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"¿Por qué no se permite que las mujeres puedan ser sacerdotes?"


Entrevista a José M. Castillo S.

José María Castillo es uno de nuestros mejores teólogos. Durante años, perseguido y condenado por defender una teología popular, abierta y cercana a los pobres. Ahora, la llegada del Papa Francisco ha supuesto una rehabilitación en toda regla para Castillo.

No sólo teológica, sino visible: el mismo Bergoglio recibió, y agradeció a Pepe Castillo su teología, en una histórica jornada, que recordamos en esta entrevista con motivo de la publicación de 'La religión de Jesús. Comentarios al Evangelio diario Ciclo C', editado por Desclée. El futuro de la iglesia y de las religiones, también sobre el tapete, con una idea clara: "El Evangelio no es una religión y, por tanto, el cristianismo tampoco: es un proyecto de vida". Siempre es un honor y un placer: Pepe Castillo, bienvenido a tu casa.

Efectivamente, esto es una prolongación de mi casa.

También es lo que se pretende. Estamos intentando crear una gran familia en Religión Digital, con ustedes y con nosotros. Dentro de esa familia siempre hay niños que vienen nuevos y muy deseados porque, además, este es un libro que haces todos los años y que ya lo tenemos aquí: "La religión de Jesús. Comentarios al Evangelio diario Ciclo C (2018-2019)", de José María Castillo, en la editorial Desclée. Siempre se eligen unas fotos preciosas de niños, en los últimos años.

Sí. La portada la cuidan, entre otras cosas. Ya son once años seguidos.

¿No resulta complicado? Al final son tres ciclos, ¿sí?

Sí.

Este lo has repetido, será el tercero o el cuarto.

Claro. Es una de las dificultades que tiene, a estas alturas, hacer este libro y sus correspondientes comentarios: que hay peligro de repetirse. Yo intento superarlo poniendo mucha atención a una cosa que me parece fundamental, y es la situación. Porque la vida va cambiando muy deprisa y, además, en cosas muy hondas y muy importantes. Y, por tanto, responder a las preguntas que la gente se hace, o a los problemas que la gente vive, me parece que es una de las cosas más importantes que se pueden hacer, en la medida en que un libro de este tipo puede hacerlo.

¿Y qué nos dice el Evangelio de lo que está pasando en el mundo hoy?

Nos dice que en cuestiones muy fundamentales de la vida este mundo ha derivado hacia otros intereses, otros problemas, y otras soluciones que están justamente en oposición al Evangelio. Esto me parece importante. Y lo que quiero añadir es, a mi modo de ver, lo más fundamental en este momento: la relación entre la iglesia y el Evangelio.

¿Cuál es esa relación? ¿Qué problemas tenemos en esa relación?

El problema esencial, a mi manera de ver y tal como lo estoy desarrollando en un libro que saldrá pasado el verano es, que la Iglesia, en gran medida y en lo fundamental, ha marginado el Evangelio.

¿Pero no sería la base sobre la que se asienta?

Efectivamente, es la base; es el eje, el centro. Pero, sin embargo, no lo es. Aunque tenemos la suerte del papa actual.

El papa Francisco es un personaje singular en la historia del papado: es, por lo que sabemos, un papa enteramente original. Desde mi punto de vista, es un hombre que, sin decirlo, en su intimidad profunda, es lo que él se ha marcado y cómo lo ha programado. Pero el hecho es que está cambiando el papado. Y lo está cambiando por su manera de vivir, su humanidad, sobre todo, su cercanía a la gente, su sintonía con los que nadie sintoniza; las gentes más desamparadas y desgraciadas de este mundo.

Este papa está cambiando la situación: está cambiando el papado y está cambiando también el futuro de la iglesia. Esto quiero destacarlo.

¿Es suficiente? Quiero decir: que no deja de ser un hombre delante de un mastodonte, como es la institución eclesiástica, que pelea con fuerza y con fiereza para no hacerse el harakiri, para no desaparecer, en el sentido de desparecer las jerarquías, de los vínculos de poder; esa estructura piramidal que deja un poquito ahogado al pueblo de Dios.

Sí, así es, porque en el fondo hay un peligro que es mucho más grave: no es ningún secreto que el Papa tiene grandes -vamos a decirlo- enemigos en la iglesia. Y enemigos de muy alto nivel. No solo entre el mundo laical, político, económico, social, intelectual..., sino lo más doloroso: en el mundo eclesiástico.

Los tiene en casa.

Sí. Enemigos que quisieran quitarlo de en medio cuanto antes, o que Dios lo quite de en medio. Pero es un hecho. Y la raíz del problema, desde mi punto de vista, está en que la iglesia desde sus orígenes mismos ha tenido siempre una dificultad, una distancia y a veces una contradicción muy fuerte con el Evangelio.

No olvidemos una cosa muy importante: el Evangelio no es lisa y llanamente una religión. Prueba de ello es que, al protagonista del Evangelio, que es Jesús, lo mató la religión. Y según los relatos del Evangelio, que a fin de cuentas es una teología narrativa no expuesta en teorías ni en doctrinas sino en relatos de hechos, de sucesos de la vida.

Esta recopilación de relatos, que cada uno de los evangelistas organizó y presentó de una manera distinta, en el fondo coincide en una cosa esencial y en la que, normalmente, una cantidad notable del mundo clerical se resiste a reconocer.

¿Y qué es?

Que el evangelio no es una religión y, por tanto, el cristianismo tampoco. Es un proyecto de vida. Y digo que no es una religión por lo que ya he indicado antes y no me cansaré de repetir: que nunca deberíamos olvidar que el Evangelio es la historia de un conflicto. Un conflicto que terminó en muerte y, esto sí que es curioso, el gran defensor y el que más se resistió a matar a Jesús, fue, según los relatos de la pasión, el procurador romano.

Pilato, sí.

Lo notable es que lo más empeñados en que había no solo que matarlo sino además matarlo en una cruz (es decir, de la manera más cruel y más humillante y degradante que había en aquella cultura y en aquella sociedad) eran los máximos cargos de la religión.

El que la iglesia y el cristianismo se ha presentado, se ha vivido, se ha organizado y está en la sociedad como una religión más, ha sido a costa de desfigurar, de deformar y marginar el eje y centro del Evangelio.

Entonces, -y esto siempre lo discutimos- ¿cómo consigues expandir el mensaje, el proyecto-vida de Jesús, a todo el mundo, sin convertirte en una religión que, además, está apegada a un poder? Porque sin el Imperio Romano, probablemente esta expansión hubiera sido imposible. Y sin determinadas ligazones entre el poder y lo religioso, seguramente el mensaje de Jesús no hubiera llegado durante los siglos a tanta gente. ¿Eso es una teoría del mal menor? ¿O sirvió durante una época para expandir el mensaje, pero la institución debería haberse retraído, después, de su relación con el poder?

