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Ojalá hubiera abortado en vez de tener a mi hija


Huffington Post

Me violaron cuando tenía 17 años. Di a luz con 18 años. Mi bebé murió cuando cumplí 19.

No recuerdo de qué color era el cielo la mañana que me desperté cuando me violaron ni lo que estuve haciendo en las horas previas. Pienso en ello en términos de Antes y Después, y estoy atrapada en medio de los dos.

Lo que sí recuerdo es esto: un chico del colegio que yo pensaba que era un amigo; lo invité a casa a ver una película. Su mano empezó a deslizarse por mi pierna hacia arriba. Cuando le pedí que parara, solo me dijo: "No quiero". Pensé que, si me ponía de pie, disiparía la tensión y, evidentemente, no me iba a perseguir por mi propia casa. Fui a la cocina a por un poco de agua.

Recuerdo esto: un empujón desde atrás contra la encimera de la cocina que me quitó el aliento. Su mano en mi boca y luego en la garganta. El sonido de una costura desgarrándose, el borde de la encimera arañándome la tripa. Mis manos resbalando en el granito. El tiempo expandiéndose en ambas direcciones. Me resistí, intenté huir, pero un sonido de abatimiento salió de mi pecho cuando la mano que me rodeaba la garganta me oprimió más fuerte hasta que empecé a perder el sentido. Dejé de luchar. Salvo por un convulso momento, me quedé quieta. Estaba fuera de mí misma, mirándome. Mi cuerpo estaba allí inclinado; pasara lo que le pasara a ese cuerpo, estaba ocurriendo sin mí.

No recuerdo verle salir de mi casa. Apenas recuerdo que me arrodillé para limpiar gotas de sangre de los azulejos blancos del suelo de la cocina. Mi mente se movía en otro nivel de conciencia. En ningún momento se me ocurrió guardar mi ropa o ir a despertar a mi madre, llamar a la policía o buscar ayuda de algún modo. Era incapaz de procesar lo que había sucedido. Me tumbé en la cama e intenté abrazarme a mí misma, pero no podía soportar ningún contacto, ni siquiera el de mi propia mano. Me preguntaba si podría suicidarme en mi piscina. Me imaginaba a mí misma hundiéndome, mirando hacia arriba desde el fondo y abriendo la boca.

Fui estudiante de matrícula en el instituto, animadora en la universidad e integrante del coro. Era otra estudiante más preocupada por la puntuación en las pruebas de acceso a la universidad. Tenía mis propias expectativas, demasiadas posibilidades que quería probar y explorar. En los primeros tres meses tras la violación, mis notas se desplomaron. Dejé el equipo de animadoras. Empecé a enfermar y a perderme días de clase. Adelgacé. Me volví activamente suicida y empecé a hacer planes.

Fue en el Después, pasados casi ocho meses, cuando mi madre encontró un libro sobre cómo recuperarse después de una violación envuelto en periódico bajo la cama. Lloró y me pidió perdón al acordarse de todas las señales que había dado durante esos meses. Su culpabilidad y su preocupación eran como tentáculos sofocantes en torno a mí. Yo no deseaba ser querida por entonces. Mi cuerpo había quedado manchado.

Cuando creía que no podía ir a peor, que ya había tocado fondo, mi madre me llevó al ginecólogo para hacerme pruebas de ETS y de embarazo. La del embarazo dio positiva. Estaba tan inestable mentalmente en esos meses después de la violación que en ningún momento pensé que los problemas de salud que había sufrido desde entonces tuvieran un origen. Estaba débil. Apenas tenía tripa. Mi menstruación siempre había sido irregular y con distintos tipos de sangrado. Yo era un veneno. ¿Cómo es posible que algo pudiera germinar en mi interior?

La enfermera dejó de mirarme y puso los ojos en blanco. Tachó una casilla de la lista. "¿Sabes quién es el padre?". Su voz era monótona.
"Me violaron", le dije y vi que el bolígrafo dejó de moverse entre sus dedos.

Mi madre me acompañó de nuevo para la ecografía. Me aterrorizaba mirar la pantalla y tener que enfrentarme a la prueba irrefutable.

"¿Quieres saber si es niño o niña?", me preguntó la técnica. Debí de responder que sí, porque me frotó el brazo y me dijo: "Es niña".

Justo después se quedó en silencio. Conforme estudiaba la cabeza del bebé y tomaba medidas, sus ojos se oscurecieron. La técnica me limpió la tripa y nos pidió que la siguiéramos a una sala de reuniones. Mi madre se movía nerviosa a mi lado. Lo único que podía hacer yo era mirar la silla que tenía enfrente. Creo que ambas sabíamos por entonces que algo terrible estaba a punto de suceder.

La doctora vino y colocó las imágenes de la ecografía en la mesa. Señaló un lugar oscuro en el que debería estar la materia gris del cerebro. Lo llamó hidranencefalia, un problema congénito por el cual el cerebro no logra desarrollar los hemisferios cerebrales y ese hueco acaba relleno de líquido cefalorraquídeo. El feto se siguió desarrollando porque el tronco encefálico estaba intacto, pero mi hija nacería ciega, sorda, cognitivamente atrofiada, propensa a sufrir ataques epilépticos, con diabetes insípida, insomnio, hipotermia, etc. El listado de trastornos dolorosos que sufriría era enorme.
"Este problema no es compatible con la vida", me dijo con la clase de neutralidad que se suele utilizar cuando se presencia un desastre.

Una existencia breve y dolorosa. Pensé que era mi culpa y que yo le había hecho esto. Nadie pudo convencerme de lo contrario. Fui tan víctima como culpable con la singular condición de no haber podido hacer nada en ninguna de las dos.

Mi madre preguntó qué opciones teníamos, pero ya estaba en mi octavo mes y no me quedaba otra que llegar al final del embarazo. Por entonces, en Alabama estaban permitidos los abortos "hasta la etapa de viabilidad fetal, normalmente entre las 24 y las 26 semanas de gestación". Ya era demasiado tarde para mí. Aunque hubiera podido ir a otro estado para que me realizaran un aborto en estado avanzado, todavía habría tenido el problema del tiempo, el papeleo, la política y el dinero.

"Ojalá pudiera hacer más", dijo la doctora. "Comprendo lo terrible que te debe resultar esto".

Las palabras que me vinieron a la mente fueron "cruel" e "inhumano". Ya había sufrido un trauma. ¿No era suficiente con eso? Era frágil, mi vida pendía de un hilo, estaba buscando de forma desesperada un poco de normalidad y aun así me arrancaban algo más en el más visceral de los sentidos.

Dejé el instituto la segunda semana de mi último año. A veces veía a mi violador por los pasillos. Lo veía por todas partes, aunque en realidad no estuviera ahí. Mi madre y mi padrastro me preguntaron si quería denunciarlo, pero no podía imaginarme declarando lo sucedido esa noche en una sala llena de desconocidos. No era suficientemente fuerte y no lograría sobrevivir a la disección de los hechos ante el tribunal. Apenas era capaz de funcionar bajo la presión de la vergüenza, la depresión, la ansiedad, la rabia y la ardiente pena que había empezado a expandirse desde el interior de mi corazón.

