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Sobre el poder en la Iglesia

José Comblin (1923-2011) In Memoriam
www.atrio.org/290315

Con motivo del despido de sacerdote JORGE COSTADOAT, de la Universidad Católica de Chile, de parte del cardenal EZZATI, presentamos este artículo.
José Comblin, teólogo de la teología de la liberación nos da algunas luces a través del siguiente texto, para que un teólogo que reflexiona en su cátedra y que vive consecuente y decentemente su cristianismo entregado a la docencia y a sus comunidades de base, como Jorge Costadoat y tantos otros,  no sean abusados y acallados en su expresión profética.
Fraternalmente, Enrique Orellana


Introducción

Siempre más queda claro que la cuestión fundamental para los cristianos hoy día es la cuestión del poder. La cuestión del poder es la principal novedad, el principal reto que la cultura contemporánea dirige a la Iglesia después de Vaticano II. El Concilio no trató de la cuestión. Trató de evitarla, porque en aquel tiempo la cuestión del poder todavía no era un tema dominante de la cultura occidental.

En Lumen Gentium el Concilio trató de evitar la palabra poder cuando se refiere a la jerarquía. Usa la palabra “munus”, oficio o palabras que dicen servicio. En esa forma se evita abordar la cuestión del poder. Es evidente que evitó voluntariamente la palabra poder (salvo en algunos pocos casos como en 18-a, en donde la palabra “poder sagrado” es inmediatamente suavizada por la palabra servicio).

La jerarquía trata de apartar el asunto pensando que es una cuestión irrelevante, pero su relevancia está siempre más evidente. El clero, formado para manipular conceptos edificantes, rechaza la idea de que algo pudiera ser motivado por cuestiones de poder en la Iglesia. Se presume que todo se hace por amor. Aún la condenación de los herejes se hace por amor. Es un servicio a la Iglesia. Sucede que, como en cualquier sociedad humana, la cuestión del poder es relevante en la Iglesia. Más aún: ella es inevitable.

La actual relación de poder todavía es la relación definida en la cristiandad medieval. Las formas han cambiado, pero el fondo quedó igual.

En la eclesiología tradicional, desde los orígenes en el siglo XIV, la palabra poder ocupa el centro del tratado. Pues, la Iglesia se define por los poderes que la constituyen. Lo que hace la Iglesia son los poderes de la jerarquía. La palabra poder siempre tiene un sentido positivo y únicamente positivo. El poder es uno de los principales atributos de Dios, tal vez el atributo más importante, por lo menos en la devoción católica. En la misma liturgia siempre se añade el adjetivo poderoso o todo-poderoso a la invocación de Dios. Dios es el Todo-poderoso. El poder de Dios es puramente positivo. Es creador y salvador. Es lo que produce todo lo que existe y conduce la creación, actuando por los medios de salvación.

Ahora bien, el poder de Dios actúa por medio de poderes humanos. Dios no actúa sin la mediación de hombres. Estos mediadores revestidos de una participación del poder de Dios para realizar las obras de Dios son la jerarquía de la Iglesia. El poder de la jerarquía es también puramente positivo, porque es el mismo poder de Dios. Se dice que la jerarquía es la causa eficiente de la Iglesia. Ella produce la Iglesia pues la acción salvadora de Dios pasa por esa mediación. El poder de la jerarquía solo se compara con el poder creador de Dios: ellos crean a la Iglesia. Es el poder salvador de Dios: ellos realizan la salvación. Dios eligió a algunos hombres para ser los salvadores de la humanidad. Los laicos se salvan por la intervención de la jerarquía. Sin la jerarquía no son nada. Todo reciben y nada producen.

Este poder sobrenatural de la jerarquía tiene su punto culminante en la eucaristía. Como el Papa recién lo recordó, el sacerdote ordenado pronuncia las palabras de la consagración como si fuera el mismo Cristo. Cristo habla por su boca y produce por la boca del sacerdote el milagro de la transubstanciación, el mayor milagro que se puede imaginar. El ministro ordenado tiene la misma fuerza de Dios cuando celebra la eucaristía. Los laicos miran, admiran, adoran, y reciben a Dios por las manos del sacerdote.

Esta teología es la imagen de la Iglesia en la eclesiología tradicional que todavía es común hasta Vaticano II aunque haya sido refutada por los mejores biblistas y los mejores historiadores católicos. Es todavía la teología del Papa.

Este poder es el servicio de la jerarquía. Ejercer su poder divino es el servicio que el ministro ordenado ofrece a la Iglesia a la que dio vida. No puede haber ninguna oposición entre poder y servicio. El poder es el mayor servicio.

Es evidente que esta identificación entre poder y servicio no viene del Nuevo Testamento. Ella procede de la ideología imperial. En esta ideología, todo poder es positivo porque todo poder es servicio a la sociedad. “Dominar para servir”, es la definición de todo los colonialismos, hasta de la guerra de Irak que es el mayor servicio prestado al pueblo iraki.

Los teólogos de aquel tiempo conocen muy bien todos los defectos personales de la jerarquía y de los presbíteros y diáconos. Pero esto no cambia la teoría. Los peores sacerdotes continúan creando la Iglesia por medio de sus sacramentos, de sus palabras y de su gobierno. Los abusos de poder son tratados como si fueran puros problemas personales que se solucionan por medio de la conversión del sacerdote. No reconocen que esta situación no es inevitable, que está ligada en gran parte al modelo de sociedad que se quiso imponer a la Iglesia y que por lo tanto se trata de un problema de política en la Iglesia.

Ahora bien, los miembros de la jerarquía no pueden ser puros representantes del poder de Dios. Al ejercer su poder, no comunican sencillamente el mensaje de Dios, sino también toda una teología. Al administrar los sacramentos, manipulan la religiosidad popular con su magia y sus supersticiones. Al gobernar sus parroquias o sus diócesis actúan como patrones de empresas. Crean una cierta orientación de la Iglesia, no crean la Iglesia que es producto del Espíritu Santo, por medio de la mediación de todos los cristianos, cada cual con su carisma.

Si la orientación dada por el clero no es corregida y mejorada por el pueblo cristiano, ella se transforma en dominación. Entonces, el poder se hace dominación, como en todas las instituciones humanas. Por eso existe siempre un problema político en la Iglesia, que es el problema de que los miembros del clero son seres humanos y no puros depositarios del poder de Dios. Su poder no es como el poder de Dios pura fuerza creadora, no es puro don de la vida. Es también imposición, arbitrariedad, dominación del hombre sobre el hombre. No solo por vicios personales, sino por estructuras de pecado.

La concepción medieval del poder en la Iglesia, y el consecuente abismo entre el clero y el pueblo están en crisis desde hace dos siglos, aunque la jerarquía haya negado la crisis hasta Vaticano II y muchos la nieguen todavía hoy en día.

Ahora bien, esa relación está en crisis desde hace tiempo, y la crisis se acentuó más en el siglo XX. Millones abandonan la Iglesia católica, y la causa fundamental, consciente o inconsciente, es la cuestión del poder. Con el Papa actual ni siquiera se puede levantar la cuestión porque su poder es más absoluto que el poder de cualquier Papa del pasado, incluso que el poder de Pio XII. La jerarquía niega el problema porque siente que sería el primer objeto de la contestación.

Sin embargo, está claro que la nueva sociedad urbana, alfabetizada y desarrollada culturalmente no acepta más el tipo de relación de poder que nació en la edad media. No puede aceptar que Dios reserve toda su mediación a algunos cuando el Nuevo Testamento anuncia que el Espíritu es dado a todos. Que haya diversidad de funciones y de servicios, es lo que todos afirman. Que haya personas destinadas a gobernar, no se discute. Pero no se acepta la identificación de un poder humano con el poder de Dios.

No se puede negar que la Iglesia, como cualquier grupo humano, necesita una organización de poder, pero no eternamente la organización nacida en determinada época histórica en virtud de una situación histórica limitada en el tiempo. Nadie ignora que la autoridad es necesaria. Pero el actual sistema de autoridad hace que millones de católicos, exactamente los que participan en la nueva cultura urbana, se aparten de la Iglesia, o sencillamente pierdan inconscientemente el sentimiento de pertenencia a ella.

Es necesario ver y examinar críticamente el sistema de poder que existe en la Iglesia, regido por un derecho canónico siempre relativo. Es necesario ver claramente la diferencia entre lo que es permanente en la Iglesia y lo que la historia ha hecho en los siglos ulteriores. De lo contrario seremos prisioneros de la historia, prisioneros de un pasado muerto.

La eclesiología del Nuevo Testamento y el poder

La eclesiología de Pablo está centrada alrededor del concepto de pueblo de Dios que es el cuerpo de Cristo y el templo del Espíritu Santo. Este concepto es subyacente en todos los capítulos de sus cartas. Todo lo que dice de la Iglesia ser refiere a este pueblo de Dios. La doctrina del poder de Pablo se encuentra implícita en su doctrina sobre la Ley y el Espíritu.

El pueblo de Dios pasa por dos etapas. Primero, hubo el régimen de la Ley, y ahora, con Jesús comenzó el régimen del Espíritu. En el régimen de la Ley, la relación con Dios es una relación de sumisión. El pueblo de Dios es el pueblo que se somete a la Ley. La obediencia a la Ley es la virtud suprema. Ahora bien, la Ley no entraría en la realidad, si no fuera presentada por dirigentes humanos. La Ley no existiría como Ley, si no hubiera en la tierra, por encima del pueblo una autoridad que obligue a respetarla. Esta autoridad estaba representada por los doctores y los sacerdotes que fueron los que condenaron a Jesús. La sumisión a la Ley se traduce por la sumisión a sus representantes. Obedecer a Dios se traduce en la práctica por obedecer a las autoridades que la imponen.

Para Pablo, la Ley –o sea todo el sistema centrado en la Ley- no salva, porque no cambia el ser humano. Hace que la persona se someta por miedo al castigo, pero no se renueve personalmente. Solo el Espíritu puede renovar la humanidad. Para el régimen de la Ley, la autoridad actúa imponiendo la Ley. Por el Espíritu, la persona se siente movida, empujada por una fuerza interna que la hace capaz de seguir el camino de Jesús sin ninguna imposición. Hace el bien de fuente propia, no por imposición.

En el régimen de la Ley, los representantes de la Ley hacen uso de ella para imponer su propia voluntad. Interpretan, aumentan, cambian los preceptos de la Ley para que coincidan con su voluntad y con sus ventajas, aún materiales.

Con su doctrina del Espíritu, Pablo no da atención al problema del poder, ya sea el poder de la Iglesia en la sociedad, ya sea el poder dentro de la Iglesia, o lo que se llama actualmente los ministerios. Para él, el poder apostólico consiste en la autoridad para anunciar el evangelio de Jesús con fuerza al mundo. Es el poder de Dios, que es poder de conversión y de vida nueva. Pero el mismo no elabora una doctrina del apostolado como poder en la Iglesia.

