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Cinco modalidades de rapto de mujeres: de la India al Sáhara, de Arabia a EEUU


Nazanin Armanian
www.publico.es/170815

Cada año decenas de miles de mujeres son raptadas por toda clase de individuos. Cientos de millones de mujeres son retenidas “legalmente” dentro de unas “fronteras” establecidas por unos gobiernos que recurren a su derecho de soberanía, a la tradición y la religión para robar su libertad. Una escandalosa y normalizada agresión a la dignidad de la mujer que ha neutralizado de tal modo nuestra capacidad de rebeldía, que sólo es noticia cuando cobra un formato inaudito. Veamos:

 

Primer caso. En la India, donde el capitalismo más esclavista cohabita felizmente con cientos de sectas religiosas y miles de supersticiones (bajo la máscara de “exóticas”), justo cuando un sector de la sociedad exigió la ejecución de todos los violadores -como remedio al crimen de la agresión sexual-  un pueblo del Estado de Guyarat ofreció una nueva modalidad de castigo a las mujeres que son raptadas y además violadas: llevar sobre su cabeza un saco varios kilos de piedra hasta que acierten una adivinanza. La última víctima, una joven casada y con dos hijos, afirmaba haber sido capturada por cinco hombres y haber sido su esclava sexual durante ocho largos meses.

 

Obviamente, la noticia no es esta. Ni lo es el cómo consiguió huir de sus secuestradores. Ni que en vez de recibir apoyo por las autoridades y la familia, fuese rechazada por todo el mundo y que tuviera que regresar a la casa de su padre, donde tampoco encontró paz. La noticia es que para demostrar que decía la verdad, no se había fugado con un amante y que el bebé que llevaba en su entrañas era realmente fruto de la violación, tuvo que someterse a un ritual que es una mezcla de un juego de niños y las torturas propias de Guantánamo: adivinar si el número de los granos de trigo escondidos en el puño cerrado de un sacerdote varón es par o impar. No acertó, por lo tanto mentía. Fue entonces cuando tuvo que llevar un saco de 10 kilos de piedra sobre la cabeza durante días para volver a hacer el mismo rito hasta que acertase. Sólo así lograría la purificación. Ella tuvo suerte y se equivocó “sólo” cuatro veces, teniendo que soportar el peso de 40 kilos de piedras, destrozando sus cervicales. ¿No decía el hinduismo que la purificación se logra mediante la sabiduría?

 

En la India, la violencia sexual es una epidemia social. Incluso las mujeres que pertenecen a la casta de “intocables” se vuelven “tocables” por los hombres “honorables” de toda la jerarquía social. Además, las películas de Bollywood son el escaparate de una cultura sexualizada, donde los atractivos actores son acosadores empedernidos que con sus artimañas exhiben su capacidad de conseguir la chica en la que se han fijado.

 

Segundo caso: Koria Badbad Hafed, saharaui de 23 años. Fue retenida contra su voluntad por su familia biológica en diciembre del 2010 durante una visita a “casa” antes de continuar con sus estudios.

 

Vivía en España desde que tenía 7 años. Fue acogida por el programa “Vacaciones en Paz”, que pretende paliar el dolor y las carencias que sufren los niños encerrados en los campos de refugiados. Desde hace cinco años, quienes se supone que deben quererla y protegerla, no sólo han roto la relación de Hafred con su familia de España y su vida allí durante 15 años, sino que le niegan el derecho a ser feliz y decidir su futuro.

 

Según las tradiciones de su pueblo, (cuya definición es “aquellos vicios y  costumbres que se mantienen por la élite gobernante a lo largo del tiempo porque les aporta importantes beneficios”) sus secuestradores simplemente cumplen con su deber: buscarle un hombre-marido antes de que Koria se convierta en una “cualquiera” al estudiar en una universidad, ir al teatro o pasear por una playa, dando mal ejemplo a otras muchachas del grupo que no saben cómo escaparse del mortal control de los hombres sobre su cuerpo. Hasta este momento, ninguna autoridad local o internacional ha lanzado una orden de “busca y captura” de sus secuestradores.

 

Ahora bien. ¿En qué se diferenciaría una “Sahara ya liberada”, de un régimen como Marruecos y de Arabia Saudí? Por favor, ¡que no intenten ocultar detrás de las indumentarias de colores o del pelo suelto de sus mujeres saharáuis, la misma mentalidad, las mismas leyes y normas sociales de misoginia que consideran a la mujer una incapacitada -aunque tenga varios títulos universitarios- y necesitada de un carabinero varón llamado “tutor”, y muy a menudo indocto, para preservar la maldita “honra” de los hombres!

 

Tercer caso: El secuestro de la totalidad de mujeres de Arabia (y su primo “Saudí” porque el país es del pueblo, no de la familia de Al Saud) por las autoridades, ha creado un insólito fenómeno en esta nación: “mujeres travestis”. Se trata de feministas kamikazes que burlan el sistema de apartheid de género del Estado, se visten de hombre, e incluso se ponen bigotes adhesivos para conducir o realizar un sinfín de actividades prohibidas, algunas castigadas incluso por la “ley antiterrorista”.

 

Ellas desafían la opresión integral que sufre la mujer a pesar de cometer un grave “pecado”: el Islam, -al igual que el cristianismo y el judaísmo-, prohíbe el “travestismo”, para que los hombres y las mujeres no confundan sus roles: él con “pantalones” administrando el poder (de ahí el dicho de “¿Quién lleva pantalones en tu casa?”) y ella con falda, atendiendo a sus hijos.

