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/ 03/03/18
Acababa
de ponerse el sol el viernes por la noche cuando sonó el teléfono. Miklós
Mesterházi del Lukács Archívum en Budapest se enteró de que la Academia Húngara
de Ciencias (MTA) confiscaría toda la colección de manuscritos y
correspondencia que se encontraban allí.
El
siguiente lunes por la mañana, llegaron los empleados de MTA y comenzaron a
examinar la colección. Revisaron el inventario y se prepararon para trasladar
el material al Departamento de Manuscritos y Libros Raros del Centro
bibliotecario e Informativo de la MTA.
Según
la MTA, su decisión se basa en el espíritu de "integridad académica":
la ubicación de los manuscritos les permitiría digitalizar la colección, lo que
permitiría acceder al material a más académicos.
Pero
debemos situar la decisión de la MTA dentro de la coyuntura histórica y
política de Hungría.
Desde
la transición del socialismo de Estado a la democracia burguesa en 1989, la MTA
ha venido perdiendo personal de forma permanente, por lo que los proyectos de
investigación y edición son casi imposibles. El archivo de la obra de Lukács,
mucha de la cual no ha sido publicada y aún está por estudiar, en dicha
instalación, no sirve ni para la "integridad académica" ni para los
intereses de la "investigación", sino todo lo contrario.
Más
aún, Hungría vive hoy bajo un régimen autoritario que quiere reescribir el
pasado de la nación. El régimen de Orbán trabaja para rehabilitar las
tradiciones nacionalistas y fascistas de Hungría. Ha derribado estatuas en
honor a quienes lucharon contra la dictadura militar de Horthy y el régimen de
la Cruz Flechada, reemplazándolos con monumentos que glorifican a los
antisemitas y a los colaboradores nazis.
El
partido gobernante Fidesz pone en el punto de mira a inmigrantes, romaníes,
musulmanes, judíos, comunistas, socialistas, liberales y quien considere extraño.
Ha tomado el control de numerosas instituciones estatales y amenazó con
liquidar numerosas instituciones de la sociedad civil; incluso la Universidad
Centroeuropea.
En
este clima de paranoia y miedo, la MTA no quiere parecer apoyando a un
"comunista", por lo que, bajo el manto de la racionalización y la
eficiencia, están trabajando para desmantelar los archivos.
Lo que está en juego
El
Lukács Archívum es una instalación única para la investigación.
Los
visitantes pasan por las mismas habitaciones en las que Lukács vivió y trabajó
desde 1945 hasta su muerte en 1971. El apartamento, a orillas del Danubio y que
domina el puente de la Libertad ( Szabadság híd), alberga no solo sus
manuscritos sino también su biblioteca completa, con todas sus anotaciones Los
eruditos que han trabajado en la instalación a lo largo de años han recopilado
allí más o menos todo lo que publicó el gran teórico marxista.
Pero
el archivo perderá su activo más valioso cuando el MTA traslade los
manuscritos. Un ejemplo para hacernos una idea de su valor.
Uno
de los logros teóricos más significativos de Lukács fue su teorización de los
impactos sociales de la producción de mercancías. Bajo este sistema [el
capitalismo], los productos terminados son ajenos a los trabajadores que los
crean. El trabajo bajo el capitalismo es degradante y monótono; convierte a los
trabajadores y trabajadoras en máquinas. Todo el proceso está diseñado para
maximizar el beneficio, transformando la dimensión cualitativa de la
experiencia humana, el trabajo, en una medida cuantitativa del tiempo.
"Aquí", escribió Lukács en Historia y Conciencia de clase, " la
persona se convierte en espectador impotente de todo lo que le ocurre a su propia
existencia, fragmento aislado e integrado a un sistema ajeno".
A
pesar de ser un producto del trabajo humano, la producción de mercancías solo
se expresa en mecanismos sociales inhumanos: dinero, mercados, capital y
salarios. Estos adquieren vida propia, apareciendo como sistemas naturales,
hostiles y respetuosos de la ley que nadie puede comprender y mucho menos
controlar.
Una
vez que se vuelve universal, esta lógica subordina todas las esferas de la
existencia humana a su racionalidad matemática. Un código abstracto y formal
diseñado para procesar miles de casos rige un sistema legal encargado de tomar
decisiones de vida o muerte. La política, separada de la vida cotidiana,
comienza a parecer inalterable. Abismos gigantes dividen estos mundos, y cada
esfera de la existencia parece independiente de la otra.
Lukács
repudiaría más tarde estas posiciones bajo la presión del Comintern: primero,
con Zinóviev a la cabeza y luego bajo Stalin. Sus puntos de vista radicales no
encajaban con la reacción termidoriana que tuvo lugar tanto en la Unión
Soviética como en el movimiento comunista internacional.
Hasta
la fecha, el intento más claro de justificarse aparece en la introducción de
1967 a Historia y Conciencia de Clase. Allí, Lukács argumenta que no pudo
distinguir entre objetivación (trabajo) y alienación (una forma mistificada de
ese trabajo).
Sin
embargo, cuando visité a Mari Székely, el último empleado que quedaba, me
informó de una serie de manuscritos inéditos de 1933, escritos durante los
primeros años del período de Lukács en Moscú. En uno de estos textos, Lukács
comienza a reevaluar algunas de sus afirmaciones anteriores a la luz de su
encuentro con los Manuscritos Económicos y Filosóficos de Marx de
1844. La publicación de este ensayo en una próxima colección, junto con otro
material no traducido previamente de 1924 a 1933, aclarará y profundizará los
términos de este debate, arrojando más luz sobre el cambio teórico de Lukács y
su incómoda reconciliación con el estalinismo.
Este
descubrimiento representa solo un camino sin trazar en un vasto laberinto que
aún no se ha explorado por completo.
Mirando al presente
Preservar
los archivos no es solo por el pasado. También tiene que ver con la actualidad
y las posibilidades que se encuentran dentro de él.
El
Archívum organiza regularmente reuniones y eventos en los que investigadores de
Hungría y de todo el mundo se reúnen para analizar el potencial crítico de las
ideas de Lukács, muchas de las cuales permanecen inéditas, abandonadas o
incomprendidas.
Por
ejemplo, un malentendido frecuente ha sido el lugar de la resistencia en la
explicación de la forma mercancía de Lukács. La lógica dominante del
capitalismo es cuantitativa, pero nunca se puede excluir completamente
la calidad. Mientras que el capitalista busca impulsar al máximo los
beneficios como algo puramente cuantitativo, los trabajadores lo experimentan
como algo cualitativo: un asalto a su individualidad y a su humanidad. Este
ataque a su calidad de vida proporciona la base para la resistencia.
La
argucia de racionalización y eficiencia bajo la que la MTA está confiscando los
manuscritos de Lukács, expresa la lógica cuantitativa del capitalista; el
rechazo crítico de la izquierda a este movimiento, en nombre de los valores
humanos, expresa la lógica de la resistencia.
Con
este espíritu, una petición de protesta por la decisión de la MTA, con más de
1.500 signatarios, entre ellos Agnes Heller, Nancy Fraser y Fredric Jameson,
por nombrar algunos, fue entregada a la academia el 25 de enero. Actualmente
circula una petición similar sobre change.org .
Mantener
el universo teórico que contienen estos archivos, parafraseando a Lukács en Teoría
de la novela, nos ayudará a guiarnos a través de estos tiempos oscuros y
revelar las estrellas que nos rigen.
Róbert
Nárai, coeditor y traductor de una próxima colección de trabajo inéditos de
Georg Lukács. Milita en la organización australiana Socialist Alternative.