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Diez lecciones posibles tras la destitución de Dilma Rousseff


Leonardo Boff

www.cpalsocial.org/290916

  

Seguramente es pronto todavía para sacar lecciones de la cuestionable destitución que ha inaugurado una nueva tipología de golpe de clase vía parlamento. Estas primeras lecciones podrán servir a los que aman la democracia y respetan la soberanía popular, expresada por elecciones libres, y no en último lugar al PT y aliados.



Los que detentan el tener, el poder y el saber que se ocultan detrás de los golpistas, se caracterizan por no mostrar aprecio a la democracia y dejar de lado la situación de clamorosa desigualdad del pueblo brasilero.



La primera lección es alimentar la resiliencia, es decir, resistir, aprender de los errores y derrotas y darles la vuelta. Esto implica una severa autocrítica, nunca hecha con rigor por el PT. Es necesario tener claro qué proyecto de país se quiere implementar



Segunda lección: reafirmar la democracia, la que gana las calles y plazas, contrariamente a la democracia de baja intensidad, cuyos representantes, con excepciones, son comprados por los poderosos para defender sus intereses corporativos.



Tercera lección: convencerse de que un presidencialismo de coalición es un fracaso, pues desfigura el proyecto e induce a la corrupción. La alternativa es una coalición de los gobernantes con los movimientos sociales y sectores de los partidos populares y desde ella presionar a los parlamentarios.



Cuarta lección: convencerse de que el capitalismo neoliberal, en la fase actual de altísima concentración de la riqueza, está hiriendo a las sociedades centrales y destruyendo las nuestras. El neoliberalismo atenuado, practicado en los últimos 13 años por el PT y aliados, permitió hacer la mayor transformación social de la historia de Brasil, mejorando la vida de casi 40 millones de personas, con el aumento de los salarios, facilidad de crédito, desgravaciones fiscales, pero en el fondo se ha mostrado insuficiente. Gran error del PT: no haber explicado nunca que aquellas acciones sociales eran fruto de una política de Estado.

Por eso creó antes consumidores que ciudadanos conscientes. Permitió adquirir bienes personales, pero mejoró poco el capital social: educación, salud, transporte y seguridad. Bien lo dijo frei Betto: se generó «un paternalismo populista que se inició cuando se cambió el programa Hambre Cero, un programa emancipatorio, por el de Bolsa Familia, compensatorio; se pasó a dar el pez sin enseñar a pescar». En el actual gobierno pos-golpe, la política económica neoliberal radicalizada por ajustes severos, recesiva y lesiva de los derechos sociales seguramente va a devolver al hambre y la miseria a los que fueron sacados de ellas.



Quinta lección: es urgente dar centralidad a la educación y a la salud. El gobierno Lula-Dilma avanzó en la creación de universidades y escuelas técnicas. Un pueblo enfermo e ignorante nunca dará un salto cualitativo hacia una prosperidad sostenible.



Sexta lección: ponerse valientemente al lado de las víctimas de la voracidad neoliberal, denunciando su perversidad, desmontando su lógica excluyente, yendo a las calles, apoyando demostraciones y huelgas de los movimientos sociales y de otros segmentos.



Séptima lección: sospechar de todo lo que viene de arriba, generalmente fruto de políticas de conciliación de clases, hechas de espalda y a costa del pueblo. Estas políticas vienen bajo el signo de más de lo mismo. Prefieren mantener al pueblo en la ignorancia para facilitar la dominación y la acumulación y debilitan cualquier espíritu crítico.



Octava lección: es urgente proyectar la utopía de otro Brasil, sobre otras bases, la principal de ellas, la originalidad y la fuerza de nuestra cultura, dando centralidad a la vida de la naturaleza, a la vida humana y a la vida de la Madre Tierra, base de una biocivilización. El desarrollo/crecimiento, necesario para atender, no los deseos, sino las necesidades humanas, debe estar al servicio no del mercado sino de la vida y de salvaguardar nuestra riqueza ecológica. Concomitantemente urge hacer reformas básicas, de la política, de la tributación, de la burocracia, de la reforma del campo y de la ciudad etc.



Novena lección: para implementar esa utopía es indispensable una coalición de fuerzas políticas y sociales (movimientos populares, segmentos de partidos, empresarios nacionalistas, intelectuales, artistas e iglesias) interesadas en inaugurar lo nuevo viable, que de cuerpo a la utopía de otro tipo de Brasil.



Décima lección: ese nuevo viable tiene un nombre: la radicalización de la democracia que es el socialismo de cuño ecológico, por tanto, ecosocialismo. No el totalitario de Rusia ni el desfigurado de China que, a decir verdad, niegan la naturaleza del proyecto socialista. Sino el ecosocialismo que busca realizar potencialmente el noble sueño de cada uno: dar lo que puede y recibir lo que necesita, incluyendo a todos, también a la naturaleza.



Este proyecto debe ser implementado ya ahora. Como expresó la ancestral sabiduría china, repetida por Mao: «si quieres recorrer mil pasos, empieza ahora a dar el primer paso». Sin ello jamás haremos el camino hacia el destino deseado. La crisis actual nos ofrece esta especial oportunidad que no debe ser desperdiciada. Ella se da pocas veces en la historia y ahora es una de ellas.


El nuncio Coppola y el momentum de la Iglesia  


Bernardo Barranco V.

www.jornada.unam.mx/051016



La nunciatura apostólica es la representación oficial del Papa, un servicio de misión diplomática de máximo rango de la Santa Sede ante los estados con los que mantiene relaciones internacionales. Como responsable de la nunciatura se encuentra el nuncio o legado; en términos políticos es el embajador papal, pero según el derecho canónico, nos. 262-367, sus tareas más importantes son eclesiales.



El papa Francisco va más allá y señala que el nuncio es ante todo un pastor. En un mensaje a todos los representantes pontificios, en la imponente Sala Clementina, el pasado 17 de septiembre, el Papa sentenció: Mirar, analizar e informar son verbos esenciales, pero no suficientes en la vida de un nuncio. Es necesario también ir al encuentro, escuchar, dialogar, simpatizar y empatizar con la población y con la Iglesia.