 

El mal de misoginia fue noticia el 19 de julio en este país, cuando dos muchachas que viajaban en una motocicleta en la ciudad Yeda, fueron asaltadas y violadas. La fiscalía, tras detener a los agresores, también pidió pena para las jóvenes y sus “tutores”: ellas por viajar sin un acompañante masculino, y ellos por negligencia y haberlas dejado ir solas.

 

Cuarto caso: Sandra Bland, una afroamericana de 28 años fue retenida el pasado 10 de junio por la policía vial por una infracción menor de tráfico en Hempstead (EEUU) y fue amenazada con una pistola de descarga eléctrica para minutos después, ser arrestada por una falsa agresión. Días después apareció ahorcada en su celda.

 

Las autoridades, que suelen encubrir a las fuerzas de orden (pues forma parte del brazo armado del régimen), defendieron la versión policial, que apuntaba al suicidio como causa de la muerte. Días después y bajo la presión social, el fiscal tuvo que admitir posible homicidio, desmintiendo el informe del forense que al igual que la policía había mentido. ¿Tuvo que ver su rapto y su posible asesinato con que ella era activista de derechos civiles y había colgado varios vídeos sobre agresiones policiales y su impunidad en las redes sociales? 

Si un tal Donald Trump, multimillonario candidato a presidir EEUU -que según Samuel Huntington representa el mundo “civilizado”- llama a las mujeres (blancas) “cerdas, perras, gordas y animales repugnantes”, se puede imaginar cómo se les trata a las que son pobres, negras y activistas.

 

Quinto caso: Amnistía Internacional respalda a los hombres que utilizan a “chicas desechables” pidiendo la legalización del negocio mundial de prostituir a mujeres y niñas. Las guerras y la brutal pobreza han llenado el mercado de cientos de millones de niñas huérfanas y viudas sin sustento, y de mujeres que han perdido su trabajo, dejándolas a merced de empresarios del negocio redondo de “usar y tirar” mujeres. Y ahora el mercado necesita regularizarse.

 

Amnistía, conocedora de las infinitas razones que hay para no legalizar la prostitución, ¿daría un permiso de “trabajo” a las niñas prostituidas por Boko Haram de Nigeria, por ejemplo, a las que “el mundo” iba a rescatar? Fue noticia en mayo del 2014. Sin embargo los salvadores carecían de intenciones decentes: hubo muchos intereses petrolíferos y geopolíticos en juego.

 

Una vez que EEUU envió militares al país, que es el séptimo productor mundial de crudo, no se habló más de la terrible pesadilla que están viviendo aquellas menores a las que algunas ONG llamarían “trabajadoras sexuales”. Al negocio de compra-venta de niñas y mujeres secuestradas y torturadas sólo le faltaba el sello de legitimidad de una ONG: estos mercaderes de la caridad, cuya misión es dar la falsa idea de que el sistema es capaz de reparar sus propios crímenes.

 

La crisis económica y la ola conservadora que recorre el mundo han destruido buena parte de las conquistas sociales, aumentando la discriminación de la mujer, y haciendo  necesaria la unión internacional de todas las personas progresistas para poner fin al carcomido sistema patriarcal.

 

Tenía razón Sherezade, la contadora de cuentos de Las Mil y Una Noches: “una mujer nunca debe perder o entregar sus alas”. Es imprescindible elaborar estrategias de poder y parar el proceso del asalto del neoliberalismo a las conquistas de la mujer.

 

Ablación y circuncisión: orgía de adultos con sangre infantil


Nazanin Armanian
Visualicen por un momento esta “noticia”: “Varios grupos de personas, después de retener a decenas de  hombres y mujeres contra su voluntad,  les arrancaron la ropa como manda la tradición, y después de desnudarles y sujetarles las piernas y los brazos, les amputaron los genitales. Luego, en presencia de sus víctimas ya mutiladas —empapadas de sangre, aterrorizadas— participaron en una fiesta recitando oraciones, bailando y cantando. Todo salió con normalidad y sin incidentes”.

 

Esto no es una inocentada. Si los retenidos fuesen niñas y niños, estaríamos narrando la dantesca escena —aunque en versión suavizada y censurada para no herir las “sensibilidades” de los adultos— de la agresión física y psicológica que comenten millones de padres y madres contra sus hijos e hijas en las ceremonias de circuncisión y ablación en todo el mundo y con la impunidad que les otorgan sus credos y el poder legal que ejercen sobre proles.

 

Es como el derecho de los progenitores a “corregir razonablemente” a sus vástagos. ¿Y por qué no podemos “corregir razonablemente” a nuestras parejas, padres, abuelos o al vecino y a su hijo, cuando creemos que se equivocan? ¿No será porque ellos nos devolverían el golpe y un niño, no? Mutilan a sus hijos e hijas simplemente porque se ven con derecho de hacerlo.

 

La noticia de que cuatro niñas africanas residentes en España habían sido sometidas a la ablación —la Mutilación Genital Femenina (MGF)— durante el viaje “vacacional” de la familia a Mali, o que en EEUU varios bebés judíos murieron después de hacerles la circuncisión —la Mutilación Genital Masculina (MGM)— nos recuerda que cada año varios millones de niñas, al igual que millones de niños nacidos “musulmanes” y “judíos” del mundo, sufren esta peculiar violencia física y psicológica por parte de sus padres y madres.

