Thierry Meyssan
El referéndum por la independencia de Kurdistán
no pasa de ser una patraña. Estados Unidos, que proclama públicamente su
oposición a esa consulta, en realidad la apoya por debajo de la mesa. Lo mismo
hacen Francia y el Reino Unido, con la esperanza de que Washington convierta en
realidad el viejo sueño colonial franco-británico. Rusia no se queda atrás,
dejando entrever que –aunque se opone a todo cambio unilateral– podría apoyar
la independencia… al menos si todo el mundo admite la independencia de Crimea
y, por ende, su regreso a la Federación Rusa.
El grado de hipocresía de los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU es tan alto que ni siquiera han
logrado pronunciarse sobre el referéndum kurdo, a pesar de su aparente
unanimidad. No adoptaron una resolución –o sea, un texto jurídicamente
consistente a la luz del derecho internacional. Tampoco adoptaron una
declaración de la presidencia del Consejo –lo cual constituiría una posición de
sus miembros. Sólo dieron a conocer un insípido comunicado de prensa al término
de la reunión que sostuvieron el 19 de septiembre [1].
Hoy existen en el mundo 8 Estados no reconocidos
–Abjasia, la República Turca del Norte de Chipre, el Alto Karabaj, Kosovo,
Osetia, Sahara Occidental, Somalilandia y Transnistria– y 2 territorios
europeos esperan alcanzar la independencia –Cataluña y Escocia. Toda
modificación del estatus del Kurdistán iraquí tendrá consecuencias para esa
decena de territorios que aspiran a convertirse en países independientes.
La independencia del Kurdistán iraquí implicaría
una tergiversación del derecho internacional ya que sería desplazar el
Kurdistán, reconocido en 1920 por la Conferencia de Sevres, del territorio de
la actual Turquía al territorio de Irak. Claro, todo el mundo se ha
acostumbrado a utilizar la palabra «Kurdistán» para designar esa región
de Irak donde Londres y Washington han supervisado, desde 1991, una limpieza
étnica lenta pero sostenida.
Durante la operación «Tormenta del Desierto»,
esa región albergaba una mayoría de iraquíes kurdos. Londres y Washington la convirtieron
en una zona de exclusión aérea para la aviación del presidente iraquí Saddam
Hussein. Allí impusieron arbitrariamente en el poder a uno de los colaboradores
que habían utilizado durante la guerra fría, Massud Barzani, quien inició el
desplazamiento forzado de las poblaciones que no eran kurdas.
Este mismo Barzani, electo por 2 veces después
de aquello, ahora se aferra al poder a pesar de que su mandato expiró ya hace 2
años. Desde el fin de ese mandato, la Asamblea Nacional, que exige que Barzani
abandone el poder, se ha reunido sólo una vez… para votar el principio de la
realización del referéndum. Pero lo hizo sin la participación del Goran,
partido que denuncia incesantemente el sistema feudal de los Barzani y del clan
Talabani, así como el nepotismo y la corrupción, consecuencias de ese sistema.
De hecho, Massud Barzani ha estado en el poder durante 26 años consecutivos.
De 1991 al año 2003, los pobladores no kurdos
abandonaron poco a poco la zona de exclusión aérea, que acabó siendo proclamada
Kurdistán iraquí después del derrocamiento de Saddam Hussein.
El 1º de junio de 2014, los servicios secretos
de Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel, Jordania y los del gobierno regional
del Kurdistán autónomo iraquí, Qatar, Reino Unido y Turquía sostuvieron en Amman
(Jordania) una reunión para preparar la invasión de Irak por parte de Daesh.
Sabemos de la realización de esa reunión por el documento turco que el diario Ozgur
Gundem publicó inmediatamente [2]. Ese cotidiano, con el que yo he colaborado,
fue cerrado después por el «sultán» Recep Tayyip Erdogan [3].