Lo que yo he podido averiguar leyendo, estudiando y reflexionando sobre esto prácticamente toda mi vida, pero sobre todo en los últimos años, es que hay un proceso que se provoca ya desde el comienzo.

Seré lo más breve posible: Lo primero es que las primeras iglesias se expandieron por el imperio sin conocer el Evangelio porque el propagador principal de aquellas iglesias fue san Pablo. San Pablo no conoció a Jesús y, por tanto, tampoco el Evangelio. Lo que él vivió en la famosa experiencia en el camino de Damasco cuando, dicen, se cayó del caballo, (aunque la historia no menciona ningún caballo) fue la experiencia de Cristo resucitado. Por tanto: Cristo, ya no de este mundo sino después de este mundo; en la plenitud de su gloria en la eternidad.

Entonces, parecía como las primarias del PP, porque Pablo y Pedro (que Pablo sí conoció y trató a Pedro) ya tenían sus trifulcas sobre cómo tenía que ser esto. Suena un poco a Cospedal/Soraya.

Tuvieron enfrentamientos por esto y por otros motivos para los que ahora no tenemos tiempo. Pero el hecho es que Pablo no conoció a Jesús. Es más, él llega a decir, en la segunda carta a los corintios, que el Jesús según la carne (o sea, el Jesús humano) no entró en sus intereses. Y sigue: “y si alguna vez me interesé por eso, en este momento no me interesa nada”.

La iglesia hoy ¿es más Pablo o más Pedro? ¿O más ninguno de los dos?

La Iglesia no se reduce a Pedro y Pablo.

Bueno, pero como síntoma: si es una iglesia más espiritual, una Iglesia más estructura, o más intentando volver a los orígenes.

Si por Pedro entendemos la iglesia que proviene del Jesús histórico, evidentemente el Evangelio es más de Pedro. Mientras que las cartas apostólicas que Pablo iba enviando a sus iglesias por todo el Imperio, desde el Oriente hasta -dicen que llegó- España, las elabora Pablo desde su experiencia del trascendente, del Resucitado. Muy condicionado también por sus ideas de educación: se educó en la cultura griega, está muy marcado por el pensamiento estoico y parece que se puede afirmar con toda garantía que tenía condicionantes de origen gnóstico. Y todo esto no es Jesús, es otra cosa y va por otros caminos.

Lo notable es que los evangelios empezaron a aparecer a partir del año 70, unos cuarenta y tantos años después de la muerte de Jesús. Cuando ya la iglesia se había organizado en comunidades y en asambleas por las grandes ciudades del imperio. Esa es la primera dificultad.

La segunda dificultad es que las asambleas que organizaban las iglesias de Pablo no tenían templos, ni tenían lo que hoy llamamos iglesias, en el sentido de edificios. Se reunían en casas, pero tenían que ser casas grandes y los que disponían de casas así eran los ricos y potentados. Por lo que la iglesia se organizó en torno a las casas de la gente rica, importante, y sus consiguientes intereses.

El tercer factor -que mucha gente no sabe ni ha caído nunca en la cuenta- es que en los primeros siglos todo el imperio era bilingüe: se hablaba sobre todo el griego, también el latín. Pero los evangelios se redactaron en griego, y el griego lo conocía la gente culta. La gente por tanto de cierto nivel social, cultural, con todos los aditamentos que inevitablemente eso lleva consigo. Y los pobres ¿qué hacían? Pues lo que siempre han hecho y siguen haciendo: se quedan al margen.

La primera traducción completa de la Biblia de la que se tiene conocimiento, no es la que da el famoso patrólogo Quasten del año 180, que ya es bastante: sería casi siglo y medio largo después de la muerte de Jesús. Según Tertuliano, en el siglo III es cuando hay noticias de esa primera traducción de toda la Biblia al latín. Por tanto, los dos primeros siglos, el pueblo no podía conocer el Evangelio.

Hay un cuarto factor muy importante: a comienzos del siglo IV viene la famosa llamada “conversión de Constantino”. A partir de aquel momento a la Iglesia se le empiezan a conceder privilegios. No me detengo en esto. Pero conviene tenerlo en cuenta. Y en el mismo siglo IV, ya al final, con el emperador Teodosio que era originario de lo que ahora llamamos España (parece que de Aragón).

Fue el que declaró la iglesia como oficial del imperio.

Claro. Teodosio fue el emperador que dio un paso más que Constantino, porque Constantino la permitió, pero Teodosio la declaró la única, y todas las demás pasaron a la clandestinidad. A partir de ese momento, finales del siglo IV, hasta comienzos del siglo VI, se produce un fenómeno que ha sido estudiado detenidamente, muy documentado, por uno de los hombres más competentes que tenemos en este asunto. Probablemente el más competente en todo el mundo: un profesor de Oxford que se llama Peter Brawn. Escribió un libro que tiene un título muy curioso: “Por el ojo de una aguja”. Que es aquello del Evangelio de que antes entra un camello por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.

Este historiador demuestra cómo desde finales del siglo IV, todo el siglo V y hasta comienzos del siglo VI, se produjo un fenómeno sorprendente: la entrada en avalancha de la gente más rica y potentada en la iglesia. La cosa llegó hasta el extremo de que hubo muchísimos casos de obispos nombrados sin estar ni bautizados. El caso más conocido es el del que fue obispo de Milán, san Ambrosio. San Ambrosio era catecúmeno, y de catecúmeno lo consagraron obispo porque vieron que era el único que podía gobernar una iglesia ingobernable por los líos que tenía. Eso se repitió por las Galias y también en la Hispania romana. Se difundió.

Esta entrada masiva de gente rica y poderosa en la iglesia le dio un giro completamente nuevo: se mantenía el Evangelio, pero no se vivía. Y aquí quiero insistir en una cuestión que me parece capital: el Evangelio no es una teoría, es una forma de vivir. Y está presente en la medida en que se vive. Si no es así, tendremos una o muchas teorías, incluso hay bastantes dichos evangélicos que se han convertido en dichos populares, pero una cosa es decirlos y otra vivirlos.

