Nazanin Armanian
www.publico.es / 161017
Unos días después
de la reconciliación entre Hamas y Al Fatah y el restablecimiento de la
Autoridad palestina en Gaza (que potencia la posibilidad de la declaración del
Estado Palestino), EEUU e Israel, anunciaron su retirada de Unesco por su
“sesgo anti-israelí”.
Se trata de la
culminación de años de chantaje político y financiero de Washington contra la
ONU y sus agencias. En 1983 el gobierno de Ronald Reagan se retiró de la
Unesco, porque “servía a los intereses de la URSS”, y Barak Obama suspendió en
2011 su aportación financiera a Unesco por “admitir a Palestina como estado
miembro”. Netanyahu, que compara Unesco con el ISIS, mientras apoya a la organización terrorista,
celebra la decisión de Trump.
Es falso que la
ONU y sus organismos sean anti-israelíes: EEUU
e Israel confunden la crítica con la enemistad. Por ejemplo, la Resolución
2334, que condena la colonización israelí, fue una burla a los palestinos, ya que la
ONU nunca ha tomado ninguna medida para forzar a Tel Aviv a cumplir con la
legalidad internacional. Tampoco es “anti-japonés” por incluir la Masacre de
Nanking (violaciones y matanzas de 300.000 civiles y prisioneros de guerra
chinos por el ejército japonés en 1937) en el programa “Memoria del mundo”.
Tokio también ha amenazado en retirar sus fondos.
Entre
los “delitos” de Unesco según EEUU, están:
+ Considerar “sin
valor jurídico” la anexión de Jerusalén oriental a Israel y exigirle la paralización
de las excavaciones.
+ Compararle con
el régimen de apartheid de Sudáfrica.
+ Reconocer la
antigua ciudad de Hebrón y la mezquita de Ibrahimi como patrimonio palestino.
Aunque, los motivos reales apuntan a:
* Que las
decisiones de una parte de los mandatarios de EEUU dependen de los “sobres” que
reciben: se estima que el grupo “Configuración del Poder Sionista” (ZPC) ha
regalado a los legisladores de EEUU unos 100 millones de dólares en los últimos
30 años. Decía Jack Straw, el diplomático británico que “Los grupos que
desarrollan políticas en favor de Israel, como el AIPAC, cuentan con
fondos ilimitados para canalizar la política de EEUU”, algo que el senador
William Fullbright denunció en 1973:“Los israelíes controlan la política del Congreso
y del Senado“.
Cierto, el Senador
Tom Cotton recibió cerca de 1 millón de dólares del Comité de Emergencia para
Israel por firmar una carta abierta contra el acuerdo nuclear de Obama con
Irán. La relación asimétrica entre EEUU e Israel es un caso singular en las relaciones internacionales.
Existen numerosas leyes que condicionan la política de EEUU a los intereses del
diminuto país y una de ellas restringe el apoyo de EEUU a los organismos de la
ONU que reconocen a Palestina. ¿Se imaginan que España se retire de Unesco por
sus críticas a Arabia o a Qatar?
* El triunfo de
“Israel first” en la administración Trump. Su representante en la ONU, Nikki
Haley, prometió al Lobby pro-israelí de AIPAC ser “un nuevo sheriff”, en la
defensa de Israel (en otro país hubiera sido acusada de “traidora y agente de
un país extranjero”). Haley ha advertido al Consejo de Derechos Humanos de la
ONU (UNHRC) que frene sus críticas a Israel por el bloqueo a Gaza, anunciando
que la agenda del Consejo de Seguridad en sus debates mensuales sobre Oriente
Próximo se centrarán en Irán, Siria, Hamas y Hezbolá, que no en Israel.
* Que EEUU está
haciendo un doble juego: mientras abandona la agencia (y conserva el puesto de
observador) fortalece la posición de Israel: En marzo pasado, la jordana Rima
Jalaf, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica y Social para Asia
Occidental fue forzada a dimitir por negarse a retirar el informe que criticaba
el trato de apartheid de Israel hacia los palestinos. De forma paralela, Unesco
ascendió a Danny Danon, ex viceministro de Defensa israelí durante el ataque de
Israel a Gaza en 2014 en el que murieron unos 500 niños palestinos, a la
vicepresidencia de la Asamblea General de la ONU. Esta semana, la judía
francesa Audrey Azoulay (e hija de un banquero) se convertía en la nueva
directora de Unesco.
* Rehabilitar a Israel en los foros mundiales,
a costa de su propio prestigio. Trump está logrando que EEUU recupere el
estatus de paria que ganó a pulso en la era de Bush.
* Aunque no se
atreve trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén, Trump deja que Israel siga
con sus proyectos. Él no hará reproches teatrales (al estilo de sus antecesores)
contra su aliado.
* Preparar el
terreno para abandonar el acuerdo nuclear con Irán, que es a petición de Israel (y a Arabia Saudi), aunque
perjudique a EEUU.
* EEUU ya ha
perdido la hegemonía en la agencia, ni siente necesidad en seguir en ella. La Unesco
fue creada en 1945 por 37 naciones -sobre todo occidentales- con dos
principales objetivos: la “desnazificación” de la educación en Europa y
defender el sistema liberal capitalista frente al socialismo de la URSS. La
situación cambia cuando en 1980, la mayoría de los cerca de 160 países que la
componían eran de África y Asia y apostaban más por el bloque socialista que el
capitalista. EEUU ya no veía utilidad en seguir pagando la factura de la Unesco.
Otro dato curioso: EEUU en 2003, mientras Bush era criticado por la invasión a
Irak, regresó a la Unesco tras 20 años de ausencia, como lavado de imagen.
Ahora y en el aniversario del 11S, EEUU no ve necesidad de conciliarse con el
mundo.
* Seguir con la
política de retirarse de los convenios colectivos. Trump ya salió de la
Convención de Medio Ambiente de París en junio. Quizás pretende que los
antiguos tratados internacionales se rehicieran a la medida de los intereses
actuales de EEUU, aunque ello cueste un desorden a nivel mundial. Desprecia
abiertamente el principio de cooperación internacional con el fin de imponer
su arbitraria voluntad.
* EEUU así aumenta
la presión sobre la ONU para que se “reforme”, acatando sus políticas. Sin su
dinero, la Unesco tendrá que cortar programas y recurrir a los voluntarios.
Hoy, la gran mayoría de sus empleados cobran un buen sueldo y viven en Europa.
* Poner en aprieto
a otras potencias ‘pagadoras’: O se alinean con Trump o tendrán que cubrir el
déficit presupuestario que deja Washington. Así es: ¡Quien paga, manda!
* Trump aparenta
cumplir con su agenda económica, ahorrando unos cuantos dólares para convencer
a los contribuyentes su buen hacer, mientras les quita el pan para financiar sus vacaciones.
Al salir de la Unesco, Estados Unidos podrá negarse a pagar los 500 millones de
dólares que le debe.
* Israel aspira a
tener un escaño en el Consejo de Seguridad. Sus sólidas relaciones con los Brics
-gracias al negocio de armas e intercambio de inteligencia- pueden hacer
realidad este sueño, mientras los palestinos – más huérfanos que nunca– temen que los
demás países les hagan responsables del colapso de las instituciones internacionales.
Aun así, el gesto de EEUU e Israel se debe a su frustración: es una reacción a
la resistencia palestina y a la sincera y creciente solidaridad internacional
con este pueblo.