 

 

 

 

Madres que “rompen” a sus hijas pequeñas

 

“Desmasculinizar a las niñas, eliminando los rastros externos de androginia y aclarar el sexo de la niña ante la comunidad, su iniciación a la vida adulta, impedir ser promiscua en el futuro, controlar sus deseos garantizando la fidelidad y el sometimiento sexual de la niña-esposa, aumentar su fecundidad o impedir el embarazo de las esclavas sexuales” son parte de los insensatos argumentos a favor de la MGF en nombre de la virtud, la rectitud moral, el orden social y la supervivencia del grupo. Mujeres de  África, Asia e incluso América (las indígenas de Colombia) someten así a sus hijas a la MGF.

 

Martha Zein, experta en violencia sexual, revela que los  profesionales de la tortura —por ejemplo, los entrenados en la Escuela Mecánica de la Armada argentina o de Guantánamo— saben que la privación sensorial es el camino más eficaz para subyugar a una persona. Son las terminaciones nerviosas las que nos conectan con la vida, nos constituyen como seres vivos. Según Zein, la parte externa del clítoris contiene más de 8.000 terminaciones nerviosas, conectadas con una red de otras 18.000 terminaciones nerviosas de la región pélvica, cuya misión es proporcionar placer. Extirparlo rompe esta conexión con la vida para siempre.

 

Ignorada por el Corán y la Biblia, se cree que la práctica de la ablación, en Egipto, por ejemplo, llega al segundo milenio aC. En algunos países europeos y en EEUU, entre los siglos XVIII y XX, había médicos que realizaban MGF como cura para la ninfomanía, la locura, la epilepsia o la histeria. Es curioso que por un lado, dichos “científicos” ocultaban que las pacientes mutiladas podían desarrollar tumores y quistes, trastornos renales, infecciones, infertilidad, problemas en el parto, hemorragias, fístulas, desgarros e incontinencias; y por otro, no recetaban el mismo tratamiento para los mismos males observados en los hombres.

 

La MGF es más compleja por ser considerada sexista: es el ejercicio del poder de un adulto sobre una menor por razones “supersticiosas”.

 

En Kenia, los educadores inventan ceremonias alternativas del paso a la madurez para las niñas y ofrecen otros trabajos a las mutiladoras profesionales. A pesar de que 26 estados africanos firmaron en 1997 la Declaración de Addis Abeba para prohibir la ablación, su práctica se extiende apoyada por el fanatismo religioso.

 

Padres que organizan la agresión a sus hijos

 

Aunque la circuncisión no aparece en el Corán, los chicos nacidos musulmanes han sido “purificados” mediante esta forma de MGM, al igual que los judíos, quienes sí tienen mandato “divino” para realizarlo. Según la Génesis 17, los Yahvé proponen un reto al anciano Abraham de 99 años y a los hombres de su tribu: si desean recibir la gracia divina deben mostrarle su lealtad cortándose el genital, mutilación necesaria para alcanzar los mensajes ocultos de la Torá, aunque a primera vista no haya una relación directa entre ambas cosas. Ese día de la circuncisión de Abraham se denominará IomKipur o Día del Perdón.

 

Disertaciones teológicas o consideraciones relacionadas con la higiene al margen, las posibles raíces de la MGM llegan desde el culto agrícola a la Dama de Altas Montañas, Kybéle (Cibeles), desarrollado en Asia menor (1200 a.C.). Durante el ritual anual, los sacerdotes se autocastraban a semejanza de Attis, el hijo-amante de la diosa, al que Kybéle mutiló para asegurar su fidelidad. Attis muere desangrado para resucitar tres días después, el 25 de marzo, anunciando la llegada de la primavera. En medio de rituales orgiásticos, los fanáticos devotos entregaban su miembro amputado como ofrenda al templo de la diosa. Después, se disfrazaban de mujer, se maquillaban y bailaban en una especie de carnaval.

 

Parece que la fascinación de aquellos hombres por el poder de las diosas era el motivo de que quisieran renunciar a su masculinidad, con el fin de asemejarse a la mujer-diosa. Hoy son las diosas del poder, como Angela Merkel o Hillary Clinton, quienes se visten de hombres para ser aceptadas.

 

Que muchos de los iniciados murieran por los cortes hizo que la costumbre evolucionara en una ofrenda simbólica: la entrega del prepucio tras una circuncisión, que por su parte y con el tiempo, se convirtió en celibato masculino, como otra forma de renunciar al órgano más representativo de la virilidad y a su funcionamiento.

 

No es habitual tener una “maraca de alianza”, aunque sea con Dios en los genitales, sino en la parte exhibida y superior del cuerpo: la bindi (“punto”, en hindi), por ejemplo de algunas mujeres indias, señala que están casadas, o el velo de las mujeres de las religiones semíticas muestran su “decencia”, igual que la txapela representa la identidad vasca de su portador, o los cortes que realizan sobre su cuerpo los integrantes de diferentes tribus africanas muestran su pertenencia a una etnia o un estatus social, valores estéticos o mágicos.

 

La “marca de alianza” en los genitales de los bebes judíos y musulmanes mata a cientos de ellos cada año, y no sólo en las regiones subdesarrolladas y por el uso de cuchilla de los peluqueros callejeros. En EEUU, entre 2000 y 2013 la prensa informó de que 13 bebés se habían contagiado de herpes, dos habían muerto por una práctica extraña y perversa (una forma de pederastia) llamada metzitzah b’peh y otros dos sufrían daños cerebrales debido a la succión bucal del pene circuncidado del bebé por los rabinos. Si no fueran sacerdotes, estos hombres serían acusados de pederastia, pero la ley les ampara a ellos (que no al niño) ya que la práctica “forma parte del rito de circuncisión”. Grupos como Intactamerica o Motehrs against CIR se oponen a la MG de los bebés varones, por ser un ataque a la integridad física y a la dignidad de los pequeños.

