400 familiares de estos últimos huyeron hacia Bangladesh.
Tres días después, el presidente turco Recep
Tayyip Erdogan comenzaba a comunicarse telefónicamente con todos los jefes de
Estado de países musulmanes para alertarlos sobre «el genocidio contra los
rohingyas». El 1 de septiembre, o sea el día del Aid al-Adha, la fiesta más
importante del mundo musulmán, el propio Erdogan llamaba, en un vibrante
discurso pronunciado en Estambul en su calidad de presidente en funciones de la
Organización para la Cooperación Islámica, a salvar a los rohingyas y apoyar su
Ejército de Salvación [12].
Sin embargo, lo cierto es que esos yihadistas
nunca defendieron a los rohingyas sino que intervinieron sistemáticamente para
hacer fracasar todos los intentos por mejorar sus condiciones de vida y poner fin
a la discriminación contra ellos.
El 5 de septiembre, el presidente del Consejo de
Discernimiento de Irán, Mohsen Rezaei, proponía unir las fuerzas de todos los
Estados musulmanes y crear un ejército islámico para salvar a los «hermanos
rohingyas» [13]. La importancia de esa declaración reside
principalmente en el hecho que el general Rezaei fue comandante en jefe de los
Guardianes de la Revolución.
A pesar de que el ejército birmano había cesado
toda acción contra los terroristas, seguían los incendios de aldeas rohingyas
mientras que la población rakhin de la región de Arakan linchaba musulmanes,
por considerar que estaban todos vinculados a los terroristas. Según los
rohingyas, los soldados del ejército birmano estaban quemando sus aldeas, pero
según el ejército birmano eran los yihadistas quienes cometían esos hechos.
Poco a poco, todos los rohingyas del norte de la región de Arakan se marchaban
para buscar refugio en Bangladesh, cosa que curiosamente no hicieron los
rohingyas que viven en el sur de la misma región.
El 6 de septiembre, una delegación oficial turca
viajaba a Bangladesh para distribuir víveres entre los refugiados. Encabezaban
esa delegación el ministro turco de Exteriores Mevlut Cavusoglu, así como la
esposa y uno de los hijos del presidente Erdogan.
La campaña de movilización en marcha en los
países musulmanes recurre a elementos visuales especialmente fuertes, como esta
fotografía, divulgada por el gobierno turco, que supuestamente muestra cuerpos
de musulmanes asesinados por los monjes budistas en Birmania. En realidad es una
foto antigua de una ceremonia fúnebre donde se ven víctimas de un terremoto en China.
En los países musulmanes, una amplia campaña de
desinformación aseguraba, recurriendo a la presentación de fotos como prueba,
que los budistas estaban perpetrando grandes masacres contra los musulmanes.
Pero ninguna de las fotos utilizadas había sido tomada en Birmania y esas
noticias falsas acabaron siendo desenmascaradas una tras otra. Sin embargo, en
los países donde el nivel de educación de la población es bajo esas fotos
convencieron a la gente y los desmentidos fueron inaudibles. Sólo Bangladesh
emitía reservas en cuanto al papel de los yihadistas y garantizaba a Myanmar
que podía contar con su cooperación contra los terroristas [14].
El 11 de septiembre, el presidente en funciones
de la Organización para la Cooperación Islámica, el presidente turco Recep
Tayyip Erdogan, intervenía ante la comisión científica de la organización,
reunida en Astaná (Kazajstán), comisión que no tiene nada que ver con el
asunto, para reclamar «salvar a los rohingyas».
Al día siguiente, 12 de septiembre, el Guía de
la Revolución iraní, el ayatola Alí Khamenei tomaba posición. Muy inquieto ante
la proposición del general Rezaei, Khamenei deslegitimó la guerra de religión
que actualmente se prepara, el «choque de civilizaciones», aunque
criticando la presencia de una mujer a la cabeza de un Estado. El Guía se empeñó
principalmente en cerrar la puerta a toda implicación militar de los Guardianes
de la Revolución, declarando: «Es muy posible que el fanatismo religioso
haya desempeñado un papel en esos acontecimientos, pero se trata de una
cuestión totalmente política ya que el responsable es el gobierno de Myanmar. Y
a la cabeza de ese gobierno está una mujer cruel, laureada con el Premio Nobel
de la Paz. En realidad, esos acontecimientos han firmado el acta de defunción
del Premio Nobel de la Paz.» [15].
Inmediatamente, también en Teherán, el
presidente-jeque Hassan Rohani recurría al ejército regular para participar en
el conflicto en ciernes. El 17 de septiembre, los jefes de los estados mayores
de los ejércitos de Irán y de Pakistán se ponían en contacto para unir sus
fuerzas en el marco de la crisis [16]. Se trata de la primera iniciativa militar,
pero quien participa no es el cuerpo de Guardianes de la Revolución –que están
luchando junto a los sirios contra los yihadistas– sino el ejército iraní –que
ya trabaja con los ejércitos de Turquía y Pakistán para defender Qatar. Irán también
está enviando grandes cantidades de ayuda a los refugiados.