Para Pablo, en la comunidad cristiana, el poder de Dios se manifiesta en la abundancia de los carismas, que son fuerzas donadas a algunos miembros o a todos. Los carismas parecen tener una fuerza intrínseca que hace que los miembros de la comunidad se dejan llevar por ellos. El mismo Pablo, como apóstol de Jesucristo, ejerce el poder de denunciar, exhortar, orientar, el poder de recordar las enseñanzas de Jesús. El mismo no define ese poder de los apóstoles.

Pero, la eclesiología de los evangelios, ella sí, está centrada en la cuestión del poder. En la mente de Jesús el problema del poder es el problema esencial y prioritario de la Iglesia. La misma palabra Iglesia está casi ausente de los evangelios, pero la realidad está presente en los discípulos. Cuando Jesús se dirige a los discípulos como conjunto, él enuncia su eclesiología.

Los textos principales están en el capítulo 18 de Mt (sobre todo 1-7;12-35), en Mt 20,20-28, 23, 8-12 y Jn 13.

No es necesario hacer una exégesis muy minuciosa para ver que Jesús instala un nuevo modo de ejercer la autoridad, una nueva relación de poder. Durante siglos se leyó estos textos como consejos morales, como recomendaciones hechas a todos los jefes para que sean mejores en sus comportamientos. Pero, Jesús no vino para hacer exhortaciones morales, sino para cambiar las estructuras del pueblo de Dios. Para las exhortaciones morales había los sabios que dejaron muchos escritos de sabiduría. Jesús vino a destruir la estructura de poder que había en su pueblo y a construir una nueva estructura de relaciones dentro de ese pueblo.
Durante siglos se interpretó las palabras de Cristo en el sentido que el discípulo de Jesús debía ejercer las mismas estructuras de poder de siempre con un espíritu nuevo, de una manera diferente. El resultado fue que se ejerció la autoridad como siempre pero con buenos sentimientos.

La Iglesia cayó en la misma deformación que afecta las sociedades civiles o el pueblo de Israel, es decir, cometer la injusticia con buenos sentimientos. Dio a la destrucción de personas un sentido edificante. Así fue la Inquisición y todas las imitaciones de la Inquisición. Todo se justifica por el bien de la persona perseguida, torturada o muerta. El ser cristiano actuaría como todo el mundo, y añadiría solo buenos sentimientos y sentido religioso: todo por el bien de Dios y de su Iglesia.

Jesús no viene a cambiar solamente la subjetividad, sino la misma estructura de las relaciones sociales. Su ejemplo enseña la estructura de autoridad que debe prevalecer.

Jesús no usa ninguna forma de coerción para imponer su voluntad. No tiene armas, no puede amenazar, no quiere castigar (Lc 9,51-56). No tiene medios de defensa contra sus adversarios ni siquiera a la hora de la prisión, de la condenación o de la ejecución. Está incapacitado de ejercer la más mínima violencia. No solo no practica la violencia, sino que no tiene los medios de practicarla si quisiera. No tiene los medios de violencia en la reserva, lo que constituye una amenaza. Una sabiduría política tradicional dice que se necesita mostrar las armas para no tener que usarlas. Jesús no puede mostrar las armas que no tiene.

Este es el sentido de la comparación con los niños (Mt 18,1-4). Los niños no tienen poder para imponer su voluntad. En aquel tiempo no existía aún el poder de chantaje que ejercen hoy día los niños de las familias ricas. El niño es el ser débil. Jesús eligió la debilidad.

Jesús no define leyes ni impone su autoridad por medio de leyes. Las leyes son hechas para imponer una voluntad superior a una persona que no quiere ejecutarla y solo lo hace por medio del castigo. La ley gobierna por medio del miedo del castigo. La ley está basada en el miedo.

Esto no quiere decir que Jesús todo lo acepta. No se acepta que se proceda como hacen las autoridades de Israel. Con los pecadores la regla es el perdón, perdón sin límite. En realidad, su autoridad es tal que las personas hacen lo que él enseña con total libertad y con mucho gusto. No lo hacen por miedo, sino por amor. La autoridad de Jesús está basada en el amor que despierta. No necesita definir leyes porque las personas lo siguen voluntariamente y con convicción. No amenaza porque las personas quieren lo que él quiere por convicción.

Su autoridad está en su misma persona y en su modo de actuar en el que se manifiesta su valor absoluto: ¡esto viene de Dios!

La autoridad de Jesús se manifiesta en la búsqueda de la oveja perdida, en el perdón de las deudas. En lugar de imponer el castigo, se propone el perdón. Esto sería considerado en la sociedad como anarquismo, desorden y desintegración de la sociedad. Sin embargo, no consta que sea así. Todos saben que los pequeños pagan sus deudas. Solo las grandes corporaciones no pagan. El problema es la existencia de grandes corporaciones, las cuales de todas maneras no se inclinan ante la ley, sino que más bien cambian la ley para que les sea más favorable.

Jesús quiere que entre los discípulos las relaciones de poder sean diferentes (Mt 20-28). La diferencia no está solo en la subjetividad, sino en las mismas estructuras del poder. De lo contrario no cambiaría nada. Pues en todas las sociedades hay príncipes buenos que hacen más tolerables las relaciones de poder sin cambiar las estructuras y así dejan la puerta abierta para que un sucesor venga a ejercer un poder riguroso.

Cuando Jesús dice: “No os dejéis llamar “Rabí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque solo uno es vuestro Padre: el del cielo. No tampoco os dejéis llamar “Doctor”, porque uno solo es vuestro doctor: Cristo” (Mt 23, 8-10), las autoridades de la Iglesia que quieren estos títulos, dicen que es una cuestión sin importancia, o bien, que Jesús habla así para dar un ejemplo de humildad, más no quiere definir un modo de ser. Suprimen sencillamente la instrucción de Jesús.

Sin embargo, en la cultura de Jesús, los nombres son muy importantes porque representan la realidad. El que tiene el nombre de doctor cree que tiene una autoridad superior que le permite imponer sus ideas a otros. Con esta cuestión de nombre, Jesús quería cambiar las estructuras.
El problema de las estructuras está claro en la Iglesia de hoy. Hay obispos más humanos, párrocos más humanos –cristianos- que no insisten en su poder, que consultan o toman en cuenta las opiniones de los otros, que gobiernan con paciencia y tolerancia, que abren espacio para la libertad y responsabilidad de los laicos.

Pero, en cualquier momento, puede venir otro que se contenta con la aplicación rigurosa de la ley canónica que le atribuye poderes exclusivos. Las estructuras del actual código atribuyen a la autoridad un poder absoluto, sin derecho de defensa, un poder exclusivo sin participación. Cualquier obispo o párroco puede destruir toda la libertad que un antecesor había creado. Los casos no son pocos en América latina. Los autores de tales destrucciones pueden invocar la ley que les atribuye un poder absoluto, dictatorial.

El mismo Jesús denuncia la forma como los escribas y los fariseos ejercen la autoridad. “Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas” (Mt 23,4).

Como las palabras de Jesús no definen en forma jurídica las relaciones que quiere establecer entre sus discípulos, en el curso de la historia fue posible tratar sus palabras como puros símbolos o formas literarias sin contenido jurídico. De hecho, en veinte siglos muchas de las antiguas relaciones de dominación en las sociedades humanas, han entrado en la Iglesia. Las relaciones de poder que existen hoy no proceden de la voluntad de Jesús sino de la penetración de estructuras de dominación propias de las culturas en las que la Iglesia se estableció.

La iglesia y el poder en la cristiandad

No es necesario recordar toda la estructura de poder construida en la cristiandad, sobre todo la occidental. Hubo cuatro etapas principales que dieron como resultado aquello que conocemos hoy en día.

La primera etapa ya empezó en la tercera generación cuando se destacaron los presbíteros y al frente de ellos siempre más los obispos monárquicos. Era una imitación de la estructura de las sinagogas y de las hermandades romanas. Pero en nombre de los apóstoles, los obispos conquistaron una autoridad siempre mayor sobre los presbíteros y sobre la organización de las Iglesias. En el siglo cuarto los obispos ya han concentrado casi todo el poder y todos los carismas. El Concilio de Nicea, convocado por el emperador, excluyó todos los que no eran obispos y dio a estos la totalidad del poder.

La segunda etapa vino con Constantino y sus sucesores que hicieron del  cristianismo la religión oficial y obligatoria. En ese momento se creó el clero como casta separada y aislada del pueblo, El clero concentró todo el poder en la Iglesia, suprimió las comunidades y sometió a los laicos a una pasividad total sin ninguna responsabilidad. Se creó un abismo entre el clero y el pueblo, aunque los textos evangélicos sobre el servicio siempre se recordaban, pero sin ninguna conexión con la realidad. Siempre más la Biblia sirve como libro de símbolos que justifican el sistema dándole una ideología con la cual se trataba de convencer a los pueblos. La liturgia del lavatorio de los pies es de una piadosa ironía.

La tercera etapa comenzó con los Papas benedictinos o gregorianos desde el siglo XI. Comienza la movilización progresiva, que durará 10 siglos, del clero para que se transforme en ejército del Papa por lo cual el Papa ejerce un poder total sobre la cristiandad. El clero se hace ejército en manos del Papa. Sobre todo los Mendicantes a los que los Papas imponen la ordenación sacerdotal, van a favorecer esta exaltación del poder del Papa ejerciendo presión sobre todo el clero diocesano. Desde entonces se hace una concentración creciente el poder del clero en manos del Papa.

La cuarta etapa vino con el Concilio de Trento que consagra la estructura del clero, afirmando con fuerza sus fundamentos y aumentando el poder centralizador del Papa. Siempre más el Papa es el jefe del clero. Después de la Revolución francesa esta concentración del poder del clero en manos del Papa relaciona el auge que conocemos hoy en día.

Todo esto es muy conocido. No hay necesidad de repetir lo que se encuentra en los libros de historia de la Iglesia.

Nuestra cuestión es la siguiente: ¿cómo fue que se legitimó este crecimiento de la concentración del poder en manos del clero y después en manos del Papa?
Hubo tres grandes motivaciones: la defensa de la ortodoxia de la fe, la defensa de los sacramentos y la defensa de la unidad de la Iglesia.

En primer lugar, se invocó la necesidad de defender la ortodoxia. Para eso era necesario concentrar la autoridad en el clero y en el Papa que solos podían defender la autenticidad de la fe. Aparecieron innumerables herejías y para defender la fe contra las herejías se necesita un poder fuerte: el poder de condenar hasta la muerte en muchos casos. Se montó todo un sistema que incorpora ese poder del clero y del Papa. La Inquisición fue la manifestación histórica más visible y más temida.

La concentración del poder está aumentando todavía hoy en día con los documentos del cardenal Ratzinger. Según estos documentos aparecieron herejías totales que niegan todo el contenido de la fe: así fue la teología de la liberación, y así es la teología de las religiones.

La experiencia de la historia muestra que después de algunos siglos se hace siempre más evidente que las dichas herejías no estaban tan distantes de la ortodoxia. El acuerdo entre católicos y luteranos al respecto de la doctrina de la justificación es un buen ejemplo. Las herejías podían expresar otra manera de presentar la doctrina de la fe.

