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/ 050917
Esta semana, el huracán Harvey, que
finalmente se convirtió en tormenta tropical, desató sobre territorio
estadounidense la furia de un planeta en pleno calentamiento. Tras su paso por
Texas, en la Costa del Golfo de México, cientos de miles de personas fueron
desplazadas o quedaron sin hogar, miles languidecen en refugios hacinados y al
menos 28 han muerto. Se prevé que será el desastre natural más costoso de la
historia del país: se registraron las lluvias más intensas registradas hasta el
momento en Estados Unidos, que provocaron la inundación de varias ciudades,
entre ellas Houston, la cuarta ciudad más grande y más diversa del país.
Houston, la metrópolis del
petróleo, alberga una cuarta parte de las refinerías de petróleo de Estados
Unidos, y la mitad, si se tiene en cuenta toda la costa del Golfo de México. En
medio de esta terrible tormenta, las instalaciones petroquímicas se vieron
obligadas a cerrar abruptamente, por lo que emitieron toneladas de toxinas al
aire. Esto afecta fundamentalmente a las comunidades de color más pobres que
viven cerca de la zona donde históricamente se han construido las plantas.
El martes, el presidente Donald Trump,
quien se ha encargado de vender la mentira de que el cambio climático es un
engaño que inventó China para perjudicar a la economía estadounidense, realizó
una visita predeciblemente superficial a Texas. Sin hacer mención a las
víctimas, Trump alardeó apenas aterrizó en Corpus Christi: “Qué público, cuánta
gente”.
Negar el
cambio climático ante la devastación provocada por el huracán Harvey es
incomprensible, ignorante e inmoral. Dado que tanto Trump como el
gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, son negacionistas del cambio
climático, es importante entender los argumentos científicos.
El Dr. James Hansen se desempeñó
como principal científico de la NASA encargado de cuestiones relativas al
cambio climático y actualmente es director de Climatología, Sensibilización y
Soluciones del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. Hansen explicó
en el programa “Democracy Now!”: “[El cambio climático] ya no es motivo de
discusión. Se trata de hechos comprobados. Como consecuencia de los cambios en
la composición de la atmósfera, provocados fundamentalmente por la quema de
combustibles fósiles, el planeta se está calentando y el nivel del mar ha
comenzado a aumentar debido a que el océano se está calentando y el hielo se
está derritiendo.
El volumen de vapor de agua en la
atmósfera está aumentando debido a que la atmósfera se está calentando y, por
consiguiente, la cantidad de agua que cae durante estas tormentas es mayor
debido al calentamiento global provocado por el ser humano. Las tormentas
eléctricas, los tornados y las tormentas tropicales obtienen su energía de la
energía que está latente en el vapor de agua. Estas tormentas son en gran
medida el resultado de los efectos provocados por el ser humano”.
Asistimos entonces al surgimiento
de tormentas cada vez más grandes. Las lluvias son cada vez más intensas y las
tormentas cada vez más fuertes. El huracán Harvey, intensificado por el cambio
climático, tocó tierra en el epicentro de la industria petrolera de Estados
Unidos.
A la inundación, de por sí muy
grave, se agregan las toxinas emitidas al aire por las refinerías de la zona.
Bryan Parras, encargado de la campaña “Beyond Dirty Fuels” de la organización
Sierra Club en Houston y cofundador de los Servicios de Defensa de Justicia
Ambiental de Texas (TEJAS, por su sigla en inglés), trabaja en comunidades de
color de bajos recursos y de clase trabajadora en Houston, donde las personas
viven muy cerca de las grandes plantas petroquímicas que emiten gases tóxicos.:
“Todas las plantas, todas las refinerías decidieron cancelar sus operaciones de
golpe. Cuando eso ocurre, generalmente se deben quemar los químicos excedentes.
Y se trata de un proceso muy contaminante. Se puede ver literalmente humo negro
flotando en el horizonte. Lamentablemente, en este proceso se emiten toneladas
de químicos cancerígenos al aire”.
La escritora y activista Naomi
Klein ha realizado desde hace mucho tiempo la vinculación entre los desastres
naturales y el oportunismo económico. Un elemento fundamental, según la autora,
es la complicidad de los medios de comunicación. Klein dijo en el programa
“Democracy Now!”: “Lo que no se escucha, o se escucha muy poco, es una
explicación de por qué las expresiones ‘sin precedentes’ e ‘histórico’ se han
vuelto clichés meteorológicos. Escuchamos estas palabras todo el tiempo, porque
año tras año se registra un calor sin precedentes, somos testigos de incendios
forestales sin precedentes, de sequías sin precedentes, de tormentas sin
precedentes, porque la marca es más alta cada vez”. Klein añadió: “[En los
medios] no se dice que la tormenta es una consecuencia del cambio climático. Nadie
explica qué es lo que provocó que la tormenta se intensificara, qué provocó que
lo que normalmente hubiera sido un desastre natural se convirtiera en una
catástrofe humana”.
Uno de los principales postulados
actuales de la climatología es que, si bien no todo evento climático es
consecuencia del calentamiento global, el cambio climático provocado por el ser
humano está causando eventos climáticos extremos cada vez más intensos, más
frecuentes, más costosos y más letales. Mientras la población de Texas y
Louisiana sufre los últimos días de lluvia y comienza a recuperarse, más de
1.200 personas han muerto en grandes inundaciones en Bangladesh, India y Nepal.
El planeta se está ahogando en el negacionismo. El cambio climático es real y
es necesario tomar medidas al respecto.