 

El origen “divino” e imaginario de la circuncisión no la hace menos criminal que la mutilación de las niñas por razones “terrenales”. Ellos y ellas deben estar protegidos de alteraciones corporales en nombre de la cultura y de las creencias de los adultos.

 

Las guerras del agua en África


www.rebelion.org/270815

El agua es un bien esencial para la vida. Y cada vez es más escaso. El continente africano cuenta, como de costumbre, con grandes diferencias. Mientras hay zonas que no sufren la falta de agua, al menos el 65% del territorio africano padece escasez total o parcial de recursos hídricos, con lo que todo ello conlleva. La progresiva contaminación de las aguas, el aumento poblacional, el calentamiento global y el uso desorbitado de este elemento para la explotación intensiva de cultivos de exportación y la ganadería descontrolada está poniendo contra las cuerdas a una parte de la población africana.

 

Además, la disminución del agua dulce provoca toda una serie de consecuencias, como las migraciones forzadas, que puede llevar a conflictos entre pueblos o sectores económicos e, incluso, pueden provocar enfrentamientos internacionales. Estas denominadas “guerras del agua” llegaron a preocupar a la ONU que considera que, a lo largo del siglo XXI, veremos un cambio en la lógica bélica, pasando de conflictos por el oro negro o territoriales, a la lucha por el agua. Lamentablemente, África se está convirtiendo en la principal víctima de este proceso que acabará por disparar la inestabilidad en el continente.

 

Entre la guerra y la cooperación

 

El Nilo y sus afluentes bañan las riberas de once países africanos y el uso de sus aguas ha llevado a diversos conflictos y acuerdos internacionales a lo largo de su historia. Fue en 1929 cuando, bajo el dominio británico de casi toda la región, se formuló un acuerdo internacional en virtud del cual Egipto quedaba en una posición privilegiada para el control de las aguas, adquiriendo la capacidad de vetar obras o desvíos ribereños fuera de sus fronteras que pudieran afectar en cualquier caso al caudal del Nilo.

 

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Durante décadas, los diez países que comparten los recursos hídricos del Nilo (once, desde la partición de Sudán) buscaron nuevos acuerdos para poder ampliar el uso de las aguas, sobre todo, dirigido a la agricultura, la ganadería y la energía.

 

Durante los últimos años, hemos asistido a un duro enfrentamiento entre Sudán, Egipto y Etiopía por la gestión hídrica, especialmente, desde el momento en que el gobierno de Addis Abeba anunció la construcción de una presa en el Nilo Azul.

 

De hecho, la postura de Egipto y Sudán ante la modificación de los tratados históricos llevó a los países no árabes de la cuenca del Nilo (Uganda, Ruanda, Burundi, Kenia, Tanzania, la República Democrática del Congo y Etiopía) a firmar un acuerdo, en 2010, para la modificación de esas normas internacionales a las que ninguno de los países árabes se adhirieron.

 

Finalmente, Egipto y Sudán aceptaron la nueva situación y, en 2015, se ha firmado un nuevo acuerdo para el uso de las aguas, lo que permite a Etiopía continuar con su plan energético en la cuenca del Nilo Azul. Este tratado ha anunciado una nueva etapa de cooperación entre los diferentes Estados ribereños lo que, por el momento, aleja los fantasmas de la guerra.

 

Sin embargo, no podemos olvidarnos de otros conflictos como el del lago Malawi en el que, históricamente, se han enfrentado Mozambique, Tanzania y Malawi y que, actualmente, confronta a los dos últimos Estados. Como consecuencia de la colonización, se da la irónica situación de que Tanzania es un país costero del lago Malawi pero no puede acceder a sus aguas porque la frontera histórica se encuentra, precisamente, en la costa. El gobierno tanzano exige que la línea fronteriza se mueva al centro del lago en virtud de las leyes internacionales que establecen que cuando las costas de dos Estados se hallan situadas frente a frente, ninguno de ellos tiene derecho a expandir sus aguas territoriales más allá de la línea media equidistante a ambas costas.

 

Pero Lilongwe no está dispuesto a ceder un palmo de agua y, a pesar de que han existido diversos acercamientos en los últimos años, lo cierto es que ambos contendientes siguen manteniendo una actitud más próxima al enfrentamiento que a la cooperación, lo que sin duda beneficiaría a las poblaciones que viven de las aguas del lago.

 

Pero no todos los conflictos del agua se deben a la escasez. Algunos son producto de la abundancia. Un ejemplo paradigmático es el enfrentamiento que tuvo lugar entre Zimbabue y Mozambique en el año 2000, cuando las aguas del río Zambeze aumentaron de forma exponencial durante la época de lluvias. El crecimiento del caudal del río y del lago Kariba llevaron al gobierno de Zimbabue a desembalsar agua en la presa del lago, provocando una catástrofe humanitaria y medioambiental que afectó directamente a Mozambique, que se encuentra en el curso bajo del río.

 

Ante la situación, el gobierno de Maputo amenazó con el uso de las armas si el gobierno de Harare no controlaba la gestión de las aguas que podía afectar a los vecinos río abajo. Aunque finalmente no tuvo lugar un conflicto bélico, esta es una muestra más de lo frágil que pueden ser las relaciones internacionales cuando tienen que ver con el uso y la gestión del agua.

 

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¿Guerras tribales o guerras por el agua?

 

Sin embargo, los peores conflictos no se han dado, por el momento, a nivel estatal, sino que muchas de las “guerras por el agua” tienen lugar a un nivel más regional. Debemos pensar que los primeros afectados por la escasez de agua son los pueblos que dependen de ella para su subsistencia y, en el momento en que esta falta se hace efectiva, se ponen en funcionamiento los mecanismos para obtenerla de alguna forma: la migración y el enfrentamiento.