¿No será que doctrinas enunciadas en forma diferente fueron tratadas como herejías por la necesidad de tener herejías? Sin herejías el poder del magisterio no se manifiesta y no tiene oportunidad para crecer. Las herejías son necesarias para justificar y aumentar el poder del magisterio. ¿Las herejías no serían inventadas para aumentar el poder del magisterio?

Por otro lado, la mayoría de las herejías medievales son contestación de lo que confiere tanto poder al Papa y al clero. Es una acusación dirigida al poder del clero. Es una contestación de todo lo que sirve para aumentar el poder del clero. Fue lo que sucedió en el segundo milenio. La herejía es la manera como los laicos se defienden de la dominación intelectual y cultural el clero y del Papa que cada vez más está al frente del clero.

La herejía es una contestación de poder. ¿Y la defensa contra las herejías no será la defensa del poder del clero? Por detrás de tantas condenaciones –que más tarde se revelan muy relativas, históricas y situadas– ¿no habrá una defensa del poder del clero que se siente amenazado cuando pierde el control de las palabras y no permite que se diga lo mismo con otras palabras? ¿Tantas condenaciones no eran antes de todo una afirmación de poder de la jerarquía y de todo el clero con ella? ¿Las luchas de doctrina no eran en realidad luchas por el poder y por la definición de los poderes?

La segunda motivación del poder del clero es la defensa de los sacramentos. También aquí las herejías atacan los sacramentos, el sistema completo de siete sacramentos. ¿Por qué condenan ese sistema? ¿No será porque los sacramentos son el fundamento del poder clerical? Gracias a los sacramentos que, solo los sacerdotes pueden administrar, los laicos no pueden salvarse sin pasar por las manos del clero, o sea sin someterse a todas las condiciones impuestas por el clero.

En teología rigurosa, los sacramentos son signos de la fe, signos del amor de Dios. Sin embargo, los sacramentos fueron vividos durante siglos como obligaciones. Los sacramentos son los ritos necesarios para la salvación. Sin ellos no hay salvación. Esta es la ley que los cristianos deben aplicar, y si no la aplican, cometen pecado mortal y pierden la salvación. Los sacramentos siempre son acompañados por amenazas. Son recibidos con temor. Incluso el clero toma nota de aquellos malos cristianos que no reciben los sacramentos en su debido tiempo.

Los sacramentos son el sistema por el que los sacerdotes hacen el paso por su ministerio indispensable. Ellos tienen el monopolio de los sacramentos y todos deben someterse a su monopolio. El sacramento es lo que hay que recibir para evitar el infierno. Los predicadores sabían despertar el terror ante las penas del infierno, y en esa forma lograban empujar a los recalcitrantes para los sacramentos.

Por lo demás los sacramentos son también uno de los principales fundamentos del poder financiero del clero. Este es otro motivo por el que los laicos se resisten a los sacramentos. Con el tiempo el miedo al infierno fue disminuyendo y las personas más formadas se declararon independientes. Antes de la Revolución francesa más del 90% de los franceses iban a misa todos los domingos. Veinte años después el número era de 20%. Habían perdido el miedo al clero que ejercía un control. Antes de la Revolución, los que no recibían los sacramentos eran fichados en la policía y tratados como sospechosos. Después de la revolución ese poder del clero desapareció.

Hoy en día ya no se frecuentan tanto los sacramentos, lo que muestra la poca comprensión del valor de señal, y el sentido de dependencia o de obediencia que tiene en la mente del pueblo. El pueblo ya no teme el infierno como antes, en esa forma pierde la motivación para recibirlos.

En la mente del clero, esta situación es una decadencia. Para el clero los sacramentos son su vida, la manera como se relacionan con el pueblo y su razón de ser. Están allá para celebrar los sacramentos. Para un gran número la vida clerical son los sacramentos. Por eso son también su actividad profesional, su búsqueda de los medios de sobrevivencia. El padre es el que celebra los sacramentos: este es su trabajo profesional. Los sacramentos son la fuente principal del poder del clero y pueden reducirse a eso.

En tercer lugar existe el poder de gobierno. Todos los seglares tienen que subordinarse al clero en todos los actos de una vida cristiana, sobre todo en su comportamiento moral y social. También aquí reina el temor al infierno. En principio esa sumisión tiene por finalidad defender al pueblo cristiano contra el peligro de sus enemigos. En la práctica el gobierno del clero tiende siempre a aumentar su poder. El principio de León XIII prevaleció desde el momento en que la Iglesia se desligó de las monarquías: en materia política hay siempre que buscar alianza y apoyo entre los que más favorecen a la Iglesia, es decir al clero o al Papa. Este principio es de un oportunismo total y muestra la actuación política que es sumisión a los intereses del clero.

Esto nos lleva a contemplar el poder del clero y del Papa en la sociedad. En la cristiandad, el clero constituye la primera clase, la clase más privilegiada, la que tiene más poder, que interviene en todos los asuntos. Controla la economía, controla el poder de los reyes, domina toda la cultura. Este era el ideal. En la práctica, muchos reyes y príncipes no aplican lo que el clero manda: durante la mitad del tiempo los reyes católicos y los emperadores fueron excomulgados. Siempre hubo una cultura subterránea crítica del poder sacerdotal. Y había el poder económico de los judíos, de los banqueros, que no se sometían a las leyes condenando la usura. Pero el clero siempre permaneció fiel al mismo sistema, tratando de recuperarlo siempre, y trató de mantenerlo aún después de las revoluciones liberales del siglo XIX.

El clero no aceptó fácilmente la ruina de la cristiandad que para él significaba una pérdida de poder y una derrota política, económica, cultural. Después de haber dominado durante quince siglos, está ahora expuesto a todas las críticas que permanecieron clandestinas durante   esos siglos. Pues la acusación hecha al clero de que a nombre de Jesucristo, quería dominar la sociedad, se repite incansablemente desde los últimos siglos.

Por supuesto jamás el clero aceptará esa acusación, porque siente que sus intenciones son diferentes. El clero invoca sus buenas intenciones en lugar de contemplar los hechos y las estructuras. En sus intenciones, se trata de defender el pueblo cristiano contra el poder económico (de los otros), el poder político (de los otros) y contra las amenazas de corrupción que emanan de una cultura no controlada por el clero. Sin embargo, los seglares miran las cosas con más objetividad.

Esta objeción se ha hecho al clero durante siglos. Siempre fue rechazada con indignación por el clero. Este no acepta un examen objetivo y crítico del significado objetivo de sus actos. Cree que está viviendo una vida de servicio y su vida puede ser una vida de dominio en la que los seglares practican el servicio de modo permanente y no los sacerdotes.

Siempre se repitió la acusación de que el clero quería dominar las conciencias. Que quisiera dominar la sociedad, era todavía soportable. Pero el dominio sobre el pensamiento, la conciencia moral, los valores, esto era insoportable y engendró una reacción terrible. Porque se sabía que el control de las conciencias era aceptación del orden establecido, de la sociedad establecida.

El control de las conciencias tenía por finalidad la sumisión de los católicos a la sociedad establecida, la sociedad de cristiandad. Era esencialmente conservador y muchos laicos lo sentían así. En lugar de ser un fermento de libertad, la Iglesia era el principal obstáculo a la libertad. El clero aparecía como clase ligada a la mantención de los poderes constituidos.
La cristiandad ya no existe como totalidad. Sin embargo subsiste en fragmentos de la sociedad, los fragmentos más conservadores que mantienen un pequeño mundo en el que todavía se practica la fidelidad a los comportamientos tradicionales de la sociedad rural medieval. Todavía el clero se preocupa con mantener y fortalecer lo que le queda de poder en la Iglesia. Mantiene por los mismos medios, su poder sobre la fracción de la población que le permanece fiel.

Vaticano II

Vaticano II recibió durante sus asambleas muchas denuncias de clericalismo, juridicismo, burocratismo, etc. No pudo ocultar las críticas que se hicieron durante quince siglos y nunca fueron acogidas. De allí salió una teología renovada del pueblo de Dios y del papel de la Iglesia en el mundo.

Sin embargo, cuando se trata de definir el papel de los obispos, del clero ya sea en Lumen Gentium o en los documentos dedicados explícitamente al clero, la doctrina es tradicional y no se toma en cuenta los problemas levantados. Se multiplican las exhortaciones morales, pero nada cambia en las estructuras. No se toca el problema del poder y la relación entre la búsqueda del poder y la definición del clero que prevaleció durante muchos siglos.

Volvieron a la doctrina conservadora tradicional. En esta, todos los problemas sociales se reducen a problemas morales. Si los sacerdotes tuvieran más virtudes, no habría problemas. En realidad si tuvieran más virtud no soportarían la actual estructura. Es imposible imaginar un clero hecho de puros santos. El comportamiento del promedio depende de las estructuras. Si estas estructuras son estructuras de dominación que no conceden al pueblo cristiano ninguna participación en el poder, la exhortación moral será inútil. Se convertirán los que no necesitan conversión y los que la necesitan no irán a darse cuenta de la dominación que ejercen.

Los textos de Vaticano II no entran en el mayor problema que, en la mente de muchos obispos, era el mayor problema del siglo: el problema del clero. Muchos otros no podían liberarse del modelo que tenían en la mente y era el rol tradicional del sacerdote como miembro de la clase privilegiada, como funcionario de los sacramentos y defensor del poder de la Iglesia. Dada esta división en el episcopado, no se tocó en el problema.

No se tocó tampoco en la cuestión de la relación entre el clero y el poder político. En realidad muchos pensaban que el partido demócrata cristiano iba a solucionar todos los problemas, restituyendo a la Iglesia una posición privilegiada e impidiendo un cambio de las leyes que fuera desfavorable al clero, o sea, que signifique una reducción del poder del clero en la sociedad, tanto en los códigos, como en la cultura, la educación, los servicios de salud. Contaban con el apoyo de partido políticos católicos para evitar que la Iglesia tuviera que renunciar totalmente a su poder en la sociedad. El mundo cambia, pero la estructura histórica de la cristiandad se mantiene por lo menos como ilusión en la mente del clero.

Una vez que el Concilio no quiso o no pudo entrar en la cuestión del clero, lo que sucedió era previsible. En el primer mundo las vocaciones desaparecieron: no había más credibilidad. En el tercer mundo las vocaciones son numerosas pero basadas en el principio de cristiandad: el sacerdocio ofrece poder en la sociedad y en la Iglesia, lo que es un atractivo grande para los pobres que tienen pocos canales de ascensión social.

Idealismo y realismo

Juan Pablo II tuvo como una de sus prioridades la restauración del poder social del clero. Creyó que uno de los medios más eficientes sería la restauración de la disciplina tradicional, lo que restablecería la auto-estima del clero. Por lo menos trató de hacerlo y lo logró en parte por lo menos. Restauró la separación entre el clero y los laicos, y entre el clero y la sociedad, para evitar las tentaciones. Incansablemente hizo todo lo posible para elevar el status del clero. Multiplicó los documentos dirigidos al clero, por ejemplo, con ocasión del Jueves Santo de cada semana santa.