Según aquel documento, se decidió coordinar las
acciones de Daesh con el Kurdistán iraquí. El Emirato Islámico (Daesh) lanzó
una ofensiva relámpago para ocupar Mosul mientras que el Kurdistán iraquí se apoderaba
de Kirkuk. El presidente Massud Barzani había estado en Jordania 4 días antes
para reunirse con varios de los participantes en aquel encuentro, en el que
tuvo mucho cuidado de no participar personalmente, aunque estuvo representado
por su hijo Masrur, que dirige su propio servicio de inteligencia.
Cuando Daesh invadió la porción de Irak que
Estados Unidos ya le había concedido, tomó prisioneros a los yazidíes y los convirtió
en esclavos. La inmensa mayoría de los yazidíes son kurdos pero, en aplicación
de lo decidido en Amman, los Barzani no intervinieron para ayudarlos, ni siquiera
cuando algunos de aquellos yazidíes huyeron a las montañas de Sinyar. Aquellos
fugitivos acabaron siendo salvados por comandos del PKK, la organización
separatista de los kurdos de Turquía. Los kurdos de Turquía salvaron entonces a
todos los yazidíes –fuesen kurdos o no– y utilizaron esa victoria para pedir el
reconocimiento de los occidentales, que los consideran terroristas desde los
tiempos de la guerra fría.
La nueva versión de aquellos hechos que el clan
Barzani ha difundido nunca podrá borrar el crimen que los Barzani perpetraron
contra su propio pueblo [4]. En todo caso, desde la liberación de sus
tierras, los yazidíes que allí se mantienen han proclamado su propio gobierno
autónomo y se niegan a quedar bajo la administración de otros kurdos, de manera
que todos los yazidíes boicotean el referéndum [5].
Otro kurdo célebre que participó en la reunión de
Amman fue el islamista Mullah Kerkar. Este individuo estaba purgando 5 años de
cárcel en Noruega por haber amenazado de muerte a la futura primera ministro
Erna Solberg. Cuando se suponía que debía estar en la cárcel, Mullah Kerkar
llegó a Amman –en un avión de la OTAN–, participó en la reunión preparatoria de
la ofensiva de Daesh contra Irak y luego volvió a su celda en Noruega. Allí
reveló que había jurado fidelidad a Daesh y, en vez de ser juzgado por ser
miembro de una organización terrorista, se le concedió una reducción de pena
que le ahorró 2 años de cárcel y… fue liberado. A partir de entonces dirigió
Daesh en Europa, desde Oslo y bajo la protección de la OTAN. ¡Es evidente que
las redes stay behind de la alianza atlántica siguen funcionando! [6]
Después de anexar Kirkuk, el gobierno regional
del Kurdistán iraquí extendió a esa zona la limpieza étnica que sus fuerzas ya
habían perpetrado en la zona de exclusión aérea de 1991 a 2003.
El presidente no constitucional Barzani ha anunciado
que todos los pueblos que viven en el Kurdistán iraquí y en los territorios
anexados podrán participar en el referéndum. Todas esas regiones albergaban más
de 12 millones de personas en 2013. Pero actualmente 3 millones de pobladores
no kurdos se han visto obligados a huir. Son, por tanto, electores
preseleccionados los que han sido llamados a las urnas para decidir el futuro,
no sólo en lugar de los pobladores expulsados sino también de todos los demás
iraquíes.
Para participar en ese referéndum se exige que
el votante:
*resida en el Kurdistán o en las regiones anexadas;
*resida en el Kurdistán o en las regiones anexadas;
*tenga más de 18 años;
*se haya registrado como elector antes del 7 de
septiembre;
*las personas refugiadas en el exterior tienen
que haberse inscrito previamente para poder votar por vía electrónica… lo cual
implica que hayan presentado previamente sus papeles a la autoridad electoral
del Kurdistán… de donde fueron expulsadas.
En todo caso, los Barzani tienen una concepción
muy particular de las poblaciones llamadas a votar. En 1992, sólo contaron 971,953
votantes, que una década después, en 2014, se convirtieron en más de 2 millones,
exactamente 2,129,846.
La independencia aportará a los clanes Barzani y
Talabani medios suplementarios para seguir adelante con sus negocios. También
ofrecerá a Israel la posibilidad de poner en marcha algunos de sus objetivos
militares. Desde finales de los años 1990 y dado el desarrollo de los misiles,
las fuerzas armadas de Israel abandonaron su estrategia de ocupación de los
llamados «escalones», o sea de los territorios que se hallan justo del
otro lado de las fronteras israelíes –el Sinaí, el Golán, el sur del Líbano.