También les pide humildad; no basta señalar con el dedo o agredir a quien no piensa como nosotros –les dijo–, esto es una mísera táctica de las actuales guerras políticas y culturales, pero no puede ser el método de la Iglesia. Y al estilo de Francisco, pide que la nunciatura sea la casa del Papa para todos, no sólo para su tradicional fiesta anual, ni para los diplomáticos ni hombres de poder, sino que sea imagen evangélica del buen pastor. Además les ordena a los nuncios huir de las intrigas de los chismosos y de los trepas (vatican.va).



Franco Coppola, nuevo nuncio en México, no es un improvisado. Es un religioso de larga carrera diplomática. Tiene una amplia trayectoria internacional y ha sabido lidiar las complejas vicisitudes de la República Centroafricana, su última responsabilidad diplomática; que no sólo es uno de los países más pobres del mundo, sino también en guerra civil desde 2012. Las imágenes de la visita de Francisco a la nunciatura nos muestran una residencia austera que contrasta con la representación en la ciudad de México. El traslado a México es obra del papa Francisco, quien no sólo reconoce su labor, sino sus cualidades. ¿Cuál es el perfil requerido para una Iglesia como la mexicana? La jerarquía católica mexicana no es fácil y tiene fama de ser tan conservadora como liosa.



Coppola se convertirá en México de un nuncio misionero en un nuncio réferi, con un marcado acento político, tanto en el interior de la Iglesia como en su relación ante un gobierno distanciado. Coppola llega a un país que atraviesa uno de los momentos críticos más delicados de las últimas décadas. La crisis económica, la violencia, la corrupción e inseguridad azotan al país como las plagas bíblicas. Un gobierno federal con un bajísimo nivel de aceptación ciudadana y un presidente cuyo liderazgo se ha erosionado. Y para completar este cuadro apocalíptico, en lo que va del sexenio, cerca de 14 sacerdotes asesinados y 500 religiosos víctimas de extorsión.



Pero el reto mayor no es restaurar armonía con el gobierno, sino poner orden en la cancha eclesial. Un sector de obispos ha decidido declarar la guerra al gobierno atribulado de Peña Nieto. Un presidente católico que había apoyado totalmente la agenda de la Iglesia, al grado de reformar el artículo 24 constitucional con el fin de dotar de mayores espacios y márgenes de maniobra a las ambiciones clericales.



Un presidente que se entusiasmó con la visita del papa Francisco. Brincándose los protocolos del Estado laico, Peña, en nombre del pueblo mexicano, lo recibió con su corazón guadalupano y con los brazos abiertos, según consta en sus discursos de bienvenida. Sin embargo, la iniciativa presidencial de los matrimonios igualitarios es el aparente punto de quiebre. Fue el pretexto de los sectores conservadores, encabezados por el cardenal Norberto Rivera, para hacer avanzar una agenda encaminada a posicionar a una fracción laica de la ultra derecha católica cara al proceso político que culminará en 2018 con la elección de un nuevo presidente.



El nuncio deberá lidiar con el radicalismo político de algunos obispos cuya equívoca apuesta ha sido legitimar peligrosamente la reaparición de grupos de la ultraderecha política en México. Los organizadores del Frente Nacional por la Familia son reconocidos activistas del temido y fascista Yunque. La atmósfera y el debate político se han polarizado. Retomando a Gilles Kepel, quien desde 1991 en su libro La revancha de Dios advertía el advenimiento de movimientos religiosos fundamentalistas, prevenía que el moralismo radical mezclado con la política produce fanatismos que propician monopolios fundamentalistas sobre la verdad y encienden la intolerancia hacia otros que piensan diferente.

Muchas de estas corrientes son adictas a las teorías de la conspiración y los poderosos enemigos invisibles. Coppola deberá disciplinar a un sector de la jerarquía, responsable de avalar a grupúsculos ultras que en el nombre de Dios desarrollan el discurso de odio, exclusión y homofobia. Coppola sabe bien que Francisco reprueba a los fundamentalistas, sean católicos, evangélicos o musulmanes. Coppola tiene claro que Francisco no es de derechas, tal como afirmó a la Civiltà Cattolica: Me han acusado de conservador, pero jamás he sido de derechas.



El nuevo nuncio deberá dejar la huella de Francisco en la Iglesia mexicana. Dicho programa, el Papa lo presentó a los obispos en su duro mensaje en la catedral en febrero de este año. Detrás del peléense como hombres está el llamado a la unidad sana y fraterna entre los prelados.



El Papa pide una agenda social y no absolutizar la agenda moral. Pide a los obispos bajarse de sus palacios y reprueba la imagen de príncipes para convertirse en verdaderos pastores. No subirse a los carros ni caballos de los faraones ni hacer acuerdos debajo de la mesa; por el contrario, pidió: Reclínense, pues, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro. Y cabe preguntarse si los obispos han acatado con toda seriedad las orientaciones del Papa. ¿En verdad el episcopado, las diócesis han iniciado planes o proyectos para aplicar las orientaciones de Francisco? ¿Qué tipo de recepción tienen los obispos ante los cambios que pide el Papa a la Iglesia mexicana?



Concluyo que el principal desafío del nuevo nuncio es pastoral, más que el político. Sin embargo, éste es ineludible. Con la inminente salida del cardenal Norberto Rivera, seguramente se vendrán importantes reacomodos y hasta jaloneos entre los obispos mexicanos. Esa ruta será conducida por Franco Coppola. Sus pronunciamientos y decisiones nos darán una idea clara de lo que el papa Francisco quiere de la Iglesia mexicana. Esperemos que sean cambios para bien.

Los nueve objetivos de la ofensiva de EEUU en Mosul  


Nazanin Armanian

www.publico.es/221016



El nuevo asalto de EEUU y sus aliados a Mosul rompe otra de las promesas de Barack Obama: la de “no poner los pies sobre el terreno de Irak”. La transmisión televisiva del ataque a la ciudad iraquí contrasta con el silenciado bombardeo sobre Yemen. Esta nueva agresión militar terrestre está dirigida por el Pentágono, con al menos 5.000 soldados estadounidenses, 60.000 árabes, y 24.000 paramilitares kurdos, izadíes, turcomanos y cristianos iraquíes equipados con la tecnología bélica más destructiva de la humanidad. El objetivo es desalojar a unos 9.000 yihadistas del Estado Islámico que tienen ocupada la ciudad de Mosul desde el junio del 2004.