 

Cuando el agua escasea, se pueden producir enfrentamientos entre las comunidades que antes compartían este elemento, sobre todo, entre agricultores y ganaderos; pero también los desplazamientos de pueblos enteros a otras regiones con agua pueden producir conflictos entre las comunidades “foráneas” y las comunidades que llevaban más tiempo en dicho territorio. Estas guerras se han tachado en numerosas ocasiones como “guerras tribales” o “de religión”, atribuyendo las causas del enfrentamiento a odios primitivos entre “tribus” y “etnias”, siempre dejando de lado que una de las principales causas es la escasez de agua.

 

De esta manera, tienen lugar acontecimientos terribles como el acaecido en el delta del Tana entre finales de 2012 y principios de 2013, donde murieron 118 personas y más de 13.000 tuvieron que desplazarse huyendo de la “guerra tribal” que estaba teniendo lugar. El origen de la contienda se debía a las disputas entre la tribu pokomo (agricultores) y la etnia orma (pastores seminómadas) por el acceso a la tierra y, sobre todo, por el acceso a los recursos acuíferos.

 

Igualmente, la disminución del agua en el lago Chad, que podría llegar a desaparecer en solo dos décadas, está provocando no pocos problemas a los más de 30 millones de personas que dependen de él. A pesar de la rápida desaparición del lago, la migración hacia sus costas no se detiene, lo que aumenta la presión en la zona y producen disputas entre los allí establecidos y los recién llegados. Volviendo a tildar estos choques como “tribales” o “étnicos”.

 

En referencia a esta situación, la física india Vandana Shiva expresó cómo los medios de comunicación y los políticos encubren los conflictos del agua y los presentan como si fueran religiosos y étnicos lo que, a su vez, facilita la división y las políticas de gobierno. De esta manera, anulando el motivo real de estos conflictos, se pasa por alto la necesidad global de crear una justicia, una democracia y una paz del agua.

 

El agua, un bien común

 

El agua es un bien común, pero también finito y escaso en algunas regiones del mundo. Como ya hemos visto, la falta de agua puede crear tensiones, conflictos, enfrentamientos y, desde luego, puede conducir a la más terrible de las guerras si no se ponen los medios para evitarlo.

 

Los países africanos han evitado, por el momento, el conflicto directo por el agua, aunque no podemos olvidar que muchas de esas disputas siguen abiertas hoy en día y podrían evolucionar hacia situaciones mucho más graves. Si bien, algunos de estos Estados han optado por la cooperación en lugar del enfrentamiento, lo que a la larga puede ayudar a subsanar los males que produce la falta de agua.

 

Sin embargo, los gobiernos se han olvidado, una vez más, de sus ciudadanos, pasando por alto las guerras regionales por el agua y, en ocasiones, utilizándolas para su beneficio. Sin olvidar a las grandes empresas que, haciendo uso del “divide y vencerás” más inhumano, sacan partido de la confrontación de estos pueblos.

 

Al final, la única solución posible pasa por la cooperación y la solidaridad entre las diferentes comunidades. Todos somos conscientes de que el agua es un bien común, pero corremos el riesgo de que, a la larga, se convierta en un bien de pago por el que debamos entregar el más alto de los precios: la sangre.

 

¿Por qué se levantan las comunidades indígenas?


www.rebelion.org/240815

"Yo, aunque pongan la bala aquí, aunque pongan el fusil aquí, tengo que reclamar donde quiera. Tengo que seguir luchando. Para vivir, siquiera libertad en esta vida."

Dolores Cacuango (1881-1971), líder indígena.

¿Por qué se levantan las comunidades indígenas? Porque se sienten empequeñecidas, dejadas de lado, porque ofendieron su dignidad. Dice Silvia Rivera Cusicanqui: "El tema de la dignidad es tan central para la opresión andina, ya que con una sola palabra se evoca oprimido u opresión y explotar, que en aymara es una sola palabra: "empequeñecer".

 

Y ese es el tema de la dignidad humana, es decir, todo aquello que te rebaja la dignidad humana (sea un mal salario o un mal trato) te empequeñece como persona... Es por esto que la gente se levanta. La gente no se levanta a causa de las fuerzas productivas... Igual en quechua tiene que ver con la palabra "pisotear" en relación con el que te oprime. Hay que poner el cuerpo, no hay otra." [1]

 

Lucía Chimbolema viene desde Guaranda, de la región andina central de Ecuador. Junto con familiares y otros miembros de la comunidad está en el parque El Arbolito de Quito, sitio de congregación de los contingentes indígenas de la Sierra y Amazonía. Desde allí marcharán al Centro Histórico para participar en el llamado "Levantamiento Indígena" del 13 de agosto de 2015.

 

Lucía explica que ha venido a Quito a reclamar, entre otras cosas, por la educación. Dice que las escuelas bilingües kichwa-español, antes a cargo de las comunidades, han sido desplazadas por las escuelas del Milenio, pero la que le corresponde a su comunidad está muy lejos y no hay buses para transportar a los niños, sus nietos pequeños entre ellos. Tiene un nieto adolescente estudiando medicina en una universidad privada porque no tuvo cupo en la estatal, le faltan dos años para terminar pero duda que la familia podrá seguir pagando la matrícula.

 

Cuenta que es analfabeta pues no había escuelas en su comunidad cuando ella era chica. "Recién aprendí español a los 25 años", dice sonriendo, y pasa sin esfuerzo del kichwa (dirigiéndose a su nieto) al castellano (cuando habla conmigo).

