Después de más de un año sin presentar pruebas, que aducían tener, la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos de Nortemaérica, ha devenido en un azaroso acuerdo por medio de la Fiscalía del caso en el Distrito Sur de Miami, Florida, no sin antes haber causado serios daños que no podrán reclamarse producto del acuerdo en que se levantará el nombre de Nidal Waked de la Lista Clinton y este acepta un delito menor, que nada tiene que ver con las razones que esgrimieron los norteamericanos para su detención.
La teoría de una gran conspiración para apropiarse de los bienes de la familia Waked ha cobrado fuerza, porque sin contar con prueba alguna, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica destruyó el Balboa Bank, que actuaba en Panamá conforme a la Ley bancaria panameña, lo intervino ilegalmente, se despojó a Abdul Waked del Centro Comercial XOXO donde tuvo que asumir una pérdida millonaria y los nuevos dueños lo compraron en una bicoca, igual operación de despojo ocurrió con los Almacenes Félix B. Maduro, y fueron bloqueados los periódicos el Siglo y La Estrella de Panamá y varias empresas más sometidas al estrangulamiento, como la de tecnología, Hometech, la de construcción Duasa y Vida Panamá, entre otras, que representaban miles de empleos para los panameños, especialmente, los colonenses.
Pareciera que se trata de que: “cuando no puedo ganarle la competencia a mi adversario comercial, o; cuando me dan ganas de quitarle a mi adversario económico lo que tiene y no logro conseguirlo por las buenas, sencillamente hago magia: uso al poderoso imperio norteamericano y sus agencias oficiales y se desarrolla la confabulación y todo empieza por manchar la honra de mi adversario, lo arruino y finalmente le quito lo suyo”. Tal como escribió un participante de las redes sociales.
Recordamos la actuación vergonzosa de la Señora Vicepresidenta de la República, Isabel Saint Malo de Alvarado, que también es canciller, al negarse a cumplir con el mandato constitucional de proteger a los ciudadanos panameños donde quiera que se encuentren. Triste, antinacional y lleno de deshonra, el papel del presidente de la República quien ha dejado en el desamparo la dignidad de la nación panameña, y vergonzoso el papel intrusivo e intervencionista del Embajador John Feeley quien se abrogó, en este caso, y otros, la función jurisdiccional de la República de Panamá, que es de exclusiva competencia de los panameños, sin que nuestras autoridades siquiera le hicieran un llamado a la compostura y al más elemental respeto a nuestra institucionalidad.
Lejos está la política internacional de dignidad que sembró Omar Torrijos y sin duda, la genuflexión ha renacido con inusitada fuerza, haciendo gala y el entreguismo lejos de ser considerado un vicio malsano y pérfido, ha sido convertido en virtud de Estado por quienes tienen en muy baja estima, la dignidad de los panameños.
¡Así de sencilla es la cosa!
José Dídimo Escobar Samaniego
Cédula: 7-84-41
Domingo 22 de octubre de 2017