www.publico.es / 110918
EEUU se ha sumado a la contienda
diplomática entre la República Popular China y la República de China (Taiwán)
convirtiendo las tensiones entre Beijing y Taipéi a propósito de la presencia
internacional de la otrora Formosa en una variante más de las diferencias
estratégicas entre Beijing y Washington. El motivo de fondo adicional: la
penetración creciente de la influencia china en lo que considera su patio
trasero.
Cuatro senadores estadounidenses, dos
demócratas y dos republicanos, presentaron recientemente un proyecto de ley
solicitando a Washington que ayude a Taiwán a mantener sus actuales aliados
diplomáticos (17). En los últimos dos años y medio, hasta cinco países (El
Salvador, Santo Tomé y Príncipe, Panamá, República Dominicana y Burkina Faso)
cortaron relaciones diplomáticas con Taipéi. A EEUU no le preocupan Europa
(Vaticano), Sudamérica (Paraguay) o África (eSwatini) pero sí la región de
Centroamérica y Caribe, donde Taiwán conserva 8 aliados. Guatemala podría ser
el siguiente en cambiar de bando.
De salir adelante, la propuesta permitiría
a la Secretaría de Estado degradar sus relaciones con cualquier gobierno que
tome acciones contrarias a Taiwán, suspender o alterar la asistencia de EEUU en
el exterior, tales como la financiación militar o la ayuda a los gobiernos
implicados. Se trata de enviar un fuerte mensaje a los países que ponderen la
posibilidad de cambiar su reconocimiento diplomático de Taiwán a China para
advertirles de que habrá consecuencias, si bien, paradójicamente, Washington
reconoce “el derecho soberano de cada país a determinar sus relaciones
diplomáticas”. Los senadores firmantes aseguran que, si no se adapta una
estrategia, Taiwán podría reducir su número de aliados de 17 a 0.
El detonante de la propuesta fue la
decisión “decepcionante” y “poco transparente” de El Salvador que ha llevado al
Departamento de Estado a revisar sus relaciones con el pequeño país
centroamericano. Además, EEUU convocó a sus embajadores en la República
Dominicana, Panamá y El Salvador para celebrar consultas tras la decisión de
estos tres países de cortar relaciones con Taiwán.
El objetivo del encuentro será
analizar “la salud y seguridad económicas en toda la región de las Américas”,
en un claro mensaje dirigido también a China por su “interferencia” en el
hemisferio occidental. EEUU considera una gran preocupación el hecho de que
China ejerza demasiada influencia en su “patio trasero”.
EEUU
rompió lazos diplomáticos con Taiwán en 1979 trasladando el reconocimiento a
China, una posibilidad que ahora veta a otros. El presidente de los EEUU, Donald
Trump, amenazó con reconocer a Taiwán en caso de que Beijing no
pusiera freno a su “manipulación del yuan” y no restableciera un equilibrio en
la balanza comercial bilateral.
El deterioro general de las relaciones
entre China y EEUU y la guerra comercial que enfrenta a los dos países han
creado una buena oportunidad para que Taiwán fortalezca los lazos con
Washington. Pero hasta el ex presidente taiwanés Chen Shui-bian que, días atrás,
reclamaba a la presidenta Tsai la celebración de un referéndum sobre la
independencia de la isla, advierte del riesgo de confiar demasiado en una Casa
Blanca para quien solo cuentan sus propios intereses.