Mi hija nació el 27 de octubre de 2005. La llamé Zoe Lily. Al principio no quería tocarla, convencida de que le provocaría más dolor. Tenía miedo de que muriera en mis brazos y miedo de mirarla y sentir el mismo asco que sentía por mí misma. Se la llevaron. Vino el neurólogo y me preguntó cómo quería proceder. Me preguntó si quería intubarla, dado que no tenía el instinto de succión, y me preguntó qué otras medidas artificiales queríamos adoptar para mantenerla con vida. Las funciones más básicas de su organismo estaban controladas por su tronco cerebral, pero nada más. Lo más misericordioso que podíamos hacer, según dijo, era hacer que se encontrara a gusto y dejar que se fuera en paz.

Recuerdo que me encogí sobre mí misma en el ala de maternidad a mis 18 años, volviendo a traumatizarme y reviviendo el ataque, paralizada por la indecisión. Mi cuerpo empezó a producir leche y me enfurecí. Me parecía una broma cruel. Por entonces no podía imaginar qué sucedería durante el siguiente año, cómo me iba a enamorar de este bebé y cuánto desearía también que no hubiera nacido.

Nos llevamos a Zoe a casa. Lo hicimos pese a que sabíamos muy bien que moriría ahí. Durante un año, mi familia la amó.

Aprendimos a alimentarla con biberón, colocando un dedo bajo su mentón y empujando hacia arriba hasta que enganchara la tetina para sacar la leche. Tardaba dos horas en terminarse el biberón. La sostuvimos durante incontables noches porque su organismo era incapaz de metabolizar hormonas del sueño. Se quedaba rígida cuando sufría convulsiones tónicas con sus grandes ojos azules sacudiéndose hacia un lado. Se podía quedar rígida tumbada a mi lado y yo la cogía en brazos, con la nariz en su pelo para intentar memorizar su suave olor. A veces deseaba que se quedara inmóvil y que su corazón dejara de latir para quedar libre de sufrimiento. Lo suplicaba tanto como temía que sucediera.

La envolvíamos en mantas eléctricas en pleno verano de Alabama porque no era capaz de regular su temperatura corporal. Pasamos todas las festividades importantes en el hospital. En Acción de Gracias, sus labios se pusieron azules y dejó de comer porque sufrió una infección de riñón. Casi murió por los antibióticos.

En Navidad, vimos cómo le tenían que poner vías intravenosas una y otra vez y cómo sus venas se rompían una a una. Le administraron ranitidina, antidiuréticos, levotiroxina, clonazepam, lorazepam, melatonina, y polietilenglicol. Le diagnosticaron diabetes insípida. Colgamos calcetines de Navidad al pie de su cama del hospital y escuchamos los pitidos de su monitor cardíaco.

Entre todo esto, empecé una carrera en una universidad local. A menudo llegaba tarde o salía pronto para llevar a Zoe al médico o para turnarme con mi madre y que ella pudiera ir a trabajar. Empecé enfermería porque era lo que más sentido tenía por entonces, dada mi situación. Hice un amigo que dos años después se convertiría en mi marido. Mi vida era una espiral, pero sentía que tenía un ligero control sobre ella.

En Pascua, volvimos al hospital por una infección de orina, proteinuria, una fiebre incontrolable, y el pediatra nos dijo que nos preparáramos, que tenía pinta de que le estaba llegando la hora. Nos enviaron a casa cuando estabilizaron a Zoe.

A diferencia del día de mi ataque, recuerdo con brutal claridad el día en que murió Zoe.
Llevaba toda la noche sufriendo convulsiones. No era algo infrecuente en ella, pero mi madre y yo decidimos que era mejor llevarla a urgencias al amanecer para empezar el tratamiento. Me vestí para ir al hospital, pero mi madre me dijo que fuera después de mi clase de las 8 de la mañana. Estábamos en plena semana de exámenes y coincidimos en que no me convenía perder clases, sobre todo porque probablemente aún estaría esperando a ser admitida en urgencias cuando volviera de clase. Podía reunirme con ellas más adelante. Le di un beso a Zoe en la mejilla.

Estaba escribiéndole un correo electrónico a mi profesor de inglés explicándole que tenía una emergencia familiar y que no podría asistir a la clase de por la tarde. Mi madre no cogía el teléfono y recuerdo claramente que pensé: "Igual ha llegado la hora", y una parte terrible de mí se sintió aliviada ante esa idea.

No hay nada que pueda prepararte para perder a un hijo, aunque sepas que va a suceder. Mi mejor amigo cruzó el umbral de mi casa. "Tenemos que ir al hospital, acaba de morir Zoe". Me desplomé. Me pareció lo único que podía hacer. Me quedé tumbada en el suelo, llorando, y tal y como sucedió cuando me violaron, dejé de estar en mi cuerpo. Me quedé mirando una polilla muerta en el alféizar de la ventana. El sol me daba a través del cristal.

El corazón de mi hija había dejado de latir. Había muerto en los brazos de mi padrastro. No me sentía capaz de ver su cuerpo. Yo también me sentía vacía.

En casa pusimos todas sus cosas fuera de nuestra vista. Cuando cogí sus pijamas, sentí un enorme vacío. Solamente me apetecía ponerle los calcetines en los piececitos una vez más y besarle las manitas. La enterramos junto con las mantas de las que nunca había podido separarse. Quise tumbarme a su lado. Quise que todo terminara. ¿Cómo se suponía que iba a salir adelante? Era como si se hubiera abierto un agujero negro dentro de mí y estuviera succionando y destrozando todo lo que una vez fue bueno y tierno hasta no dejar nada de la persona que fui. Nada en absoluto.

El duelo sigue siendo abrumador a día de hoy, y aunque no tiene mandíbulas ni dientes, puede tragarme entera. Me ha hecho descarrilar innumerables veces durante los 12 años que han transcurrido desde su muerte. Estoy en pedazos. Una parte de mí sigue ahí arrodillada limpiando sangre de los azulejos blancos. Soy una polilla muerta en el alféizar de la ventana. Estoy enterrada bajo una gruesa capa de tierra. Y estoy aquí en estas palabras. Soy inmensa.

Su corazón podría haberse detenido cuando estaba cálida y a salvo dentro de mí y se habría ahorrado todo lo que sufrió después.

Tengo tres hijas ahora y las quiero con una fiereza que a veces me resulta asfixiante. Pero mentiría si dijera que no lamento lo que me fue arrebatado. Lo lamento por la persona que podría haber sido si no me hubiera convertido en una víctima y madre joven forzada a atravesar circunstancias inimaginables por un camino sembrado de traumas. ¿Acaso no merecía piedad esa chica? ¿Era menos importante su vida?

No tendría que haber sido así.

¿Habría aceptado la opción del aborto en estado avanzado si me la hubieran ofrecido?

