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La encrucijada de la economía formal

Al hablar del desarrollo de la economía formal y su integración al sistema-mundo es preciso señalar que está guarda estrecha relación a los fenómenos naturales coyunturales a la relación del hombre con el capital y su medio geográfico que lo rodea. Se refiere al intercambio con el medio ambiente natural y social, en la medida que este intercambio tiene como resultado proporcionarle medios para su necesaria satisfacción material con respecto al uso de la fuerza de trabajo y el valor del uso del bien común.

 

En efecto, el análisis histórico de “la gran transformación” se inicia con la compresión de las reacciones sociales, que se dieron en el contexto de la Inglaterra de finales del siglo XVIII, a la mercantilización de las esferas de la vida social que hasta ese momento habían quedado al margen del comercio, como la tierra o la fuerza de trabajo (Rendueles, 2004).

 

Por otro lado, en la economía formal la voluntad de la sociedad es ajena a los procesos económicos en la que no existen modelos como intención previos al proceso económico. El valor fundamental en la economía formal es la eficiencia y la ética deriva de conductas coherentes vinculadas con la producción y la óptima asignación de los recursos (Polanyi, 1976).

 

En este sentido, la economía formal, tampoco explicaría un análisis de la elección racional-individual y menos la diferencia entre estas pautas de consumo que se va adentrando más y más en la periferia de la ciudad penetrando incluso en la sociedad de consumo donde la relación de mercado se vuelve más intolerante a la balanza de ganancias. Para la cultura moderna y posmoderna, existe la idea que desarrollo implica progreso, y que el progreso es un valor.

 

El objeto de la economía formal como lo define la economía keynesiana es concebir el desarrollo como un proceso histórico de transformaciones sociales y productivas operadas en el sistema capitalista, tanto en su infraestructura física, en sus relaciones sociales, y en su cultura, con el fin último de contribuir a la expansión de la riqueza (PBI) y al mejoramiento del bienestar de la población; todo ello como pilares básicos que sustentan la continuidad del capitalismo (Keynes, 1936).

 

En efecto, fuera del sistema de precios formados por el mercado, el análisis económico pierde la mayor parte de su relevancia como método de cambio del sistema económico. Hoy en día, el sistema de planificación económica ideado en el seno de las luchas de clases es producto de la informalidad, en la mayoría de los países de América Latina durante la pandemia del Covid-19, y constituye un ejemplo de crisis de la economía formal.

 

Datos generales:

Autor: Dumas Myrie S.

Profesor de historia, Universidad Cristiana de Panamá

Twitter: @dumas997