Y este es el gran problema de la iglesia: que tenemos una institución bien organizada, bien gestionada y bien estructurada pero igualmente alejada y distante del evangelio. Aunque hay personas, movimientos y grupos que lo viven, que se esfuerzan en vivirlo. A mí me ocurrió, en tiempos de Pablo VI, estando en Roma el domingo de Pascua de Resurrección, que fui a la Plaza de san Pedro a la misa del Papa. Duré allí diez minutos. Cuando vi el espectáculo, impresionante, yo pensaba: y todo esto, ¿qué tiene que ver con aquello de Jesús que nació en un pesebre y murió colgado como un delincuente?

¿Has encontrado una respuesta a eso?

Te aseguro que aquella mañana me fui a dar un paseo por las callejas del Trastevere, e iba dándole vueltas a la cabeza: «¿se me ha ido la cabeza? ¿estoy loco? ¿O la gente está loca? Cómo es posible que la historia de Jesús hay sido el origen de esto».

Aquel día había una representación de los militares aquellos que mataron a tanta gente en Argentina. Había representantes de dictaduras de América Latina, de Europa... ¡Yo qué sé! De todo el mundo y allí, en primera fila...

Como me impresionó cuando yo era estudiante y fueron mis padres, ya mayores, a verme a Roma. Y aún el Papa usaba la silla gestatoria, la tiara y todo aquel aparato de cornetas, inciensos, vestimentas...
Recuerdo que mi madre, (era muy buena mujer, nosotros somos de un pueblo y de una familia sencilla) que no tenía una cultura especial, se quedó pálida. Le pregunto:
—Mamá, ¿te pasa algo?—
—Estoy pecando—
—Mamá, por favor, que estamos en San Pedro. Aquí no se peca: aquí se viene a rezar o a unirse a la iglesia.
Y me dijo mi madre:
—Es que yo recuerdo que el Señor en lo único que se subió fue en una borriquilla. ¡Y mira cómo viene ese señor!—

Qué pedazo de lección.

Aquello se me quedó clavado en el alma y luego no he parado de darle vueltas. Y ahora, en los once años que llevo escribiendo esto de los evangelios, no paro de pensar en el mismo problema.

Estoy acabando ya un libro que se titula “El Evangelio marginado”. Y es que esto es un dolor: por eso el papa actual es una bendición. Pero él solo luchando... Aunque no está solo del todo, está muy condicionado. Y eso que dicen de “por qué no los quita a todos y pone a otros” se dice muy pronto: el Papa tiene que tener mucho cuidado en eso, porque se podría organizar un cisma.

Los pontífices son tendedores de puentes, no destructores de comunión y, claro, es complicado. Es muy difícil el trabajo que tiene por delante Francisco.

Es una cosa extremadamente complicada, y delicada: ser bueno, pero al mismo tiempo ser firme y coherente con todos. Armonizar esas dos cosas es un auténtico milagro. Harán falta años y años para que esto pueda salir adelante.

Pero hay cosas que no me quiero callar y aprovecho este momento:

Primero, ya lo he dicho, que lo de las familias sería fundamental organizarlo porque es una lástima; a fin de cuentas, son muchos miles de personas los que todavía van a misa. Pocas instituciones tienen tanta gente asegurada todos los domingos.

Otra cosa importante sería admitir como sacerdotes a hombres casados. Y más cuando se sabe con seguridad que fue una tradición que se introdujo en el siglo IV o V.

Y, en tercer lugar, el problema de la mujer: por qué no se permite que las mujeres puedan ser sacerdotes igual que los hombres lo son. Aquí hay una cuestión más de fondo: ¿cómo con tanta frecuencia se confunde un fenómeno sociológico, cultural e histórico con un hecho teológico?

Naturalmente la mujer en las culturas antiguas estaba marginada. Y todavía vivimos de residuos de eso. Pero si de algo nos hemos convencido, y cada día lo vemos más claro, es que una sociedad que margina a la mujer no puede ir a ninguna parte. Y la iglesia tiene que abordar ese fenómeno cuanto antes: la mujer tiene los mismos derechos que el hombre, y también en teología. Es más, leyendo y releyendo, estudiando los evangelios, una de las cosas que más llaman la atención es el cuidado exquisito de protección, de respeto y de defensa que tuvo Jesús con la mujer, siempre. Fueran judías o de otros orígenes, y tuvieran la conducta que tuvieran. Jesús siempre las defendió: pues vamos a defenderlas.

Y lo último que quiero decir es que yo no tengo boca, ni palabras, ni encuentro argumentos para ponderar y agradecer al papa Francisco el hecho de que él mismo me telefoneara a mi casa, y que organizara que pudiéramos vernos y tener una entrevista. Yo le dije:

—Mire, padre Francisco, usted y yo somos dos jesuitas sin papeles lo mismo que Díez Alegría, solo que él se salió por arriba y yo me he salido por abajo—
Y se reía. Luego le regalé dos libros y me dijo:
—Siga escribiendo. No deje de hacerlo porque con esto le hace mucho bien a la gente—

Eso me ha hecho a mi más bien que todos los predicadores, directores espirituales, confesores, etc., que he tenido en mi vida.

Vamos a hacerle caso al Papa, ¿no?: siga haciéndolo.

Eso estoy intentando. Y aunque ya tengo bastantes años, sigo trabajando y seguiré trabajando con ilusión mientras la cabeza y el cuerpo aguante.

La edad está en el corazón, José María, y tú eres muy joven. Como esta niña de la portada de tu libro: “La religión de Jesús. Comentario al evangelio diario. Ciclo C (2018-2019)” editado por Desclée, como siempre. Muchísimas gracias por la charla y por tu magnífico trabajo también en religión Digital: ese inmenso servicio que haces a un montón de lectores que te siguen en todo el mundo. Muchas gracias y siempre adelante.

Muchas gracias a vosotros y a Religión Digital por el inmenso bien que hace en todo el mundo, especialmente en España, en Europa y en América Latina.

En eso estamos, José María, y gracias a personas como tú lo conseguimos.


Efectos de la política en la salud de los panameños


Jorge L. Prosperi

Para argumentar sobre los efectos de la política en la salud de los panameños, comienzo aclarando que por política me refiero a la “actividad (el quehacer diario) de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país”. Y, lógicamente, preguntándonos cuáles son los factores que producen salud y enfermedad en nuestro país, pues las principales causas de salud y enfermedad, como veremos más adelante, están todas relacionadas con los llamados Determinantes Sociales de la Salud, entre ellos la decisiones y acciones que toman los miembros de la oligarquía que administra los recursos que son de todos los panameños.

En ese contexto me he referido, en otras publicaciones, a la relación directa de los estilos de vida individuales con la salud y la enfermedad, que es uno de los determinantes sociales. Aunque es evidente que buena parte de nuestros males son el producto de nuestros hábitos y comportamientos, no podemos achacarle a la población la responsabilidad exclusiva y total por su salud.

