Por: Miguel
Antonio Bernal
puede y no puede estar sometido de antemano
una Constitución militarista impuesta”.
Adversarios y enemigos decididos de la
participación ciudadana como mecanismo de verdadera democratización de nuestra
sociedad, los gatopardistas hacen gala de cualquier tipo de malabarismo
para impedir la construcción de un Estado Constitucional Democrático de Derecho.
Ninguna
de las “reformas puntuales” propuestas a espaldas de la ciudadanía, contribuye
a la consolidación de los principios que deben servir de base a la
reorganización de las estructuras existentes. Así vemos cómo la normatividad de
la Constitución, el respeto a los derechos y garantías fundamentales de la
persona humana, la división de poderes, la legalidad, están completamente
ausentes del documento avalado (sin análisis alguno) por el Ejecutivo y que
hoy, los tartufos se dedican a promover para imponer.
No
podemos desmayar en nuestra participación ciudadana, por un proceso
constituyente como un compromiso ciudadano, buscando siempre un debate abierto,
informado, plural que nos lleve a un verdadero, moderno y efectivo cambio
constitucional.
No nos
cansamos de subrayar que, cuarenta y siete años después de impuesta, la
constitución militarista de 1972 no está ya para más parches, ni curitas.
Tampoco de reiterar que, “el Derecho Constitucional nos enseña que
“reformar” la Constitución, significa alterar algo en su articulado sin cambiar
su esencia o sustancia.
La
hegemonía ciudadana debe guiar cualquier cambio constitucional y este no se va
a dar si no aceptamos, todos, que “el
único sujeto del poder es el pueblo”.
La
urgente necesidad de un real y verdadero cambio constitucional es rechazada por
la oligocracia imperante en manos de cleptómanos, insiste en plantear e imponer
sus “reformas” gatopardistas. Es por ello que debemos retomar el NO de la
dignidad. Unirnos para impedir la imposición y que sepan, tempranamente, que NO
es NO por más que intenten con su demagogia, sofismas y falacias, vendernos un
proyecto que solo busca consolidar la corrupción y la impunidad.