“Cada ciudadano que vive dentro de una “sociedad democrática” debe dar el ejemplo de respeto a los principios primordiales y fundamentales de la democracia” Por: Rev. Manning M. Suárez +
¿Somos una nación decente? La convivencia en una sociedad donde prevalezcan los valores, pareciera ser el sueño dorado de muchos pueblos de este mundo; especialmente el de Panamá. Pero más aún, es el sueño de millones de personas que en este planeta desean ver sus ideales cumplidos. Sin embargo, debemos admitir que cuando uno se acerca a las personas de esta nación y se habla del tema, muchas confunden la práctica de los valores cívicos y morales con un sistema político gobernante que va de escándalo en escándalo, ellos son desgraciadamente la noticia del momento.
El sistema democrático como tal, y que se supone es el sistema en que los panameños hemos elegido y en el que deseamos vivir, tiene sus características bien definidas. Entre ellas tenemos que mencionar la observancia, de principios como valores fundamentales y universales. Estos principios y valores son los que componen su esencia como tal. Por ejemplo, podríamos señalar la libertad como la igualdad y el respeto a los valores humanos son valores democráticos fundamentales.
Así pues, una sociedad que se dice llamar “democrática” tendrá que hacer el mayor esfuerzo posible de ir a la vanguardia en el ejercicio de la libertad, la igualdad y el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos que componen esta nación.
Por otro lado, la educación dirigida a la ciudadanía tendrá como fin, el concienciar y promover tales valores a través de programas educativos concretos y de modo transversal en toda su programación curricular, claro está, con especial esmero aquella que va dirigida a nuestros niños y jóvenes. He aquí la importancia trascendental de la promoción de una educación para promover la democracia y la decencia, pues tenemos la ardua tarea de reiniciar una empresa - dejada por más de una generación de panameños - de vivir conscientemente dentro de un sistema democrático que tiene como objetivo primordial la “dignificación del hombre”.
Casualmente, es el sistema democrático el que hace énfasis en educar a las personas para que tengan un alto sentido de responsabilidad por sus acciones cotidianas, responsabilidad ante sus deberes y responsabilidad ante sus derechos naturales.
De manera que, si tenemos que educar para promover los valores y la decencia, como sistema de vida de todos los panameños, debemos, de manera urgente, llevar a cabo una revisión de todos los programas de educación dirigidas al mejoramiento de los conceptos mencionados, fortalecer sus áreas en los horarios de las escuelas de todo el país ya sean estas públicas o privadas.
Por otra parte, la sociedad civil debe hacer lo mismo, pues la promoción de la democracia y sus valores no es única y exclusiva tarea del gobierno de turno, sino de todos los ciudadanos del país.
Es digno reconocer, por otro lado, el esfuerzo actual que se le está dando al tema de educar para promover los valores y la decencia que están llevando a cabo todos los clubes cívicos, el Ministerio de Educación, y muchas otras organizaciones y universidades de todo el país.
Debe haber más apoyo de los medios de comunicación del país, todos ellos se han hecho eco de la necesidad urgente de seguir promoviendo los valores que soportan una “sociedad democrática”.
Así como este esfuerzo, que merece reconocimiento de parte de los que nos interesamos por el tema, debemos seguir imitando esta tarea en conjunto, es decir, el Gobierno, la empresa privada, las asociaciones cívicas y religiosas, los partidos políticos, los sindicatos y todos los gremios, comenzar diálogos, talleres, seminarios, conferencias y acuerdos para seguir educando con el fin de promover los valores y la decencia en cada uno de sus miembros.
El Gobierno, por su parte, debe continuar el gran esfuerzo en cada institución que lo represente dentro y fuera del país para que sea ejemplo de imitación que promueva los valores democráticos, respetándolos y practicándolos a través de la práctica de su código ético.
Cada ciudadano que vive dentro de una “sociedad democrática” debe dar el ejemplo de respeto a los principios primordiales y fundamentales de la democracia: La autodeterminación del pueblo, el respeto y la promoción de los derechos humanos como el esfuerzo conjunto del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de las naciones unidas. Así dejaremos de confundir la práctica de los valores cívicos y morales con un sistema político gobernante del momento. Porque cada persona se hará responsable de promover y asumir los valores en sus vidas y devolver la decencia a Panamá.