Los panameños exigimos un gobierno y un sistema de salud que nos proteja y garantice el acceso a servicios de salud integrales, gratuitos y de calidad. Por esa razón dedicaré este artículo al contexto político de los últimos tiempos, determinante social que ejerce un efecto directo sobre el sistema de servicios de salud, nuestras opciones y decisiones cotidianas, es decir, sobre nuestros estilos de vida, y sobre nuestras posibilidades de alcanzar y mantener el desarrollo pleno, el bienestar y, claro, la salud.

¿De qué se enferman los panameños?

Para poner en perspectiva los efectos de la política en la salud de los panameños, debemos conocer antes cuales son las principales causas de enfermedad y muerte en el país.

En relación a las causas de morbilidad, el Ministerio de Salud nos informa que las principales enfermedades crónicas que son atendidas en las instalaciones del MINSA, fueron en el 2016: hipertensión arterial, diabetes, obesidad y asma. Mención especial merece el hecho de que, de acuerdo con el Censo de Salud Preventiva, el 46% de la población mayor de 40 años padece de algún grado de sobrepeso y/u obesidad.

Por otro lado, la Contraloría General de la República, a través del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en su publicación “Estadísticas Vitales Volumen III-Defunciones” correspondiente al 2016 nos informa que durante el 2016 fallecieron 18,882 personas en el territorio nacional, 58% correspondieron a hombres y 42% a mujeres. Las principales causas de muerte se recogen en la siguiente tabla y representaron el 70% de todas las causas.



A lo anterior hay que sumarle que es evidente y de suma importancia destacar que todas estas defunciones pudieron y debieron prevenirse, evitarse o, en el peor de los casos postergarse. Con esto en mente volvamos a la pregunta inicial.

¿Cuáles son los efectos de la política en la salud de los panameños?

Para iniciar recordemos que hace casi medio siglo el Dr. Marc Lalonde, ministro de salud de Canadá, y su equipo de trabajo, desarrollaron un modelo explicativo, todavía vigente, de la forma cómo se produce la salud y la enfermedad en una población y anotara en su publicación “Una nueva perspectiva para la salud de los canadienses”, que la salud o la enfermedad no estaban relacionadas simplemente con factores biológicos o agentes infecciosos, subrayando que la mayoría de las enfermedades tenían una base u origen marcadamente socio-económico. Y esta base, agrego yo, está directamente relacionada con las decisiones que toman los políticos. Las cuales, en nuestro caso, afectan el desarrollo del sistema de salud que necesitamos y, en muchas ocasiones constituyen una fuente de ira, desesperación y tensión emocional entre los panameños.

En ese sentido comparto en la siguiente gráfica un diagrama elaborado a partir del enfoque del “campo de la salud” propuesto por el Dr. Lalonde, en el cual se aprecian claramente los cuatro grupos de Determinantes Sociales de la Salud y Enfermedad de la población.

Ya en mi publicación Impacto de los Determinantes Sociales en la Salud, manifesté que los DSS son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias, que influyen en la salud, son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel nacional y local, lo que depende a su vez de las políticas adoptadas. Allí me referí principalmente al abordaje de los “estilos de vida saludables”, por lo que no lo repetiré en esta ocasión. Sea suficiente subrayar la importancia del compromiso de la población de cambiar sus estilos vida. Es decir, evitar la comida chatarra, disminuir el consumo de alcohol, no fumar bajo ninguna circunstancia, practicar suficiente actividad física y hacer lo posible por manejar el estrés urbano al que estamos sometidos los ciudadanos que habitamos las principales ciudades del país.

El contexto político como un determinante de enfermedad

Mi planteamiento es que el desempeño de los políticos de las últimas administraciones ha sido una decepción para la mayoría de los panameños. Afectando el desarrollo del sistema de salud y generando estrés crónico en la población. Lo que es causa en no pocos casos, de elevados niveles de ansiedad, irritabilidad y de rabia. Tanto por la impotencia ante la impunidad manifiesta, como por la respuesta insuficiente de la red de servicios de salud. Todo lo cual incrementa el riesgo de padecer y recibir tratamiento integral, oportuno y adecuado para los problemas de salud que mencioné al inicio, incluidos los accidentes y violencias.

Para ilustrar la anterior declaración comparto a renglón seguido aspectos negativos de este contexto político. Promesas incumplidas de la actual administración. Dejo el realce de los aspectos positivos para los funcionarios de la administración.

A nivel de contexto político general, no se ha fortalecido la institucionalidad del país, ni se han mejorado las estructuras legales que la nación requiere. Tampoco contamos con un esquema bien estructurado de gobernabilidad en el cual cada órgano del Estado trabaje con total independencia, pero siempre en colaboración para lograr el fortalecimiento del sistema democrático. Persiste el clientelismo político y no se han resuelto todas las denuncias por falta de transparencia, nepotismo y corrupción en los tres Poderes del Estado. El país permanece estancado en el Índice de Percepción de la Corrupción, informe que elabora la organización Transparencia Internacional.

Estimaciones del PNUD demuestran que el robo por los políticos mediante la corrupción equivale a más del 5% del producto interior bruto nacional, lo que significa que en los últimos diez años la cifra de 14,400 millones de balboas (5% del PIB) pudo haberse quedado en los bolsillos de los políticos corruptos. Imaginemos entonces el impacto negativo enorme que esta corrupción tiene en el desarrollo del sistema de salud, en la educación, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo. El PNUD también manifiesta que “en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo…”

En el terreno del sector salud no se ha cumplido con la promesa de transformar y fortalecer el sistema público de salud para que todos en todos los lugares seamos atendidos con prontitud y calidad, en instalaciones de salud adecuadas, con los recursos humanos, los medicamentos y los equipos necesarios para garantizar esa atención de calidad. Tampoco se ha desarrollado el Modelo de Atención primaria en Salud que favorezca el desarrollo de un enfoque de salud preventiva y promoción de la salud en todos los niveles de la red de servicios de salud. Y muchos panameños tienen que gastar sus ahorros en una clínica privada porque no existe el establecimiento, o porque no hay cupo, o no hay los equipos, o no hay medicinas.

Por nuestra parte, el Sector Salud no está exento del riesgo de la corrupción, pues cuando termine esta administración, ¡entre el MINSA y la CSS habrán manejado más de 34,000 millones de balboas! Y eso señores, sin acusar a nadie, es una cifra muy tentadora para los corruptos. Sobre todo, en un país donde la corrupción está presente y denunciada a diario.