Sí, sí y mil veces sí. Habría sido misericordioso. Zoe no habría soportado tanto sufrimiento durante su breve existencia. Su corazón podría haberse detenido cuando estaba cálida y a salvo dentro de mí y se habría ahorrado todo lo que sufrió después.

Quizás yo también me lo habría ahorrado.

He visto cómo han alzado la voz las mujeres con el movimiento Me Too. He leído los insultos dedicados a las víctimas de agresiones sexuales y a las que tomaron la angustiosa decisión de abortar. Sigo viendo cómo en la actualidad nuestros cuerpos son mercantilizados y explotados por políticos ignorantes. Juzgar sin contexto es la peor forma de cobardía. Te invito a sentarte frente a mí y escuchar con mi propia voz cada doloroso detalle de esta historia, a ver si me dices a la cara cómo tendría que sentirme o qué debería haber hecho. Dime que conoces mi sufrimiento mejor que yo. Dime que no tiene importancia.

¿Que por qué escribo esto? Piensas que quiero llamar la atención, ¿verdad? Yo también lo pienso, en cierto modo. Después de 12 años con estos secretos retenidos en la garganta, tal vez me haya cansado. Es extenuante lo mucho que me he rendido y sufrido en silencio.

¿Por qué tengo que seguir resignándome a permanecer en silencio cuando mis palabras pueden llegar más lejos que mis manos?

Escúchame cuando te hablo. Soy un ser humano, soy algo más que un recipiente y hablo por mi hija, a la que nunca oí llorar. Hablo por esa chica de 17 años contra la encimera de la cocina. Hablo por la mujer en la que me he convertido. Y hablo por todas las mujeres como yo, las que hubo y las que habrá, que estuvieron o estarán en la misma posición, o quizás tu historia sea completamente diferente y poderosa por derecho propio.

Estos son nuestros cuerpos y nuestras vidas; rara es la ocasión en la que la gente se informa de las circunstancias que hay detrás de una decisión crucial, pero esas decisiones son nuestras. No deberíamos tener que suplicar permiso para decidir qué es lo mejor para nosotras y nuestros hijos, incluso para los que quizás nunca nazcan o los que quizás nunca deberían nacer.

Salas-Becker, inconstitucional y nulo (I)


Julio Yao Villalaz

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha declarado que el Arreglo Complementario Salas-Becker (SB) de 5 de febrero de 2002 es constitucional, en respuesta a una demanda de inconstitucionalidad de Luis Barría y Salvador Sánchez, apoderados de Pedro Miguel González, en ese entonces presidente y representante legal de la Asamblea Nacional. Dicho Acuerdo es parte de un conjunto de acuerdos simplificados mediante canje de notas que debieron ser debatidos por la Asamblea Nacional (AN) y no lo fueron, ya que violan la Constitución Nacional, el Tratado de Neutralidad y el Derecho Internacional, además de convertirnos en un país ocupado.

Hemos exigido, sin éxito, que se publiquen estos acuerdos secretos en Carta Abierta al presidente Varela, en vista de que otro deber pendiente de la AN es examinar la constitucionalidad de las maniobras interamericanas (más OTAN) denominadas PANAMAX, convocadas por el Comando Sur y no por el soberano, en las que Panamá es convidado de piedra al carecer de ejército, marina y fuerza aérea.

¿Por qué es constitucional un acuerdo firmado por el ministro de Gobierno, Aníbal Salas, que no estaba facultado; que renuncia a nuestra jurisdicción penal; que viola el debido proceso a nacionales y extranjeros, especialmente la no extradición de los primeros; que autorizó a la Potencia Ocupante para abordar, perseguir y destruir a naves sospechosas, arrestar a su tripulación, confiscar su carga y llevarla a EUA, sin pasar por la jurisdicción nacional, y que regala la soberanía sobre nuestro espacio marítimo, aéreo y terrestre a EUA? ¿Por qué el SB es constitucional, si no fue aprobado por la AN?
Un fallo semejante, que tuvo dos salvamentos de voto (Oydén Ortega y Jerónimo Mejía), solamente es posible en un sistema presidencialista dictatorial y en una Corte Suprema carcomida. Pero vayamos al meollo.

Primer punto: La Corte afirma que el Arreglo Complementario Salas- Becker complementa el Acuerdo Arias Calderón–Hinton, de 18 de marzo de 1991 para realizar ‘patrullaje marítimo conjunto' entre el Servicio de Guardacostas de EUA (Pentágono) y el Servicio Marítimo Nacional de Panamá (SMN), lo cual es cierto, porque el primero les entrega nuestros mares, y el segundo, nuestro espacio aéreo y terrestre. Pero el Arias-Hinton era una completa falacia, porque el SMN no contaba siquiera con lanchas patrulleras a raíz de la invasión, que las destruyó. El SMN no podía patrullar ni solo ni acompañado. El Acuerdo Arias-Hinton realmente sirvió para disfrazar un patrullaje unilateral de EUA que enmascaraba la ocupación de nuestro territorio. Aunque debió firmarlo el canciller Julio Linares, lo suscribió el ministro de Gobierno, Ricardo Arias Calderón, que tampoco estaba facultado.

Segundo punto: Panamá fue un país ocupado por EUA hasta 1993, cuando se cerró el primer ciclo de la invasión. ¿Qué dice el Derecho Internacional sobre los acuerdos y tratados internacionales entre una potencia ocupante y un país ocupado?

Citemos al Dr. Fariborz Nozari, del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad de Estocolmo (Suecia): ‘Cuando el territorio de un Estado es ocupado íntegramente de tal suerte que ocasiona la caída del Gobierno nacional, la potencia ocupante o bien administra el país directamente o prefiere establecer un nuevo gobierno nacional. El procedimiento usual en el último caso es que la potencia ocupante instala un gobierno títere. Tal gobierno tiene que cumplir con cada condición que le imponga la potencia ocupante. Todo tratado concluido bajo estas circunstancias es ipso facto un tratado desigual… No hay duda alguna acerca de la desigualdad del poder negociador de tales partes contratantes.

‘Aunque todo tratado concluido entre tales entidades y la potencia ocupante es ipso facto un tratado desigual, el establecimiento de tales gobiernos títeres es, en principio, una violación del derecho internacional y por consiguiente todos los actos cometidos por tales entidades deben ser considerados nulos e inválidos. La creación de tales gobiernos no debe confundirse con la fundación de un legítimo gobierno revolucionario que es establecido por la voluntad del pueblo y no por la voluntad de la potencia ocupante (Unequal Treaties in International Law, Stockholm, 1971, pág. 276. Traducción nuestra).

Por consiguiente, el Acuerdo Arias-Hinton es no solo inconstitucional sino nulo e inválido, inexistente ante el derecho internacional y nuestra Carta Magna. Dado que el Salas-Becker se origina o nace del Arias-Hinton, también este es nulo e inválido, habida cuenta de la regla de derecho según la cual ‘lo accesorio corre la suerte de lo principal'.