Ahora pretenden neutralizar a Egipto, Siria y el Líbano sorprendiéndolos por la
espalda. Para lograrlo, Tel Aviv apoyó la creación de Sudán del Sur, en 2011,
para desplegar allí misiles que apuntan a Egipto, y ahora apoya la
independencia del Kurdistán, donde pondría misiles dirigidos contra Siria.
Según la publicación Israel-Kurd,
ampliamente citada por la prensa turca, el primer ministro israelí, Benyamin
Netanyahu, se ha comprometido con Massud Barzani a trasladar 200,000 israelíes
al nuevo Estado kurdo para «ayudar» a administrarlo [7].
Según su lógica, para las fuerzas armadas de
Israel lo ideal sería extender el territorio del Kurdistán iraquí no sólo hasta
Kirkuk sino sobre el norte de Siria. Esa es la tarea de las YPG y su “Rojava”.
Ese Estado autónomo autoproclamado es un largo corredor que conecta el Kurdistán
iraquí con el Mediterráneo, bajo la ocupación de las tropas estadounidenses que
han instalado allí, ilegalmente, varias bases militares.
Ocho meses antes de la reunión de Amman, una investigadora
del Pentágono, Robin Wright, confirmaba que Estados Unidos estaba de acuerdo
con ese proyecto [8]. En aquella época, los Barzani todavía se presentaban
como defensores de todos los kurdos, incluyendo a los que vivían en Turquía e Irán.
La señora Wright explicó con la mayor sapiencia que aquel proyecto era
irrealizable, pero publicó el mapa del «Sunnistán» atribuido a Daesh y
del «Kurdistán» designado para los Barzani en territorios pertenecientes
a Irak y Siria.
El Pentágono acaba por demás de adjudicar, en
agosto pasado, una licitación para la compra y posterior traslado a Siria de
armas y municiones, principalmente de la antigua Unión Soviética, por valor de
500 millones de dólares [9]. Los primeros 200 camiones cargados con ese
armamento ya fueron entregados a las YPG, los días 11 y 19 de septiembre, en Hassakeh,
ciudad situada en territorio sirio, adonde llegaron después de transitar por el
Kurdistán iraquí y sin que hayan sido atacados por los yihadistas [10]. Y el ministerio de Defensa ruso acabar de
publicar fotografías satelitales de un campamento de las fuerzas especiales de
Estados Unidos situado en pleno territorio bajo control de Daesh, lo cual
demuestra que los militares estadounidenses se entienden a la perfección con
los kurdos y con los yihadistas.
Pero, si tanto nos dicen que este «Kurdistán
independiente» es un proyecto kurdo, ¿por qué tendríamos que albergar
dudas?
[1] «Déclaration
du Conseil de sécurité sur le Kurdistan iraquien », Réseau
Voltaire, 21 de septiembre de 2017.
[3] Los periodistas que escaparon a la purga y
lograron huir crearon el diario digital Özgürlükçü Demokrasi fuera de Turquía.
[4] «El
gobierno regional kurdo de Barzani reescribe la masacre contra los yazidíes», Red Voltaire, 12 de septiembre de 2017.
[5] “Establishment
of the Provisional Government of Ezidikhan”, Voltaire Network, 25 de julio de
2017.
[7] «200
000 israelíes llegarían a “Kurdistán” en cuanto se proclame la
independencia», Red Voltaire, 25 de septiembre de 2017.
[8] “Imagining a
Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, 28 de
septiembre de 2013.
[9] “Heikle Fracht aus
Ramstein”,
“Millionen Schuss
Munition für Kalaschnikows”, Frederik Obermaier y Paul-Anton Krüger, Süddeutsche Zeitung,
12 y 20 de septiembre de 2017.
[10] «El
Pentágono entregó 200 camiones de armas y municiones a las YPG», Red Voltaire, 25 de septiembre de
2017.