Conclusión

Los efectos de la política en la salud de los panameños son evidentes. Vivimos un escenario político nacional, donde abundan las evidencias de clientelismo, desorganización, ineficiencia y corrupción; impide el desarrollo de un sistema nacional público de salud que cumpla en todo el territorio nacional con su función de proteger la salud de la población y garantice el acceso a servicios públicos integrales (promoción, prevención y atención) y gratuitos de salud, en condiciones de equidad y calidad.

Ese mismo escenario político produce “desilusión y rabia ciudadana”, mucho malestar, estrés, intranquilidad, inseguridad en los panameños pues nos sentimos engañados e impotentes ante la realidad. Esto es un claro generador de frustración y estrés, que produce a su vez comportamientos insalubres, y lleva sin remedio a la enfermedad.

No es suficiente con el abordaje sistemático de los estilos de vida. Los panameños estamos en ese límite crítico que amenaza con destruir nuestra paz social, bienestar y democracia. Necesitamos, con urgencia, romper la cultura de corrupción e impunidad, desarrollando un enfoque de gobernanza total que incluya, entre otras cosas, la creación de instituciones eficaces, responsables y transparentes en todos los niveles; el fortalecimiento del Estado de derecho, la defensa de nuestra soberanía y garantizar el acceso equitativo a la justicia.

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Ortega: de la teocracia al anticlericalismo



El lunes 9 de julio una comitiva de obispos y sacerdotes católicos visitó Diriamba –cuna del Güegüense, a 42 kilómetros de Managua– para consolar a los familiares de las víctimas y contener la posible continuación de la masacre que el día anterior había cobrado entre 14 y 20 muertos y varias decenas de heridos en esa ciudad y la vecina Jinotepe. A la basílica de San Sebastián llegaron el arzobispo de Managua Leopoldo Brenes, su obispo auxiliar Silvio Báez, el recién estrenado Nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y el ya legendario sacerdote de Masaya, Edwin Román, acompañados de otros sacerdotes.

No los esperaba una multitud amiga, sino unas turbas enfurecidas que arremetieron contra ellos apenas bajaron del microbús. Un grupo de robustas señoras, tan enfebrecidas que parecían actuar bajo los efectos de un trance, les gritaban mentirosos y asesinos. Identificado como el más definido opositor al gobierno, Monseñor Báez se llevó la peor parte. Fue rudamente golpeado. También se ensañaron con Román. El Nuncio recibió su bautismo de fuego: días antes entregó sus credenciales al Presidente, ahí le entregó el pellejo a sus turbas. No se libraron los de menos poder: las doñas mondongudas les arrojaban libros despernancados y añicos de papeles a los sacerdotes, y encapuchados con armas tomaron por el cuello y arrastraron a catequistas y monaguillos.

¿Qué significa este repentino brote de anticlericalismo entre las bases de un Estado-Partido que ha explotado la iconografía y retórica católica y que ha cultivado la cercanía con los jerarcas de la iglesia? Esta acción puede ser un parteaguas en la relación con el catolicismo de un gobierno que había hecho de la manipulación religiosa uno de sus puntales ideológicos.

Toda revolución que se precie de tal ha combatido el poder eclesiástico. Con furor desenfrenado lo hizo la revolución francesa. Así lo reseñó Alexis de Tocqueville: “Uno de los primeros actos de la revolución francesa consistió en combatir a la Iglesia, y entre las pasiones que han nacido de esta revolución, la primera en aparecer y la última en extinguirse fue la pasión antirreligiosa. La rebelión contra la autoridad religiosa proseguía aún después de haberse desvanecido ya el entusiasmo por la libertad.” Esa pasión también estuvo presente en las revoluciones soviética y china, y produjo monumentales estragos durante la guerra de los cristeros en la revolución mexicana. La revolución cubana tomó distancia de la religión cuando se convirtió en satélite de la soviética y adoptó la vulgata del marxismo-leninismo como ideología.

La revolución nicaragüense se desmarcó de esa constante. La América Latina de los años 70, con la teología de la liberación nutriendo las ideas del cambio, era un terreno muy distinto del México de Porfirio Díaz y no digamos de la Francia del siglo XVIII. Numerosos militantes del FSLN, incluyendo su fundador Carlos Fonseca Amador, encontraron en la formación religiosa las primeras incitaciones a luchar por un cambio social. Su relación con el catolicismo institucional fue siempre muy estrecha. Al tomar al poder del Estado, el FSLN incorporó a tres sacerdotes en puestos prominentes dentro de su gabinete: los ministros de Dios fueron ministros de cultura, educación y del exterior.

Tras una breve y tibia luna de miel con los comandantes, varios obispos de la jerarquía católica se enfrentaron al régimen. En esas lides destacaron Miguel Obando y Bravo, Bosco Vivas, Abelardo Mata y Pablo Antonio Vega. La expulsión de Vega en julio de 1986 marcó un punto de inflexión en la tirante relación del FSLN con la jerarquía católica. Otro momento candente fue la prohibición de decir misa impuesta en 1981 por Juan Pablo II a los tres sacerdotes-ministros. Candente en otro sentido fue la exhibición de monseñor Bismarck Carballo en agosto de 1982, corriendo desnudo por las calles de Las Colinas. Había sido seducido por una falsa feligresa y luego agredido por un supuesto marido furibundo que a punta de pistola lo sacó a la calle. Creyendo recalar en un lecho de lujuria, cayó en una trampa tendida por la Seguridad del Estado e ideada por Lenin Cerna.

Más enconoso aún había sido el episodio de las multitudes de las madres de caídos en la guerra ahogando la prédica de Juan Pablo II en marzo de 1983. La concesión del capelo cardenalicio a Miguel Obando y Bravo, el arzobispo más infradotado de toda una región que tenía arzobispos tan destacados como Próspero Penados en Guatemala, Arturo Rivera y Damas en El Salvador y Marcos G. MacGrath en Panamá, fue la desafortunada reacción del pontífice polaco. Cerró con broche de oro con la suspensión a divinis de Ernesto Cardenal y Miguel D’Escoto, y la expulsión de Fernando Cardenal de la Compañía de Jesús. Cardenalato y suspensiones: todo vino junto en el paquete de 1985.