Estos documentos manifiestan siempre una concepción idealista del sacerdocio. No toman en cuenta las condiciones materiales, sicológicas y sociales de la vida sacerdotal. Ignoran los problemas de los sacerdotes de los años 60, nunca superados, y que continúan produciendo los mismos efectos (abandono del sacerdocio, crisis de identidad). Toda esa problemática es tratada como una deficiencia moral. Se soluciona por una afirmación más fuerte de la doctrina, o sea, por una acentuación de la ideología tradicional del clero.

El Papa toma como punto de apoyo los movimientos sacerdotales como Opus Dei, Legionarios de Cristo, Sodalitium y otros. Todos son integristas en la doctrina, rigoristas en la moral, inflexibles en la disciplina. Son la encarnación de la ley total. Su motor es la ideología clerical, tal como ella fue definida después del Concilio de Trento. Estos movimientos deben mostrar el ejemplo a la masa de los sacerdotes. Serían los conductores del clero. El Papa les concedió el papel que tuvieron los jesuitas en la Iglesia tridentina.

Sucede que estos movimientos están fascinados por el poder. Manifiestan una voluntad férrea de acumular riqueza material, prestigio social, poder político, poder cultural. Fundan instituciones poderosas supuestamente destinadas a la evangelización. No se dan cuenta del espectáculo que ofrecen a la sociedad, espectáculo de sectas religiosas a la conquista del poder. No ven que les va a pasar lo que les pasó a los jesuitas en el siglo XVIII. Hacen alianza con los poderosos, con las instituciones dominantes de la sociedad occidental. Son absolutamente ignorantes de la voz que se levanta desde el mundo de los oprimidos. Ignoran este mundo porque su mundo es el de los dominadores.

En este momento en América latina estos movimientos sacerdotales están de hecho conquistando grandes poderes en todos los sectores, sobre todo en la economía y en la política. Actúan por intermedio de elites laicales que les están totalmente subordinadas. Se crean un laicado fanático totalmente desproveído de espíritu crítico y de libre iniciativa.

El clero, inspirado por tales ejemplos se hace puramente oportunista. Cree que el marketing religioso va a solucionar los problemas de la evangelización. Creen que por medio de la manipulación de los medios de comunicación será posible rehacer una nueva cristiandad en la que la Iglesia de nuevo podrá gobernar el mundo.
Como en la cristiandad, creen que van a evangelizar con el poder, por medio del poder, y aumentando su poder. Creen que su poder va a convencer a los cristianos y someterlos a su dominio. No ven que el mundo ha cambiado y que los laicos de hoy no son todos como los laicos de otros tiempos. Creen que el ejemplo de los movimientos sacerdotales integristas va a conquistar la sociedad y fundar un nuevo clero semejante al antiguo y basado en la misma teología. Y creen que los laicos van a someterse a la disciplina del integrismo.

¿Cuáles serían las orientaciones nuevas con relación al poder en la Iglesia hoy día?

1. En primer lugar se necesita reconocer el poder de los laicos, basado en los carismas y dones espirituales que recibieron, las responsabilidades evangelizadoras que asumen, etc.

2. En todas las instancias, desde el concilio ecuménico hasta los consejos parroquiales los laicos deben tener voz deliberativa y pueden decidir con el clero en todo lo que no se refiere a la doctrina definida definitivamente.

3. Los laicos deben tener voz activa en las elecciones en todos los niveles desde la elección del Papa hasta la elección de los párrocos.

4. Los laicos deben tener voz deliberativa en lo que se refiere a la liturgia, a la catequesis y la organización de la Iglesia.

5. El principio básico es que el poder no puede ser concentrado en una sola persona.

6. La base de toda la reforma del sistema de poder es la publicidad. La preparación de las decisiones debe ser abierta, publicada y los documentos necesarios deben estar a disposición de todos. No puede haber secreto de los nombramientos, ni de las decisiones prácticas tomadas por una sola autoridad.

7. Es necesario crear una instancia jurídica independiente en la que las personas que se sienten víctimas de injusticia puedan recurrir. En la actualidad, un laico no tiene defensa frente al clero o a los religiosos; las religiosas no tienen defensa frente al clero; los sacerdotes no tienen defensa frente al obispo; y los obispos no tienen defensa frente al Papa.

El principio básico es que el poder está en todos los cristianos aunque en grados distintos y que la estructura debe reconocer esta situación.

El segundo principio es que ninguna persona humana representa sencillamente el poder de Dios y por lo tanto puede ser corregido en todo lo que no es poder de Dios, sino afirmación de sí mismo. Para eso debe haber una corrección fraterna que debe ser pública.

El poder de Dios crea, construye, edifica, aumenta, confiere más libertad. Todos los poderes eclesiásticos que no actúan en ese sentido, no son poder de Dios y deben ser contenidos, limitados, corregidos estructuralmente. Las estructuras deben sacar las oportunidades de abusos de poder. Pues, en la Iglesia hay abusos de poder como en cualquier sociedad, y para disminuirlos es necesario que haya normas que equilibran los poderes de todos.


¿Año de la Cabra, siglo del dragón?

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Visto desde la capital china a comienzos del Año de la Cabra, el malestar que afecta Occidente parece un espejismo en una galaxia lejana, muy lejana. Por otra parte, la China que te rodea parece demasiado sólida y en nada parecida a la nación agobiada que presentan los medios occidentales con sus cifras industriales descendentes, su burbuja inmobiliaria y sus amenazantes desastres ecológicos. A pesar de las profecías catastrofistas, mientras los perros de la austeridad y de la guerra ladran enloquecidos a lo lejos, la caravana china pasa en lo que el presidente Xi Jinping llama “nuevo modo normal”.

La actividad económica “desacelerada” todavía significa una impresionante tasa de crecimiento anual del 7% en la que es ahora la principal economía del globo. En el interior, una reestructuración económica inmensamente compleja tiene lugar mientras el consumo supera a la inversión como principal impulso del desarrollo económico. Con el 46,7% del producto interno bruto (PIB) la economía de servicios ha sobrepasado la manufactura, que llega a un 44%.

Geopolíticamente Rusia, India y China acaban de enviar a Occidente un poderoso mensaje: están ocupados poniendo a punto una compleja estrategia trilateral para establecer una red de corredores económicos que los chinos llaman nuevas rutas de la seda" a través de Eurasia. Pekín también está organizando una versión marítima de la misma, modelada según las proezas del almirante Zhen He, quien en la dinastía Ming, navegó siete veces por los “mares occidentales”, comandando flotas de más de 200 navíos.

Por el momento Moscú y Pekín trabajan en la planificación de una nueva versión de un tren de alta velocidad del legendario Tren Transiberiano. Y Pekín se ha comprometido a convertir su creciente cooperación estratégica con Rusia en una crucial ayuda financiera y económica si Moscú, asediado por las sanciones, y enfrentando una desastrosa guerra de precios del petróleo, lo pide.

Al sur de China Afganistán, a pesar de los 13 años de guerra que los estadounidenses siguen librando allí, se mueve rápidamente hacia su órbita económica, mientras un oleoducto China-Myanmar planificado aparece como una reconfiguración trascendental del flujo de energía euroasiática a través de lo que he llamado hace tiempo “Ductistán”.

Y esto solo es parte de la frenética acción que forma lo que la dirigencia en Pekín define como "Cinturón Económico de la Nueva Ruta de la Seda" y Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI". Estamos hablando de una visión de creación de una infraestructura potencialmente alucinante, empezada en gran parte desde cero, que conectará China con Asia Central, Medio Oriente y Europa Occidental. Semejante desarrollo incluirá proyectos que van de una actualización de la antigua ruta de la seda a través de Asia Central al desarrollo de un corredor económico Bangladesh-China-India-Myanmar, un corredor China-Pakistán a través de Cachemira, una nueva ruta marítima de la seda que se extenderá por todo el camino del sur de China, como en un camino de Marco Polo al revés, hasta Venecia.

No hay que ver esto como una versión china del siglo XXI del Plan Marshall de EE.UU. para Europa después de la Segunda Guerra Mundial, sino como algo mucho más ambicioso y con un alcance potencial mucho más vasto.

China como megaciudad

Si se considera este frenesí de planificación económica desde Pekín, se termina con una perspectiva inexistente en Europa o en EE.UU. Aquí las vallas publicitarias en rojo y oro promueven la nueva consigna, lanzada con tanto alboroto por el presidente Xi Jinping para el país y el siglo, “el sueño chino” (que recuerda el “sueño estadounidense” de otra era). No hay estaciones del metro que no las tenga. Recuerdan por qué se considera que 65.000 kilómetros de nuevos trenes de alta velocidad son tan esenciales para el futuro del país. Después de todo, no menos de 300 millones de chinos han realizado, en las últimas tres décadas una migración que rompe todos los paradigmas del campo a áreas urbanas en plena explosión en busca de ese sueño.

Se espera que otros 350 millones se pongan en marcha, según un estudio de McKinsey Global Institute. De 1980 a 2010 la población urbana de China creció 400 millones, dejando al país con por lo menos 700 millones de habitantes de las ciudades. Se espera que esa cifra llegue a mil millones en el año 2030, lo que significa un tremendo esfuerzo para las ciudades, la infraestructura, los recursos y la economía en su conjunto así como niveles de contaminación del aire casi apocalípticos en algunas de las principales ciudades.

160 ciudades chinas ya tienen más de un millón de personas. Europa solo tiene 35. No menos de 250 ciudades chinas han triplicado su PIB per cápita desde 1990 mientras la renta disponible ha aumentado en un 300%.

En la actualidad no hay que pensar en China en términos de ciudades individuales sino en grupos urbanos, agrupaciones de ciudades de más de 60 millones de habitantes. El área Pekín-Tianjin, por ejemplo, es en realidad un grupo de 28 ciudades. Shénzhen, la más importante megaciudad de migrantes en la provincia sureña de Guangdong, es ahora también un centro de tránsito en un grupo de ciudades.

De hecho China tiene más de 20 grupos semejantes, cada uno del tamaño de un país europeo. Muy pronto los principales grupos representarán un 80% del PIB de China y un 60% de su población. Por eso el frenesí de trenes de alta velocidad y sus dinámicos proyectos de infraestructura –parte de una inversión de 1,1 billones (millones de millones) de dólares en 300 obras públicas– todos tienen que ver con la administración de esos grupos.

No es sorprendente que este proceso esté íntimamente vinculado con lo que Occidente considera una notoria “burbuja de la vivienda” que en 1998 no podría haber existido. Hasta entonces todas las viviendas eran todavía de propiedad del Estado. Una vez liberalizado, el mercado de la vivienda provocó paroxismos de inversión en la emergente clase media china. Sin embargo, en raras excepciones, los chinos de clase media todavía pueden permitirse las hipotecas porque los ingresos rurales y urbanos también han aumentado.