Como si fuera poco, el Acuerdo Escalona-Bolton, de 12 de mayo de 2004, denominado ‘Enmienda al SB' y que añade nuevas obligaciones a la Marina Mercante de Panamá, en violación de la Convención del Derecho del Mar, al imponerle ilegalmente la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación (Proliferation Security Initiative) de John Bolton —entonces subsecretario de Estado y hoy asesor de Seguridad del presidente Donald Trump— corre la misma suerte del Acuerdo Arias-Hinton y el SB, dado que los tres son astillas de un mismo palo.

La Resolución de la ONU sobre la Definición de Agresión ratifica y recalca lo dicho por Fariborz Nozari: la agresión no produce derechos, mucho menos tratados.

EL AUTOR ES INTERNACIONALISTA Y EXASESOR DE POLÍTICA EXTERIOR.


Todo lo que no sabe sobre Venezuela


www.publico.es / 07/02/2019

En estos tiempos de dictadura de la coyuntura, afloran los expertos sabelotodo. Sin embargo, la mayoría de ellos no aprobaría el más mínimo test de conocimiento del objeto en cuestión. Con salvadas excepciones, de aquellos que escriben o hablan sobre Venezuela, ninguno tiene la más remota idea si Lara es una ciudad o un Estado, y mucho menos dónde queda geográficamente. O sea, falta un poco de base para aventurarse a dar lecciones.

En aras de subsanar ciertos errores de bulto que condicionan los análisis y comentarios, si me lo permiten, he aquí algunos datos “desconocidos” para contribuir a la mejor salud del debate global sobre Venezuela:

1+ Juan Guaidó fue electo por el mismo órgano electoral con el cual se eligió al Presidente Maduro. Guaidó obtuvo 97.492 votos en Estado de Vargas en el año 2015.

2+ La Organización de los Estados Americanos no ha reconocido a Guaidó como presidente de nada. Lo ha hecho su secretario general por su cuenta y riesgo, pero no sus estados miembros como bloque. Naciones Unidas tampoco ha reconocido a Guaidó; y así lo ha dejado saber claramente en una carta publicada su secretario general António Guterres, que dio su visto bueno a dar ayudar humanitaria en tanto fuera solicitado por el actual gobierno. El Papa Francisco tampoco se sumó a lo propuesto por Trump sobre Guaidó ante una pregunta explicita por una periodista en el vuelo de vuelta de Panamá. Países de cierta importancia geopolítica, tales como China, Rusia, Turquía, Irán, México y Sudáfrica, tampoco validan la opción de otro presidente que no sea Maduro. No todos los países de la Unión Europea (UE) se suman al desconocimiento de Maduro. Hasta el momento no lo han hecho Italia, Grecia, Rumanía, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Malta y Eslovaquia. Otro dato: la jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini ha aceptado estar en Montevideo el próximo 7 de febrero para iniciar el dialogo en el seno del grupo de contacto internacional sobre Venezuela. Por su parte, el Parlasur, el parlamento del Mercosur, tampoco ha considerado de ninguna manera la existencia de otro Presidente que no sea Maduro.

3+ Con reservas probadas, Venezuela es el octavo país del mundo con mayor cantidad de reservas de gas; el primero en petróleo; en oro, el valor sus reservas supera el PIB de Chile o Dinamarca; en hierro, el valor supera al PIB de México o España; en diamantes, la cifra es mayor al PIB de Paraguay o Bolivia; y para colmo, recientemente se ha demostrado que hay mucho coltán en su territorio.

4+ En términos de propiedad, el 98,5% de las empresas constituidas en Venezuela son privadas; 0,5% son mixtas y 1% completamente públicas. Y otro dato: el 80% de los medios de comunicación en Venezuela son privados.

5+ Según un artículo en The New York Times, de acuerdo con los estimados del gobierno de Trump, las nuevas sanciones le costarán a la economía venezolana 11.000 millones de dólares en ingresos perdidos del petróleo. Y esto se suma a los efectos ya consumados de decretos previos. El primero fue el de Obama, aprobado el 9 de marzo de 2015, donde se anunciaron las primeras sanciones contra Venezuela en base al “riesgo extraordinario” para la seguridad de EEUU. Luego vinieron muchos más, ya con la administración Trump en marcha.

6+ En el siglo XXI, Venezuela ha diversificado sus relaciones económicas y política. Y China se convierte en uno de sus principales socios. Por ejemplo, Venezuela representa el 40% de la financiación que Pekín concede a toda América Latina. Rusia y Turquía también son claves en estas nuevas alianzas.

7+ A veces se nos olvida que Venezuela tiene frontera con Estados Unidos regulado por el Tratado de Límites marítimos de 1978, que fija los límites marítimos entre las islas de Venezuela en el Mar Caribe y los territorios dependientes de Estados Unidos (Puerto Rico e Islas Vírgenes).

Son algunos elementos significativos que debemos considerar a la hora de enjuiciar lo que está pasando sobre Venezuela. A partir de ahí, hacer análisis hacia delante se convierte en un ejercicio altamente complejo. Lo único cierto es que cada vez que Estados Unidos habla de ayuda humanitaria, la cosa no termina bien.

Ojalá esta vez todo se quede en la misma guerra que Trump declaró contra Corea del Norte, en el muro que jamás se pudo construir en la frontera mexicana. Veremos.


El ‘profeta’ Drewermann sobre los abusos clericales a menores


www.reflexionyliberacion.cl / 110219

Drewermann es un “profeta”: lo dijo el obispo alemán Heine Wilmer del ex sacerdote y teólogo castigado por Ratzinger…


“Creo que el abuso de poder está en el ADN de la Iglesia”, dijo el pasado mes de diciembre el Obispo de Hildesheim, Alemania, Mons. Heiner Wilmer, ex Superior General de los Dehonianos, hablando de la crisis de abuso sexual en la Iglesia en una entrevista concedida al periódico Kölner Stadt-Anzeiger (13/12).

A la cabeza de la diócesis alemana durante algunos meses, pero ya muy implicado en la lucha contra el abuso sexual, Wilmer señaló con el dedo una supuesta “pureza” de la Iglesia como tal, que sabe pedir perdón sólo por las acciones de los individuos, pero nunca como institución; en su opinión, una de las principales disfunciones eclesiásticas es que está regida por un poder absoluto que no conoce ningún control.

Esta disfunción sólo puede ser superada por una separación de poderes. Y, al hablar de estos temas, se refirió, llamándolo “profeta”, a la gran figura de Eugen Drewermann: sacerdote, teólogo y psicoanalista, ahora de 79 años, privado, en 1991, por el Obispo de Paderborn y el Vaticano de enseñar en el seminario de Paderborn y luego de predicar.

En sus libros había puesto al desnudo los mecanismos de poder de la jerarquía eclesiástica, la creciente clericalización de la figura del sacerdote –que había venido a hacer de él un “funcionario de Dios” (expresión que se convirtió en el título de uno de sus libros: Funcionarios de Dios: Psicograma de un Ideal; Clérigos en español, edición Trotta. Ver sobre él en nº 181 (1996) de IV)– y por haber desafiado la ley sobre el celibato obligatorio de los sacerdotes (ver Adista nos. 33, 36/90 y 70/91; 5/92); dejó el sacerdocio (ver Adista n. 24/92) y la Iglesia Católica (ver Adista n. 89/2005).