Aquí dos preguntas:



¿Cómo una pequeña banda armada sin aviones ni helicópteros pudo ocupar miles de kilómetros en Irak, la colonia de EEUU y su principal base militar en el corazón de Oriente Próximo? Imagínense que el Estado Islámico conquistara Zaragoza y la base de Torrejón no se diera ni cuenta, y luego durante dos años tampoco intentara liberarla. Y, ¿por qué ahora sí?



¿Se trata de un milagro el hecho de que los 13.000 ataques aéreos efectuados contra el EI en Irak en 2015 no hayan acabado con el grupo, sino más bien hayan ampliado su zona de influencia? En 1991, durante sólo seis semanas, Bush destruyó casi todo Irak. ¿Por qué Obama habla de “meses” para liberar una ciudad?


Nos mintieron en la 
primera fase del desmantelamiento de Irak como Estado, nos tomaron el pelo en su segunda fase en 2003, y ahora estamos ante el final de Irak debido a los bomberos pirómanos.



Mosul (unificador en árabe), la milenaria urbe de mayoría asiria, apodada “la madre de dos primaveras” por su buen clima, alberga el principal cuartel del EI, instalado al lado de la tumba del profeta Jonás. La que ha sido cuna de la mayoría de los dirigentes del partido Baas es rica en recursos hidráulicos y petrolíferos -exporta petróleo a Turquía-, y ha sido y es un corredor vital comercial, que conecta el país con Siria y Turquía.

Se teme que durante el conflicto, el puente de Mosul, construido sobre Éufrates -río que suministra agua y electricidad a una vasta área del norte de Irak y riega sus cultivos-, sea destruido, provocando una catástrofe de gran dimensión, como sucedió en 612 a. C. Cuando una crecida del río devastó esta localidad, facilitando su conquista por los babilonios y los medos, antepasados de los kurdos. ¿Se repetirá la historia? La banda terrorista dispara a quienes intentan huir de la ciudad y ha tomado como rehenes a cerca de 30.000 mujeres que fueron violadas durante el llamado Yihad al Nikah y que han tenido hijos con sus violadores o están embarazadas.



EEUU con esta exhibición militar en Mosul pretende:



1. Recuperar la ventaja militar que ha perdido en Siria paulatinamente, sobre todo después de que Rusia anunciara la instalación de misiles S.300 cerca de Damasco y de una base militar, en su ciudad costera de Jableh.



2. En una huida organizada, los yihadistas se trasladan de Irak a Siria, donde han sido diezmados por los bombardeos rusos sobre Alepo. Se repartirán en diferentes puntos del país para continuar una larga guerra de desgaste, ingeniada por Obama, que negándose a derrocar a Assad convirtió a Siria en una mortal trampa para Rusia, Irán, Hizbolá y Turquía. La “ayuda humanitaria” reclamada por EEUU para la ciudad de Alepo (mientras EEUU y Arabia Saudí han provocado en Yemen la mayor crisis humanitaria del mundo), en realidad era una tapadera para rescatar a los yihadistas atacados, quienes han invertido millones de dólares en una decena de países.



3. Utilizar la ciudad como una gran base de operaciones militares de la OTAN para intervenir en Siria.



4. La caída de Damasco. El asalto a Mosul se extenderá a Siria. El Pentágono plantea una doble ofensiva: la otra irá dirigida a la ciudad siria de Raqqa.



5. Forzar a Rusia a aceptar la oferta que, según el diario Pravda, le hicieron llegar EEUU y Arabia: suculentos contratos con las petromonarquías del golfo Pérsico a cambio del cese inmediato de Bashar al Assad.



6. Seguir con el plan de crear mini países de perfil secretario: la única forma de cambiar la composición cosmopolita de Mosul ha sido una guerra, obligando a cerca de dos millones de habitantes a huir, para luego repoblarla con árabes sunitas. Han creado la fuerza armada sunita Hashad Al-Watani (Movilización Nacional en español) para este objetivo.



Tayyip Erdogan, que bombardea a los kurdos en Siria y sueña con anexionar Alepo, ha ocupado el norte de Irak y reclama la soberanía sobre Mosul. En Bashiqa ha levantado un campamento militar y amenaza a EEUU e Irak (que han rechazado su colaboración en la ofensiva) de lanzar sus planes B y C, sin revelar en qué consisten. El sultán chovinista-islamista anuncia una limpieza étnica-religiosa preventiva en Mosul tras su liberación: sólo podrán quedarse los sunitas árabes, kurdos y turcomanos; los chiitas de cualquier etnia serán expulsados. Más leña a la falsa guerra chiita-sunita.



7. Otorgar un papel destacado a los kurdos en la ejecución de sus planes. La principal preocupación de Ankara es que EEUU sustituya a los yihadistas por los kurdos, como propone Hillary Clinton. Francia ya ha creado una base militar en Kobani, una zona kurda en Siria. Convertir el Kurdistán iraquí en una base militar permanente, en las fronteras de Irán, es la alternativa a la base de Incirlik en Turquía.



8. Posibilitar la construcción del gasoducto Qatar-Arabia Saudi-Irak-Turquía, militarizando su ruta y dar carpetazo al proyecto de Irán-Irak-Siria.
La lógica escondida tras esta locura es el 
Proyecto del Gran Oriente Medio. La “reconquista” de Mosul irá acompañada por su total destrucción, la matanza de miles de mosulíes, cuya urbe será el núcleo del nuevo estado suni-stan.


El triunfo de Hillary Clinton no es el triunfo de la mujer  


Nazanin Armanian




La estrategia del Partido Demócrata para atraer al voto femenino, que en el 2012 representó el 63,7 del padrón electoral, se centra en dos principales mensajes: uno, que la victoria de Hillary Clinton, al romper el techo de cristal de la presidencia, significará un hito histórico, y dos, que ella es la principal feminista de la nación, la veterana luchadora por los derechos de la mujer.