De hecho el Partido Comunista Chino (PCC), presta cuidadosa atención a este proceso y permite que los agricultores alquilen o hipotequen sus tierras, entre otras cosas, y así financien su migración urbana y sus nuevas viviendas. Ya que estamos hablando de cientos de millones de personas, sin embargo, es posible que haya distorsiones en el mercado de la vivienda, incluso la creación de completas desastrosas ciudades fantasmas con extraños y vacíos centros comerciales asociados.

El frenesí de la infraestructura china es financiado por un pool de inversiones de fuentes del Gobierno central y local, empresas de propiedad estatal y el sector privado. El negocio de la construcción, uno de los mayores empleadores del país, incluye más de 100 millones de personas directa o indirectamente. El negocio de bienes raíces representa hasta un 22% de la inversión nacional total en activos fijos y todo esto está vinculado a la venta de electrodomésticos, menaje y un volumen de negocios anual de un 25% de la producción china de acero, 70% de su cemento, 70% de su vidrio de plancha y 25% de sus plásticos.

Por lo tanto no es de extrañar que durante mi reciente estadía en Pekín los hombres de negocios me aseguraran continuamente que la permanente posibilidad de que la “burbuja de la vivienda estalle” en realidad es un mito en un país en el cual, para el ciudadano promedio, la inversión absoluta son los bienes raíces. Además el vasto impulso de la urbanización asegura, como el primer ministro Li Keqiang destacó en el reciente Foro Económico Mundial en Davos, una “demanda a largo plazo de viviendas”.

Mercados, mercados, mercados

China también está modificando su base manufacturera, que se multiplicó por 18 en las últimas tres décadas. El país sigue produciendo un 80% de los acondicionadores de aire, 90% de sus ordenadores personales, 75% de sus paneles solares, 70% de sus teléfonos celulares y 63% de sus zapatos. La manufactura representa un 44% del PIB chino, empleando directamente más de 130 millones de personas. Además el país ya concentra el 12,8% de la investigación y desarrollo global, mucho más que Inglaterra y la mayor parte de Europa Occidental.

A pesar de todo el énfasis se orienta ahora a un mercado interior en rápido crecimiento, que significará aún más inversión en infraestructuras, la necesidad de la llegada de aún más talento de ingeniería y una base de suministro en rápido desarrollo. Globalmente, a medida que China comienza a enfrentar nuevos desafíos –aumento de los costes laborales, una cadena global de suministro cada vez más complicada y volatilidad del mercado– también emprende un agresivo impulso para pasar de montaje de baja tecnología a manufactura de alta tecnología. La mayor parte de las exportaciones chinas ya son teléfonos inteligentes, sistemas de motorización, coches (y pronto aviones).

En el proceso tiene lugar una transferencia geográfica en la manufactura de la costa sur a China Central y Occidental. La ciudad de Chengdu en la provincia sudoccidental de Sichuan, por ejemplo, se está convirtiendo en un grupo urbano de alta tecnología mientras expande alrededor de firmas como Intel y HP.

Por lo tanto China intenta modernizar audazmente en términos de manufactura, interior y globalmente al mismo tiempo. En el pasado las compañías chinas se han destacado en la entrega de cosas básicas a precios reducidos con niveles aceptables de calidad. Ahora muchas compañías están modernizando rápidamente su tecnología y se mudan a ciudades de segundo y primer nivel mientras las firmas extranjeras, tratando de reducir costes, pasan a ciudades de segundo y tercer nivel.

Mientras tanto, globalmente, los directores ejecutivos chinos quieren que sus compañías lleguen a ser verdaderas multinacionales en la próxima década. El país ya tiene 73 compañías en las 500 de Fortune Global, con lo que se posiciona en el número dos después de EE.UU.

En términos de ventajas chinas hay que recordar que el futuro de la economía global reside claramente en Asia con su aumento récord en ingresos de clase media. En 2009 la región Asia-Pacífico tenía solo un 18% de la clase media del mundo; en 2030, según el Centro de Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, esa cifra aumentará hasta un sorprendente 66%. Norteamérica y Europa tenían el 54% de la clase media global en 2009. En 2030 será solo un 21%.

Sigamos la pista del dinero y también del valor que se obtiene por ese dinero. Por ejemplo, no menos de 200.000 trabajadores chinos estuvieron involucrados en la producción del primer iPhone, supervisados por 8.700 ingenieros chinos. Fueron reclutados en solo dos semanas. En EE.UU. ese proceso habría necesitado más de nueve meses. El ecosistema de manufactura chino es ciertamente rápido, flexible, e inteligente y está respaldado por un sistema educativo cada vez más impresionante. Desde 1998 el porcentaje del PIB dedicado a la educación casi se ha triplicado, el número de universidades se ha duplicado y solo en una década China ha construido el mayor sistema de educación superior del mundo.

Pros y contras

China tiene más de 15 billones de dólares en depósitos bancarios que aumentan en la friolera de 2 billones de dólares al año. Las reservas de moneda extranjera se aproximan a 4 billones de dólares. Todavía no existe un estudio definitivo de cómo circula este torrente de fondos dentro de China entre proyectos, compañías, instituciones financieras y el Estado. Nadie sabe realmente, por ejemplo, cuántos préstamos hace realmente el Banco Agrícola de China. Altas finanzas, capitalismo de Estado y gobierno de un partido se mezclan y combinan todos en el campo de los servicios financieros chinos, en los cuales la realpolitik se une al gran dinero.

Los cuatro grandes bancos de propiedad estatal –Bank of China, Industrial and Commercial Bank of China, China Construction Bank, y Agricultural Bank of China– se han desarrollado todos de organizaciones gubernamentales a entidades semicorporativas de propiedad estatal. Se benefician magníficamente de bienes patrimoniales y conexiones gubernamentales, o guanxi, y operan con una mezcla de objetivos comerciales y gubernamentales. Son los impulsores que hay que considerar cuando se trata del formidable proceso de rediseño del modelo económico chino.

En cuanto al ratio deuda a PIB de China todavía no es gran cosa. En una lista de 17 países se encuentra muy por debajo de los de Japón y EE.UU., según Standard Chartered Bank y a diferencia de Occidente el crédito al consumidor es solo una pequeña fracción de la deuda total. Por cierto, Occidente muestra una particular fascinación por la industria bancaria paralela de China: productos de la administración de riqueza, finanzas soterradas, préstamos fuera del estado de cuentas. Pero semejantes operaciones solo representan cerca de 28% del PIB, mientras, según el Fondo Monetario Internacional, es un porcentaje mucho más elevado en EE.UU.

Es posible que resulte que los problemas de China provengan de áreas no económicas en las que la dirigencia en Pekín ha resultado más propensa a dar pasos en falso. Es, por ejemplo, en la ofensiva en tres frentes, cada uno de los cuales puede tener su propia forma de bumerán: aumentar el control ideológico sobre el país bajo la rúbrica de soslayar “valores occidentales”, reforzar el control de la información en línea y redes de medios sociales, incluyendo el refuerzo de “el gran contrafuegos de China” para controlar internet y aumentar su control sobre minorías étnicas inquietas , especialmente sobre los uigures en la crucial provincia occidental de Sinkiang.

En dos de estos frentes –la controversia sobre “valores occidentales” y el control de Internet– los dirigentes en Pekín podrían obtener muchos más beneficios promoviendo el debate, especialmente entre la vasta cantidad de ciudadanos más jóvenes, bien educados, con conexiones globales, pero la hipercentralizada maquinaria del Partido Comunista Chino no funciona de esa manera.

Cuando se trata de esas minorías en Sinkiang es posible que el problema esencial no tenga que ver con los principios guía de la política étnica del presidente Xi. Según el analista residente en Pekín, Gabriele Battaglia, Xi quiere gestionar el conflicto étnico local aplicando las tres “J”: jiaowang, jiaoliu, jiaorong (“contacto interétnico”, “intercambio” y “mezcla”). Sin embargo lo que representa un impulso desde Pekín a favor de la asimilación han/uigur puede significar poco en la práctica cuando la política cotidiana en Sinkiang es manejada por cuadros han inexpertos que tienden ver a la mayoría de los uigures como “terroristas”.

Si Pekín echa a perder el manejo de su Lejano Oeste, Sinkiang no se convertirá, como se espera, en el nuevo centro pacífico, estable, de una parte crucial de la estrategia de la ruta de la seda. A pesar de todo ya se considera una conexión esencial en la visión de integración eurasiática de Xi, así como un conducto crucial para el masivo flujo de suministros de energía de Asia Central y Rusia. El gasoducto Asia Central-China, por ejemplo, que lleva gas natural de la frontera turkmena-uzbeka a través de Uzbekistán y el sur de Kazajstán, ya está agregando una cuarta línea a Sinkiang. Y uno de los gasoductos Rusia-China acordado recientemente también llegará a Sinkiang.

El libro de Xi

La dimensión y complejidad de la miríada de transformaciones de China, apenas pasan el filtro de los medios de información estadounidenses. Las informaciones en EE.UU. tienden a subrayar la “decreciente” economía del país y el nerviosismo sobre su futuro papel global, la manera en que ha “engañado” a EE.UU. sobre sus intenciones y su naturaleza como una “amenaza” militar para Washington y el mundo.

Los medios de información estadounidenses tienen una fiebre china que conduce a informaciones típicamente febriles que no reflejan el pulso del país o a su líder. Como resultado, se pierde mucho. Una receta podría ser que lean The Governance of China, (una compilación de discursos, conferencias y entrevistas editada por Foreign Language Press el año pasado). Ya es un éxito de ventas de tres millones de copias en su edición en mandarín y ofrece una visión notablemente digestible de lo que significará el muy proclamado “Sueño de China” de Xi en el nuevo siglo chino.

Xi Dada (“Xi Big Bang”, como lo apodan aquí) no es una deidad post-Mao. Se parece más a un fenómeno pop y no es en realidad sorprendente. En este remix “enriquecerse es glorioso”, no se podría lanzar la tarea sobrehumana de reconfigurar el modelo chino siendo un burócrata frio como el acero. En su lugar, Xi ha tocado una vena colectiva al subrayar que la gobernanza del país debe basarse en competencia, no en el uso de información privilegiada y corrupción partidaria, y ha presentado hábilmente la transformación que se propone como un “sueño” al estilo estadounidense.

Tras la estrella pop se encuentra evidentemente un hombre de inteligencia y sustancia que los medios occidentales deberían asumir. Después de todo no se dirige por accidente una semejante historia de éxito económico. Puede ser particularmente importante tomar su medida ya que él ha tomado la medida de Washington y Occidente y ha decidido que la suerte y la fortuna de China se encuentran en otro sitio.
Como resultado, en noviembre pasado oficializó un trascendental cambio geopolítico. Desde ahora Pekín dejará de tratar a EE.UU. o a la Unión Europea como su principal prioridad estratégica y se concentrará en los vecinos asiáticos de China y en los demás países de los BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, en especial en Rusia), también conocidos aquí como “las principales potencias en desarrollo” (kuoda fazhanzhong de guojia). Y solo para que conste, China ya no se considera como un “país en desarrollo”.