“Eugen Drewermann –dijo el obispo de Hildesheim– es un profeta de nuestro tiempo reconocido por la Iglesia“, como profético fue su trabajo en tres partes Las estructuras del mal; como profeta es el jesuita Padre. Klaus Mertes, profesor y periodista, de 2000 a 2011 rector del Canisius College de Berlín, de septiembre de 2011 rector del College of St. Blasien, entre los protagonistas de la lucha contra los abusos sexuales en Alemania, quien señaló con el dedo los mecanismos de eliminación de la homofobia en la Iglesia (ver Adista nº 45/16. También Conversación con Teresa Forcades, en nº 245 (2011) de IV).

“Los profetas bíblicos eran personas que decían la verdad desnudas y crudas”, dijo Wilmer; también hoy necesitamos hombres y mujeres así, “que pisen los pies de nuestros obispos”.

“Me parece un concepto exagerado”, fue el tímido comentario del propio Drewermann, entrevistado sobre las declaraciones de Wilmer y sobre su opinión contra el clericalismo, por ser una condición privilegiada para el abuso, expresada en la web católica alemana katholisch.de, el pasado 14 de enero.

“Conozco gente que ha ido a la muerte por decir la verdad. No sé si lo haría yo. De todos modos, no me veo a mí mismo como un profeta”. “Los sacerdotes deben ser un puente entre el cielo y la tierra, pero cometen crímenes horrendos”, dijo. “El discurso autoritario, de arriba abajo, ya no funciona en la Iglesia. La santidad del estado clerical ha terminado. Si un obispo toma en serio estas reflexiones, las consecuencias son enormes. El Obispo Wilmer no tendrá una vida fácil si las aplica a las estructuras eclesiales. Algunos de sus hermanos ya están sobre él. Pero podrá mantenerse en pie”, continuó Drewermann, animando a Wilmer, “que es un luchador y un hombre creíble, todavía joven”, a “seguir diciendo claramente lo que piensa y lo que ve”, sin “dejarse disuadir o intimidar por otros obispos”.

En cuanto a la formación de los sacerdotes, que siempre ha sido el caballo de batalla del teólogo y del psicoterapeuta, muchas cosas deben cambiar: “Los sacerdotes disminuyen y, por tanto, también lo que se exige a los ordenados. La Iglesia exige al clero la continencia sexual como ideal. Los protestantes han sido muy críticos con este ideal. Sólo la Iglesia Católica piensa que todavía puede permitirse el lujo de mantener sus impulsos e inclinaciones bajo control. Toda sensación de placer es declarada pecado mortal y debe ser reprimida.

Entonces, ¿cómo puede un sacerdote desarrollar una sexualidad saludable? La fijación neurótica resultante se define incluso como una elección particular para el presbítero. La mayoría de los delitos sexuales se cometen contra los niños, lo que es bastante alarmante.

La dinámica del desarrollo de la pedofilia derivaría del hecho, explica, de que “para los sacerdotes y para aquellos que quieren ser sacerdotes, el contacto con mujeres o niñas está prohibido, pero no con niños. Esto desencadena un desarrollo deformado que puede dar lugar a profundos sentimientos de culpa. Pocos sacerdotes al principio de su formación cometerían abusos contra los niños”.

Es un deslizamiento lento que empeora a tal punto que escapa a todo control: “Las personas que viven estos impulsos neuróticos no pueden ser desviadas moviéndolas a otra parroquia. ¡Están enfermos! Si, por otro lado, un sacerdote desarrolla una sexualidad normal y siente algo por una mujer o un hombre, y lo reconoce, entonces es expulsado. Esto es doblemente anómalo para mí.” Por esta razón, Drewermann está convencido de la necesidad absoluta y urgente de abolir el celibato obligatorio: “Conozco hombres maravillosos que podrían ser excelentes sanadores de almas porque están casados. La Iglesia debe tener esto en el corazón”.

Actualmente, Drewermann está trabajando en una perspectiva cristiana sobre el derecho penal: “¿Cómo tratar a las personas que han sido culpables de graves faltas de conducta sin haberlo querido? Esto también se aplica a muchos sacerdotes. Ellos mismos son víctimas de una tragedia. No hay delincuentes que no se hayan convertido en víctimas. ¿Cómo hay que tratarlos? Este es un asunto importante para mí.

Jesús dice: No juzguéis. Pero si es así, ¿por qué necesitaríamos el derecho penal?” Incluso los obispos, como el de Paderborn, Mons. Johannes Degenhardt, que en los años 90 lo privó de la enseñanza y lo suspendió a divinis, continúa Drewermann, “son para mí sólo personas constringidas, forzadas, limitadas. No me gustaría estar en su lugar por un día. No le guardo ningún rencor al difunto arzobispo Degenhardt. Nunca tuve problemas con él. Fue presionado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger y por eso tuvo que condenarme. Puedo entenderlo. Pero su comportamiento me muestra cuánto miedo debe haber tenido entonces. Nunca leyó mis libros, de eso estoy seguro.”

Y el miedo es un consejero terrible, dice Drewermann: “Es una tragedia, cómo el miedo puede cambiar a la gente. En mi opinión, esto también le ocurrió a Ratzinger. Ciertamente pensó que lo estaba haciendo bien. Es muy culto, escribe muchos libros, pero habría necesitado urgentemente experiencias reales con la gente. El problema es que este pensamiento nunca se cuestiona desde la psicología. Todo el inconsciente es suprimido unilateralmente por la razón”.

De Francisco piensa que es “una persona honrada y honesta. Pero cuando dijo en una conferencia de prensa en un avión: ¿Quién soy yo para juzgar a los demás? Fue claramente advertido por la Congregación de la Fe: ‘Usted no es una persona cualquiera, Sr. Bergoglio, no tiene una opinión privada, usted es el Papa. La homosexualidad es un pecado mortal y eso es lo debe enseñar y nada más’. Encuentro que su humanidad es conmovedora. Espero que la conserve. Pero también necesita urgentemente buenos consejeros”. Asesores en el campo de la teología, porque ella es la que necesita una más profunda revisión: “Toda la teología sobre los grandes temas debe cambiar. He estado tratando hacer esto durante 40 años. Desde un punto de vista psicoterapéutico, no se puede aconsejar a nadie que no decida por sí mismo y que se deje aconseje. Y se necesita una buena razón para hacerlo”.

Pero en cuanto al abuso, el problema está dado por el “silencio, el traslado, el no acceso a la justicia del Estado”. Los obispos locales son quienes, actuando de esta manera, han permitido la repetición de comportamientos criminales. El Papa Juan Pablo II ya había ordenado silencio sobre el abuso sexual. Su sucesor también continuó en esta línea, para proteger de daños a la Iglesia. No fue un error de obispos individuales, sino el estilo de la Iglesia. El Papa Francisco lo ha reconocido y se ha comprometido a oponerse a ello. En esto intentaría apoyarlo”.