El primer argumento en sí delata el retraso de EEUU en contar con una mujer en la cúspide del poder: fue Nemendeyen Yanjmaa, la presidenta de Mongolia quien agrietó en 1953 este techo, que en muchos países es de hormigón; le siguieron en Asia, Sirimavo Bandaranaike (Sri Lanka, 1960), Indira Gandhi (India, 1966), Golda Meir (Israel, 1973) o Benazir Bhutto (Pakistán, 1988), y en África, Ellen Johnson-Sirleaf, que es presidenta de Liberia desde el 2005; en el mismo continente americano las mujeres han gobernado en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Jamaica, Panamá y Trinidad-Tobago.



Hoy, 21 mujeres son jefas de estado o primeras ministras. Mientras en EEUU sólo el 20% de los congresistas son mujeres, en Tanzania componen el 36,6% de los diputados. En cuanto al segundo, que Clinton sea una feminista, no se lo creen ni las propias mujeres del Partido Demócrata, cuyo segmento joven votó en las primarias a Bernie Sanders por su programa social (cuyos principales beneficiarios son mujeres trabajadoras), que no a la neoliberal Clinton defensora de los recortes.



Las cuestiones económicas pesaron más que “el imperativo histórico” de llevar a una mujer a la Casa Blanca. Las jóvenes demócratas le habían negado el voto a Clinton también en 2008, eligiendo a Barak Obama. La más que probable futura presidenta de EEUU no dudó en jugar sucio para marginar al senador Sanders. Contó con la complicidad de la presidenta del partido Debbie Schultz, que tuvo que dimitir una vez revelada la trama.



Poder femenino, poder feminista



El feminismo es una ideología que consiste, en líneas generales, en la lucha por la igualdad jurídica, política, económica y social de los sexos, que por ende implica el desmantelamiento de las estructuras del poder basadas en los privilegios de clase, género, raza, etc.



Sin embargo, si bien es cierto que la toma del poder por una mujer erosiona el mito patriarcal-religioso que insiste en su incapacidad “natural” para ocupar responsabilidades de liderazgo, la mayoría de las gobernantes no ha utilizado su poder para reducir las desigualdades entre la mujer y el hombre. Siendo hijas o esposas de un hombre de la élite, han mostrado la obsesión por mostrar su fidelidad al poder masculino. Han considerado su éxito, el éxito de todas las mujeres, y desde la defensa del individualismo han negado su responsabilidad en reducir las privaciones de millones de mujeres condenadas por el sistema en moverse dentro de un círculo vicioso.



Golda Meir, que decía que los discriminados eran los hombres por no poder quedarse embarazados, mientras mostraba méritos en dirigir la guerra Yom Kipur en 1973, se negaba a aplicar políticas sociales dirigidas a reducir el estatus inferior de la mujer.



Tampoco lo hizo Gandhi. Decía que si se declaraba feminista, el mundo dejaría de tomar en serio a su gobierno. Margaret Thatcher, que destrozó el estado de bienestar británico, cortó hasta la leche que se repartía en las escuelas públicas. Para evitar las críticas de los hombres, no incluyó ni a una sola mujer entre los 22 miembros del gabinete. Incluso Angela Merkel, que había sido apodada “la chica de Kohl” se debe “vestir de hombre” para ser aceptada como canciller de Alemania. Ninguna de ellas estaba instruida ideológicamente para construir una sociedad post-patriarcal.



Hillary, la anti feminista



Clinton, desde su posición de la primera dama, senadora y la secretaria de Estado ha defendido un sistema capitalista neoliberal exacerbado, racista e imperialista. Los recortes sociales que Hillary ha apoyado, han dejado, desde el 1995, al 70% de familias pobres con hijos sin cobertura. Mientras, ella se ha dedicado al lucro personal y a respaldar y organizar la matanza de cientos de miles de mujeres y hombres de otras naciones en sus guerras contra IrakAfganistánPakistán, Yugoslavia, Yemen, Libia, y Siria; ha aplaudido el Pogromo palestino por Israel, ha armado a talibanes y a los decapitadores y violadores del Estado islámico; ha patrocinado golpes de estado como el de Honduras (que ha asesinado a cientos de personas, entre ellas a Berta Cáceres, la activista indígena que antes de morir a balazos en el pasado marzo señalaba el papel de Clinton en el golpe del 2009). Hillary tiene más esqueletos en su armario que los estudiantes británicos de medicina del siglo XIX. Como secretaria de Estado podría haber aprendido algo de la ministra sueca Margot Wallström, la promotora de la Política Exterior Feminista, quien reconoció el Estado Palestino, suspendió la venta de armas a los jeques saudíes, y propuso abolir los modelos sexistas de dominación entre los Estados, incluyendo a las mujeres en los procesos de paz.



Clinton, en su campaña, no habla de que:



. El 70% de los 45 millones de los que sufren la pobreza, son mujeres, cabeza de familia, negras e hispanas, mientras el 1% de sus compatriotas, controla el 40% de la riqueza nacional. La muerte de 133.000 niños al año se atribuye a las enfermedades generadas por la pobreza. ¿Cómo se puede ingresar a un hijo si la cama del hospital cuesta unos 5.000 dólares la noche? Clinton, con una fortuna de al menos 32 millones de dólares se ha opuesto a la subida del salario mínimo de los trabajadores temporales de 12 dólares a 15 dólares la hora. Ellos, que en su gran mayoría son mujeres con hijos, tampoco reciben seguro de desempleo. En su campaña electoral, la ambiciosa aristócrata ha invertido 413,7 millones de dólares, de los que 40 millones le han sido regalados por Arabia saudí, el régimen más misógino del planeta.



. El sueldo de una mujer no blanca es un 54% menos que el de un hombre blanco por el mismo trabajo.



. EEUU alberga a un tercio de todas las mujeres presas del mundo, también al 25% del total de los presos: tiene a 2,4 millones de seres humanos privados de libertad, a pesar de representar tan solo el 5% de la población mundial. Miles presas inmigrantes indocumentadas o mujeres prostituidas, pierden el contacto con sus hijos por no poder pagar el elevado coste de las llamadas efectuadas desde la cárcel.



. Cada día unas 600 mujeres son víctimas de la violación o de asaltos sexuales. Tampoco tiene algún programa para atajar el problema de las agresiones sexuales de las tropas de su país a las niñas y mujeres de Irak, Afganistán o Colombia.



. Su defensa al derecho al aborto carece de sentido en un estado donde la atención sanitaria no es gratuita, y mujeres de trabajos precarios debe tomar la durísima decisión de abortar por no puede criar a un hijo.