Fuera de las frecuentes burlas en los medios de comunicación del Estado y pro-sandinistas, hubo relativamente pocos episodios de enfrentamientos agresivos y nunca llegaron a niveles alarmantes. La irreverencia no fue la tónica predominante. Con el tiempo, las asperezas aparentemente fueron limadas e incluso sustituidas por inusitadas alianzas. Por arte de birlibirloque y misteriosa conversión perversa, el cardenal Miguel Obando y Bravo se pasó a las filas de Ortega en su época más pútrida –de ambos- y fue ungido el 2 de abril de 2016 como “Prócer de la paz y la reconciliación” por la Asamblea Nacional con 65 votos a favor y uno solo en contra.
Sus ovejas siguieron al pastor: Roberto Rivas y Cía. alcanzaron la cima de su poder y prosperidad. Bismark Carballo y Lenin Cerna se dieron un afectuoso abrazo con inmensas sonrisas que desbordaron el marco de la foto y cualquier marco lógico que quisiera interpretar ese gesto. Apenas un mes antes de que iniciara la rebelión de abril, Esther Margarita Carballo, hermana del presbítero nudista, presentó sus credenciales ante Francisco I como representante de Nicaragua ante el Vaticano, un nombramiento que Monseñor Leopoldo Brenes en su momento calificó como positivo.

Por más de una década el FSLN tuvo dos cardenales a su disposición. Uno en cada bolsillo. Los dos igualmente incondicionales e incapaces de proferir una palabra condenando la ley del canal y las sangrientas represiones a quienes se manifestaron para oponérsele, las inminentes expropiaciones, el latrocinio de Albanisa, los destrozos de la minería, la masacre en la finca El Encanto (La Cruz de Río Grande) en mayo de 2008, las detenciones ilegales y torturas a los supuestos implicados en la masacre del 19 de julio de 2015, la masacre de las Jagüitas también en 2015, las torturas en el Chipote que datan de años atrás y las ejecuciones de personas bajo custodia policial, entre otros abusos y violaciones a los derechos humanos que antecedieron –y alimentaron el malestar de– las protestas de abril. Súbitamente el FSLN perdió a sus dos cardenales. En medio de la crisis uno se le murió y otro se le volteó.

Los lazos con un sector de la jerarquía católica sólo formaban parte de un amplio espectro estratégico-ideológico que expresaba el carácter teocrático del Estado-partido sandinista cuyo lema “Nicaragua cristiana, socialista y solidaria” tuvo la función de gancho confesional para conquistar, cobijar y embobar a diversos sectores. Fue una atarraya lanzada con obsesiva compulsión para capturar incautos y fanáticos. La machacona mención de Dios en discursos y declaraciones oficiales, las alusiones como letanías a su infinito amor y eterna misericordia, el financiamiento a las festividades religiosas católicas más importantes y las celebraciones de los 19 de julio mimetizando los pasos de un ritual religioso, donde el cardenal Obando y Bravo era un convidado de piedra, pero no por eso menos imprescindible, han sido algunas de las expresiones más notorias del cruce de Estado-partido-catolicismo.

Súbitamente despechado, el régimen decide romper: sustituir la parafernalia teocrática por incitaciones al anticlericalismo. En su discurso del sábado siete de julio, Ortega azuzó a sus huestes contra aquellos que “nos maldicen en nombre de instituciones religiosas”. La respuesta, perfectamente orquestada y nada espontánea, vino dos días después. La golpiza a los obispos es, como todo acto humano, un fenómeno muy polisémico. Entre otros cometidos, transmite la alarmante mala nueva de que cualquier nicaragüense –con independencia de su rango secular o sacro– está expuesto a los ataques de los paramilitares y las turbas, y al mismo tiempo busca escenificar una supuesta pérdida de legitimidad de la jerarquía, como si Ortega dijera: “Dicen que a mí me repudian, a ustedes los odian más: miren lo que el pueblo le hace a sus iglesias y a sus pastores.” Rosario Murillo cuando en su alocución diaria se refirió al hecho de manera no explícita, mencionó el derecho que “todos tenemos que pronunciarnos y dar testimonio cristiano de nuestro sufrimiento”.

Pero ese acto de agresión también tiene efectos no buscados o anticipados por sus planificadores. Ortega y Murillo democratizaron y secularizaron la represión. Ese giro significa una ruptura con una estrategia ideológica cultivada con minuciosidad, mimos y dólares. Sabemos que esa estrategia era netamente instrumental, como lo ha sido para otros líderes políticos a lo largo de la historia. Cuando estaba acantonado en Marruecos, Franco era para sus subordinados el hombre sin las tres “m”: sin mujer, sin miedo, sin misa. Tras la victoria, bien instalado en El Pardo, se vio en la necesidad de buscar ideologías que le dieran un poco de vistosidad y pegamento al régimen. Echó mano del fascismo y de la religión católica. La muerte del líder de la falange José Antonio Primo de Rivera –su rival dentro del frente antirrepublicano– le allanó el camino hacia la primera meta. Su esposa doña Carmen Polo –católica por los cuatro costados– le facilitó el camino hacia la segunda. Tan pronto como las potencias del Eje perdieron la Segunda Guerra Mundial y el de España iba a quedar aislado como el único régimen fascista en Europa, Franco se deshizo de los elementos filo-nazis de su gabinete. Las ideologías han sido para los tiranos unos artefactos muy descartables. Valen tanto cuanto sirven en una coyuntura determinada.

El ataque a los obispos, tanto como los otros ataques, construyen al enemigo. Sin intento de reforma a la seguridad social y la subsiguiente represión, no tendríamos Movimiento 19 de abril. Sin muertos, no habría Movimiento de las Madres de Abril. Sin ataques sostenidos, no habría tranques. Los actos del orteguismo edifican al enemigo, lo incitan a organizarse y les infunden coraje.

Es posible que después de los ataques a los obispos, se solidifique la bina catolicismo-antisandinismo y la ruptura de facto del orteguismo con una de sus bases ideológicas. Esta tendencia es perceptible en los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales donde ahora se habla masivamente de sacrilegio, blasfemia, profanación e incluso de excomunión. Seguramente Ortega y Murillo no abandonarán el lenguaje religioso, pero su retórica se mostrará ahora huérfana de asideros institucionales. ¿Qué hará ahora el FSLN aparentar que mantiene vínculos con el catolicismo institucional? ¿Invitar a Bismarck Carballo a El Repliegue y el podio del 19 de julio? Allá ellos. Pero que esta vez lo exhiban vestido, por favor.

¿Por qué Trump prefiere encarcelar a los migrantes en vez de deportarlos?



Tras recibir duras críticas por encerrar en jaulas a los niños migrantes separándoles de sus progenitores, Donald Trump rectificó: los encerrará juntos. Es la segunda vez que el presidente cambia de opinión sobre el tema: durante la campaña electoral prometió “deportar a todos los extranjeros criminales y salvar vidas estadounidenses”, pero, tras recibir una donación de 475.000 de dólares de las dos gigantes penitenciarias, el Grupo GEO y CoreCivic, descubrió el negocio que puede haber al encerrar a ocho millones de personas sin papeles.