No es sorprendente que haya habido últimamente semejante guerra relámpago de megaacuerdos y meganegociaciones chinas a lo largo de “Ductistán”. Bajo Xi, Pekín está cerrando rápidamente la brecha con Washington en el poder de fuego intelectual y económico y a pesar de todo su ofensiva de inversiones globales apenas ha comenzado, incluyendo las nuevas rutas de la seda.

El exministro de exteriores de Singapur, George Yeo, considera que el nuevo orden mundial emergente es un sistema solar con dos soles, EE.UU. y China. La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Obama afirma que “EE.UU. ha sido y seguirá siendo un poder del Pacífico” y señala que “aunque habrá competencia rechazamos la inevitabilidad de un enfrentamiento” con Pekín. Las “principales potencias en desarrollo”, intrigadas como están por el extraordinario ímpetu infraestructural de China, internamente y a lo largo de esas Nuevas Rutas de la Seda, se preguntan si un sistema solar con dos soles podría no funcionar. La pregunta es, por lo tanto: ¿Qué “sol” brillará sobre el planeta Tierra? ¿Podría tratarse, de hecho, del siglo del dragón?


Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge (Nimble Books, 2007), y Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). El nuevo libro de Pepe Escobar es Empire of Chaos . Seguidlo en Facebook .


¿Qué traman los BRICS y Alemania?

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Dijo alguna vez Winston Churchill que sin guerra se sentía perdido. Lo que también extrañaba enormemente era el imperio perdido. El sucesor de Churchill, el Imperio del Caos, se encuentra hoy con el mismo dilema. Sucede que estas guerras por el poder, como la de Ucrania, no suelen ser afortunadas. Sobre todo cuando la caída del imperio se manifiesta, cada vez más, a través de algunas medidas tomadas por ciertos jugadores que se orientan hacia un mundo multipolar.

Todo eso activa evidentemente a todos los grupos de reflexión que conforman el reino de la charlatanería en los EE.UU. y que oscilan entre previsiones que llevan el sello de la CIA acerca de la próxima desintegración de Rusia y el ascenso de la dictadura comunista en China. En síntesis se siguen meciendo en ilusiones (imperialistas) en el poco tiempo que les queda como prolongación de su hegemonía.

El acrónimo que todas esas previsiones no osan revelar es el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Para los amos del Universo que realmente controlan el sistema mundial (o el de los conductos de la energía) existentes, los BRICS son peores que la peste. Es cierto que los BRICS se hallan enfrentados a muchos problemas. Brasil por el momento se encuentra totalmente paralizado por un proceso contraproductivo largo y complejo al que actualmente se agregan las intimidaciones de los lacayos locales del Imperio del Caos por un cambio de régimen. Será largo pero Brasil terminará por recuperarse.

En realidad son los RIC (Rusia, India y China) los verdaderos motores del cambio. A pesar de todas sus enredadas diferencias todos están de acuerdo que no deben enfrentar directamente a la potencia dominante con vistas a establecer un nuevo orden multipolar.

El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS, una decisiva alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) que permitirá a los países en desarrollo desvincularse del dólar estadounidense como moneda de reserva, comenzará a operar antes de fin de año. El NBD financiará proyectos de infraestructuras y desarrollo no solamente en los países del BRICS, sino también en otros países en desarrollo.
Se acaba el Banco Mundial bajo control de los occidentales cuyo capital y capacidad de préstamos jamás fueron aumentados por las potencias de Occidente. Los países del BRICS detentarán el 55% del poder de voto y ninguno de los países tendrá más del 7% de los votos. El punto crucial es que los países en desarrollo también podrían convertirse en socios y obtener préstamos.

¡Estos condenados comunistas!

Un encuentro cordial tripartito está también en preparación. El primer ministro indio Narendra Modi visitará China en mayo próximo e igualmente China encarará un avance sobre los diferendos territoriales. Delhi lleva las de ganar, inversiones masivas de capital y exportaciones a China mientras Pekín quiere aprovechar el inmenso mercado indio y sus conocimientos tecnológicos. Al mismo tiempo China ha ofrecido ayuda económica a Rusia, si Moscú se lo pide, agregándose así a su asociación estratégica en plena evolución.

El pivote hacia Asia lanzado por el Pentágono está por lo tanto listo para ir a ninguna parte. Es preciso decir que la intimidación ejercida contra los países del sureste asiático, el sur de Asia y hasta el este asiático para transformarlos en simples vasallos del Imperio del Caos, oponiéndose a China por sobre el mercado, está desde el principio condenado al fracaso. A lo que debe agregarse el cuento de hadas que pretendía remilitarizar al Japón para convertirlo en una potencia capaz de contener a China.

La voluntad de aislar a la dictadura comunista no se disipará. Solo hay que pensar, por ejemplo en el TGV (Tren de alta velocidad, N. de T.) que unirá próximamente Kunming, en la provincia de Yunnan, con Singapur, pasando por un sector estratégico del sureste asiático al que Washington solo consideró siempre como una serie de Estados clientes. En el Asia del siglo XXI que se despliega todo es cuestión de interconexiones y China se mantiene como el inexorable sol que irradia esta galaxia.

En momentos en que China intenta poner a punto un aspecto extremadamente complejo de su modelo de desarrollo económico, como expliqué anteriormente. El monopolio que ejercía China en el área de productos de baja gama y que hasta ahora constituía su base industrial está emigrando hacia los países en desarrollo y sobre todo alrededor de la cuenca del océano Índico. Se trata de una buena nueva para el gran Sur, que incluye a países africanos como Kenia y Tanzania, así como algunas regiones del sureste de Asia y de América Latina.

Es probable que a título puramente comercial el Imperio del Caos no sea desterrado de Asia. Pero los días felices de su economía en ese continente, como padrino político que le ofrecía su protección, están contados.

La versión china de ir hacia Occidente se remonta a 1999. De los diez puertos de contenedores del mundo, no menos de siete son chinos (los otros son Singapur, Roterdam y Pusan, en Corea del Sur). La lectura del duodécimo plan quinquenal de China, que concluye en 2015, permite comprobar que ha alcanzado, y hasta superado, la mayor parte de los objetivos establecidos en él, ocupar una posición dominante en los siete sectores tecnológicos más importantes.

El banco chino dejará fluctuar cada vez más el yuan con respecto al dólar estadounidense. De tanto en tanto se irá desprendiendo de cantidades de dólares. La relación con el dólar estadounidense, que ya lleva veinte años, se detendrá. La nación comercial más grande del planeta, que es al mismo tiempo la segunda economía mundial, no puede permitirse seguir atada a una sola divisa. Pekín sabe demasiado bien que su dependencia del dólar amplía cualquier choque externo sobre la economía china.

Sykes-Picot revivido

Un proceso paralelo al del sureste asiático se producirá también en Medio Oriente, es decir, el desmantelamiento del Estado-nación, o dicho de otro modo el desbarajuste de los acuerdos Sykes-Picot que datan de hace cien años. ¡Qué contraste con la vuelta al Estado-nación en Europa!

Algunos murmuran que Obama personifica la versión remozada de Sykes y que Putin representa la de Picot. No es así. En los hechos es el Imperio del Caos que pone en juego el nuevo Sykes-Picot reconfigurando directa o indirectamente al Gran Medio Oriente. El exjefe de la OTAN, el general Wesley Clark, ha revelado recientemente lo que ya todos sabían, es decir, que ese falso califato llamado EIIS/EIIL/Daesh está financiado por amigos de EE.UU. como Arabia Saudí, Catar, Turquía e Israel. Ya que el ministro israelí de Defensa Moshe Yaalon ha reconocido que el EIIS no amenaza los intereses de Israel. El Daesh deshilacha en realidad los acuerdos Sykes-Picot por cuenta de EE.UU.

El Imperio del Caos ha tratado activamente de desintegrar Irak, Siria y especialmente Libia. He aquí que ahora el jefe de la casa saudí, el bastardo que la encabeza, el rey Salman no es otro que el antiguo reclutador yihadista Abdul Rasul Sayyaf, el salafista afgano que era el cerebro que estaba detrás de Osama Bin Laden y de Khalid Cheikh Mohammed, el presunto director de los atentados del 11-S.

No es otra cosa que un clásico ejemplo del Imperio del Caos en acción (las naciones indispensables prefieren la dilapidación a la edificación del país). La salvaje dilapidación de los países, aunque habrá otros, de Asia Central en el Yinhiang de China, sin olvidar a Ucrania, alias “Nulandistan”.
Partes del Af-Pak (Afganistán y Pakistán) podrían convertirse en sucursales del EIIS/EIIL/Daesh en las mismas fronteras de India, China e Irán.

Desde el punto de vista del Imperio del Caos, el potencial baño de sangre en los Balcanes euroasiáticos, para citar al eminente rusófobo Zbig, tablero, Brzezinski, es una proverbial oferta imposible de rechazar.

Mientras tanto Rusia y China continuarán privilegiando la integración euroasiática, consolidando la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y la coordinación interna de los BRICS y poniendo al mismo tiempo sus servicios de inteligencia al servicio de los califas y sus brutos.

La administración de Obama hace bien en querer llegar a un acuerdo nuclear con Irán. Rusia y China ya han estado en Irán. El ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, estuvo allí hace dos semanas destacando que Irán constituye una de las prioridades de China en materia de política exterior por su gran importancia estratégica. Antes o después Irán formará parte de la OCS. China ya tiene el negocio del oro en Irán igual que Rusia que le vende armas y le construye centrales nucleares.

¿Berlín-Moscú-Pekín?

Y también está el tema de Alemania. Esta exporta hoy en día el 50% de su producto bruto interno (PBI) mientras que en 1990 era solo el 24%. Durante los últimos 10 años el crecimiento de Alemania se ha basado en las exportaciones. He aquí, por lo tanto, una economía colosal que necesita los mercados mundiales para seguir prosperando. La Unión europea (UE), ya está exangüe, por definición, para responder a esas expectativas.

Los destinatarios de las exportaciones alemanas están cambiando. Solo el 40% de las exportaciones se destinan a la UE, con tendencia a reducirse. El verdadero crecimiento se encuentra en Asia. En consecuencia en la práctica Alemania se está alejando de la zona euro. Eso no significa, sin embargo, que la esté abandonando, lo que se interpretaría como una vil traición hacia el tan cacareado proyecto europeo.

Esta situación comercial pone en evidencia la verdadera razón por la que Alemania se muestra tan dura con Grecia: o capituláis totalmente o abandonáis la zona euro. Lo que quiere Alemania es mantener su asociación con Francia y su dominio sobre los países europeos del este en tanto que economías satélites, incluyendo a Polonia. Es de esperar por lo tanto que Grecia, España, Portugal e Italia se enfrenten a un muro de intransigencia. Una ilustración elocuente de que la integración europea solo funciona mientras Alemania dicta todas las reglas.

El doble fiasco comprobado en Grecia y Ucrania ha puesto palos en las ruedas que han dejado al descubierto todas las fallas de la hegemonía de Berlín en Europa, es lo menos que puede decirse. Berlín se ha desvelado a menudo a causa de la real pesadilla de una guerra fomentada por los estadounidenses contra Rusia en las regiones fronterizas del este de Europa. No es sorpresivo por lo tanto que Angela Merkel haya emprendido un apresurado viaje a Moscú.