La agenda “feminista” de Clinton simplemente no existe. Otra cosa es la feminización de un poder basado en la superioridad y privilegios de unos sobre otros.


El Papa Francisco en las fronteras de Rusia  


Nazanin Armanian

www.publico.es/101016



La reciente visita del Pontífice a Georgia y Azerbaiyán no tenía, evidentemente, el objetivo de bendecir a sus católicos: sólo el 0,1% de los 4,3 millones de georgianos, en su mayoría cristiano-ortodoxos, y el 0,01% de los 9,3 millones de un Azerbaiyán musulmán-chiita son católicos. En la patria de Stalin, donde su visita fue boicoteada por la Iglesia Ortodoxa, el Papa lejos de recibir un “baño de multitud” se encontró con un estadio de fútbol semivacío y las protestas de quienes le acusaron de querer “catolizar” a los ortodoxos. La invitación venía del presidente Giorgi Margvelashvili que tiene prisa por entrar en la en la OTAN y la UE, y utiliza al Vaticano para acercarse al Occidente.



A los escasos asistentes, el Papa les habló de la guerra mundial, pero no la que está teniendo lugar en fascículos en Oriente Próximo y que ya ha destruido la vida de cerca de 100 millones de seres humanos en Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Libia y Siria, sino de la “guerra mundial para destruir el matrimonio” llevada a cabo por “la teoría de género“,  pidiendo a los georgianos tentados por el adulterio buscar ayuda, como si el principal problema de aquella gente fuese de tipo sexual. Luego rogó a Dios, no que impidiera las guerras, sino que consolara a los que están cansados de los bombardeos. ¡Amén!



La región del Cáucaso, hasta 1991 parte de la Unión Soviética, es una de las más estratégicas y volátiles del mundo: por sus incalculables reservas de hidrocarburo y por su ubicación. Está entre el mar Negro y el mar Caspio e incrustada en los límites de los antiguos imperios ruso, persa y turco. El rosario de las guerras que ha sufrido empieza después (y a causa de) la desaparición de la URSS: la de Nagorno - Karabaj (1988 y 1994) entre Azerbaiyán y Armenia; Georgia - Abjasia (1992 - 1993); los conflictos intermitentes entre Chechenia y Rusia (1994 a 2009) y la guerra entre Georgia y Rusia (2008).



Es toda una tentación para EEUU hacerse con el control de esta zona. Ya tiene una base militar en Azerbaiyán y pretende incluir a Georgia, – o “Iberia”, su nombre cuando era la provincia cristiana del imperio Persa –, hoy es candidata de entrar en la OTAN en las proximidades de Rusia e Irán.



Entonces, ¿qué interés tiene el Vaticano en introducirse en tal berenjenal?



La Santa Sede y la “Anaconda”



Los antecedentes del Vaticano en cooperar con la CIA, en destruir el socialismo y a las fuerzas anti imperialistas en el mundo, son motivos suficientes para desconfiar de las intenciones del Papa en el Cáucaso. La cooperación entre ambos Estados llegó a su punto álgido con la elección del cardenal polaco antirruso y antisoviético, Karol Wojtyla, como Papa con el objetivo de promover disturbios para derrocar al gobierno socialista de la Polonia “católica”. Fue en 1978, el mismo año que la “Agencia” también contrató a los yihadistas y a Bin Laden para hacerse con Afganistán, frontera sur de la URSS. En Georgia, Francisco declaró (al igual que EEUU), que no reconocía la independencia de Abjasia y de Osetia del Sur, separadas de Georgia y donde Moscú mantiene sus tropas.



¿Participa el Vaticano en el Proyecto Anaconda -el nombre de una temible boa que rodea y estrangula lentamente a su presa, aunque sea un elefante-, diseñado por EEUU para asfixiar a Rusia desde Eurasia?



El Vaticano estrechó sus lazos con el partido Republicano de EEUU durante la era de Ronald Reagan. Sin embargo, sus esperanzas en “catolizar Rusia” con la caída del socialismo se desvanecen por dos hechos principales:



+ Que en 1997 la Ley Yeltsin suprimiera la igualdad de las religiones, otorgando mayor privilegio a la Iglesia Ortodoxa. El número de los centros religiosos ortodoxos ascendió de 5.318 en 1985 a 31.200 en 2012, y eso en una sociedad agnóstica que necesita hospitales y escuelas, entre otros servicios sociales. La fusión de la “ortodoxa” y el nacionalismo ruso ha construido una efectiva barrera al “catolicismo llegado del Occidente”.



+ Las guerras lanzadas por EEUU en Oriente Próximo que lo vaciaron de cristianos (aunque la mayoría de gente huida es musulmana y atea), erosionando su poder no sólo “espiritual” sino también material, por la inmensa fortuna que albergan cientos de templos allí ubicados.



El Vaticano anima a los católicos de Oriente Próximo a quedarse en sus tierras y a poblarlas con sus bebés cristianos (prohibiendo anticonceptivos, aborto y homosexualidad), y así proteger con sus vidas el poder de quienes desde sus confortables despachos en Roma participan en la gestión de este mundo de miseria y de dolor.



Un espacio para “Ostpolitik”



Hoy, el Vaticano confecciona su propia agenda, en la que incluye el “Ostpolitik”: la mejora de sus relaciones con Moscú. Reconoce el papel de Rusia como garante de los intereses de los cristianos en Oriente Próximo; pues comparten el mismo temor por el avance de la extrema derecha islámica, y coinciden en el que el futuro régimen de la posguerra Siria no debe tener rasgos religiosos. En el conflicto de Ucrania, Francisco se negó a hablar de “la invasión rusa”, sino de una “terrible violencia fratricida”, alejándose de la postura de EEUU, y más próximo a la de Alemania y Francia. La iglesia católica ucraniana se tiraba de los pelos.



Forma parte de la Doctrina Putin la distensión con el centro del catolicismo mundial, ahora que las cosas no van bien con Europa y con EEUU. Que el Papa no sea europeo, sin duda, ayuda a que se convierta en un interlocutor entre Moscú y Bruselas. Fue la iniciativa del propio líder ruso el encuentro histórico entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill celebrado el día 12 de febrero. Aunque tuvo lugar en el aeropuerto de La Habana en Cuba. Invitar al Papa a Moscú, el sueño de cualquier “pontífice”, tendrá su precio, y sucederá cuando decida Kremlin.



