¿Por qué tiene que ir al escenario de los hechos el ministro o jefe
superior?
Ernesto A. Holder
opinion@laestrella.com.pa
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Sean McBride pudo haber sentido pena
cuando el informe de su comisión fue rechazado en 1980. El documento llamaba,
entre otras cosas, al establecimiento de ‘nuevas tareas sociales para los
medios de comunicación' y también a ‘aminorar (…) las distorsiones que se
producen en el momento de la difusión de la información'.
Independientemente de nuestro
entendimiento sobre las causas actuales de la situación social y, el indudable
poder que sobre ella ejercen los medios no me deja de asombrar —realmente
asombrar— cuando las prácticas para difundir información han evolucionado hacia
otros fines lejos de los objetivos generales de informar. Y muchos sectores de
la población que pensaríamos ejercerían mejor juicio para contrarrestar esta
desviación social (incluyendo el Gobierno nacional), han caído en la trampa
mediática: la lucha por el rating y elevar el puntaje en las encuestas.
Subrayo dos eventos ocurridos en un
espacio de ocho días. Carlos Jaramillo, molesto (por no decirlo en buen
panameño) por las repetidas boletas que le han aplicado por violar las normas
del tránsito, provocó la movilización de todos los estamentos de seguridad del
Estado cuando subió al Puente de Las Américas para suicidarse. No era un
terrorista, ya había protestado antes. Jaramillo, cantante de reggae que se
hace llamar ‘Big Charlie ', se tomó un ‘selfie ' y lo subió a las redes
sociales. Se apersonaron al área el ministro de Seguridad Pública, Alexis
Bethancourt, y José Donderis, director del Sistema Nacional de Protección Civil.
También llegaron agentes del Servicio Nacional Aeronaval, del Cuerpo de
Bomberos de Panamá y de la Policía Nacional.
Días después, en la tarde del martes
25 de julio, se dio un incendio en el complejo comercial Los Pueblos. Además de
los bomberos, todos los estamentos de seguridad acudieron al área nuevamente
para ocuparse de las responsabilidades inherentes. Creo que hay una diferencia
notable entre el fuego y el caso del puente con lo que respecta a la
movilización de tantos recursos para atender y resolver cada uno de estos
asuntos.
Probablemente pocas personas ven
estos evento desde mi perspectiva, pero lo que me llamó la atención por una
parte, fue la cobertura que le dieron los medios televisivos: en vivo y directo
y ahora con toda la tecnología que tienen a su disposición. Y por la otra, en
el proceso de comunicación de las autoridades. Percibo una desviación inusual y
desafortunada.
En eventos que de alguna manera
afectan la seguridad civil, la responsabilidad es la de orientar a la comunidad
que puede ser afectada inmediatamente y por las consecuencias. Lo que percibí
fue la ya conocida lucha por el rating y, peor aún, el interés de algunas de
las autoridades por puntualizar y enaltecer su desempeño. En medio del esfuerzo
por sofocar el incendio, el encargado de los bomberos tenía cifras muy
puntuales de la cantidad de personal atendiendo el fuego, carros especializados,
ambulancias, equipos, etc., además de varias líneas bien exactas sobre ‘lo
rápido que han respondido las Fuerzas de Tarea Conjunta, los estamentos de
seguridad… y otros mensajes puntuales ( talking points ) diseñados por los
supuestos estrategas de comunicación y que en ese momento no venían al caso.
Podemos ser condescendientes y darle
espacio para divulgar mensajes específicos, pero durante el desarrollo de una
actividad peligrosa, la propaganda institucional no me parece. hicieron lo
mismo con el sujeto del Puente de las Américas, resumir los objetivos de la
institución en el marco de una situación difícil. ¿Por qué tiene que ir al
escenario de los hecho el ministro o jefe superior?
No hay manera de evitarlo: si estamos
considerando seriamente llevar adelante las reformas necesarias para ‘arreglar'
los asuntos nacionales en los que la desmesurada corrupción es lo que nos
indigna, debemos echar un vistazo a los medios de comunicación y el papel que
juega en todo el sistema social.
Los famosos estrategas de
comunicación solo funcionan para la propaganda y para desviar la atención. La
única estrategia que cabe para los que nos gobiernan debe ser: decir la verdad,
eso estamos esperando del caso Odebrecht y los otros temas de corrupción que
nos acechan desde las esferas oficiales y los grupos de poder. Si hay que
‘patear la mesa', como dice Pedro Rivera, o revolucionar todo el sistema,
indudablemente tenemos que redefinir los procesos de comunicación y el papel de
los medios de comunicación.
COMUNICADOR SOCIAL.