Aung San Suu Kyi llama la opinión pública
internacional a tener en cuenta los esfuerzos de Myanmar por resolver la
cuestión de los rohingyas y denuncia el terrorismo yihadista. Pero no ha recibido
más crédito que Muammar el-Kadhafi, cuando este último denunció los ataques de
al-Qaeda contra Libia (Naypyidaw, 19 de septiembre de 2017).
El 19 de septiembre, ignorando las explicaciones
de Aung San Suu Kyi [17] y aprovechando la ocasión que le ofrecía la
apertura del periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, Erdogan
reunió el grupo de contacto de la OCI para solicitar a todos los Estados
miembros que suspendan toda forma de comercio con Myanmar y pedir al Consejo de
Seguridad a que se pronuncie [18].
Arabia Saudita protege y maneja, desde 2013, el Ejército
de Salvación Rohingya de Arakan. El rey Salman asignó 15 millones de dólares a
los refugiados rohingyas en Bangladesh, donde se encuentran los campos de
entrenamiento de ese grupo yihadista.
Saliendo por fin de la sombra, Arabia Saudita
afirmó entonces que ha venido apoyando discretamente a los rohingyas desde hace
70 años y que les ha aportado 50 millones de dólares en todo ese tiempo. El rey
Salman agregó a esa suma una donación de 15 millones de dólares [19]. El embajador de Arabia Saudita ante los
órganos de la ONU en Ginebra, Abdulaziz ben Mohammed Al-Wassil, movilizó allí
al Consejo de los Derechos Humanos.
Olvidando las guerras que los enfrentan entre sí
en Irak, Siria y Yemen, Turquía, Irán y Arabia Saudita, las tres principales
potencias militares musulmanas, se congregaron nuevamente, por simple reflejo
comunitario [20] y tomaron posición a favor de los rohingyas,
designando además como enemigo común al gobierno de coalición del ejército
birmano y Aung San Suu Kyi.
Ese cambio radical de situación en el Medio
Oriente tiene como precedente las guerras de Yugoslavia. En Bosnia-Herzegovina
(de 1992 a 1995) y en Kosovo (de 1998 a 1999), los países musulmanes y la OTAN
lucharon juntos contra los cristianos ortodoxos vinculados a Rusia.
En Bosnia-Herzegovina, el presidente bosnio
Alija Izetbegovic tuvo como consejero diplomático al estadounidense Richard Perle,
quien incluso dirigió la delegación bosnia que participó en la adopción de los
acuerdos de Dayton. Como consejero mediático tuvo al francés Bernard-Henri
Lévy, según ha afirmado este mismo personaje, lo cual nunca ha sido desmentido.
Finalmente, en el plano militar, el presidente Izetbegovic tuvo como consejero
a un tal… Osama ben Laden, quien organizó para él la Legión Árabe y recibió
incluso un pasaporte diplomático bosnio. Durante el conflicto, respaldado por
la OTAN por debajo de la mesa, Izetbegovic recibió públicamente apoyo de
Turquía, Irán y Arabia Saudita [21].
El conflicto kosovar comenzó con una campaña
terrorista del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) contra el gobierno de Belgrado.
Los combatientes fueron entrenados por las fuerzas especiales de Alemania en
una base de la OTAN en Turquía [22]. El hoy jefe de los servicios secretos de
Turquía, Hakan Fidan, fungió como oficial de enlace con los terroristas en el
estado mayor de la OTAN. Fidan, dirige actualmente el MIT, los servicios
secretos turcos y es incluso el número 2 en la jerarquía del régimen de
Erdogan.
Al principio de la guerra, 290,000 kosovares
huyeron de Serbia en sólo 3 días para refugiarse en Macedonia. Las televisoras
occidentales divulgaron ampliamente las imágenes de aquella larga procesión de
fugitivos. Según los varios millones de macedonios que los acogieron, nada justificaba
aquella ola migratoria, ampliamente estimulada por la OTAN, pero ese
desplazamiento de población fue ampliamente explotado para acusar al presidente
Slobodan Milosevic de haber reprimido de manera desproporcionada la campaña
terrorista contra su país y la OTAN le declaró la guerra sin autorización del
Consejo de Seguridad de la ONU.
El trabajo sucio que hoy se prepara extiende el
teatro de operaciones hacia el este. El Pentágono no tiene posibilidades de
imponer una alianza turco-irano-saudita, pero tampoco lo necesita. En Yugoslavia,
cuando esos tres países no tenían contactos directos entre sí, fue la OTAN
quien los coordinó. Sin embargo, para luchar juntos en Birmania tendrán que
llegar a arreglos en Irak, Siria y Yemen, e incluso en Libia. Teniendo en cuenta
el estado actual de devastación del Medio Oriente y la perseverancia de los
pueblos que siguen resistiendo, el Pentágono puede decidirse a dejar que esta
región restañe sus heridas durante una década, sin temor a ver surgir allí la menor
capacidad de oposición a su política.