 

Señala a su hijo, un hombre de unos 40 años, vestido con pantalón y camisa blanca, sombrero negro de lana, que conversa con un grupo. Ese hijo fue candidato a alcalde y por "poquitos votos no ganó", comenta con orgullo. El tenía 6 años cuando se formó la primera escuela en la comunidad, y ahí se educó.

 

Con humildad dice que "solo trabaja en el campo". El trabajo en el campo abarca desde el cultivo al cuidado de los animales, proveyendo junto con las otras mujeres, la base del alimento familiar.

 

Lucía lleva la vestimenta tradicional: falda negra larga, blusa blanca con flores bordadas, faja tejida multicolor en la cintura, rebozo corto de paño oscuro, collar dorado, sombrero blanco de lana adornado con cintas y ushutas (sandalias). Cada color de la ropa tiene un significado. El negro representa la tierra o Pachamama; el blanco, las nieves del colosal volcán Chimborazo, a cuyos pies se halla Guaranda.

 

La presencia de Lucía y otras mujeres indígenas concentradas aquí, resaltan la premisa de que la mujer indígena es la guardiana de la identidad y la reproductora de la cultura de sus pueblos. Lucía, de tez trigueña, rasgos armoniosos, delgada y de porte firme parece expresar: "aquí estoy yo, madre, abuela, mujer indígena, y vengo a la capital del país a decir lo que tengo que decir". Pregunta si creo que el presidente Correa se enterará de las quejas. Espera la respuesta prestando mucha atención, como si esta fuera de gran importancia, quizás para evaluar el saldo de la marcha sobre Quito o quizás para tratar de entender si existe un interlocutor: "¿Cree que Correa leerá lo que yo he dicho?".

 

Cecilia Velázquez, activista indígena de Cotopaxi, movilizada en el levantamiento indígena dice: "Hay una sola escuela del milenio en Cotopaxi. Muchísimos alumnos por clase, en algunos casos, hasta 100-150 alumnos. La mayoría de las profesoras son bachilleres enseñando a alumnos de hasta octavo y noveno nivel. A cada rato se cambian los jefes de distrito escolar; el último que hay lleva tres meses en el cargo.

 

Al terminar la secundaria nuestros jóvenes no están bien preparados, no pueden alcanzar los 800 o 900 puntos necesarios para estudiar en la universidad pública; tenemos que endeudarnos para mandarlos a las universidades privadas... En el 2009 participé en las mesas del diálogo para la educación; ni un solo ministro se hizo presente... El gobierno nos acusa de hacerle el juego a la derecha; no, es el mismo gobierno el que le hace el juego a la derecha..." [2]

 

Primeras escuelas indígenas bilingües de Cayambe (1945)

 

Dos de las grandes dirigentes históricas por los derechos indígenas, Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango, fueron kichwa hablantes que aprendieron a hablar español, a leer y escribir de adultas. Vinculadas al Partido Comunista, lucharon por los derechos de los indígenas y campesinos, la reforma agraria, la educación para las comunidades indígenas en Cayambe. Dolores Cacuango -con ayuda de María Elisa Gómez de la Torre, profesora y su compañera en el Partido Comunista- fundó en 1945 la primera escuela indígena en terrenos del sindicato "Tierra Libre" en Yanahuayco, Cayambe. Poco después establecieron tres escuelas más en la zona, con maestros indígenas y sin apoyo estatal.

 

Bajo presión de los terratenientes (que no querían peones educados), en 1963 la Junta Militar prohibió que los niños recibieran instrucción en kichwa, diciendo que las escuelas eran "focos comunistas". Hacia fines de los sesenta y setenta, con el desarrollo de la teología de la liberación y la Iglesia de los pobres se sumaron nuevas escuelas indígenas. Las escuelas en las comunidades indígenas tuvieron un rol que fue mucho más allá de la educación de niños y jóvenes; se las consideró un centro de organización social y política, desde donde se forjó la lucha por la reforma agraria. La ley de reforma agraria se firmó en 1976, y aunque no incorporaba demandas esenciales del movimiento indígena, este la acató un como punto de partida desde donde continuar la lucha.

 

Sistema de Educación Intercultural Bilingüe: Protagonismo de los pueblos indígenas

 

En las décadas de los 80 y 90 se fue consolidando la presencia de las escuelas indígenas en toda la Sierra Central con la conformación del sistema de Educación Intercultural Bilingüe. Este sistema, que más tarde se extendió a otras regiones, surge por iniciativa de la Confederación de Naciones Indígenas (CONAIE), que agrupa a trece nacionalidades indígenas de Ecuador.

Desde su origen, el accionar de la CONAIE supo combinar las demandas anti-neoliberales con la lucha por los derechos etno-culturales. En esa lucha por los derechos de los pueblos a la autonomía y autogestión cultural la CONAIE elaboró una propuesta educativa para presentarla al gobierno nacional: en noviembre de 1988 se creó la Dirección Nacional de Educación Bilingüe (DINEIB). La CONAIE logró entonces una reivindicación clave: el derecho a elegir las autoridades del DINEIB. La CONAIE, en colaboración con el ministerio de Educación, elaboró materiales didácticos de alfabetización y post-alfabetización, programas de capacitación de los educadores en lengua kichwa, awa, chachi, tsa'fiki y otras.

 

Hacia el 2000 el sistema de educación intercultural abarcaba 2150 centros de nivel primario, 142 de nivel secundario y 13 institutos superiores. La columna vertebral de este modelo es la participación de las comunidades; a partir de las investigaciones realizadas en las comunidades, se elaboran los materiales pedagógicos, se forman los docentes y se debaten los objetivos de la educación indígena.