Cómo la contaminación cambia la química de los océanos | Triona McGrath ...





Cómo la contaminación cambia la química de los océanos | Triona McGrath | TEDxFulbrightDublin

¿Qué quedó después de no quedar nada?


Leonardo Boff
www.amerindiaenlared.org / 020219

Muchos en nuestro país vivimos una situación de luto. Se impone el luto cuando sufrimos pérdidas: muchos muertos y cientos de desaparecidos por la rotura de la presa de la Vale que destruyó criminalmente la ciudad de Brumadinho. 

La pérdida de la persona amada, del empleo que garantiza la familia, la emigración forzada a causa de amenazas de muerte. El luto es mayor cuando alcanza bienes fundamentales de un país: la pérdida de la democracia, de los derechos laborales garantizados hace muchos años, la disminución de las pensiones de los ancianos, los recortes de las políticas públicas para pobres y miserables, la privatización de los commons, bienes fundamentales para la soberanía del país. 

Pero el gran luto es tener que aceptar a un presidente que ha reforzado la cultura del odio, que desconoce las cuestiones nacionales, que nos ha avergonzado en Davos, donde los dueños del dinero del mundo se reúnen para garantizar sus intereses. Su discurso, que podría haber sido de 45 minutos, duró escasos seis, pues eso era todo lo poco que tenía que decir. Canceló las entrevistas para ocultar su ignorancia y las acusaciones graves que pesan sobre un miembro de su familia.

Es un gran desafío para todos elaborar las pérdidas y alimentar la resiliencia, que significa saber dar la vuelta por encima y aprender de la situación de luto.

Son varios los pasos a dar en este camino.

El primer paso es la indignación que se expresa mediante la sorpresa: es criminal la ruptura de la presa de la Vale. ¿El país merecía tal gobierno? Descubrimos que la vida comporta tragedias que hacen sufrir especialmente a los pobres. Y no raramente nos culpamos por no haber tenido cuidado y haberlas percibido antes.

El segundo paso es el rechazo sufrido: ¿cómo fue posible llegar a este punto con la Vale? ¿Elegir a un presidente con muy pocas luces y con algunas características propias del fascismo? ¿Dónde nos equivocamos? Inicialmente tendemos a rechazar el hecho. Pero él está ahí, grosero y tosco.

El tercer paso es la depresión psicológica asociada a la recesión económica. Hemos llegado al fondo del pozo. La economía es para el mercado que se beneficia de la crisis mientras lanza a millones de personas a la pobreza. Estamos poseídos por un vacío existencial y desinterés por las cosas de la vida. ¿Quién consolará a los familiares de las víctimas de Brumadinho? ¿Quién les reforzará la esperanza de que las promesas de reconstrucción van a ser cumplidas?

El cuarto paso es el autofortalecimiento. Hacemos una especie de negociación con la frustración y la depresión. Estas cosas siniestras pertenecen a la vida con sus contradicciones. No nos podemos hundir ni perder nuestros proyectos y sueños. Necesitamos volver a levantar las casas de Brumadinho. Vale, empresa privada que piensa más en las ganancias que en las personas, tiene que sacar duras lecciones para evitar nuevos crímenes ambientales. El luto debe generar presiones por parte del pueblo y nuevas iniciativas. Podemos salir más fuertes del luto.

El quinto paso es la aceptación dolorosa del hecho ineludible. El luto debe pasar de delante de los ojos a detrás de la cabeza, a pesar de las imágenes imborrables del crimen. Nadie sale del luto como entró. Madura a duras penas y experimenta que, en el caso del nuevo gobierno brasileño de derechas, no toda la pérdida es total: trae siempre una ganancia social y política.

Todo luto requiere una travesía paciente. Parece que nuestras estrellas guía se han apagado, pero el cielo continúa iluminando nuestras noches oscuras. Las nubes pueden tapar al Cristo Redentor del Corcovado, pero él sigue allí. Incluso sin verlo, creemos en su presencia. Bolsonaro también pasará. Cristo, no. Enjugará las lágrimas de los familiares que sufren.

Con respecto a nuestra situación política, hay que reconocer que nuestro árbol fue mutilado: cortaron la copa, arrancaron las hojas, destruyeron las flores y los frutos, abatieron su tronco y arrancaron las raíces. ¿Qué quedó después de no quedar nada? Quedó lo esencial que el luto inducido no puede destruir: quedó la semilla. En ella están en potencia las raíces, el tronco, las hojas, las flores, los frutos y la copa frondosa.

Todo puede volver a comenzar. Recomenzaremos más seguros por más experimentados, más experimentados por más sufridos, más sufridos por más dispuestos para un nuevo sueño. El luto pasará. Será tiempo de rehacer un Brasil más cordial, solidario, justo y hospitalario.


Leonardo Boff es teólogo, filósofo y ha escrito Brasil:¿concluir a refundación o prolongar la dependencia? Vozes 2018.


La resistencia indígena y nuestra defensa


Marcelo Barros
www.amerindiaenlared.org / 030219

Los científicos sociales afirman que el 7 de junio de 2018, en Brasilia, se ha firmado un acuerdo entre el canciller de Estados Unidos con representantes militares y de las élites brasileñas. Eso garantizó el dinero necesario y la guerra mediática que han provocado la victoria de Bolsonaro como presidente de Brasil y la nueva realidad política que el impuso al país. 

Sin duda, las primeras víctimas de todo eso son los pueblos indígenas. Minutos después de la toma del gobierno, el mismo 1º de enero, el nuevo presidente firmó la Medida Provisional que da a los terratenientes del Ministerio de Agricultura el poder de identificar y legalizar tierras indígenas. A partir de ahora, el zorro se encarga de cuidar del gallinero. De ahí para acá, en todo Brasil, diversas áreas indígenas fueron invadidas y otras amenazadas. En la Amazonia, en el centro-oeste y en el mismo en el sur del país, milicias armadas amenazan y atacan a comunidades indígenas, con el apoyo y algunas garantías legales dadas por el presidente de la República. 

En esos días, las comunidades del Sur de Brasil celebran el aniversario del martirio del indio Sepé Tiaraju. Fue el líder de la guerra que unió a los guaraníes en la lucha contra los ejércitos de España y Portugal después del Tratado de Madrid (1750). Sepé unificó a los indios de los siete pueblos de las misiones con el grito: "Esta tierra tiene dueño".

Hasta hoy, el grito del cacique guaraní resuena en las luchas indígenas. El pueblo lo llama San Sepé. Eso significa descubrir que la causa de los pueblos indígenas no es sólo una lucha social y política justa, sino que se convierte en un llamado espiritual a través del cual el Espíritu Divino se manifiesta presente en el mundo y nos ilumina. En su carta Exsultate et Gaudete, el papa Francisco llama a eso “santidad”. 