En vísperas de la reunión del Consejo de
Seguridad de la ONU que sentó las bases de la futura guerra contra Birmania, el
Departamento de Estado anunció a Massud Barzani, que Estados Unidos no apoyará
la independencia del Kurdistán iraquí. El problema es que el Pentágono no puede
movilizar a Turquía e Irán en el sudeste asiático si les crea problemas con los
kurdos en sus propias fronteras. Así que, después de haberse comprometido a fondo
con el tema del referendo de independencia del Kurdistán en Irak, Massud
Barzani pronto se verá obligado a retirarse de la vida política, tanto más
cuanto que las exhibiciones de banderas israelíes en Erbil –ciudad sede del
gobierno regional kurdo iraquí– fueron masivamente difundidas por los canales
de televisión árabes, persas y turcos, debido a lo cual todos los vecinos de
Barzani le han dado la espalda.
Si el Pentágono sigue adelante con su guión, la
guerra contra Siria podría extinguirse por falta de combatientes, ya enviados a
otras latitudes, para servir al «Imperio Estadounidense» en un nuevo
teatro de operaciones.
[1] Fuente: The Pentagon’s
New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004. Análisis: «El proyecto militar de
Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté
(Haití), Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.
[2] «Myanmar: le Secrétaire général
demande “une action rapide” pour mettre fin au “cauchemar” des Rohingya dans
l’État de Rakhine», Compte-rendu du Conseil de sécurité, ONU, 28 de septiembre
de 2017. Referencia: CS/13012.
[3] El Reino Unido y Estados Unidos habían
redactado el acta de acusación contra Myanmar por adelantado, antes
de que se produjeran los actuales acontecimientos: Countdown
to Annihilation: Genocide in Myanmar, Penny Green, Thomas
MacManus y Alicia de La Cour Venning, Queen Mary University of
London, 2016. Persecution
of the Rohingya Muslims; Is Genocide Occurring in Myanmar’s Rakhine State;
a Legal Analysis, Allard Lowenstein, Yale University, 2016.
[4] «Birmania: Estados Unidos se muestra
interesadamente solícito», por Thierry Meyssan, Abiad & Aswad (Siria), Red Voltaire,
2 de noviembre de 2007.
[5] The Burma Spring: Aung
San Suu Kyi and the New Struggle for the Soul of a Nation, Rena
Pederson, Prefacio de Laura Bush, Pegasus, 2015.
[6] Neither Saffron Nor
Revolution: A Commentated and Documented Chronology of the Monks’
Demonstrations in Myanmar in 2007 and Their Background,
Hans-Bernd Zöllner, Humboldt-University, 2009.
[8] Para ser más exacto, hay que señalar que,
aunque hubo inmigrantes bengalíes en Birmania incluso antes de la dominación
británica, la inmensa mayoría de los rohingyas descienden de los trabajadores
que los colonos desplazaron para utilizarlos como mano de obra barata. Nota del
Autor.
[9] “Myanmar’s Rohingya insurgency has links to Saudi,
Pakistan”,
Simon Lewis, Reuters, 16 de diciembre de 2016.
[10] “Speech by Aung San Suu Kyi at 71st UN General Assembly”, por Aung San
Suu Kyi, Voltaire Network, 21 de septiembre de 2016.
[11] Towards a peaceful, fair and
prosperous future for the people of Rakhine, Advisory Commission on
Rakhine State, agosto de 2017.
[12] “We won’t Leave Rohingya Muslims Alone”, Presidency of the
Republic of Turkey, 1º de septiembre de 2017.
[15] «Myanmar : le Guide critique les
défenseurs des droits de l’homme », Leader.ir, 12 de septiembre de 2017.
[16] “Iranian, Pakistani Top Military Commanders Stress Need for
Ending Myanmar Muslims’ Plights”, Fars News, 17 de septiembre
de 2017.
[17] “Aung San Suu Kyi speech on National Reconciliation
and Peace”, por Aung San Suu Kyi, Voltaire Network, 19 de septiembre
de 2017.
[18] «OIC Contact Group on Rohingya
calls for UN Resolution on Myanmar», Organisation of Islamic Cooperation,
19 de septiembre de 2017.
[19] «Le Serviteur des Deux Saintes
Mosquées accorde un don de 15 millions de dollars aux réfugiés Rohingyas», Saudi Press Agency, 19 de
septiembre de 2017.
[21] Comment le Djihad est arrivé en Europe,
Jürgen Elsässer, prefacio de Jean-Pierre Chevènement, ediciones Xenia, 2006.
[22] «L’UÇK, une armée kosovare sous
encadrement allemand », por Thierry Meyssan, Notes d’information du Réseau Voltaire,
15 de abril de 1999.