La prioridad de ninguno es paliar el principal problema de la humanidad que es el hambre que mata cada día a cerca de 60.000 personas en el mundo (más que cualquier guerra), sino mantener sus zonas de influencia para ampliarlas, y poner su sello en el orden mundial. Que el Vaticano invoque las raíces cristianas de Europa y se oponga a la adhesión de Turquía a la Unión Europea, forman parte de esta política, también en sintonía con su Ostpolitik, que es hacer trueque con Rusia.


El otro Shimon Peres  


Nazanin Armanian

www.publico.es/011016



Sorprende la imagen sesgada que los medios de comunicación de masas occidentales están ofreciendo sobre el expresidente israelí Shimon Peres, fallecido el 28 de septiembre, a quien muestran como un gran referente de paz.



El historial de Peres durante sus setenta años al servicio del colonialismo y el apartheid empieza en 1947-49 con su activa participación en la limpieza étnica de Nakba, en la que miles de palestinos fueron asesinados, decenas de miles fueron forzados a abandonar sus hogares, mientras sus tierras eran destruidas y ocupadas por las fuerzas sionistas. Años después, y bajo la justificación del “desarrollo natural del pueblo judío”, el político israelí siguió llevando a cabo el proyecto de la Gran Jerusalén, mientras anexionaba el 58% de los territorios de Cisjordania a Israel.



Desde el Ministerio de Defensa, entre los años 1953 y 1965, Peres, que reiteraba que Israel no sería el primer país de la región en poseer la bomba atómica, fue quien buscó esta arma de destrucción masiva con el apoyo de Francia para conseguir una superioridad militar (en un mundo parecido a la jungla, donde reina la ley del más fuerte), que le ha servido para imponerse a todos y cada uno de las naciones de la zona.



Fue Peres quien en 1986 autorizó al Mosad el secuestro del técnico nuclear israelí Mordechai Vanunu, por revelar lo que era el secreto a voces. En Roma, la agente Cindy sedujo al científico y una vez en un hotel le durmió con una inyección para luego enviarlo a Israel (¿Colaboró la policía italiana en esta operación?). Fue condenado a 18 años de cárcel.



Las cerca de 200 bombas nucleares israelíes que hoy apuntan a Irán, le han servido a Israel para rechazar todas las propuestas de paz con los árabes, ir ocupando las tierras de los vecinos, y mantener a raya a las potencias regionales.

Respaldado por el arsenal de armas más mortíferas de la región y el apoyo del Occidente, Shimon Peres organizó el 18 de abril del 1996 la operación Uvas de la Ira al Líbano bombardeando Beirut bajo el pretexto de castigar a Hizbolá, aunque en realidad pretendía sacar el pecho en las elecciones generales del 29 Mayo. Perdió a favor de Netanyahu, aunque dejó 154 civiles muertos, cientos de heridos, y miles de desplazados. En el nombre de Yahvé, se mandaba a exterminar a los Untermensch. Sólo se le ocurrió decir que tenía “la conciencia tranquila”. Hoy, el ministro de Salud libanés, Wael Abou Faour le desea lo peor a su llegada a la otra vida al llamarle carnicero.



Tampoco tuvo remordimiento de conciencia cuando lanzó las operaciones de Plomo Fundido (2009) y Pilar de Defensa (2012) contra la Franja de Gaza que dejaron miles de muertos y heridos. No debe sorprender que la élite militarista israelí haya establecido alianzas con grupos como Al Qaeda para preservar sus intereses. La destrucción de los tres destacados estados árabes, -Iraq, Libia y Siria-, y convertirlos en estados fallidos, están al servicio de la creación del Gran Israel. De hecho, el principal motivo de la guerra contra Siria es desmantelar el Eje de Resistencia contra Israel.



Detrás del Premio Nobel



Dos años antes de que en 1993 Simon Peres y Yaser Arafat compartieran el premio Nobel de la Paz, Iraq era aplastado en la Guerra del Golfo Pérsico bajo toneladas de bombas de una coalición militar liderada por EEUU. Años atrás, Arafat había depositado su ilusión en la República Islámica de Irán al distanciarse de ayatolá Jomeini –quien prefería a Hezbolá y Amal antes que a una OLP laica-. Asimismo, tenía la esperanza de que Husein se convirtiera en el contrapeso de Israel en la región, por lo que defendió a Iraq en la contienda. Al perder Saddam la guerra, Israel no perdonó este error de cálculo.



Lo mismo que las petromonarquías del Golfo Pérsico, enemigos de Iraq: le cortaron las ayudas económicas, dejando a la OLP aislada y pobre (mientras inyectaban millones de dólares a los islamistas palestinos), y expulsaron a miles de trabajadores palestinos de sus países. Israel ahogó la primera Intifada en su propia sangre e ignoró la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU el 21 de diciembre, que proponía la celebración de una conferencia de paz.

Arafat se vio más obligado que nunca a entregar mayores concesiones y aceptar los Acuerdos de Oslo, tragando incluso el proyecto israelí de cantonalizar Cisjordania. “Israel no habría llegado a los acuerdos de Oslo sin su potencial atómico”, dijo Peres, quien a punta de ‘pistola atómica’ sometió a los palestinos, sin dejar de banalizar el Holocausto que supuestamente iba a cometer Irán contra los judíos, con sus inexistentes armas nucleares: exigía a Barack Obama intensificar el embargo sobre Irán, que impedía hasta el envío de medicamentos para los enfermos de cáncer.



Pero, ¿cómo es posible que los palestinos, teniendo poderosos hermanos árabes como los saudíes y 1200 millones de correligionarios musulmanes, no hayan podido conseguir sus objetivos de instaurar su propio Estado? ¿Se ríen de la pseudo doctrina de Choque de civilizaciones de Samuel Huntington? Los palestinos tendrían que leer a Lenin: cómo levantó el Estado socialista soviético en medio de la Primera Guerra Mundial y en un país ocupado por Alemania. Palestina se quedó sin líder cuando Israel mató a Arafat, como confiesa Peres en una entrevista a The New York Times, afirmando que él no lo hubiera hecho. “Peres stated he had “protected Arafat from several plots against his life”, dijo.



La normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí o Qatar no está dirigida a poner fin al sufrimiento palestino ni suavizar la agonía de dos millones de gazatíes por el bloqueo israelí. ¡Se han unido contra Irán! Lo escenificaron el israelí Dore Gold y el saudí Anwar Eshki en junio del 2015 en Washington. ¡Cómo se tiraría de los pelos Huntington!



También fue bajo su presidencia en 2010 cuando nueve personas solidarias con Gaza que viajaban en el barco turco Mavi Marmara fueron asesinadas en un asalto de los militares israelíes. La solidaridad internacional no conoce miedo: mientras el barco de ‘mujeres rumbo a Gaza’ se acerca a Palestina, Peres abandona Israel para siempre.


Democracia en América Latina: las lecciones de Brasil  


Roberto Amaral




Artículo publicado en la edición 518 (octubre 2016) de la revista América Latina en Movimiento, titulada “Democracia en jaque”,  http://www.alainet.org/es/revistas/517



De la debacle de las izquierdas [1] y de las fuerzas populares en las elecciones municipales brasileñas de octubre de 2016 [2] —fruto de la acumulación de errores tácticos y estratégicos, además de desviaciones éticas— surge un cuadro sobre el cual debemos reflexionar, para sacar lecciones necesarias.  Tarea de quien quiere aprender de la historia y no seguir repitiendo errores.  Hay muchas lecciones y la primera de ellas es la falacia de la conciliación de clases con la que tanto se enamoró el lulismo en el gobierno.  Se trata, sin embargo, esa debacle, de una derrota que no puede ser recibida con sorpresa por ningún observador de nuestra escena política, pues fue anunciada (para quienes querían ver y oír) por la previa derrota en el debate ideológico [3] y la disputa por la hegemonía.  Pero este hecho objetivo no cierra toda la historia y requiere un mínimo de contextualización.  Es el difícil reto de este pequeño texto.



El proceso político en Brasil, que también se explica por el avance del pensamiento y la acción de la derecha —entre nosotros en proporciones desconocidas desde la redemocratización de 1945 con la caída del Estado Novo [4] — guarda, sin duda, relaciones con los contextos internacional (en particular con el ascenso de la derecha en Estados Unidos y Europa) y latinoamericano, particularmente en América del Sur, con la crisis venezolana, la elección de Mauricio Macri en Argentina, la consolidación de la derecha en Perú y, finalmente, la victoria del No en el plebiscito de Colombia con el protagonismo del ex presidente Álvaro Uribe, en el papel de líder de la derecha ortodoxa. Obviamente, sobre nuestro marco político-institucional actuaron, e intensamente, los intereses de Estados Unidos, descontentos, principalmente, con la política exterior brasileña, que se llevó a cabo especialmente entre 2003 y 2011.



Esto no fue, sin embargo, el elemento decisivo.



Estas elecciones no pueden entenderse fuera de la crisis de la política del gobierno de Dilma Rousseff y de la crisis ético-política del Partido de los Trabajadores (PT), ni de la articulación que, con miras al golpe, reunió al gran capital financiero y al agronegocio, los grandes medios de comunicación de masas, sectores significativos del Poder Judicial y la alta burocracia estatal (como la Policía Federal y el Ministerio Público).  Fue precisamente esta articulación la que aseguró la victoria del "golpe de nuevo tipo” [5] —pero bien conocido en la historia de Brasil [6]—, operado por el Congreso Nacional a través de un impeachment que determinó la anulación del mandato legítimo de la presidenta, allanando el camino para la instauración de un Estado autoritario en tránsito hacia una "dictadura constitucional" apoyada por el Poder Judicial.



Esta misma articulación claramente actuó durante las elecciones y es una de las responsables de sus resultados.



Crisis ética



La historia no estaría bien contada, si no se aborda la crisis ética que afectó a las administraciones Lula-Dilma, y al PT y sus más destacados dirigentes, acusados de supuestos delitos de corrupción.  Estas acusaciones, muchas que incluso involucran al ex presidente Lula —ícono de la izquierda brasileña y el líder popular más importante de nuestro campo—, ampliadas y explotadas por la derecha y amplificadas por los medios de comunicación, llevaron a la crisis doméstica de la política partidaria, alentando las reacciones de la oposición e incluso movimientos de masas.



De una u otra forma, consumado el impeachment, las acciones del Ministerio Público Federal y del Poder Judicial —en curso como movimiento continuo— se transformaron en una verdadera “caza de brujas”, digna de los peores momentos del macartismo estadounidense, centrado en el PT (cuyo registro se encuentra amenazado en el Tribunal Electoral) y especialmente contra el ex presidente, amenazado con el encarcelamiento, y contra quien se abrieron (y continúan abiertos) innumerables procesos judiciales y policiales, todos con nítido trasfondo político, y todos intentando vincular su imagen a la de un político corrupto, con el claro objetivo de deslegitimarlo ante la opinión pública y las masas trabajadoras.



Las elecciones se realizaron cuando el país ya estaba bajo el régimen Temer comandando la persecución de sus adversarios.  La legislación electoral que las rigió fue concebida para fortalecer a los candidatos del poder y obstaculizar la elección de candidatos populares, es decir, de aquellos que no tienen el apoyo de la maquinaria política y económica.  Así, se redujo el tiempo de campaña (para beneficiar a los titulares de cargos públicos y a quienes tienen una exposición permanente en los medios de comunicación, tales como presentadores de televisión y, de forma especial y abusiva en Brasil, de pastores evangélicos reaccionarios), la participación de partidos y candidatos en la radio y la televisión se redujo al mínimo (candidatos de pequeños partidos como el PSOL, tenían, en la campaña mayoritaria, algo así como 15 segundos de exposición frente a una media de cinco minutos de sus adversarios), los debates se redujeron a casi nada, presentados, siempre, con formatos esterilizantes en altas horas de la noche.



Las elecciones también se realizaron con el país en recesión, con elevadas tasas de desempleo e inflación creciente, males que la sociedad, inducida por los medios de comunicación, atribuyó al gobierno de Dilma Rousseff.