Eso no se le ocurrió a Franklin Roosevelt cuando en 1939 rechazó el barco St Louis que transportaba a cerca de 900 judíos que habían escapado de la Alemania nazi. Al menos 200 de ellos fueron asesinados más tarde en el Holocausto; eso sí, después de la guerra, el Departamento de Inmigración dio papeles a cientos de criminales nazis, como Otto Von Bolschwing o Arthur Rudolph, así como trabajo y buenos sueldos en los servicios de inteligencia.

Así ha evolucionado la mirada interesada hacia la suerte del ser humano cautivo: en los textos sagrados de las religiones abrahámicas está ausente el concepto de “prisión”. Era una estupidez mantener durante años a grupos de personas encerrados, en el contexto de la escasez de alimentos en los inclementes desiertos. Por lo que los castigos consistían en el latigazo, la mutilación o la muerte.



Un migrante bueno es un preso

No es un bulo que Trump haya deportado a menos migrantes que Obama. Éste expulsó en 2012 a unas 34.000 personas al mes, mientras que Trump deportó a tan sólo 17.000 personas (2017). Luego, en vez de acabar con las violaciones de los derechos de los migrantes, puso en marcha la oficina de las Víctimas de Delitos Cometidos por los Migrantes. Pocos días después de las elecciones, en este país donde las prisiones cotizan en bolsa, los precios de las acciones de GEO Group subieron un 21% y las de CoreCivic, un 43%. Las dos empresas tuvieron el año pasado un beneficio de 4.000 millones de dólares. Pero, ¿cómo?

Con el 5% de la población mundial, EEUU alberga a cerca del 25% de todos los presos del mundo (unos 2,2 millones), por encima de China, que, con una población cuatro veces mayor, tiene 1,6 millones reclusos.

Desde la Administración Reagan, leyes como la que trata sobre el abuso de las drogas, la Patriótica del 2001, o la de Inteligencia y Prevención del Terrorismo del 2004, han llevado a millones de personas llamadas enemigas de la comunidad a las mazmorras: en el periodo entre 2007 y 2014, las ganancias de GEO Group subieron de 42 millones de dólares a 144 millones.

Las medidas de Trump

-Anular el memorando del Departamento de Justicia de la era Obama que ponía fin al uso de prisiones privadas por parte del Estado.
-Cambiar la política de detención-deportación en la misma frontera, por la de detención en el interior, que implica dedicarse a la caza de los migrantes indocumentados ya asentados, familias enteras procedentes de México, América Central, India y China.
-Enviar a los detenidos a las cárceles privadas, que ya albergan el 73% de todos los presos del país. En 2005, acogieron sólo al 25%.
-Pedir en 2017 un presupuesto de 2.200 millones de dólares al Congreso para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (CIE), que estimaba detener a 51.000 personas por día en 2018, un aumento de 10.000 personas respecto al año anterior.
-Invertir en la rehabilitación de las bases militares para convertirlas en campos de concentración de extranjeros: la Marina construirá campos militares para encarcelar a 120.000 personas indocumentadas. La base Naval Weapons Station Concord de California, por ejemplo, albergará a 47.000 inmigrantes.
-Eliminar el derecho a ser liberados bajo fianza hasta el juicio para los solicitantes de asilo y los que han recibido la orden de expulsión.

La página de Detention Watch Network, dedicada a los derechos de migrantes, echa humo, dolor y rabia. Dichas medidas han causado la disminución de las denuncias de las mujeres migrantes por maltrato (en Arlington, Virginia, hasta un 80%) por el temor a ser detenidas. Viven bajo un régimen de terror dentro y fuera de su casa.

Un negocio redondo

Las empresas carceleras reciben del Estado 127 dólares al día por cada interno, pero, además, existen otras dos formas de sacar más provecho económico de ellos: por un lado, explotarlos y expoliarlos, y, por otro, fabricar productos destinados a mantenerlos encerrados.

Así, la corporación propiedad del Gobierno, Federal Prison Industries (FPI), emplea a unos 15.000 presos con salarios de 23 centavos la hora fabricando productos de todo tipo: desde ropa militar hasta paneles solares, que luego vende al Pentágono y a otras agencias federales. Los ingresos de FPI en 2015 fueron de 900 millones de dólares. La competencia desleal de las empresas grandes que han trasladado sus trabajos a las cárceles ha arruinado a otras pequeñas, como denuncia American Apparel, que tuvo que despedir a 175 trabajadores, o como Power Source, que prescindió de sus 260 empleados. “La única forma de que los trabajadores recuperen sus empleos es ir a la cárcel”, decía Kurt Courtney, el director de la Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado. En 2016, el GEO Group fue acusada de obligar a los detenidos en la prisión Aurora, en Colorado, a trabajar gratis y amenazándoles con el confinamiento solitario si se negaban.

Las mil maneras de desvalijar a los presos

-La empresa telefónica Securus Technologies gana 1.200 millones al año en las prisiones, gracias a que una llamada breve puede costar hasta 10 dólares.
-Algunas prisiones han reemplazado las salas de visitas en persona por los terminales de videoconferencias, cuya empresa cobra hasta 30 dólares por utilizar 40 minutos el servicio.
-Corizon Health, la mayor firma de atención médica de prisiones de EEUU, que atiende a 300.000 presos, ganó en 2014 unos 1.400 millones de dólares, a pesar de acumular denuncias por negligencia, utilizar personal no profesional, o dejar sin agua y comida a los reclusos con enfermedades terminales durante días. Claro, hay que maximizar los beneficios, reduciendo los costos.
-Las tiendas en las prisiones también pertenecen a grandes empresas, que venden sus productos a precios hasta cinco veces más caros que fuera.
-En varias prisiones de Nueva York regalaron 50.000 tabletas a los presos, tras requisar sus televisores y radios. Pronto se enterarán de que para disfrutar del único medio de ocio que les han dejado deben pagar: ya sea por un Skype con los familiares o por descargar un libro o una canción.
-La compañía JPay cobra una comisión de un 10% por las transferencias de dinero entre los presos y sus familias.
-Algunos centros se quedan con parte del dinero de la herencia o de la venta de un bien de los presos, para costear los gastos del condenado.

Claro que ni las rejas ni las vallas con púas y concertinas han sido colocadas para impedir la circulación del dinero.

De este negocio también se enriquecen los fabricantes de vehículos de transporte de prisioneros, sistemas de radar, cámaras, barreras electrónicas, camisas de fuerza, monos de presos, alimentos, medicamentos, o los laboratorios, entre otros.