 

Los objetivos del sistema educativo alternativo son: revalorizar la propia cultura -incluyendo la enseñanza de las luchas indígenas invisibilizadas por la historia oficial-, fortalecer la lengua nativa, revitalizar los procesos de las comunidades para mejorar la calidad de vida -entendiendo que los pueblos y nacionalidades indígenas deben tener la libertad de construir sus propios modelos de desarrollo.

 

Decreto ejecutivo le quita a la CONAIE la dirección del sistema de educación integral

 

En febrero del 2009, por decreto ejecutivo, el gobierno de Rafael Correa eliminó la administración comunitaria indígena de la DINEIB y la puso bajo el mando del ministerio de Educación. Este decreto, al desvincular a las comunidades indígenas y a la CONAIE de la Dirección Nacional de Educación Bilingüe, acabó con la autonomía. El objetivo anunciado fue: "unificar todas las escuelas del país, urbanas y rurales, con un solo currículum".

 

Las nuevas escuelas del Milenio funcionan en edificios modernos que intentan concentrar la población estudiantil de varios poblados. Según voceros de las comunidades, en la aplicación del plan no se ha considerado un factor clave: la distancia y la falta de carreteras y/o medios de transporte para que se movilicen los estudiantes. En algunos casos, los chicos tienen que viajar varias horas, y eso hace imposible la asistencia. Además muchos de los nuevos maestros no hablan kichwa y desconocen la cosmovisión andina, tampoco dominan las nuevas tecnologías que tienen a su disposición, según quejas de activistas indígenas de Cotopaxi.

 

El presidente Correa ha usado el término "escuelas de la miseria" para referirse a las escuelas indígenas. Y de hecho la mayoría carecen de agua corriente y de cualquier tipo de confort, y a veces ni siquiera hay una tiza para escribir en el pizarrón. Pero la solución al problema, ¿es eliminar las escuelas y su rico legado multicultural y bilingüe? ¿O la solución es invertir para hacer mejoras en todas y en cada una de ellas como proponen las comunidades indígenas?

 

En cifras: El presupuesto educativo se ha multiplicado por cuatro

 

Hacia 2014, el gobierno de Correa había cuadriplicado el presupuesto educativo. Entre los logros gubernamentales en el área educativa figuran: la universalización de la educación general básica; el incremento en la cantidad de alumnos que acceden al bachillerato; la construcción de escuelas públicas: "en los próximos años se construirán 900 nuevos edificios y refaccionarán 4.600 escuelas con una inversión cercana a los 10.000 millones de dólares"; programa de capacitación de los docentes; creación de tres nuevas instituciones de educación superior como Universidad de las Artes, Yachay e Ikiam; alrededor de 8.000 estudiantes becados en las mejores universidades del mundo.

 

Señala René Ramírez -secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación- que durante el gobierno de Correa, la tasa de matrícula universitaria ha crecido a mayor velocidad que en las décadas previas, según los Censos de Población y Vivienda. A partir de 2006 se duplicó la matrícula universitaria del 20% más pobre, sector conformado mayoritariamente por indígenas y afroecuatorianos. Ramírez destaca que en Ecuador el presupuesto para la educación superior representa el 2.12% del PIB, mientras que el promedio europeo es del 1% y el latinoamericano, 0.8%. [3] Estas cifras demuestran un compromiso real del Estado con la educación, y un avance significativo en relación a lo hecho por los gobiernos anteriores.

CONAIE demanda la autonomía educativa para los pueblos y naciones indígenas  

 

Sin embargo, en el contexto de una política que intenta fortalecer el sistema educativo en todos los niveles, existe un claro déficit en la participación del sector indígena, que está en total desacuerdo con el camino tomado frente al Sistema Integral de Educación Bilingüe. En el comunicado de convocatoria al levantamiento indígena de agosto de 2015, la CONAIE afirma en el punto 3:

 

"Exigimos el respeto pleno por parte del Estado al ejercicio de los derechos colectivos en distintos ámbitos como la educación, la salud, la gestión del agua y de nuestros territorios como una manera concreta y legitima de construir la plurinacionalidad, de acuerdo a lo que manda la Constitución y el Convenio 169 de la OIT. Por lo tanto, exigimos el restablecimiento del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe y la reapertura de la Universidad Amawtay Wasi. Exigimos el fortalecimiento de los modelos de educación comunitaria, nos oponemos rotundamente el cierre de las escuelas comunitarias... defendemos un modelo pedagógico y de generación de conocimientos y saberes acorde con la realidad cultural y local." [4]

 

A diferencia de otros países de la región -como México y Colombia, donde el asesinato de líderes populares es una tragedia cotidiana- en Ecuador rige un Estado de derecho. Si bien las protestas y los levantamientos se han desarrollado en un clima de tensión y fricciones, en ocasiones violentas, entre policías y manifestantes, no hubo víctimas fatales. Es importante hacerlo notar ante los análisis tremendistas de uno y otro bando.

 

Los protagonistas de esta historia, que se está escribiendo hoy, son las comunidades indígenas que luchan por recobrar derechos, como la autonomía educativa ganada en décadas de lucha. Al suprimir la autonomía indígena educativa, el gobierno empobreció el carácter plurinacional y multicultural del Estado ecuatoriano.

 

Ahora es el turno del gobierno para ponerse a la altura de este desafío histórico y entablar un verdadero diálogo intercultural, con las comunidades y sus dirigentes, sin poner condiciones. La restitución de la autonomía indígena en la educación enriquecerá el carácter plurinacional y multicultural del Estado ecuatoriano, como lo exige el Artículo 1.0 de la Constitución vigente.