En el plano diplomático Moscú ha salido ganando. Rusia también ha ganado a causa de que Turquía, cansada de ver bloqueados sus esfuerzos para unirse a Europa por (¿quién si no?) Alemania y Francia, ha decidido girar hacia Eurasia, burlándose de la OTAN e incrementando sus relaciones con Rusia y China.

Todo esto se ha producido en el marco de un giro mayor sobre el tablero del “ductistán” (la trama de oleoductos de la región, N. de T.). Luego de haber negociado hábilmente el reordenamiento del gasoducto South Stream para instalar un Turk Stream, hasta la frontera griega, Putin y el primer ministro griego Tsipras han acordado prolongar un gasoducto desde la frontera turca hasta el sur de Europa pasando por Grecia. De modo que Gazprom no solo se hallará sólidamente instalado en Turquía, sino también en Grecia y por lo tanto con una enorme importancia estratégica para el “ductistán” europeo.

Tarde o temprano Alemania deberá responder a un imperativo categórico: ¿cómo mantener masivos superávit comerciales si deja desmoronarse a sus socios comerciales europeos? La única respuesta posible es aumentando los intercambios comerciales con Rusia, China y el sureste asiático. Tardará tiempo y el camino se hallará sembrado de obstáculos salvo que se cree un eje económico comercial Berlín-Moscú-Pekín (los “RC” de los BRICS y Alemania) que sea inevitable.

Y no, este tipo de cosas no se leerán en las delirantes previsiones del reino de la charlatanería estadounidense.


Pepe Escobar es un periodista brasileño de Asia Times y Al-Jazeera. Es también autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007); Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009) y Empire of Chaos (Nimble Books, 2014).


El Papa no puede revolucionar la situación de la mujer en la iglesia

Ivone Gebara
www.adital.com.br/130315

Adital: Observamos pronunciamientos del Papa Francisco en apoyo a una mayor participación de la mujer en la vida sacerdotal, aunque sepamos que en muchos casos su voluntad choca con el conservadurismo de la Curia Romana. ¿Podemos esperar algún cambio concreto en ese sentido para su papado?

Ivone Gebara: Creo que antes de hablar de los pronunciamientos del Papa Francisco sobre las mujeres, es preciso recordar tres puntos para que tengamos un poco más de claridad sobre la situación actual de la Iglesia Católica Romana. El primero de ellos tiene el objetivo de recordar que la función de las leyes eclesiásticas y de los dogmas es también ejercer una cierta contención en la vida de los fieles. Se determina qué debe ser objeto de creencia para evitar la multiplicidad de interpretaciones y conflictos, que fragmentaron y fragmentan la comunidad de fieles.

Sin embargo, no se puede olvidar que las leyes, dogmas e interpretaciones nacen en contextos históricos determinados. Éstos son mutables y nunca deberían ser establecidos como normas absolutas o como voluntad divina, como ha ocurrido. Surge de ahí el segundo punto, que se refiere al hecho de que se legitiman esas nuevas leyes y creencias como voluntad de Dios o de Jesucristo. Esas voluntades, según muchos, son inmutables. Se establece así un argumento de autoridad pronunciado o promulgado por el magisterio de la Iglesia.

Y el último punto que puede observarse claramente es que ese magisterio es masculino y, en general, anciano y celibatario. Las mujeres no participan directamente de él como si por orden divina debieran ser excluidas. Esta estructura e interpretación patriarcal, considerada sagrada, dificulta los cambios más significativos en la actual cultura eclesiástica transmitida al pueblo. A partir de ahí, se puede situar la cuestión en relación con las mujeres.

El Papa Francisco tiene buena voluntad, procura entender algunas reivindicaciones de las mujeres, pero, viviendo dentro de una tradición sagrada masculina, no tiene condiciones para dar pasos revolucionarios para promover de hecho la innovación necesaria para el mundo de hoy. Él es fruto de su tiempo, de su formación clerical y de los límites que la engloban. Me atrevo a decir que es la comunidad cristiana y, en este caso, la católica romana, esparcida por tantos lugares, la que debería ir exigiendo de sus líderes cambios de comportamiento a partir de sus vivencias. Comenzar por abajo, aunque los de arriba también pueden ayudar, en la medida en que sean más sensibles y receptivos a las señales de cada tiempo y de cada espacio, es un camino para ajustarnos a las necesidades actuales de las mujeres y de los hombres de nuestro tiempo.

Adital: En su nuevo libro “Evangelio e Institución”, el monje Marcelo Barros afirma que la Iglesia Católica debería retornar a sus orígenes (primeros siglos), cuando las mujeres ejercían un papel más activo en la Iglesia. En su opinión, ¿cómo debería ser esa reinserción?

Ivone Gebara: Pienso que la idea de ”retorno”, en este caso, retorno a los orígenes cristianos, debe ser revisada, pues muchas veces podemos caer en anacronismos, incluso involuntarios. La referencia a los orígenes es una especie de nostalgia de algo bueno que se gustaría tener. Es una esperanza en forma de discurso sobre los orígenes.

En general, pensamos que el antes, el pasado, los orígenes, son siempre más coherentes y verdaderos. La vuelta al útero materno, por ejemplo, es una aspiración de pretendida paz del deseo humano, como si ’en aquel tiempo’ todo hubiera estado bien. En realidad, en los orígenes, podemos encontrar muchas cosas, inclusive aberraciones e inadecuaciones para nuestro tiempo. Cada tiempo es un tiempo y tiene sus grandezas y sus miserias.

El tiempo “que se llama hoy” es nuestro tiempo real y en él debemos buscar nuevas formas de convivencia, teniendo conciencia de que éste es, como otros, un tiempo limitado. No se trata, por lo tanto, de una reinserción de las mujeres en la Iglesia, como si las mujeres tuvieran que insertarse en un lugar que no es el suyo. Además, el lenguaje eclesiástico y el lenguaje de muchos de nosotros evidencia la dificultad de reconocer a la Iglesia como una comunidad de hermanas y hermanos que viven una diversidad de situaciones. A veces tengo la impresión de que el término Iglesia significa para muchos, prioritariamente, la jerarquía, las funciones de poder y la autoridad.

El Papa Francisco ya defendió una mayor participación femenina en la Iglesia, pero descartó el permiso de las mujeres para ejercer el sacerdocio.

Es preciso afirmar que lo que está ocurriendo hoy tiene que ver con un movimiento cultural y social mundial, que viene mostrando un protagonismo y un papel femenino diferente de aquel que conocíamos hasta pocos años atrás. Ser sólo madre o hija o esposa u ocuparse de las cosas domésticas ya no corresponde a la realidad actual de las mujeres. Las identidades femeninas están pasando por una mutación muy grande.

Otro aspecto importante es el de percibir los límites de la pregunta sobre en qué Iglesia nosotras mujeres queremos insertarnos o reinsertarnos. Da hasta la impresión de que la Iglesia es una realidad fuera de nosotros. Por eso, muchos afirman que “nosotros somos Iglesia” y quieren vivir en la práctica esta afirmación. ¿Sería sólo retórica? En mi opinión, sí y no.

Sí, en la medida en que el discurso de muchos no corresponde a los comportamientos que se viven cotidianamente de las relaciones humanas. No, en la medida en que se percibe el compromiso de muchos en buscar caminos de mayor participación e igualdad en las relaciones de la comunidad eclesial. La cuestión de la igualdad entre los seres humanos es insoluble.

Hablar de igualdad significa buscar, en cada nuevo contexto y en cada nuevo momento de la historia, sanar el egoísmo visceral que nos lleva a preferir siempre nuestros intereses en detrimento de los demás. Creamos la esclavitud de todos los tipos, establecemos colores y etnias superiores unas a otras, sexos superiores a otros, orientaciones sexuales más normales que otras. Y quien está del lado del poder y de la normalidad no duda en mantener relaciones excluyentes y culpabilizar a “los diferentes” por muchos males del mundo. No existe una pre definición de igualdad.

Lo que nosotras, pensadoras feministas, hacemos es alertar a las personas para no establecer modelos teóricos e idealistas y mostrarlos como metas absolutas a ser alcanzadas. Esto no funciona. Lo que parece que ha surtido algún efecto es colocarnos en estado de educación continúa, una educación que despierte en nosotros el valor de cada ser, sin la tentación de querer justificar a partir de visiones jerárquicas pre establecidas.
El Papa Francisco ya defendió una mayor participación femenina en la Iglesia, pero descartó el permiso de las mujeres para ejercer el sacerdocio.

Adital: ¿Qué es la Teología Feminista? ¿Cómo esa corriente de pensamiento entiende el mundo actual? ¿Cuáles son los desafíos en este comienzo de siglo XXI?

Ivone Gebara: El gran esfuerzo de la mayoría de las teologías feministas ha sido el de denunciar el absolutismo de las interpretaciones bíblicas y teológicas del pasado, aún vigentes en la mayoría de las Iglesias. Interpretaciones absolutistas son aquellas que usan a Dios y a las Escrituras para justificar su ideología de mantenimiento de poderes y privilegios religiosos, muchas veces disfrazados con capas de santidad y solidaridad. Esos poderes son ejercidos en nombre de Dios y son controladores de los cuerpos femeninos, tanto a nivel individual como cultural y social.

El control religioso de los cuerpos se da, en primer lugar, en el interior de la dimensión simbólica de la vida simbólica, o sea, en la estructura subjetiva, en la que valores y culpas se entrelazan y convierten a la persona en cautiva de un imaginario impuesto de afuera hacia dentro. Jugar con la voluntad de Dios para manipular cuerpos queriendo mantener un orden imaginario denominado divino es impedir el derecho al pensamiento y a la libertad.

Afirmar a Dios como masculino, afirmar que existe una voluntad poderosa pre-existente, justificar el sacerdocio masculino a partir del sexo de Jesús, valorizar el cuerpo masculino como el único capaz de representar el cuerpo de Dios son afirmaciones teológicas aún vigentes que tocan, en forma especial, los cuerpos femeninos. Estas afirmaciones son, muchas veces, productoras de violencia, de exclusión y del cultivo de relaciones de sumisión ingenua a la autoridad religiosa.

Lamentablemente, en este comienzo de siglo, el espacio dado a las teologías feministas está muy restringido. Su acceso a los centros de formación teológica oficial en América Latina es bastante limitado. Por eso, está ocurriendo una migración significativa de los lugares de producción teológica hacia afuera de las instituciones oficiales, ya que las formas de control eclesiástico parecen desconocer los avances vividos por las mujeres a nivel nacional y mundial.

Adital: El mundo todavía convive con los femenicidios (muchos de los cuales terminan impunes), mutilaciones genitales, poca participación femenina en la política... ¿Cuáles son los principales obstáculos para la plena dignidad femenina en la actualidad?