Después de más de cinco siglos de resistencia a tantas violencias y persecuciones, en toda América Latina, la fidelidad de los pueblos indígenas a su vida comunitaria, a la preservación de sus culturas y a la profunda comunión con la madre Tierra y la naturaleza se convierten para los cristianos en verdadero testimonio (martirio).

Si alguien ha sabido resistir a ese sistema que, por 500 años, intenta extinguirlos, son los indios. Los pueblos indígenas pueden ser nuestros maestros en cómo resistir en esos malos días que vivimos. Tenemos que unirnos a esos hermanos y hermanas que son nuestros compañeros en las tribulaciones provocadas por el capitalismo y en el testimonio del proyecto divino en el mundo.


¿En qué no puedo creer?


José Arregi
www.religiondigital.com, 180219
              
“¿En qué no se puede creer hoy?”, fue el tema de una reciente charla en Aizarna, este sorprendente rincón guipuzcoano de 300 habitantes, rural y urbano, culto y plural, antigua encrucijada de peregrinos, testimonio patente de las profundas transformaciones de nuestra sociedad en los últimos 60 años.

        No entendí bien qué es lo que me pedía exactamente Joxin, el organizador de la charla. Pero preferí no preguntárselo y tomar la pregunta tal cual, equívoca y abierta como es. Y como a estas alturas cada uno es muy libre de creer o dejar de creer lo que estime oportuno, opté por responder en primera persona. La lista sería interminable, pero he aquí diez cosas (mejor dicho, veinte, pues en cada tema se me presentan dos extremos) que no puedo creer hoy. Mañana, no sé.

1° No puedo creer nada que esté en contradicción con la ciencia, es decir, con aquello que está matemáticamente medido y empíricamente comprobado. Pero tampoco puedo creer que la ciencia sea el único ni el supremo conocimiento, ni que solo sea real o verdadero lo que la ciencia puede medir y verificar. Conoce más.

2° No puedo creer en un Dios Ente Supremo y preexistente que habría creado el mundo desde la nada y desde fuera, se habría encarnado plenamente como hombre en el pasado, un “dios” que sería causa y explicación exterior de cuanto es. Pero tampoco puedo creer que solo exista este mundo visible, ni que todos los seres –visibles o invisibles a nuestros ojos y aparatos tecnológicos– que forman el mundo no estén envueltos y habitados, impulsados y atraídos por una energía originaria, una creatividad, potencial, espíritu, conciencia, belleza o amor o misterio más grande que todo, transcendente e inmanente a todo. Y tú también eres Él/Ella/Ello.

3° No puedo creer que el espíritu o la conciencia exista separada de lo que llamamos materia en alguna de sus dimensiones o manifestaciones. Pero tampoco puedo creer que la realidad en su conjunto, ni siquiera eso que llamamos materia, se reduzca a física y química, que de “menos” no esté emergiendo constantemente “más”: vida, inteligencia, conciencia, “espíritu”… en formas inagotables. Santa materia, matriz.

4° No puedo creer que el ser humano actual, Homo Sapiens, de este maravilloso planeta azul y verde sea la finalidad, el centro o la cumbre de la Tierra, cuánto menos del universo. Pero tampoco puedo creer que ello nos exima del sumo deber de cuidar la comunidad de los vivientes como si fuéramos los únicos responsables. Cuidemos.

5° No puedo creer que los seres humanos estemos dotados de libre albedrío entendido como capacidad de elegir sin estar determinados. Pero tampoco puedo creer que carezcamos de libertad, entendida como capacidad de ser sujetos de nuestro ser, de asumir nuestras condiciones y de ser más felices y mejores. Eres libre de ser.

6° No puedo creer que después de esta vida haya cielo o infierno o reencarnación, entendidos como suelen entenderse. Pero tampoco puedo creer que la muerte sea el fin de nada, ni que la Vida haya nacido ni vaya a morir. Vive, y basta.

7° No puedo creer que las religiones hayan venido del “cielo” ni posean la verdad revelada ni tengan respuestas a las preguntas humanas. Pero tampoco puedo creer que en sus textos fundantes y en su tradición no puedan hallarse inspiración y sabiduría para hoy, si se liberan de dogmas, formas y paradigmas del pasado. Busca.

8° No puedo creer que necesitemos religiones para vivir más humanamente. Pero tampoco puedo creer que podamos vivir humanamente sin una espiritualidad, sea esta religiosa o laica. Una espiritualidad transreligiosa con o sin religión.

9° No puedo creer que las religiones tradicionales sobrevivan mucho tiempo en nuestra sociedad del conocimiento y del cambio. Pero tampoco puedo creer que podamos sobrevivir mucho tiempo sin el espíritu o el aliento de la vida. Respira.

10° No puedo creer que ninguna creencia sea esencial a la espiritualidad ni que nadie deba creer nada que no le parezca creíble. Pero tampoco puedo creer que podamos dispensarnos de confiar en el corazón de la Realidad, para ser lo que somos y crear un mundo mejor. Credere viene de cor dare: entregar el corazón.

         Las de San José siguen bordeando los caminos de Aizarna, como siempre en febrero. Nuestras creencias han cambiado, pero seguimos siendo peregrinos y preguntándonos. ¿Por qué tanta belleza y dolor? ¿Por qué es todo? ¿Por qué vivimos? No busques la respuesta en ningún dogma. Calla, siente, escucha y camina.

El petróleo de Venezuela, las paradojas de EEUU y la crisis de la OPEP


Nazanín Armanian
www.publico.es / 190219

La incertidumbre política de Venezuela coincide con las sanciones simultáneas impuestas por EEUU sobre el petróleo de Irán y Venezuela, así como las continuas interrupciones en el suministro de Libia, como resultado de la agresión de la OTAN. Impedir que las consecuencias de esta situación pongan patas arriba la arquitectura energética mundial es una tarea que supera la capacidad y la habilidad intelectual del actual inquilino de la Casa Blanca y sus asesores.

Entre los motivos de la presión de EEUU sobre el petróleo venezolano se destacan:

+Apoderarse de sus reservas de hidrocarburo.
+Privar a China de otra de las fuentes de energía estable, después de desmantelar los estados que le suministraban como Irak, Libia, Sudan, e imponer sanciones contra Irán.
+Hacerse con el mercado del crudo venezolano, como parte de la extraña política de Trump.
+Empujar al alza los precios del petróleo, ahora que la estación fría está a punto de acabarse en EEUU y tampoco hay elecciones a la vista. Los beneficiarios serán los productores del petróleo de esquisto.
+Impedir que siga utilizado otras monedas que no sea el dólar o el oro para sus transacciones petrolíferas y comerciales.

El mundo ha dejado de estar bajo el dominio absoluto de EEUU: Los países sancionados buscarán fórmulas para vender su petróleo, burlándose de los criminales sanciones (que principalmente afectan a las clases más desfavorecidas), y sus clientes, -China, India, Corea del sur, Turquía, entre otros-, encontraran nuevos suministradores.