 


Notas

 

[1] "La disponibilidad de lo inédito" - Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui realizada por Claudia Arteaga y Gerardo Muñoz (2014): http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/04/la-disponibilidad-de-lo-inedito.html

[2] Entrevista radial con Diego Oquendo, Radio Visión, FM 91.7, 13 de agosto de 2015, Quito.

[3] " Hablemos de política, hablemos de igualdad: Capital y trabajo en el Ecuador de la Revolución Ciudadana" - Blog de René Ramírez: http://reneramirez.ec/hablemos-de-igualdad-hablemos-de-politica-educacion-capital-y-trabajo-en-el-ecuador-de-la-revolucion-ciudadana/

[4] Declaración de la CONAIE "Porque nuestra lucha histórica es junto a las comunas, los pueblos y las nacionalidades. ¡Vamos todos al levantamiento indígena y popular!": http://conaie.org/en/26-noticias/198-manifiesto-del-levantamiento-indigena-y-popular-del-campo-y-la-ciudad

 

Perversos alegatos contra los migrantes


Ana María Aragonés

www.jornada.unam.mx/050715

 

El discurso contra los migrantes se ha hecho más que virulento desde 2008, cuando se inició la crisis estructural. Si bien ésta ha sido una estrategia recurrente en la historia migratoria de los últimos tiempos por casi todas las regiones receptoras, en estos momentos de crisis la xenofobia se agudiza.

 

Los conflictos derivados del desempleo, de economías estancadas y descenso de los niveles de vida para la mayoría de la población mundial son el caldo de cultivo para ello, pero al mismo tiempo, como señala David Harvey, esos desastres económicos y sociales son la evidencia de que el capitalismo está en graves dificultades.

 

A pesar de ello, la estrategia política y económica para la salida de la crisis, no parece alejarse de los supuestos del neoliberalismo y de las políticas de austeridad, lo cual augura una mayor degradación del bienestar de la mayoría de la población, al tiempo que los ricos se hacen más ricos. Y aquí hay una poderosa razón de por qué los grupos dominantes buscan evitar cambiar un sistema que les es altamente redituable. No es extraño que compartan una ideología ultraconservadora y xenófoba, y utilicen la táctica de culpar a los migrantes de los desastres económicos.

 

Desafortunadamente son muchos los ejemplos que dan cuenta de esta innoble conducta. Entre ellos encontramos al multimillonario Donald Trump, con un discurso anti inmigrante, especialmente contra los mexicanos, que busca avivar los sentimientos de miedo y, por supuesto, de rechazo contra aquellos a los que acusa de ser responsables de la crisis. Cuando es el modelo neoliberal el que ha generado esos desastres, pero es también el modelo que ha permitido al señor Trump incrementar su enorme fortuna, por lo que resulta muy conveniente que siga funcionando sin cambios. Su pretensión es alcanzar la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano.

 

Llama la atención que esos desplantes anti inmigrantes, que en un inicio se pensó irían en su contra, le están redituando importantes apoyos y lo colocan en el primer lugar de las preferencias entre los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos (La Jornada, 31/7/15).

 

Pero la estrategia contra los migrantes no es exclusiva de los ultraconservadores de Estados Unidos, pues Hungría, por ejemplo, se ha convertido en una de las naciones europeas más contrarias a la migración, hasta el punto de colocar carteles con propaganda xenófoba y proyectar la construcción de una valla fronteriza para impedir el paso de los migrantes. Según sus detractores, esta campaña gubernamental antinmigración tiene un objetivo político, cuya pretensión es dar votos al partido en el gobierno (Fidesz), además de intentar con ello desviar la atención del aumento de la tasa de pobreza y los escándalos de corrupción. Es decir, que nuevamente los migrantes son utilizados para desorientar y utilizarlos como chivos expiatorios.

 

Gran Bretaña, por conducto de su primer ministro, David Cameron, había propuesto el endurecimiento de la política migratoria y reducir el flujo para el año 2015. Hace unos días, ante el intento de un grupo de migrantes que buscaba llegar a Reino Unido a través del túnel del canal de la Mancha desde el norte de Francia, comentó que hay un enjambre de personas llegando por el Mediterráneo que buscan una vida mejor. Expresión que fue duramente criticada por el líder del Partido Laborista al señalar que se trata de personas y no de insectos.

 

Un informe del Consejo de Europa señaló que los recortes de la Unión Europea, con su política de austeridad, son los culpables del aumento del racismo y acusó a los partidos políticos de utilizar a los migrantes como cabeza de turco ante el recorte en los servicios sociales. Situación que ha permitido el surgimiento de partidos de ultraderecha y xenófobos en Europa, como el Unión por el Futuro de Austria, el Partido por la Libertad en Holanda, entre otros.

 

Seguir culpando a los migrantes de los problemas que genera el neoliberalismo no sólo inflige terrible dolor y sufrimiento a todas esas personas, que trágicamente alcanza a los más vulnerables, es decir, niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, sino que está retrasando la posibilidad de un cambio de rumbo que es ahora, más que nunca, apremiante.

 

Qué lejos han quedado los deseos de la Organización de las Naciones Unidas que en 1974 planteaba su determinación de establecer un nuevo orden económico internacional basado en la equidad, la igualdad soberana, la interdependencia, el interés común y la cooperación de todos los estados… para corregir desigualdades y reparar las injusticias… y garantizar a las generaciones presentes y futuras un desarrollo económico y social en la paz y en la ­justicia.