Ivone Gebara: La producción de la violencia cultural y social contra grupos considerados inferiores por las razones más diversas es una constante en las culturas humanas. La afirmación de la superioridad de unos en relación con los otros, las jerarquías de raza, género, cultura, de saberes y poderes son parte de la historia humana. Las mujeres fueron y son, en muchas culturas, consideradas seres subalternos, dependientes, objetos de la voluntad masculina, aunque actualmente los discursos oficiales de los Estados y de las religiones hablen de igualdad en la diferencia.

Muchos adeptos a los discursos igualitarios son capaces de denunciar, por ejemplo, la mutilación genital, sin duda una aberración y un delito, pero no son capaces de darse cuenta de la producción de violencia contra los cuerpos femeninos en los discursos de bondad difundidos por las diferentes expresiones del Cristianismo. Denuncian los asesinatos de mujeres, la violencia física directa, los femenicidios, pero no perciben que la reproducción de violencia contra las mujeres está todavía muy presente en los procesos educacionales.

La marca jerárquica excluyente, presente en nuestras relaciones, sin duda necesaria para la continuidad de la actual forma de capitalismo, mantiene socialmente esa violencia. Necesita de ella y de otras para continuar fabricando nuevas formas de privilegio y exclusión social. Las mujeres a pesar de las muchas conquistas de los últimos años todavía son, en el imaginario de la cultura capitalista económica y social, buenos chivos o cabras expiatorias para ser acusadas de incompetencia en los asuntos públicos. Esa cultura excluyente, presente en las instituciones sociales y culturales es, sin duda, un obstáculo para que hombres y mujeres construyan nuevas relaciones y reconozcan sus diferentes dones y saberes.

Adital: Algunos movimientos feministas, para obtener espacio, utilizan como estrategia producir un shock en la sociedad, exponiendo el cuerpo desnudo, autodenominarse “putas”... ¿Cómo entiende usted esa forma de protesta? ¿Es válida, válida con salvedades o colabora negativamente al movimiento feminista?

Ivone Gebara: Hay una ingenuidad en los analistas de los movimientos sociales en la medida en que pretenden limitar las protestas y reivindicaciones a sus propias concepciones de decencia, de lo permitido y de lo prohibido. Es claro que nos chocamos con el quebrantamiento de los grupos en las manifestaciones de calle y reclamamos cuando eso entorpece nuestra vida cotidiana. Es claro que el diálogo sobre las reivindicaciones sería el mejor camino.

Pero no siempre el sistema capitalista reconoce el mejor camino, y él mismo incita a la violencia sin control, aquella que deja salir lo peor de nosotros contra los demás, aquella que es capaz de bombardear campos de arroz y destruir obras de arte milenarias, aquella que me lleva a robar a mi mejor amigo y mandar a matar a aquel que entorpece mis planes políticos. Muchas formas radicales de protesta de las mujeres nos chocan porque no estamos habituados a un comportamiento público de las mujeres, sobre todo cuando exponen el cuerpo desnudo como forma de protesta.

El cuerpo desnudo de las mujeres continúa siendo expuesto para vender mercaderías masculinas, para excitar deseos, pero ese desnudo es soportable por la mayoría. Ese desnudo aprobado por el mercado da dinero y favorece emprendimientos económicos, puede ser como máximo criticado por algunos religiosos puristas. Sin embargo, ¿quién se preguntó por qué ese grupo de mujeres se autodenominó “putas”? ¿Cuál es su historia? ¿Qué reclaman con su irreverencia? Google puede hasta dar una respuesta breve a esas pertinentes preguntas. Esas formas de protesta, pienso, no afligen al movimiento feminista mundial, ya que éste es plural y tiene formas variadas de expresión.

Adital: Durante las últimas elecciones brasileras, algunos analistas políticos afirmaron que una de las razones enfrentadas por Dilma Rousseff para su reelección se debió al hecho de que es mujer. La afirmación suena un poco extraña, vista la presencia de mujeres en la Presidencia de países como Argentina, Chile, Alemania... En su opinión, ¿esa afirmación tiene sentido? Nosotros, los brasileros, ¿todavía somos un país machista?

Ivone Gebara: Creo que, en la mayoría de los países del mundo, inclusive las figuras femeninas tradicionales fuertes como Margaret Thatcher e Indira Gandhi vivieron los límites del poder impuestos por la condición femenina. De hecho, hay un cierto susto de tener a una mujer en el tope del poder de una nación. Recluidas en los límites de la vida privada para el ascenso público el recorrido es grande por demás. Tal vez el título de reina sea hasta más soportable porque está involucrado con todos los aspectos fantasiosos del pasado y de la actual disminución real de ese poder. En ese sentido, es casi espontáneo atribuirle al gobierno de una mujer deficiencias, flaquezas y otras cosas por el estilo.

Dilma Rousseff enfrenta, como otras mujeres, las dificultades de estar en el tope político de la nación. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas no ve es que la política de un país no depende sólo de la o del presidente, sino que depende igualmente de las fuerzas económicas y políticas en juego, así como de la participación de los ciudadanos. Combinar políticas y prebendas, intereses corporativos y bien común, partidos de intereses sectarios con la administración de un país de proporciones continentales es un difícil juego de ajedrez.

De hecho, el machismo persiste en Brasil, pero la falta de carácter y de visión del bien común es una enfermedad mucho más difundida y peligrosa. Asola a políticos y empresarios, contagia a la clase media y a las clases populares, se instala en las instituciones sociales y en las iglesias como plaga a ser combatida diariamente.

Adital: A fin del año pasado, asistimos a la infeliz declaración de un parlamentario brasilero, que afirmó que “no estupraría” a una colega parlamentaria sólo “porque así no lo quería”. ¿Cómo analiza usted este y otros casos parecidos?

Ivone Gebara: La falta de carácter y de visión del bien común convierte a hombres y mujeres en ciegos a cualquier visión humanista de respeto a todo ser humano en la igualdad y en la diferencia de unos en relación con otros.

El parlamentario brasilero que usó ésa y otras expresiones durante sesiones de la Cámara se mantiene en el poder porque la cultura política brasilera lo permite. Él es útil al ’vale todo’, que se puede ver en las acciones y discursos de los políticos. La falta de decoro parlamentario es moneda de intercambio de privilegios políticos y satisface a aquellos que buscan la justicia y la injusticia por sus propias manos. En esa situación, las mujeres no están exentas de esos pecados, aunque los cometan con menor intensidad pública. Somos todas y todos esa mezcla contradictoria y paradójica y es dentro de ella que podemos encontrar caminos que hagan la vida ciudadana algo más respetado.


Sumak Kawsay: El Buen Vivir y sus 13 Principios

www.ecoportal.net/180315

Vivir Bien o Buen Vivir, es la vida en plenitud. Es saber vivir en armonía y equilibrio, en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia. Y ese justamente es el camino y el horizonte de la comunidad; implica primero saber vivir y luego convivir. No se puede Vivir Bien si los demás viven mal, o si se daña la Madre Naturaleza. Vivir Bien significa comprender que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto.

Los trece principios para vivir bien o vivir en plenitud

¿Cuáles serían los requisitos indispensables como ejercicios cotidianos para vivir en plenitud? Se resumen en los siguientes.

1. Suma Manq aña

Saber comer, saber alimentarse, no es equivalente a llenar el estómago; es importante escoger alimentos sanos, cada luna nueva se ayuna; y en la transición del mara (ciclo solar) se debe ayunar cinco días (dos días antes y dos días después del Willka Ura (día del sol Solsticio de Invierno).

En la cosmovisión andina todo vive y necesita alimento, es por eso que a través de las ofrendas damos alimentos también a la Madre Tierra, a las montañas, a los ríos. La Madre Tierra nos da los alimentos que requerimos, por eso debemos comer el alimento de la época, del tiempo, y el alimento del lugar.

2. Suma Umaña

Saber beber. Antes de beber se inicia con la challa, dando de beber a la Pachamama, a los achochillas, a las awichas. Beber, tomar, challar completarse (chuymar montaña, chuymat apsuña, chuymat sartaña jawirjam sarantañataki) entrar al corazón, sacar del corazón y emerger del corazón para fluir y caminar como el rio.

3. Suma Thokoña

Saber danzar, entrar en relación y conexión cosmotelúrica, toda actividad debe realizarse con dimensión espiritual.

4. Suma Ikiña

Saber dormir. Se tiene que dormir dos días, es decir dormir antes de la media noche, para tener las dos energías; la de la noche y la de la mañana del día siguiente, la energía de dos días. En el hemisferio sur se tiene que dormir la cabeza al norte, los pies al sur, en el hemisferio norte la cabeza al sur y los pies al norte.

5. Suma Irnakaña

Saber trabajar. Para el indígena originario el trabajo no es sufrimiento, es alegría, debemos realizar la actividad con pasión, intensamente (Sinti pacha).

6. Suma Lupiña

Saber meditar, entrar en un proceso de introspección. El silencio equilibra y armoniza, por lo tanto el equilibrio se restablece a través del silencio de uno (Amiki) y se conecta al equilibrio y silencio del entorno, el silencio de uno, se conecta con el silencio del entorno (Ch?uju) y como consecuencia de esta interacción y complementación emerge la calma y la tranquilidad.

7. Suma Amuyaña

Saber pensar. Es la reflexión, no sólo desde lo racional sino desde el sentir; uno de los principios aymaras nos dice: jan piq armtasa chuman thakip saranlañani (sin perder la razón caminemos la senda del corazón).

8. Suma Munaña, Munayasiña

Saber amar y ser amado, el proceso complementario warmi chacha, el respeto a todo lo que existe genera la relación armónica.

9.  Suma Ist aña

Saber escuchar. En aymara istaña no sólo es escuchar con los oídos; es percibir, sentir, escuchar con todo nuestro cuerpo; si todo vive, todo habla también.

10. Suma Aruskipaña

Hablar bien. Antes de hablar hay que sentir y pensar bien, hablar bien significa hablar para construir, para alentar, para aportar, recordemos que todo lo que hablamos se escribe en los corazones de quienes lo escuchan, a veces es difícil borrar el efecto de algunas palabras; es por eso que hay que hablar bien.

11. Suma Samkasiña

Saber soñar. Partimos del principio de que todo empieza desde el sueño, por lo tanto el sueño es el inicio de la realidad. A través del sueño percibimos la vida. Soñar es proyectar la vida.

12. Suma Sarnaqaña

Saber caminar. No existe el cansancio para quien sabe caminar. Debemos estar conscientes de que uno nunca camina solo; caminamos con el viento, caminamos con la Madre Tierra, caminamos con el Padre Sol, caminamos con la Madre Luna, caminamos con los ancestros y con muchos otros seres.

13. Suma Churaña, suma Katukaña

Saber dar y saber recibir. Reconocer que la vida es la conjunción de muchos seres y muchas fuerzas. En la vida todo fluye: recibimos y damos; la interacción de las dos fuerzas genera vida. Hay que saber dar con bendición, saber dar agradeciendo por todo lo que recibimos.


Agradecer es saber recibir; recibir el brillo del Padre Sol, la fuerza de la Madre Tierra, fluir como la Madre Agua y todo lo que la vida nos da.