El Departamento del Tesoro de EEUU ha incluido a PDVSA en su lista de organizaciones bloqueadas y amenaza con restringir el seguro de los cargamentos e incluso prohibir las ventas. Aunque Venezuela recobre la estabilidad política, es difícil que recupere su posición dentro del mercado a corto plazo, y eso a pesar de los 300.000 millones de barriles de petróleo que alberga, entre otros motivos porque el aceite de su principal reserva, la Faja del Orinoco, es ultrapasado, y su extracción y refinación cuesta unos 35 dólares el barril (igual que el petróleo de Canadá), en comparación del crudo libio, unos 5 dólares y el de Arabia Saudí 7. Por lo que los precios deberían alcanzar los 90-100 dólares para que su explotación fuese rentable, algo que hoy sucedería quizás por una gran guerra, por ejemplo, contra Irán.

Agoniza la OPEP, nace la NOPEP

La crisis venezolana es otro mazazo a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fundada en 1960 por Venezuela, Arabia Saudí, Kuwait, Irán e Irak. Las relaciones “especiales” entre Washington y Riad y la política de “seguridad a cambio de petróleo” han convertido a los jeques en un instrumento de EEUU para manipular la OPEP y los precios en el mercado mundial: en 1983, EEUU y Arabia con el fin de hundir la economía de la Unión Soviética, bajaron los precios de los 35 dólares el barril a 10, y hoy hacen lo mismo contra Rusia, Irán, Venezuela o Bolivia utilizando hasta el cadáver de Khashoggi: de 160.72 dólares el barril en junio del 2008 los precios cayeron a 51.99 en enero de 2019.

La escasa demanda del petróleo, la posible desaceleración de la económica mundial (sobre todo de China), así como el exceso de oferta por parte de EEUU, son algunos factores que podrán impedir la subida de los precios por encima de 70 dólares.

Las paradojas de EEUU

Trump tiene que elegir: imponer un embargo al petróleo venezolano o levantar parte del embargo a Irán. Eliminar a ambos del mercado no solo provocaría la rebelión de gigantes como China e India, sino que dispararía los precios. A pesar de que castigar a Venezuela es menos costoso para EEUU y Europa, -ya que Irán ha amenazado que “si no puede exportar su petróleo, nadie lo hará desde el estrecho de Ormuz”-, lo cierto es que en el establishment de EEUU hay presiones por parte de los lobbies israelí y saudí no sólo parar llevar las exportaciones de petróleo iraní a cero, sino bombardear el país.

EEUU necesita, por un lado, precios por encima de los 70-80 dólares el barril para que la extracción del petróleo por fracturación hidráulica fuese rentable (ya que además de los costos de extracción, debe ser refinado al ser un petróleo pesado) y, por otro, exige un precio bajo para comprarlo, por el elevado consumo de los derivados de petróleo del país.

El 3 de octubre, en la víspera de las elecciones parlamentarias de EEUU, Trump amenazó al rey de Arabia Saudí de que “Podría no estar [en el cargo] en dos semanas”, si no bajaba el precio del petróleo de los 86 dólares. Y aunque Salman bin Abdulaziz entonces se sometió, el estado de Arabia Saudí tiene vida propia: necesita dinero para llevar adelante su megaproyecto de “Visión Saudí 2030”, que salvaría su economía de la dependencia del petróleo, ahora que los pozos se están secando. Por lo que, Riad desde la OPEP y en cooperación con Rusia decidió, en enero pasado, reducir la producción en 1,2 millones de barriles para reequilibrar el mercado impidiendo una mayor caída de los precios.
Afirma el ex asesor de Goldman Sachs, Bethany McLean, autor de “América Saudita: La verdad sobre el fracking y cómo está cambiando el mundo” , que la revolución de esquisto de EEUU es un espejismo: no sólo daña el medio ambiente, contamina el agua o provoca sismos, sino que tampoco le conducirá a la independencia energética, y que ya ha creado un inmenso agujero negro financiero: las “60 empresas más grandes de producción no han generado ganancias, ni siquiera han podido cubrir sus gastos operativos y de capital“, afirma. La compañía Enron vinculada a la familia de Bush ha quebrado. EEUU engañó a Europa: le obligó en 2014 a renunciar al gasoducto ruso Nord Stream 2 prometiéndole recibir el ‘gas shale’ estadounidense en un futuro que no llega.

La NOPEP contra la OPEP

Ni el servilismo de los saudíes ha sido suficiente para que Washington respete mínimamente las necesidades de los estados que componen la OPEP, y como no puede convertirla en una sucursal del Departamento de Energía de EEUU planea desmantelarla. El 12 de febrero del 2019, el Comité Jurídico del Congreso de EEUU aprobó el proyecto de ley antimonopolio NOPEP (acrónimo de los Países Productores de Petróleo no pertenecientes a la OPEP, como lo son el Reino Unido, México, Egipto Alaska, EEUU o Rusia) que permite al fiscal general demandar a la OPEP o sus miembros, embargar unos 1,000 millones de dólares de las inversiones de Arabia saudí en EEUU, o confiscar los activos de ARAMCO, la compañía nacional de petróleo de Arabia. Para aumentar la presión sobre Riad, Donald Trump puede utilizar JASTA, la ley de Justicia Contra Patrocinadores del Terrorismo, aprobada por el Congreso en 2016 que permite a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001 demandar a Riad (¿y por qué invadieron Afganistán?).

Si el presidente de EEUU firma el proyecto de ley conseguirá:
*Hacerse con el control absoluto de los precios,
*Reducir la influencia rusa en el mercado,
*Ganarse el título del “héroe del Oro Negro” en una sociedad obsesionada por el culto a los héroes,
*Bajar el tono de las críticas en el Congreso por sus relaciones “excesivamente” buenas con Arabia Saudita y Rusia, e incluso retrasar un posible juicio sobre “Rusiagate” o los escándalos sexuales en los que es protagonista.

La crisis de la OPEP se ha agravado por:

Convertirse EEUU en el principal productor de petróleo del mundo, debilitando la efectividad de las decisiones de la OPEP.

Disminuir la capacidad de producción de la organización. Una mayor restricción sobre la petrolera estatal venezolana PDVSA, o el embargo de sus activos en extranjero, podrán afectar al suministro de la OPEP. Por el momento, la firma estadounidense Conoco Phillips ha incautado los cargamentos de PDVSA tras ganar un litigio por 2,000 millones de dólares en concepto de deudas pendientes, lo que puede animar a otros acreedores presentar demandas en caso de impago.

La intención de Qatar de salir de la OPEP. A pesar de producir sólo el 2% del petróleo del cártel, y carecer de influencia en el grupo, el papel diplomático de Qatar y la mera presencia del mayor exportador mundial del gas natural licuado es un golpe a la organización y al poderío de Arabia Saudí.

La división en el seno del grupo debido a la debilidad progresiva de la facción Venezuela-Irán-Argelia, a beneficio del sector encabezado por los saudíes. La Venezuela “no bolivariana” será aliada de Arabia, y debilitará la posición de Irán y Rusia en el mercado. El petróleo hace décadas que ha dejado de ser un combustible fósil para convertirse en un arma de guerra.