Así, han hundido a millones de familias en la miseria absoluta: y no sólo por perder a quienes llevaban pan a casa, sino también por lo que cuesta en EEUU tener a un preso en la familia. Hay muchas maneras de matar. Decía Bertold Brecht:

“Hay muchas formas de asesinar
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio,
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo,
Llevarte a la guerra, etc…
Sólo algunas están prohibidas en nuestro Estado”.

En 1984, Ronald Reagan preparó el Plan Rex 84 para poner a prueba la capacidad del Gobierno para detener a grandes masas en caso revueltas sociales: hoy tanto los migrantes como cualquier ciudadano puede ser y es objetivo de los empresarios mafiosos alojados en el poder político.


Prevención del embarazo en niñas y adolescentes


Jorge L. Prosperi

El ministerio de Salud de Ecuador presentó recientemente la “Política intersectorial de prevención del embarazo en niñas y adolescentes 2018-2025”.  La política es el producto del trabajo interinstitucional de los ministerios de Salud Pública, Educación, Inclusión Económica y Social; Justicia, Derechos Humanos y Cultos; con el apoyo técnico de los organismos de cooperación internacional, la sociedad civil y la academia.

Busca contribuir a la prevención y reducción del embarazo en niñas y adolescentes, respetando el derecho a la integridad personal y a una vida libre de violencia, reconociendo la obligación del Estado de proteger a este grupo contra toda forma de violencia basada en género, incluida la violencia sexual. En ese sentido, al felicitar el compromiso y el trabajo de los ecuatorianos, comparto con ustedes la información que nos presenta la página web del ministerio de Salud Pública del hermano país y les invito a reflexionar sobre nuestra necesidad de aprehender esta experiencia para el beneficio de nuestras niñas y adolescentes.

La política, que es una muestra clara de la coordinación intersectorial y la participación social para la prevención del embarazo en niñas y adolescentes (que nos hace mucha falta aquí); reconoce que el embarazo en niñas y adolescentes es un grave problema de desigualdad social, salud pública y de vulneración de derechos humanos; especialmente el embarazo en niñas menores de 14 años está directamente vinculado con violencia sexual. Promueve que los adolescentes desarrollen su pleno potencial, accedan de manera universal a servicios integrales y amigables de salud que incluyan salud sexual y salud reproductiva, asesoría e información basada en evidencia científica, así como a educación integral para la sexualidad y protección especial. Esta política fortalecerá la coordinación intersectorial, la participación social y la gestión del conocimiento para la prevención del embarazo en niñas y adolescentes, así como la asignación de recursos económicos para salud, educación y protección en la niñez y adolescencia.

Al presentar la política, la ministra ecuatoriana de Salud destacó que sus objetivos son contribuir a que los adolescentes accedan a información sobre todo en relación con sus derechos sexuales y reproductivos para que puedan tomar decisiones libres. Destacó que: “Es obligación de un gobierno responsable eliminar las barreras en el acceso a servicios de salud integrales y amigables que incluyan salud sexual y reproductiva. Es obligación del estado brindar las oportunidades para cumplir los sueños y darles herramientas para que los alcancen”.

¿Qué hacemos en el país para prevenir el embarazo en niñas y adolescentes?

Mientras tanto en Panamá seguimos sin hacer lo suficiente para prevenir el embarazo en niñas y adolescentes, que pone en riesgo a miles de jovencitas cada año. No ha sido suficiente con invocar valores como la familia, el amor, la educación, la fidelidad y la paternidad responsable, en los cuales, dicho sea de paso, todos creemos. Preguntémonos: ¿por qué nuestros adolescentes no se cuidan?, ¿acaso no saben que el sexo sin protección tiene consecuencias negativas?, ¿serán las presiones grupales?, ¿estarán confundidos por tantos mensajes?, ¿cómo estará su autoestima?, ¿estamos fallando los padres?, ¿Qué tenemos que hacer?, Esto no puede continuar pues cada día que pasa aumentan las posibilidades de embarazo y sufrimiento para nuestras adolescentes.
Aunque la página del Minsa de Panamá, no ofrece información actualizada sobre este grave problema de salud pública, lo cual es lamentable y preocupante,  de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, los nacimientos vivos de madres menores de 19 años, llegaron a más de 116,000 embarazos en los últimos ocho años. De estos 5,000 correspondieron a niñas menores de 15 años.

No menos importante es destacar que durante 2016 (informe más reciente del INEC) el 45% de los hombres que embarazaron a las niñas y adolescentes eran mayores de edad, lo que supone una violación que debe ser penalizada. Por otro lado, en el 40% de los casos no se especifica la edad, lo que puede estar ocultando una mayoría de edad. En todo caso, solo el 15% fueron hombres adolescentes, lo cual tampoco debió ocurrir.



Además, también sabemos que, en Panamá, como consecuencia del inicio sexual sin protección ni conocimientos suficientes, los casos de VIH y SIDA en la población adolescente se incrementan cada año, acercándose al 8% de la totalidad. Y algunas, aunque muy pocas, es posible que fallezcan por causas del embarazo y el parto, pues como informa el Estado Mundial de la Población: “las probabilidades de que las adolescentes de entre 15 y 19 años mueran debido al embarazo o el parto son dos veces superiores que aquellas mayores de 20 años”. De hecho, en nuestro país, alrededor del 20% de las muertes maternas, ocurren en madres menores de 19 años. Como si esto fuera poco, también sabemos que el embarazo adolescente es una causa recurrente en la reproducción y feminización del círculo de la pobreza.

Conclusión

Como he señalado en varias publicaciones, nuestra sociedad no supera el debate sobre la “educación sexual” versus “la educación en sexualidad” que necesitamos. Unos afirman que “no se necesita una ley” para abordar el tema, apoyándose muchos en la religión. Otros señalan la urgencia de la educación sexual apoyada en un marco legal renovado. Ambos grupos se mantienen “atrincherados en sus posiciones”, sin lograr el consenso necesario. Olvidamos que de lo que se trata es de ofrecer a nuestras adolescentes la información y el apoyo necesario para que sepan cuidarse, defenderse y tomar las mejores decisiones…

Para que esto sea posible, hay que estar dispuestos a abrirnos al debate respetuoso, superando las murallas ideológicas, religiosas, políticas y “ponernos en los zapatos” de los adolescentes.

No debemos optar por suprimir libertades, esgrimiendo cada uno sus argumentos personales. “Nuestra sociedad debe ofrecer herramientas a la población adolescente y juvenil para que sepa manejarse con éxito en este mundo de libertades”.