Ni por eso las izquierdas brasileñas se unieron, y, desunidas, sufrieron una derrota sin precedentes desde 1984.  Así, en un año, han soportado dos reveses importantes: la victoria del impeachment (con un amplio apoyo de las clases medias y el silencio de las masas populares) y la victoria de la derecha en las elecciones locales que se acaban de realizar.  Con esta derrota, el ciclo que nace con la Constitución de 1988 muestra su agonía, y con él muere el ciclo neodesarrollista, sustituido por la asociación mutuamente dependiente del Estado autoritario con un neoliberalismo fundamentalista.



Sale fortalecido el proyecto neoliberal



La emergencia de las izquierdas y de las fuerzas populares, que comenzó con los movimientos que marcaron el final de la dictadura militar (1964-1984), da lugar al ascenso de la derecha, con el desplazamiento del centro, perdido por las fuerzas populares.  Es significativa la aplastante derrota de la izquierda en el estado de Sao Paulo, la mayor concentración proletaria del país, su más dinámico polo económico, financiero y cultural.  De esta victoria tratará de apropiarse del gobierno Temer, buscando un mínimo de legitimidad, y de ella se apropiarán las fuerzas reaccionarias, que profundizan su campaña antipetista y anti-Lula.  Su anunciada encarcelamiento —objetivo de las fuerzas conservadoras en acción conjunta con el Ministerio Público y el Poder Judicial— se vuelve más fácil y cercana. Cuando ocurra, sorprenderá tanto como el asesinato de Santiago Nasar de García Márquez.



En síntesis, de este proceso sale fortalecido el proyecto neoliberal.  En este sentido, es importante tener en cuenta, como hemos insistido en los textos anteriores, que el objetivo del golpe no era ni es el impeachment (necesario), ni la posesión de Michel Temer (una contingencia).  El proyecto de la derecha con esta operación es la implantación de un régimen de restricciones a los derechos laborales y de seguridad social; la congelación de las inversiones en educación, salud, ciencia y tecnología; la desnacionalización de la industria nacional y el abandono del proyecto de desarrollo económico autónomo; el retorno a una política exterior de Brasil subordinada a los intereses de Estados Unidos, poniendo fin a la política de articulación con los países de América del Sur y África, el debilitamiento del Mercosur y los BRICS; la cancelación de los proyectos nucleares, cibernéticos y espaciales de Brasil, que constituyen nuestros principales proyectos estratégicos.  Al ser tan anti-popular, el proyecto de la derecha, para sobrevivir, tendrá que transitar del autoritarismo a la dictadura.



Ya sea para la resistencia de hoy o para la disputa electoral de 2018 —y es la gran lección de la crisis—, no hay otra alternativa para las izquierdas brasileñas que no sea su unidad como fuerza hegemónica de un gran frente amplio cuyo espacio prioritario debe ser el Frente Brasil Popular, que viene actuando desde 2015 y ya aglutina a los partidos del campo progresista, el movimiento sindical, sectores significativos de los movimientos sociales, intelectuales y estudiantes.  Surgido en 2015, inspiraba a sus fundadores la resistencia al golpe y luego ese Frente se constituiría en un espacio privilegiado de articulación de la izquierda, llegando a convertirse en referente, junto con otros movimientos y frentes, de la resistencia al impeachment, y ahora, al gobierno usurpador, ilegítimo, de Michel Temer.



Roberto Amaral es escritor y politólogo, ex ministro de Ciencia y Tecnología del primer gobierno de Lula.  Autor de Aserpente sem casca (da crise à Frente Popular). 





[1] En comparación con 2012 (última elección municipal), el Partido de los Trabajadores (partido hegemónico de la izquierda brasileña), perdió 10 millones de votos (que no fueron transferidos a ninguna otra organización de izquierda) y 242 prefecturas (datos de la primera vuelta) lo que representa el 45% de sus alcaldes y el 60% de sus consejeros.



[2] Que implica la elección de alcaldes y concejales de todos los 5.570 municipios brasileños, y movilizar a un electorado de 145 millones (datos del Tribunal Superior Electoral -TSE- y del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, IBGE).



[3] Las limitaciones de este texto no permiten un análisis sobre las transformaciones ideológicas operadas en la sociedad brasileña y que comenzaron a ser evidentes a partir de las llamadas “jornadas de junio” de 2013. Menciono tan solo un elemento, todavía a la espera de sus exégetas, que es el avance de la prédica de los evangélicos pentecostales, que en Brasil crecieron del 3,2% de la población en 1980 al 13,3 en 2010. A propósito del voto de la derecha en zonas de predominio pentecostal, ver: A Geografia do voto nas eleições Presidenciais do Brasil: 1989-2006.Rio de Janeiro, Editora PUC-Rio, 2010.



[4] Así se autodenominó la “dictadura Vargas” (1937-1945).



[5] Se generalizó la expresión para significar, en contraste con la tradición latinoamericana, los golpes llevados a cabo sin el uso de la violencia militar (Brasil-1964, Chile-1973, por ejemplo), del que son ejemplo los casos de Honduras (2009) y de Paraguay (2012).  Con el mismo sentido, los autores alemanes consagraron el concepto de Ein kalter Putsche (golpe frío).  Una derivación es la expresión "dictadura constitucional", con la cual definimos al régimen brasileño actual.  Otra de sus características es lo que se denomina como "golpe continuado", siempre inconcluso y en proceso, de implementación en un tiempo gradual y continuo.



[6] Entre muchos otros ejemplos: (1) en 1955, para que asuman los electos en la disputa presidencial, Juscelino Kubitschek y Goulart, posesión que estaba amenazada, el Congreso declaró “inhabilitados para el ejercicio de la Presidencia” (figura desconocida por el derecho constitucional de Brasil) al Presidente Café Filho y al Vicepresidente (diputado Carlos Luz, Presidente de la Cámara de Diputados) y dio paso a la posesión, siguiendo el orden constitucional de sucesión, del presidente del Senado, senador Nereu Ramos, y (2) en 1961, debido a la renuncia del presidente Janio Quadros y el veto de los ministros militares a la posesión del vicepresidente, João Goulart, el Congreso Nacional, consolidando un acuerdo, transformó, en una noche, el régimen presidencialista en parlamentario, reduciendo los poderes del presidente de la República (elegido en un régimen presidencial), para así asegurar su posesión.